jueves, 15 de junio de 2017

PREGÓN DE LA INFRAOCTAVA DEL CORPUS Y LA ROMERÍA DE SAN ISIDRO DE LA VILLA DE LA OROTAVA, JUNIO DEL AÑO 2013 POR DON ANTONIO HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ.



Pregón de las Fiestas Mayores de la Villa de La Orotava correspondiente año 2013. Que leyó la noche del martes cuatro de Junio del citado año, el Sacerdote DON ANTONIO HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ que durante catorce años llevó el destino de la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de la Villa de La Orotava: “…Con licencia del alcalde y el concejo. Así comenzaban los anuncios oficiales que, antaño y por orden de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas se hacían en los reinos de España y ultramar. Acudo a la vieja fórmula y me permito, por razones de estricta justicia, anteponer al saludo protocolario los sentimientos personales que me embargan esta tarde.
Mi sincero reconocimiento al señor alcalde y a la dignísima corporación municipal por brindarme el inmenso honor de proclamar las solemnes e irrepetibles fiestas que afaman, aún más si cabe, a una Villa de brillante historia y a una población que, siempre, ha estado a la altura de su, grandioso escenario vital.
Después del agradecimiento, quiero manifestar mi orgullo por poder subir, a esta tribuna, ocupada en anteriores ediciones por artistas e intelectuales, políticos, sacerdotes y escritores, científicos, profesionales de distintas áreas, personalidades a las que no alcanzo ni pretendo llegar a su altura y valía.
Si hay algo por lo que me atrevo a estar aquí y proclamar este pregón es la autoridad que da el servicio. Así lo entendió Jesús lavando los pies a sus discípulos en la comida de la institución de la Eucaristía. Me avala el servicio a ustedes como sacerdote durante más de trece años en los que intenté, por todos los medios, hacer eso que decía el Papa Francisco a los sacerdotes: "el sacerdote celebra cargando sobre sus hombros al pueblo que se le ha confiado y llevando sus nombres grabados en el corazón. Al revestirnos con nuestra humilde casulla, puede hacernos bien sentir sobre los hombros y en el corazón el peso y el rostro de nuestro pueblo. "
Esta razón, queridos amigos y amigas ha generado en mi un      profundo amor hacia ustedes yeso, sólo eso, me ayuda a dirigirme a ustedes, en este día tan importante. ¡Gracias nuevamente!
Excelentísimas e ilustrísimas autoridades, señoras y señores, queridos amigos: no olvidaré el día en el que Don Isaac y la generosidad de todos ustedes me permitieron reflexionar, en alta voz, sobre unas fiestas que conocí como espectador, que viví desde dentro y que me dieron la oportunidad de comprobar el temperamento de los artistas y el amor y respeto por las tradiciones, que es el mejor reflejo de los valores cívicos de este pueblo culto y cordial, y, mucho más importante, su profunda fe en el Jesús presente en la sencillez del Pan y el Vino.
Ante este pueblo vuelvo, esta noche, halagado y sinceramente emocionado.
Para la Real Academia de la Lengua, pregón es "la promulgación que en, voz alta, se hace en sitios públicos de algo que conviene que todos sepan". La definición justifica el acto pero, por otro lado, hace innecesaria la presencia del pregonero ­por lo menos de este pregonero - que sólo puede hablarles de la hermosa noticia del Corpus y la Romería, y lo haré desde la fe, desde mi fe y como sacerdote. Porque cuando todos los caminos de Tenerife y de Canarias, los caminos de la tierra y de la mar, llevan a la Muy Noble y Leal Villa de La Orotava, corazón del Valle del mismo nombre, de larga e ilustre historia: me pregunto ¿ qué más se puede decir y ponderar de la Orotava que numerosos pregones no hayan dicho? Existe también otra acepción del término y trata el pregón como "la alabanza pública de personas, lugares y hechos". Me acojo a ella para proclamar, con verdad y sin excesos interesados, que aquí la bondad y el compromiso solidario, la amistad y el afecto, y la fe, sobre todas, son virtudes de la mejor ley y de práctica diaria, pruebas de nobleza y altura de miras que obligan a quien las recibe a la justa correspondencia, en cualquier sitio y momento.
Para cualquier persona con sensibilidad, resulta gratificante y fácil elogiar la ciudad enclavada en una comarca con flancos verdes y el respaldo colosal del Teide, que guarda y vigila la hermosa geografía.
Nacida bajo los códigos renacentistas, eje de la banda más fértil de la isla y el centro de sus negocios. La Orotava sólo se parece a sí misma; acaso por su topografía, que la dispone para ser contemplada y, desde luego, por su arquitectura, quintaesencia del estilo colonial; sabia combinación de piedra cal y madera, que conjuga balcones, puertas y ventanas de exigente talla, con frescos patios interiores y cubiertas con teja árabe que, desde la distancia, anuncian su antigüedad y riqueza.
Templos y conventos, lugares de encuentro para la oración, el culto y acogida a los más empobrecidos, Dios siempre ha tenido un lugar importante en este pueblo. Pero, por otra parte, hay que decirlo, la riqueza de este pueblo está en su gente.
Gentes que defienden con firmeza la herencia del pasado, sus monumentos y sus tradiciones. Gente que hace y hace crecer su historia cotidianamente, inspirada en los viejos valores pero sostenida en los activos de un estilo propio y proyectado hacia el mañana.
Gentes que no sólo han sabido desarrollar un pueblo, sino también una fe que ha vertebrado la estructura personal y social con los valores cristianos que han sido capaces de generar una cultura de la solidaridad, impregnada en creyentes y no creyentes, donde todos los que somos sensibles al dolor humano siempre nos encontraremos.
Ante esta suma de parajes y gentes afectivas, laboriosas y solidarias, pregono sus fiestas mayores, que unen la devoción que las inspira y la calidad artística con las que se presentan en un símbolo de paz y amor para los hombres de buena voluntad.
Agradezco a Dios y la Iglesia la oportunidad que me dio para comprobar, disfrutar y participar de la fe sencilla y poderosa de los pueblos en el más excelso y magnánimo de los misterios; primero en la Villa de Mazo y, como espléndida confirmación y reválida aquí, y entre ustedes, que unen el motivo espiritual con la excelencia estética, que se sirven del arte para llegar a Dios y glorificarlo con un prodigio que supera las exigencias de la obra maestra.
Hoy proclamo la maravilla sin fronteras que pone tierras del Teide y flores del Valle al paso de Jesús Sacramentado; que fusiona de modo singular la fe y la cultura y que, más allá de las explicaciones, despierta los asombros ante la hermosura y alerta las conciencias y mueve los sentimientos de los innumerables artífices y de los admirados espectadores.
No quiero pregonar lo que ustedes ya saben mejor que yo, la historia del comienzo de esta fiesta en el siglo XIX y que ha forjado nuestra identidad y marca, como hierro candente, la identidad de nuestro pueblo.
Si quiero proclamar, pregonar con fuerza y entusiasmo al Dios presente en la historia de su pueblo, al Dios que en Jesús de Nazaret caminaba por los senderos polvorientos de Galilea, rodeado de gente sencilla, de aquellas personas menos valoradas por la sociedad de su tiempo, haciendo trasparente a Dios, y enseñando a llamarlo Padre. Ese Dios que en Jesús asume al ser humano y de él lo que más celebrar el Corpus es permitirnos un momento de contemplación de todo un Dios que se amasa con la humanidad, que se hace sencillez para que podamos siempre reconocerle, que se hace pan para alimentar el mundo, que se hace pan para ser partido, para no ser cosificado como los ídolos, para ser comido una y mil veces, para ser alimento, fuerza y esperanza permanente en la vida de los que una y otra vez nos acercamos para jurar en el "amen": quiero ser como tú y, así, grabar en nosotros ese ADN de un Dios solidario.
"Todo un Dios enamorado de nosotros ", todo un Dios que sólo quiere ser Pan y Vino ... para que cada uno cuando lo reciba sea también Pan y Vino para los demás ... para que cada uno de los creyentes seamos motivo de alegría y esperanza para quienes nos rodean ... sobre todo para los más necesitados.
Me siento orgulloso de haber sido sacerdote en un lugar donde todo el misterio de Dios, ese misterio Eucarístico es fiesta de identidad de un pueblo.
He vivido cada año con arrobo y unción el momento en que, a veces con inseguridad, temor y temblor, he ajustado el viril con la Sagrada Forma a la airosa custodia que cinceló el orfebre Damián de Castro y la colocación en majestuosa y magnifica andas de plata de tres cuerpos, para seguir con profunda emoción y como un villero más en la procesión solemne sobre tierras y flores en portentosa disposición realizada por los nombres ilustres del pasado y los artistas de hoy ... , hasta recibir con ustedes, emocionado, la esperada bendición solemne de ese Dios que en el pan y en nuestras manos se hace vulnerable.
El majestuoso tapiz de la Plaza, donde los artistas orotavenses acreditaron la profundidad de su ingenio, la habilidad de sus manos y la más alta exigencia plástica - ahí está el mérito de una perspectiva cenital única en esta difundida artesanía - y la más elemental alfombra, las piedras y adoquines cubiertos de nos cuesta, la injusticia, el dolor, el sufrimiento, la soledad y la muerte. Su resurrección se convierte en esperanza y el Pan Partido y la Sangre derramada en su presencia permanente entre nosotros.
Brezo torrefacto, constituyen el anual homenaje, de todo corazón y de todo un pueblo, al Dios que llueve sus misericordias en los tiempos en los que están más secas las esperanzas.
Por esa razón el tapiz era, también, todo un mensaje que quería ser Evangelio, Buena Noticia para todas las personas que se acercaban a valorar su belleza pero no se podían ir sin que un beso de Dios tocara su corazón.
Por primera vez en una larga e inolvidable década, el Corpus me coge fuera de su mecánica, de la laboriosa preparación y de la vistosa liturgia y, con toda sinceridad, echaré de menos las tareas previas, las vísperas y la noche en vela, el ornato de la iglesia y el bruñido de la plata; el cuidado de todos los detalles y el solícito interés de los generosos colaboradores de la parroquia; añoraré el rumor de colmena que, durante una animada vigilia y una mañana contra reloj, llega hasta el templo, y el cansancio satisfecho de una legión de vecinos unidos por un sueño colectivo que dura ya ciento sesenta y seis años.
Añoraré ese trabajo de equipo, ese sentido de comunión, de común unión, clave y fundamental en estos días ... eso es capaz de hacerla la Eucaristía y yo les pido, les ruego, de todo corazón ... que lo mantengan siempre y todo el año, que eso que son capaces ustedes de concentrar en un día, lo vivan como virtud en la vida cotidiana, que los que nos llamamos cristianos con la fuerza de la Eucaristía construyamos alfombras de hermandad y solidaridad, cada día, en los corazones de la gente de nuestro pueblo.
Pero estaré cerca, muy cerca, entrañablemente unido a ustedes porque ese Dios que se hace Pan y Vino rompe las barreras del tiempo y del espacio y cada día nos une en el altar.
Pero, con toda su grandeza y su fama desbordada, con su carga simbólica y su excelencia centenaria, las fiestas patronales que hoy empiezan incluyen otra etapa no menos celebradas y como de una sola se tratara, desde la segunda mitad del siglo XVII, los campesinos del Valle celebraron las glorias de San Isidro Labrador y de su esposa Santa María de la Cabeza.
En estos tiempos donde la Iglesia quiere ser pueblo de Dios donde todos tenemos que ser corresponsables y los seglares tienen que jugar un protagonismo, cada vez mayor, en la tarea evangelizadora de la Iglesia, es un orgullo el disfrutar de Santos y Santas seglares, como son San Isidro y su esposa Santa María de la Cabeza. No podemos olvidar ese concilio Vaticano 11 que da tanta importancia al papel de los seglares en la transformación de la Iglesia y del mundo. Necesitamos seglares preparados para afrontar un nuevo ciclo en la Iglesia.
Y ellos, San Isidro y Santa María de la Cabeza, nos llevan a la fiesta, porque forma parte del orgullo de esto pueblo, los patronos son referencia en nuestra forma de vivir la fe, la eclesialidad y también son motivo de fiesta porque facilitan el encuentro y la fraternidad.
Paulatinamente, todos los grupos sociales se incorporaron al programa que ganó en participación y brillantez y el cortejo en tomo al pequeño santuario se convirtió en una nutrida romería, la más antigua y vistosa de cuantas se convocan en Canarias.
Trasladada más tarde al mes de junio, para acercarla a los fastos eucarísticos, hoyes el brillante y colorista epílogo de las fiestas patronales de La Orotava.
Una romería que convierte el traje y modos campesinos, de la gente trabajadora y sencilla en traje de gala; cintas de colorines que se balancean al viento levantadas con orgullo, arcos frutales, fuegos de artificio y adornos de traperas, aperos y frutos en los balcones y ventanas de los que, el Jueves Grande, colgaron los damascos y banderas para honrar al Santísimo Sacramento.
En el domingo feliz y colorista, la Eucaristía solemne que en prolongada romería mayor traslada a su parroquia a los santos patronos.
Suenan aires típicos de las siete islas, cantos arraigados en el corazón del pueblo llano que son comunes en todo el archipiélago: folías marcadas y ceremoniosas; malagueñas hondas y melancólicas e isas picadas y parranderas.
Y, con ellas, el baile gomero del tambor y la polca de la llana Fuerteventura; el sorondongo de Lanzarote y el Sirinoque palmero; los Aires de Lima de Gran Canaria y el Vivo herreño.
A su son, y tiradas por mansos bueyes, las carretas campesinas, rivalizan en ornato y en contento; los magos y las magas comparten, con los espectadores que les animan, los alimentos y golosinas preparados en sus casas, el sorbo de vino y el rosquete del pueblo y, entre sones musicales y sugestivos olores, la Villa vuelve a sus esencias, a la realidad sencilla de un pueblo que trabaja día a día y canta, con fervor y sentimiento, a su santos patronos, a la ternura de la madre, la belleza de la novia, la dulzura de la tierra natal.
La Orotava es entonces una casa grande y luminosa donde cabemos todos y donde todos somos conscientes de la necesidad de un destino común y, para alcanzarlo, de un proyecto colectivo de convivencia, enriquecido con nuestras diferencias, sin exclusiones y con atención especial para los más necesitados.
Faltaría a mi conciencia si en el anuncio de las afamadas no tuviera un recuerdo para quienes, por ajenos imperativos, no pueden disfrutar del conducto, el vino y el canto de estas fechas memorables.
Apelamos a la responsabilidad de los gobiernos y de las oposiciones en todas' las instancias para que busquen sin desmayo puentes de diálogo y entendimiento para superar juntos la crisis inclemente que afecta a nuestro pueblo.
A los gobernantes y a los representantes públicos debemos exigirles una gestión honesta y diligente pero también, y esa petición no es menos importante, la capacidad de crear ideales para todos, y la participación de todos en una realidad común.
Que la alegría no sea el tibio velo que nos impida ver el rostro de los que sufren y que la caridad, que es el amor por excelencia, alumbre nuestras acciones y afirme nuestro compromiso con el prójimo.
No podemos hablar de la Eucaristía sin que el rostro de los sufrientes, de las víctimas que este sistema va dejando en la cuneta no las tengamos presentes. Partir el Pan Eucarístico, comulgar nos lleva a ser pan para los demás y derramar vida, vino, sangre, para poder llenar de esperanza a los sufrientes que nos rodean. No olvidemos que nuestros santos Patronos tenían una silla siempre dispuesta en su mesa para cualquier pobre que lo necesitara.
La adoración de la eucaristía no tiene sentido si no hay adoración por los pobres. El Papa Francisco nos habla de los pobres como "la carne de Cristo".
Pregono unas fiestas donde el trabajo de equipo de un pueblo nos recuerda que la común unión, la lucha solidaria hace que "si se puede" cambiar las cosas si trabajamos unidos para ello.
Y es oportuno decirlo en una fiesta donde tenemos patronos seglares que nos recuerdan que el "quehacer" de la Iglesia como pueblo es de todos y no de unos pocos, somos todos y todas Pueblo de Dios y ciudadanos. Desde esa posición, pregono con legítimo orgullo, una- fiesta inolvidable y del más noble origen, porque se dedica al misterio trascendente que centra y determina Nuestra fe y revela el rostro de la ternura y misericordia de Nuestro Dios.
Pregono el doble protagonismo de Jesús Sacramentado, "su vida, muerte y resurrección... propuesta de salvación, de liberación para la humanidad" y de los hombres y mujeres hechos a su imagen y semejanza, que cantan y bailan en honor de su tierra: pregono el protagonismo de todos ustedes, los que convierten las calles en primavera, los que levantan al cielo cintas de colores, los que acompañan, siguen, admiran al "Pan que nos hace humanos ", los que me escuchan y los que están en camino, los que justifican la pureza de la convocatoria y el alborozo general de la celebración.
Amigas y amigos, pregono las fiestas para que sean encuentro. Pregono el encuentro para que haya abrazo; pregono la fraternidad porque esa, esa fraternidad, es el sueño de los hombres y mujeres de buena voluntad. Y más aún, siempre ha sido el sueño de Dios para la humanidad.
Viva la Orotava.  Vivan Los Santos Patronos. Y en el corazón de todo nuestro pueblo: Viva Jesús Sacramentado Que Dios les bendiga a todas y todos…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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