Nació el 18 de septiembre de 1750 en el Puerto de La Cruz Orotava. Sus padres fueron Don Bernardo de
Iriarte y Doña Bárbara de las Nieves Hernández de Oropesa. Iriarte provenía de
una familia muy culta, varios de cuyos miembros se distinguieron como
escritores y humanistas, conocidos aristócratas españoles cuyo apellido surgió
por dinastías austriacas y vascas. Se trasladó a Madrid a los
catorce años junto a su tío Juan de Iriarte.
Estudió bajo su dirección las lenguas griega y francesa y siendo ya
conocedor del latín y estudioso de la literatura castellana sucedió a su tío en
su puesto de oficial traductor de la primera Secretaría de Estado, tras la
muerte de éste, en el año 1771. A partir de ese año hasta el 1774 fueron,
para Iriarte, los más fatigosos de su vida, pues además de las tareas de su
empleo, el arreglo de la biblioteca y papeles de su tío, la traducción o
composición de los numerosos dramas que escribió, la traducción de aquellos
apéndices y otras obritas (la mayor parte poéticas) que escribía por gusto
propio, como fue un poemita latino y castellano que imprimió con ocasión del
nacimiento del infante don Carlos III, en 1777, cuidó de las tres ediciones
de la Gramática de su tío, que reconoció muy atentamente y de la
recopilación y publicación de los dos tomos de obras sueltas de aquel literato,
traduciendo muchos de los epigramas que allí se insertan, alguno de los poemas
latinos, y otros varios ensayos.
Su carrera literaria se inició como traductor de teatro francés. Tradujo
además, el Arte poética, de Horacio.
Tomás de Iriarte fue el primer dramaturgo que consiguió dar con una fórmula
que uniese las exigencias de los tratadistas del Neoclasicismo literario
con los gustos del público. En 1770 había publicado su comedia Hacer que
hacemos, comedia de carácter que retrata a un «fachenda», el perfecto atareado
que nunca hace nada en realidad. La librería, escrita en 1780, no se
estrenó hasta 1798: se trata de una comedia en un acto, con algo de
sainete costumbrista pero con la peculiaridad de estar escrita en prosa,
forma que no volverá a repetir su autor en las obras siguientes, que siguen el
sistema de versificación típico de las comedias mentiroso: romance octosílabo
con una rima en cada acto. En 1788 Iriarte estrenó El señorito mimado.
Iriarte repitió la fórmula y el éxito con La señorita malcriada, escrita y
publicada en 1788 y estrenada en 1791. Con Guzmán el Bueno
(1791) introduce la forma del mitólogo o escena dramática
unipersonal con acompañamiento de orquesta, subgénero teatral creado por Jean
Jacques Rousseau.
Como traductor no le acompañó la fortuna, pues fue muy discutida su versión
(1777) del Arte poética de Horacio, de la que escribió Manuel José
Quintana: "El texto está reproducido, la poesía no". Como
satírico, compuso el opúsculo en prosa Los literatos en
Cuaresma (1773).
Pero es más conocido por sus Fábulas literarias (1782),
consideradas de mayor calidad poética que las de Félix María Samaniego y
donde abunda un elemento muy raro en este tipo de composiciones, la
originalidad, también en los aspectos formales, ya que ensaya gran número de
estrofas y versos que se adaptan curiosamente a los temas tratados en ellas,
haciendo alarde de un gran dominio de la versificación. Muchas incluyen
alusiones a literatos de la época y en el prólogo reivindica ser el primer
español en introducir el género, pasando por alto las contribuciones de su
enemigo Samaniego.
Iriarte fue sobre todo el prototipo del cortesano dieciochesco, elegante,
culto, cosmopolita y buen conversador; hizo en Madrid una intensa vida
literaria y social. Fue uno de los más asiduos a la tertulia de la Fonda de San
Sebastián, amigo de Nicolás Fernández de Moratín, y sobre todo, de José de
Cadalso. Con este último mantuvo una larga correspondencia.
La literatura no era el único arte que Iriarte dominaba, también llegó a
inclinarse hacia el ámbito musical, especializándose en tocar el violín y la
viola. Como consecuencia de esta afición escribió su poema didáctico La
música (1779) en cinco cantos de Silva, traducido a varios idiomas y
elogiado por el mismísimo Pietro Metastasio.
Su idea de la poesía era propia de la Ilustración: "Los
pueblos que carecen de poetas carecen de heroísmo; la poesía conmemora
perdurablemente los grandes hechos y las grandes virtudes". Murió
de gota, en Madrid, el 17 de septiembre de 1791.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario