Fotografía referente al
tramo de la calle de La Carrera, La Orotava, con las edificaciones que se
demolieron en los años sesenta, siglo XX, para fabricar el Puente.
El amigo desde la infancia
de la Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN ESPECTADOR, remitió entonces
(10/02/2018) estas notas y fotografía que tituló; “PUENTE CARRERA - CALVARIO EN
LA OROTAVA”: “·…Prólogo. Exposición de motivos.- Quizá no fuera necesario
construir el Puente entre las calles Carrera y Calvario de La Orotava (años
1960-65 aproximadamente), demoliendo para su ejecución el edificio de la
Juventud Católica y la casa vivienda y carpintería anexa. Se hubiera
solucionado el problema (si es que lo había) agilizando la circulación de
vehículos en la zona urbana circundante (principalmente calles Carrera,
Calvario, San Agustín y Tomás Zerolo), con la habilitación de edificios para
aparcamientos, como los que luego se habilitaron, por ejemplo, en la
calle de La Iglesia, zona de San Agustín, La Sidrona, etc.
Antecedentes.-
Desde los años cincuenta, siglo XX, empezó a bullir en el pueblo la idea de
construir este Puente de unión rectilínea entre las calles del Calvario y La
Carrera. Hay un testimonio significativo: cuando nos visitó en 1958
Juanito Navarro con su compañía de revistas, escenificaba pequeños episodios
humorísticos, y en uno de sus ‘gags’ (golpes) en el escenario de la hoy Sala
Teobaldo Power, hablando de un tema de la trama que tenía dificultades, dijo:
“¡Este
asunto es más complicado que hacer el Puente entre las calles Carrera y
Calvario!”.
Era un
detalle de agradecer a Juanito Navarro, que en las localidades donde
actuaba, se iba enterando de los problemas respectivos para luego soltarnos
jocosamente…Muchos años más tarde, Juanito Navarro (1924-2011) fue candidato
derrotado a la presidencia del Real Madrid.
En los
años cincuenta, en localidades como La Orotava donde “nos conocemos todos”,
solamente tenían coche privado algún terrateniente de la aristocracia, el
notario, unos pocos empresarios de grandes almacenes y algún profesional
liberal. Conocí a un médico en concreto, que terminó su carrera en 1950 y se
compró su primer coche cinco años después. Además de las guaguas encarnadas,
también había una parada de taxis para la gente pudiente (en el vulgo: ‘gente
rica’) y otra de coches piratas que salían hacia Santa Cruz según se iban
llenando.
Construcción
del Puente.- Auspiciado por los ediles y la novelería de las fuerzas vivas e
influyentes creadores de opinión favorable en la mayoría de la población,
se procedió a la construcción del Puente Carrera-Calvario, que resultó ser un
mazacote de hormigón sin gracia ninguna, que deja amurallado cual muro de las
lamentaciones el costado sur del olvidado callejón de Los Rosales, situado en
cota inferior. Luego, paulatinamente, se fue mejorando urbanísticamente, con
edificaciones en el costado sur del Puente, junto a la plaza del Kiosco o
Constitución, y se embelleció con una bonita baranda rematada con artísticos
macetones por el lado norte, desde donde se divisa una bella panorámica
rematada por nuestro inmenso océano Atlántico; es la misma panorámica, por
cierto, que se veía junto a los bancos de cemento para el sosiego de la clase
proletaria, existentes en dicha plaza desde antes de hacer el Puente.
Aún se
conserva en el tramo final del Puente, cerca de La Carrera, un pequeño quiebro
en la acera norte, con su buzón de correos, donde dan ganas de hacer pipí
(dicho sea en plan cursi), si vienes festivamente atiborrado de copas… Es una
esquinita muy apropiada para ello. Y perdonen el chiste fácil y grosero.
Epílogo.-
Después de tantos años, volver a cuestionar la idoneidad de este Puente quizá
parezca extemporáneo y anacrónico; pero estas líneas, queridos lectores, son
sólo un bosquejo crítico. En principio, ese Puente fue un adefesio en medio de
un barranco.
Como diría
un mago: “Sin necesidad ninguna”…”.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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