domingo, 25 de febrero de 2018

DE LUNA DE MIEL Y EN VESPA



La presentación de las primeras 15 motos Vespa tuvo lugar en abril de 1946 en el Club de Golf de Roma. Los padres de la nueva moto eran el empresario Enrico Piaggio y el ingeniero aeronáutico Corradino D´Ascanio. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Piaggio tuvo la visión de un medio de transporte cómodo, de fácil manejo y barato. Piaggio encarga un primer proyecto al ingeniero Renzo Spolti, en el que el nuevo vehículo recibe el nombre de Paperino, que significa patito en italiano, con un diseño inspirado en las motocicletas plegables utilizadas por los paracaidistas ingleses. El proyecto del primer prototipo no convenció a Piaggio y recurrió al ingeniero aeronáutico Corradino D´Ascanio. El ingeniero, al que le gustaban más los aviones que las motos, diseñó un vehículo de aspecto revolucionario para su época: puso el motor sobre la rueda posterior e ideó el brazo delantero pensando en el tren de aterrizaje de un avión. Cuenta la leyenda que, cuando Piaggio la vio, exclamó: «Bello, mi sembra una vespa» (Bonita, me recuerda una avispa, en italiano), aludiendo a la forma del vehículo: parte trasera más gruesa conectada a la parte frontal por una cintura delgada, y el manillar como las  antenas.
En los años 50 el siglo XX estalló la aparición de Vespa en el cine. Todos recordamos una divertida y graciosa imagen otorgada al cine, concretamente a las Vespas, fue la que nos proporcionó la bellísima artista Audrey Hepburn que protagonizó junto al actor Gregory Pcek en la inolvidable cinta “Vacaciones en Roma”.  Este divertidísimo film dirigido por el norteamericano William Wiler correspondiente al año 1953, con 3 Oscars, Globos de Oro, Círculo de Críticos de Nueva York y Premios Bafta, todos a la mejor actriz y dama femenina Audrey Hepburn. Narra la visita a Roma, de Ana (Audrey Hepburn), joven princesa de un pequeño país centroeuropeo, trata de eludir el protocolo y las obligaciones que implica, escapándose de palacio para visitar la ciudad de incógnito. Así conoce a Joe (Gregory Pcek), un periodista americano que busca una exclusiva y finge desconocer la identidad de la princesa. La pareja vivirá unas jornadas inolvidables recorriendo la ciudad. 
Las Vespas (los modelos tradicionales y clásicos) tenían cambios de marchas manuales, controladas girando el manillar izquierdo mientras se empuja la palanca de embrague y eligiendo entre las 3 o 4 marchas. Sin embargo siempre tuvieron motores de dos tiempos, requiriendo una mezcla de aceite y gasolina para lubricar el pistón y el cilindro. En los primeros tiempos de su producción y hasta el desarrollo de mejores materiales y lubricantes más eficaces, la mezcla de aceite en el combustible producía grandes cantidades de humo.
Esta magnífica fotografía conservada en mis archivos, tomada en el natural paraje de la montaña de Izaña en la primavera del mes de Mayo del año 1963 (en la trasera vemos partes del edificio clásico e histórico construido en piedras chasneras del observatorio meteorológico, rodeado de la olorosa retama), se trata de la Luna de Miel, de la entonces pareja portuenses; Felipe Hernández Guanche (entonces empleado de la industria de suministros de mi padre Juan Álvarez Díaz, que cariñosamente le conocíamos por el Caballo de Basto) y su entonces novia Carmen Luis González. Se casaron en la Peña Francia del Puerto de la Cruz el día 23 de Mayo de 1963 (Bodas de Oro, 1963 – 2013). Ambos realizaron La Luna de Miel recorriendo con esa hermosa Vespa matricula TF 9774 la isla de Tenerife.
La Vespa había sido propiedad con anterioridad del Profesor Mercantil José Dorta Hernández, entonces era funcionario de la Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Tenerife, regentaba conjuntamente con su socio Félix Calzadilla Rocío La Academia “Mercantil Atlántida” en la calle El Calvario de La Villa de La Orotava, y fue director fundador de la Formación Profesional en el Villa, en el Barrio de San Antonio, actual IES La Orotava Manuel González Pérez.
Felipe como siempre se la mantenía a su cuidado, como Pepe decidió comprarse un automóvil, optó por vendérsela a un buen precio. En aquellos años del final de los cincuenta y principio de los sesenta del siglo XX, en la Villa de La Orotava, solo recuerdo dos Vespas de esta categoría, la que tenía la Comadrona Municipal  Antoñita Violan y la de Pepe Dorta, posterior de Felipe Hernández Guanche.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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