El Chorro del muelle pesquero del Puerto de la Cruz en el año 1954, detrás
vemos la inolvidable y desaparecida pescadería portuense prevista de celosías
de color verde que tanto le dio de comer a todos los habitantes del Valle de La
Orotava, siempre acompañada del viejo pescador - ranillero – portuense.
A la izquierda otro monumento del Puerto de la Cruz que era avizor de la
entrada y salida a la mar brava durante muchísimo años, balconadas conocida por
la de la casa comercial inglesa YEOWARD.
Vemos las barcas empotradas casi en la calle por el mal tiempo de la mar.
Este perenne grifo conocido por el CHORRO siempre fue el emblema, el
preceptor de los trabajadores de la mar, ranilleros de pro.
En él bebían a la ida y a la vuelta su cristalina y fresca agua, todos los
pescadores del Puerto de la Cruz. Las pescaderas limpiaban el pescado y su agua
viajó en botes en las barcas portuenses a la mar brava en busca del sustento
para la vida.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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