La antigua calle El Loro o del Barranquillo hoy Juan Padrón de la Villa de
La Orotava, una calle pertinente en el tiempo, de juegos infantiles de los
niños y niñas de todas las épocas, de todas las generaciones , al fondo el
monumental templo de Nuestra Señora de la Concepción, la prolijidad de nuestro
padre Teide. En esta calle vivió mi Bisabuela María, conocida por la Carbonera,
vendía carbón en su peculiar venta, vivieron mi abuela Engracia y mis tías
Braulia y María, nació mi padre Juan Álvarez Díaz en la parte alta de la casona
donde estuvo la bodega de Abel oriundo de la Matanza, en la parte baja de la
misma mansión nació mi madre María del Carmen Abreu González, entonces mis
abuelos no se conocían.
En ese callejón enamoraba mi abuelo paterno José Álvarez Luque que vino a
la Orotava con el Batallón de Borbón de la quinta del año uno, era natural de
Antequera – Málaga. La casa de mi abuela se conserva, hoy es propiedad de Jesús
y sus hermanastras.
Las notas tristes de ese histórico callejón del Loro en la actualidad son:
la lamentable conservación de la mansión donde estuvo la panadería de doña
Jovita, que panes eran aquellos, la de mi abuela, y la mansión de la antigua
bodega de Abel, pero lo peor que da tristeza de verdad, el estado en que se
encuentra el solar donde estuvo el recordado Cine – Teatro Atlante, todo un
pocilga de hormigón, hierro, chatarra, palomas, ratas y demás. En el final de
la calle a la izquierda en una pequeña casa vive en solitario el gran músico
ciego Juan José González Villar que preparó a Los Coros y Danzas de la Sección
Femenina Local para ir a la Feria Mundial de Nueva York en la primavera del año
1964, al regreso le confirieron una guitarra eléctrica con la que Juan José se
integró en la recordada orquesta de la Cruz Santa “Copacabana”.
En la mitad de la calle a la izquierda primero estuvo la bodega de don Juan
conocido por “El Barandilla”, después se instaló en su lugar una Cooperativa de
viveros cuyo encargado fue don Jerónimo Rodríguez antiguo sargento del cuartel
de San Agustín. Al final de la calle por la derecha estuvo la carpintería y
ebanistería de los maestros Máximo Morales y Esteban Delgado “Febles”.
Una calle que tuvo una feliz subsistencia a lo largo de su historia
centralizada entre la Terraza y el Cine Atlante, con la carpintería, tapicería
de Pepe Quevedo, el taller de Chapa y pintura de Cabrera Mesa, los partidos de
baloncesto en la terraza, así como exhibiciones de lucha canaria, boxeo, pelea
de gallos, y el Teatro de María Teresa Monzón, cuyo director de las escenas era
el actor español Antonio Cintado, que se quedaba en la Pensión El Suizo de don
Paco Polo, tenía un hijo que jugaba con un servidor y con mi amigo Ñete,
intervino en películas; “Mayores con Reparos (1966)”, Jugando a Morir (1966) y
Nada Menos que todo un hombre (1971).
Hasta la llegada de nuevo a vuestro país de la democracia en el año 1977,
en la que se celebraban extraordinarios mítines de los partidos
políticos.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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