domingo, 17 de diciembre de 2017

MÁXIMO ESCOBAR Y JUANITA RODRÍGUEZ GÓMEZ



Fueron vecinos de mis padres; Juan Álvarez Díaz y María del Carmen Abréu González en el famoso Barrio orotavense de la Sidrona, de hecho mi hermana la mayor de la familia Dolores Álvarez Abréu (Lola), siendo aún una niña era como una hija suya, puesto que la pareja a no tener hijos se entusiasmaron por mi hermana la Mayor.
Máximo Escobar, nacido en el Puerto de La Cruz en el año 1903 y fallecido en La Orotava en el año 1985. Tratase de un artista integrante de un colectivo que empezó a latir en La Orotava mejor dicho en el Valle al principio del siglo XX, una sugerencia que sirve a la vez, como cómputo y revisión del significado a parecer de un colectivo nacido en la orotavense Academia Municipal de Dibujo, que fundara el insigne maestro Don José María Perdigón, o en algún taller del Puerto de la Cruz, en los que se formaron unos jóvenes artistas que no originaron ningún movimiento o escuela definida, solo quedaron en el anonimato, cuya fama traspasó a la Villa en la confección y realización de los tapices florales de su Corpus, no cabe duda que a pesar de este arte fugaz y divino que adorna las pinas calles de La Orotava en un día de gloria y de fe, fecundó en estos enigmático creadores; la naturaleza, el paisaje, la sismología, la virtuosidad cosmopolita, la figuración y la sotistificación intelectual, elementos armónicos constantes que integraron el discurso de esa generación, que debería renacer a la inmortalidad.  Así pues de este colectivo destacamos al pintor poco conocido en estos lares Máximo Escobar nacido el 29 de mayo de 1903, en unos de los rincones más bellos del Puerto de La Cruz, conocido por Las Veguetas, deslinde con la playa villera del Bollullo. Educado en la Villa en el Colegio de San Isidro con los Hermanos de la Salle, en cuya clase de dibujo se ausentaba del cansancio y del aburrimiento, y que además aprendió las matrices de la pintura, el manejo de los pinceles y combinaciones de colores de la maestra portuense Adela Miranda discípula de Bonnín, y más tarde las perspectivas geométricas de dibujo en Santa Cruz con un artista notable, el escultor Alfonso Reyes. Su última enseñanza la recibió del maestro por antonomasia, aquel que enseña desinteresadamente, y que jamás pretende influir en el alumno de modo alguno: la Naturaleza.
En el pueblo de Santa Úrsula desplegó una gran actividad en torno a su Casino, donde dejó unos murales decorativos en su salón de baile, y donde conoció a la que iba a ser su compañera en la vida Juanita Rodríguez Gómez, con la que contrajo matrimonio el 18 de abril de 1936. Entre el paréntesis y la represión de la guerra civil y el éxito del militarismo del bando nacional regresa a la Orotava como contable de la explotación agrícola de la familia Suárez, reuniéndose con sus viejos amigos contertulios de la vanguardia literaria y periodística de La Voz del Valle y El Norte, volviendo una vez más al arte alfombrístico, tradición más hermosa de Canarias, para finalizar como funcionario de la ONCE y el irse a vivir a Santa Cruz, porque allí sus aficiones artísticas podrían encontrar mejores estímulos, y en la capital tinerfeña creó su propio taller “La Cuadra”, en una ciudadela del Barrio del Toscal, concretamente en la calle de San Miguel, falleciendo el 19 de octubre de 1985.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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