El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS
remitió entonces (28/03/2020) estas notas que tituló; “EL
CUIDADO DE LOS JARDINES (RECONOCIMIENTO A MARTÍN RODRÍGUEZ)”: “…Ahora que se ha jubilado Martín Rodríguez Pérez,
cariñosamente conocido por ‘el Cabra’, es de justicia reconocer su excelente
trabajo en el tratamiento de las zonas ajardinadas en el Puerto de la Cruz,
aunque haya disconformes y digan rápidamente “pues en mi barrio no se notó”.
Martín llegó en silencio, con
su título universitario en el bolsillo, a principios de los ochenta, cuando el
malogrado Francisco Afonso encabezó la segunda gran transformación del
municipio. Tenía claro que había que cualificar los encantos portuenses y
empezó a desarrollar una tarea de reverdecimiento y cuidado de espacios libres,
paseos y parterres que, curiosamente, admiraban casi todos los visitantes,
mientras muchos nativos no solo no los valoraban sino que, en algunos casos,
los maltrataban y destrozaban.
Hoy, cuando pasear por la
ciudad, en medio de tanta soledad y de tanto vacío, con una impresión elevada
de limpieza y mantenimiento, sirve para apreciar uno de los activos que
sustentan la oferta del destino y la calidad de vida de sus habitantes,
residentes, nativos y visitante.
Martín fue, durante su etapa
activa, un celoso cumplidor de su oficio y de sus cometidos. Desde temprano, en
las calles y plazas, ya estaba vigilando sin vigilar. Con alegría y con
zorrería, esa que va en el linaje, observaba la labor de los componentes de su
mirada y ayudaba como uno más. Comprobaba y ya pensaba en el día siguiente, en
el cuándo de la tarea que le habían encargado su concejal jefe o los ediles a
los que cualquier ciudadano hacía llegar alguna demanda.
Martín Rodríguez Pérez estaba
siempre ahí, a pie de palmera, cuidadoso de no pisar el césped, disconforme
cuando algún resultado no era satisfactorio. Ensayó con numerosos cultivos,
para renovar el aspecto de determinados sectores. Inculcó a los jardineros una
disciplina subliminal que, a la larga, se iba notando: arbustos, flores… la
vegetación, en su conjunto, esa belleza natural, bien cuidada, están para
admirar.
Martín, que jugó al baloncesto
en sus tiempos mozos para lanzar los tiros libres y capturar él mismo el
rebote, incursionó en el cultivo y cuidado de los bonsais, fortaleciendo el
interés de muchas personas a las que cabe llamar artesanos o artistas de la
jardinería. Echaba pestes de los desaprensivos que arruinaban el trabajo de
plantación o reforestación pero seguía empeñado en mejorar los elementos que
embellecían el municipio.
Ahora que, a diario, se
homenajea a profesionales y colectivos, las circunstancias permiten apreciar el
trabajo de jardineros, barrenderos, recogedores de residuos y del propio Martín
Rodríguez Pérez que, ya jubilado, podrá apreciar los frutos que sembró durante
tantos años…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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