Fotografía, vista panorámica del bello
rincón del Puerto de la Cruz en los alrededores de su Puerto Pesquero y
comercial, donde observamos a la derecha la antigua pescadería confeccionada de
madera con celosías del color verde y a la izquierda la inolvidable balconada
de la casa Mercantil y Comercial oriunda de Gran Bretaña Yeoward, primera mitad
del siglo XX.
Artículo del ilustre orotavense amigo de la naturaleza y del árbol FRANCISCO
DORTA Y JACINTO DEL CASTILLO que firmaba con el seudónimo ALFREDO FUENTES publicado en la revista
Hespérides correspondiente al mes de septiembre año 1926. PAGINA 1. Titulado: FRENTE AL MAR.
Estamos frente al mar: al Atlántico mar que cantara en vibrantes
estrofas el altísimo poeta Tomás Morales y diese sensación de color y vida a
sus entrañas el mágico pincel de Néstor. El mismo mar que mece las islas y que
yace en estos momentos tranquilo y sosegado, rítmico y cadencioso,
"Lo contemplamos desde un acantilado, cortado a pico, a unos treinta
metros de altura, y ya se nos imagina un extensísimo campo llano y árido, ya un
inmenso manto azul orlado de encajes.
En esta parte del valle, él Teide lo tapa. El Cabezón o
Cordillera de Tigaiga; Fuerza es miraral mar. Olvidemos por una vez la
grandiosa montaña.
Pero es que el mar continúa en su impertérrita quietud, no se agita,
sus convulsiones no son tales convulsiones, sino más bien movimientos
voluptuosos. Las olas apenas se rompen sin producir ruido al llegar a la playa
o al chocar lánguidamente contra las rocas.
"El mar, pensamos,' para producir sensación, para que nos interese y
cautive, es preciso que se encrespe, que muja, que suba hasta los
altos acantilados como si quisiera devorar a la tierra.
Separamos un momento la vista del mar. Miramos a derecha e izquierda. ¡Qué
cúmulo de nuevas y halagadoras impresiones!
El Valle aparece en todas direcciones nimbado de luz. A un lado Gordejuela,
con su elevada chimenea, signo de progreso maternal. Más allá, la Rambla de
Castro con su bosque de adelfas y gigantescas palmeras. y siguiéndole, por
las sinuosidades de la costa, la carretera de la Rambla atrayente y poética.
Al otro lado, el progresivo Puerto de la Cruz, tendido a los
pies del valle, dominado por el Gran Hotel Taoro que nos hace recordar el
patriotismo y entereza de los hombres de otros tiempos. La bahía de
Martiánez, amplísima, en condiciones naturales magníficas para ser un
gran puerto.
Más arriba La Paz, el Jardín Botánico lugar de
interés y encanto, y siguiendo su curso, la costa bravía de
San Diego, El Ancón...
El mar, cada vez más tranquilo, parece; que se duerme.
Solamente, como dijo el poeta: "... En la noche tormentosa / se le siente rebramar. / Es
que está la mar celosa. / ¡Qué celos tiene hasta el mar
/ cuando la tierra es hermosa!..."
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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