Don Sotero
Álvarez Brito era hombre eminentemente honesto, de carácter estoico y parco en
palabras, pero enamorado del oficio que se convirtió en su medio de vida, el
transporte.
Nació en Villa
de La Orotava en el año 1897 y residió toda su vida en la calle El Calvario de
esta localidad, donde le tocó soportar muchas vicisitudes, entre
ellas la escasez de una guerra o la pérdida de dos hijos por enfermedad cuando
ya disfrutaba de su jubilación.
Aprendió a
conducir a la temprana edad de 17 años de la mano de don Enrique Ascanio y Méndez,
con un vehículo marca Martine, que éste había traído de un viaje a Inglaterra.
A su vez, Sotero enseñaría a conducir a los
hermanos de don Enrique y don Alonso Ascanio. Quedándose a trabajar con
don Tomás Ascanio en la finca del empaquetado La Charca de Agua,
conduciendo coches como el Rapi o el Martine.
Después
de unos cuantos años trabajando con don Tomás, tuvo la oportunidad de comprarse
un camión marca Chevrolet, lo que le permitió independizarse. Más
tarde cambiaría su camión por otro de la misma marca, pero de mayor
tamaño. Con éste comenzó una nueva etapa, trabajando para el empaquetado de la
FAST
También
trabajó para la empresa de don Diego Álvarez, y volvería a cambiar su camión
dos veces más, un Chevrolet matrícula TF5502 y un Austin matrícula TF, 8296,
con el que se acabó jubilando.
La
fotografía referente a su último camión Austin, matrícula TF. 8296, tomada en los
cincuenta del siglo XX, en la plaza La Paz, delante de la Ermita El Calvario de
la Villa de La Orotava. Es un ejemplo de vehículo extraordinario de marca
anglosajona, con carrocería fabricada por ebanistas orotavenses, dotada de
todos los elementos que se requerían para toda clase de transporte desde la
banana al comercio, sin descartar la construcción.
Delante
del camión, sus dos hijos menores: Antonio Álvarez (con pantalones cortos,
emigró a Venezuela, donde siguió los pasos de su padre de camionero) y José Andrés
Álvarez con un pantalón largo de tirantes que nuestras costureras villeras entonces
fabricaban manualmente.
José
Andrés, se quedó con el camión de su padre Austi (fotografía), con el tiempo,
lo fue cambiando por modernos vehículos de grandes contenedores.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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