martes, 10 de marzo de 2020

ANDREA Y EL RECUERDO DEL CANTO DE LAS RANAS



ANDREA DE LA ROSA MARTÍN la conocíamos por; “ANDREA LA DE ARENCIBIA”, nació en la Villa de La Orotava y falleció en la misma el día 7 de Marzo del año 2020.
Toda una vida trabajando en el hogar de los “Arencibia”, cuidando a todos los menores como una madre.
Mansión de puro estilo canario con un patio extraordinario que desapareció en el tiempo como todas sus continuas de la misma calle y acera.
La Mansión de los Arencibia estaba por debajo de mi casa, donde nací, me crie, y pase la infancia y mi primera juventud.
Mi casa daba por detrás hacia el jardín ordenado y mantenido por los soldados de san Agustín y detrás había una charca propiedad de doña Mercedes López Buenafuente que daba para la Sidrona o carretera Nueva (actual avenida Obispo Benítez de Lugo). En la que convivían ranas que cantaban en el anochecer, en aquellos tiempos lluviosos, y muchas saltaban al patio de casa.
Recuerdo ver a Andrea conversando con mi tía Consuelo Abréu González, mi segunda madre, en el recibidor de casa, a la espera de recoger las ranas para devolverla a la charca.
Por circunstancias de la vida, se vendieron todas aquellas recordadas casas de la mitad de la calle El Calvario de estilo propio canario.
Nosotros nos fuimos a vivir unos 100 metros más abajo y la familia “Arencibia” se distribuyó por otros lugares como la calle Juan Padrón y Sor Soledad Cobián.
Pero Andrea contrajo matrimonio con el soltero de la mansión: Pepito Arencibia Parra, compraron la casa de Secundino Rodríguez ex funcionario del Banco Exterior en la calle El Agua –  Tomás Zerolo. Donde vivieron varias décadas felizmente.
En la fotografía vemos a nuestra querida Andrea, ya viuda de Pepito, acompañada de un matrimonio que le atendía, viendo pasar la procesión de la Virgen de la Candelaria de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán del ex convento dominico de Santo Domingo (donada por el constructor don Manuel Martín Méndez, y realizada por el escultor don Ezequiel León Domínguez), pidiéndole ayuda para  estar siempre en su seno.
Pues si querida Andrea, tu Virgen de la Candelaria de tu parroquia te acaba de llevar  a su casa de la eternidad, donde la esperanza y la misericordia siempre estarán contigo.
Un abrazo y hasta siempre.
Ah por cierto, mi próxima nieta llevará el nombre tuyo “Andrea”, así se llamó también mí querida y recordada tía abuela: Andrea González Cejas.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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