Confeccionado por el artista
orotavense; JAVIER MARTÍN, hijo del que fue un gran ebanista, artista,
alfombrista y diseñador de carretas romeras; VICTORIANO MARTÍN RAYA.
El Belén es espectacular elaborado con
orden y equilibrio que coordina la exposición con los grabado en la pared por
el propio artista Javier Martín y la ayuda de su hijo Aíran Martín.
Un
Belén adaptado e inspirado al mundo de TIROL, que tuvo su origen artístico en
la Edad Media, durante las fiestas navideñas, las monjas balanceaba con
devoción una cuna.
Francisco
de Asís representó en una cueva de roca la conmovedora escena del Belén con sus
hermanos y hermanas.
En el
siglo XVII estas obras
gráficas, junto con
sus escenarios, pasaron a formar parte de las salas de la
iglesia.
En
particular, los jesuitas utilizaban todas las técnicas disponibles en el arte
del ilusionismo, la iluminación y la profundidad para montar el pesebre.
En
Innsbruck los franciscanos los imitaron y esta idea gráfica y a la vez
contemplativa se extendió rápidamente por todo el país.
El pesebre adornaba las casas en Navidad, mucho antes que el árbol, y ha seguido
reafirmando su presencia hasta hoy.
El
motivo por el que los pesebres son tan populares en el Tirol es el amor de los tiroleses por las obras
santas y
las manifestaciones expresivas.
La gran
destreza artesanal con la que trabajan la madera hace el resto: los pesebres
con establo y pastos se
hacen a mano y las figuras se esculpen en la madera. De este modo adquieren carácter y una
convincente fuerza vital.
La escena central del nacimiento se adaptaba a menudo al propio entorno en el que se vivía, por este motivo entre las representaciones bíblicas de los pesebres del Tirol también correteaban figuras con trajes regionales delante de casas tirolesas.
La escena central del nacimiento se adaptaba a menudo al propio entorno en el que se vivía, por este motivo entre las representaciones bíblicas de los pesebres del Tirol también correteaban figuras con trajes regionales delante de casas tirolesas.
Hoy en
día la vida alpina ya ha desaparecido de los pesebres y predomina una fiel
imagen del estilo oriental. Sin embargo, siempre hay mucho que contar para
poder construir unos
paisajes de pesebre llenos de fantasía capaces de llenar toda una habitación, para alegría
de los parientes, los vecinos y todos los curiosos que vienen a contemplar el establo.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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