El amigo de la Cuesta - Puerto de la Cruz, actualmente residente en el Bajo Ampurdán - Cataluña; ZOILO LÓPEZ BONILLA, remitió entonces (18/02/2018), a través de su blog ZOILOLOBO – RETRODEZCAN, estas notas y fotografía, que tituló; “EL MALECÓN PORTUENSE”: “…Bajo la oscura superficie de sus aguas, el Atlántico que baña el Puerto de la Cruz esconde también un cielo límpido y profundo que cada noche el mar se ocupa en arrojar sobre la superficie desgarrada del malecón, en forma de húmedas láminas de color azul donde los niños, luego a sus anchas, navegarán durante todo el día en cortas singladuras de ida y vuelta a bordo de frágiles embarcaciones de hojalata, con fechas de caducidad siempre determinadas por el destino.
En realidad navegarán sobre el trozo de cielo mojado
que les tocó en suerte ese día, en la misma ciudad que les vio nacer, siguiendo
el probable incierto rumbo que diseñaran para ellos sus padres antes de su
nacimiento.
Se sentirán seguros del gobierno de sus naves y nada
hará presagiar un inminente y fatal naufragio pero tal vez, por su todavía
escasa experiencia, no sabrán aún que, desgraciadamente, cuentan con un
soberbio, peligroso y encendido enemigo de excepción: el Sol.
Con el paso del tiempo y el ascenso de las
temperaturas, aquel trozo de cielo húmedo mil veces surcado a diario en
singladuras de ida y vuelta, irá evaporándose lentamente hasta desaparecer por
completo durante el curso de unos cuantos días y sus expectativas de avezados
patrones marineros tendrán que posponerse para jornadas más aciagas, cuando el
mar embravecido vuelva a arrojar de improviso, sobre la misma desgarrada
superficie del malecón, nuevas láminas de firmamento impávido que facilite otra
vez una feliz travesía por unos días.
En el futuro, debidamente formados como patrones, no
dispondrán ya de la suficiente imaginación necesaria como para para cruzar un
charco con una lata. Será entonces cuando decidan surcar los mares,
precisamente, bajo aquel otro cielo que el Atlántico, mientras fueron niños,
como un regalo, les arrojara a trozos durante la noche sobre la siempre
desgarrada superficie del malecón del muelle donde hoy atracan seguras sus
grandes embarcaciones…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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