Foto de la izquierda vemos el conjunto arquitectónico que mi amigo de la
infancia de La Villa de La Orotava; LUIS GARCÍA MESA, ha reconstruido a través
del dibujo grafico, como fue el convento de San Nicolás de las Monjas Catalinas
y Dominicas, erigido en el año 1626 y destruido definitivamente por las
maquinas de la construcción y las manos del hombre al principio de los años
cincuenta del siglo XX, después de ser reconstruido tres veces por incendios
que se produjeron desde su fundación. Conjuntamente con el incendiado PALACIO
DE CELADA que se quemó el día 15 de agosto del año 1716 y que don Diego Benítez
de Lugo y Vergara, marqués de Celada tenía el privilegio de acceso directo a la
iglesia conventual desde su casa. Este acceso consistía en un colgadizo por una
calle estrecha hacía en una tribuna de la iglesia.
En la foto de la derecha vemos el convento de San Nicolás al principio del
siglo XX, cuando estaba ubicado en él, el Teatro Municipal de La Orotava, que
después se llamó “Teatro Power”.
El Convento de las monjas dominicas de San Nicolás, se fundó según Viera y
Clavijo, por los años de 1626. Siendo su instaurador Don Nicolás de Cala,
clérigo presbítero, deseoso de fundar en la Villa de La
Orotava un monasterio de monjas dominicas, donde pudiesen profesar,
solicitó pasasen a la Villa norteña algunas religiosas de la
Laguna, a quienes daba vivienda en sus propias casas. Pero aconteció la
desgracia de que apenas se habían apeado las fundadoras, cuando el devoto
presbítero murió de repente y, no queriendo sus herederos continuar las
piadosas ideas del difunto, padecieron las religiosas notables incomodidades,
pues sólo libraban su subsistencia y los adelantamientos del edificio en las
limosnas de los fieles, de modo que éste no tuvo su complemento hasta que,
habiéndose conferido el patronato, en 1632, a Don Diego Benítez de
Lugo, les fabricó la capilla mayor con todo esmero. Desde entonces este célebre
monasterio de San Nicolás obispo y su digna comunidad lograron toda suerte de
conveniencias, estando bajo la dirección y obediencia de los religiosos
dominicos. Pero llegó a los principios del siglo XVIII una época memorable, en
que mudaron de semblante las cosas. Viera hablaba del tiempo en que, habiendo
declinado las monjas de esta sujeción a aquellos padres, se entregaron a la
ordinaria del obispo, suceso famoso en que sin duda mediarían grandes
divisiones, grandes revueltas y recursos. Se encontraba cerca del monasterio,
con cuya iglesia comunicaba por una tribuna, la casa de los marqueses de
Celadas, sus patronos, edificio el más bello y suntuoso de la Villa y
se había espaciado en varias ocasiones el rumor popular de que por allí se les
había de quemar a las monjas el convento. Este pronóstico, que unos despreciaba
y otros temían, asegurando que por las noches se solía observar en el cielo el
fenómeno de no sé que llama sobre la casa del marqués, se edificó en la
referida del 31 de Agosto, entre doce y una, incendiándose súbitamente, con
increíble voracidad, y en cuatro horas, a tiempo que todos dormían. Por más
prisa que se dio el pueblo, nada perezoso en tales casos, ya el fuego se había
apoderado del monasterio, de donde apenas pudieron escapar las religiosas,
quemada alguna y casi todas chamuscadas. El vicario Don Juan Delgado Temudo las
recogió en una casa inmediata al colegio de los jesuitas, en cuya iglesia colocó
las especies sacramentales. Allí estuvieron algunos meses, excepto unas cuantas
de la antigua parcialidad de los frailes que, con beneplácito del obispo y del
provincial, pasaron a albergarse al monasterio del Puerto de La Orotava,
que es de la misma orden. Pero como las otras no habían encontrado en la casa
que habían ocupado ni la comodidad ni la seguridad precisa, resolvieron echarse
sobre el inmediato colegio de los jesuitas, desalojarlos y apoderarse de él,
hasta que se reedificarse su convento. Subió, pues el monjío con los jesuitas y
toda la nobleza a tomar posesión de la casa, donde se acomodaron del mejor modo
que pudieron, y permanecieron en ella más de un año. El marqués de Celada, el
obispo Don Lucas Conejero y varios caballeros deudos de las monjas
contribuyeron para la pronta reedificación del convento; de modo que antes de
un año de la quema pudieron volver a habitarle, bien que se quedaron las otras
en el del Puerto. Tardo algunos años en perfeccionarse el edificio,
especialmente la iglesia, que por último se dedicó con memorables regocijos en
1737. Pero tuvo muy corta duración este segundo monasterio, pues aquellas
vírgenes religiosas, que parece que se dormían con las lámparas encendidas,
despertaron otra vez atónitas en medio de las llamas, la noche del 27 de julio
de 1761, saliendo apresuradamente de entre ellas. Ardió todo el convento, y
después de haber andado errantes, se retiraron a las casas del coronel Don Juan
Bautista de Franchi. Era vicario Don Domingo Delgado, sobrino del otro vicario
de la quema anterior. Estuvieron allí alojadas, hasta que a solicitud del
coronel Don Juan de Franchi Grimaldi, su inmortal bienhechor, se reedificó el
tercer monasterio que tuvieron ya por fin, del cual tomaron posesión el día 8
de Junio de 1769, habiendo vuelto de aquel retiro en procesión solemne, a
tiempo que su iglesia, ya reparada, servía interinamente de parroquia, con
motivo de estarse fabricando el nuevo templo de la
Concepción de la Orotava. Al final del siglo XIX, el monasterio
ocupaba una gran manzana, así nos indican los historiadores Alloza Moreno y
Rodríguez Mesa: En un plano levantado en los primeros años del siglo XIX, se
comprueba la superficie y los limites que llegó a tener después de sucesivas
ampliaciones el ex-convento de San Nicolás, alcanzando a cubrir una manzana de
considerables proporciones. Tras la exclaustración de órdenes religiosas en
1835 el monasterio pasa al Ayuntamiento de La Orotava, colocándose allí el
Teatro Power.
¿Por qué desaparecieron el inmueble del ex-convento de San Nicolás...?. La
duda es entristecida, melancólica para unos inspiradores consentidos de la
reprobación del anterior régimen franquista, que no supieron o no pudieron
salvaguardar el centenario monasterio de las monjas Catalinas y Dominicas. ¿No
había en esos momentos lugares idóneos para hacer un gran edificio del Correo y
Telégrafo....?. Esta es otra desamparada cuestión, lo que si está claro es que
desgraciadamente terminaron destruyendo un monasterio, que sin haberse
producido ruina en sus silueta, en la actualidad pudo ser un centro cultural
artístico, admirado en nuestra Villa y en su entorno, como los resguardados
ex-conventos de Santo Domingo, San Agustín y San Francisco. Y que conste que
otros conventos como el de Santo Domingo por ejemplo, en esa época estaban en
peor estado de manutención que el de San Nicolás, en muchas ocasiones mi madre
me impedía que visitase ese edificio que por entonces era una barbacana, por
inminencia de derrumbe. Sin embargo en la actualidad el ex-convento de Santo Domingo
ocupa un emplazamiento excepcional, residencia de un gran museo de artesanía,
admirado por todos los que le visitan, un recoveco fascinante equiparable a
muchos monolitos de nuestra península ibérica, concretamente de Córdoba,
Sevilla, Toledo, Burgos, Santiago etc... La belleza de San Nicolás termino para
siempre, con el azotazo producido por nuestra humanidad, de la misma manera que
estamos acabando con el Valle de Taoro, al cual muchos ilustres visitantes le
han recitado y adorado. Solo un hombre de nuestra villa, un ilustre e
intelectual licenciado en Ciencias Químicas, que ocupaba entonces la
Alcaldía, -nuestro paisano y amigo Don José Estévez Méndez-, fue tan valeroso
que en sus palabras en la inauguración del nuevo edificio, dijo cosas importantes,
sobre lo que había sido el ex-convento de San Nicolás, situado en una de las
zonas más sublime del casco historio de la Noble y Leal Villa de La
Orotava ; destacando la trascendencia de la obra historiando la existencia
en remota época del convento de San Nicolás, las funciones parroquiales que en
él se efectuaron por circunstancias de la reedificación del templo de la
Concepción. Teniendo un sentido recuerdo para el escultor Fernando Estévez
que recibió las aguas bautismales en la iglesia de aquel Monasterio. Rememoró
asimismo, luego de la extinción de esta comunidad, la dedicación del monasterio
a teatro municipal, donde acontecieron trascendentes sucesos artísticos, entre
ellos, el estreno de los “Cantos Canarios” de Pówer. Refiriéndose últimamente a
aquellos momentos que vivía la Orotava celebrando la inauguración de
una obra para el servicio de Correos y Telégrafos. Esto no fue lo
indispensable para la persistencia del frustrado monasterio, pues Don José
acababa de tomar posesión en la alcaldía villera, y el ex-convento yacía en los
cimientos del que iba a ser un novel edificio dependiente del Correo y
Telégrafo. "La Tarde", en la edición correspondiente al día veinte y
cinco de mayo de 1953, publicaba el decreto dado en Sevilla durante la estancia
en aquella capital hispalense del S.E. el Jefe de Estado. Un decreto en el que
se aprobaba el proyecto de construcción del edificio con destino a los
servicios de Correos y Telecomunicaciones de la Villa de La
Orotava. Dicho decreto, que se publicó en el boletín oficial del Estado,
determinaba el presupuesto de la obra, que ascendía a 2.061.093,25 pesetas, se
refiere al proyecto redactado por el arquitecto Don Tomás Machado Méndez y
Fernández de Lugo. Asimismo se trasladaba el expresado decreto a la Dirección
General de Correos y Telecomunicaciones para previa celebración de la
subasta de las obras, que habían de abonarse, hasta una cifra de 200.000
pesetas, con cargo al presupuesto del año 1953, y 800.000 pesetas, y
1.061.093,25 con cargo a los créditos correspondientes que se fijaron en los
presupuestos de los años 1954 y 1955 respectivamente. Con verdadera
satisfacción se informó la aprobación de este proyecto que iba a ser una
primordial mejora para la noble localidad del Norte de la isla tinerfeña y habría
de redundar en una mayor eficacia para el desenvolvimiento de los indicados
servicios de Correos y Telecomunicaciones. La Orotava con este
decreto, conseguía un gran edificio de características neoclásica, para el
desarrollo de las comunicaciones, pero perdía otra gran mansión, mas
renacentista que era el ex-convento o monasterio de San Nicolás, donde durante
años se instaló el Teatro Municipal “Pówer” de gratos recuerdos villeros, y en
su última morada, durante la injusta guerra civil españolas fue penitenciaría
de presos políticos. El desaparecido semanario “Canaria”, del 22 de Enero de
1955, publicaba una nota de la alcaldía villera que decía lo siguiente:
Publicado en el Boletín Oficial de la provincia de siete de enero, el anuncio
de segunda subasta de 6.773,97 pies cuadrados de palos de tea
y 1.452 pies cuadrados de tablas, también de tea, procedentes del derribo
de la parte del ex-convento de Monjas Catalinas y Dominicas donde se construye
el edificio para Correo y Telégrafo en esta Villa, se hace saber que dicha
subasta tendrá lugar en la Sala de Secciones de este Excmo.
Ayuntamiento el día primero de Febrero próximo, a la hora de las once, siendo
el precio tipo de 59.203,76 pesetas, y que las proposiciones para optar a esta
subasta deben presentarse en la Secretaria de esta Corporación
Municipal hasta el día 31 del mes actual, inclusive, en las horas de
las 11 a las 13 de los días hábiles; hallándose de manifiesto al
público en dicha Secretaria el pliego de condiciones y demás antecedentes
relativos a la expresada subasta. Finalmente el citado rotativo “Canarias”, del
25 de Agosto de 1956, publicaba el acto inaugural del nuevo edificio de Correos
y Telégrafos de esta Villa, que revistió extraordinaria brillantez: El lunes,
día 20, a las siete de la tarde, tuvo lugar en esta Villa el acto de
inauguración oficial del nuevo edificio de Correos y Telégrafos construido por
el Ministerio de la Gobernación. Asistió el Excmo. Sr. Don Andrés
Marín Martín Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento; Excmo. Señor
Don Lorenzo Machado y Méndez Fernández de Lugo, Capitán General Accidental de
Canarias; Don Luís Bardaxi General Gobernador Militar; Comandantes de
Infantería, ayudantes de las nombradas autoridades militares, Señores Casañas y
Piñol; subjefe Provincial del Movimiento Sr. Hodgson Lecuona; presidente
de la Audiencia, Don José del Campo Llarena; comandante militar de la
plaza Capitán Sr. Cabrera Díaz; Coronel de Infantería, Sr. Llarena; Teniente
Coronel de la misma Arma Sr. García González; coronel de la Guardia Civil;
Delegado Jefe Regional de Telecomunicación Don Domingo Moya Rubio;
Administrador principal de Correos de la provincia Don Elías Doblado Sáiz;
Ingeniero Jefe regional de Telecomunicación Don José Raimundo García,
Subinspector provincial de Correo, Don Darío Castro; Ingeniero de Obras
Publicas, Don Manuel Belda; Consejero del Cabildo y Alcalde del Puerto
de la Cruz, Don Isidoro Luz Cárpenter; Don Ildefonso La Roche
Lecuona, presidente de la sección de lo Criminal de la Audiencia; Doctor
Don Miguel R. Vivas subdirector del hospital de la Santísima Trinidad;
párroco de esta Villa Don Juan Reyes Pérez; Don Juan Espinosa y Don Antonio
Fabrellas, Jefes de Telégrafos y Correos de esta Villa; Arquitecto autor
del proyecto de la obra, Don Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo; Jefe de
la casa constructora de la obra Sr. Ruiz Zárate; Alcalde de Santa Úrsula y
de la Victoria de Acentejo; Presidente de la Cruz Roja Local Don
Cesar Hernández; otras representaciones de comunidades religiosas, de centros
culturales etc.. El Ayuntamiento en pleno presidido por su Alcalde Don José
Estévez Méndez, recibieron juntamente con las otras autoridades, a las primeras
de la provincia ante un numeroso público que se había congregado frente al
nuevo edificio y que tributó a todos cálidos aplausos.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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