ANDREA
DE LA ROSA MARTÍN la conocíamos por; “ANDREA LA DE ARENCIBIA”, nació en la
Villa de La Orotava y falleció en la misma el día 7 de Marzo del año 2020.
Toda
una vida trabajando en el hogar de los “Arencibia”, cuidando a todos los menores
como una madre.
Mansión
de puro estilo canario con un patio extraordinario que desapareció en el tiempo
como todas sus continuas de la misma calle y acera.
La
Mansión de los Arencibia estaba por debajo de mi casa, donde nací, me crie, y
pase la infancia y mi primera juventud.
Mi casa
daba por detrás hacia el jardín ordenado y mantenido por los soldados de san
Agustín y detrás había una charca propiedad de doña Mercedes López Buenafuente
que daba para la Sidrona o carretera Nueva (actual avenida Obispo Benítez de
Lugo). En la que convivían ranas que cantaban en el anochecer, en aquellos
tiempos lluviosos, y muchas saltaban al patio de casa.
Recuerdo
ver a Andrea conversando con mi tía Consuelo Abréu González, mi segunda madre,
en el recibidor de casa, a la espera de recoger las ranas para devolverla a la
charca.
Por
circunstancias de la vida, se vendieron todas aquellas recordadas casas de la
mitad de la calle El Calvario de estilo propio canario.
Nosotros
nos fuimos a vivir unos 100 metros más abajo y la familia “Arencibia” se
distribuyó por otros lugares como la calle Juan Padrón y Sor Soledad Cobián.
Pero
Andrea contrajo matrimonio con el soltero de la mansión: Pepito Arencibia
Parra, compraron la casa de Secundino Rodríguez ex funcionario del Banco Exterior
en la calle El Agua – Tomás Zerolo.
Donde vivieron varias décadas felizmente.
En la
fotografía vemos a nuestra querida Andrea, ya viuda de Pepito, acompañada de un
matrimonio que le atendía, viendo pasar la procesión de la Virgen de la
Candelaria de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán del ex convento dominico
de Santo Domingo (donada por el constructor don Manuel Martín Méndez, y
realizada por el escultor don Ezequiel León Domínguez), pidiéndole ayuda
para estar siempre en su seno.
Pues si
querida Andrea, tu Virgen de la Candelaria de tu parroquia te acaba de
llevar a su casa de la eternidad, donde
la esperanza y la misericordia siempre estarán contigo.
Un
abrazo y hasta siempre.
Ah por
cierto, mi próxima nieta llevará el nombre tuyo “Andrea”, así se llamó también
mí querida y recordada tía abuela: Andrea González Cejas.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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