Foto tomada en una boda, con su amigo, el musicólogo orotavense; José
Álvarez conocido por “Beethoven villero”.
El amigo del
Puerto de la Cruz; CELESTINO GONZÁLEZ HERREROS, remitió entonces (10/12/2013) estas
notas que tituló; “AGUSTÍN UN VILLERO
POPULAR Y NOTABLE”: “…En varias
ocasiones tuve el placer de hallarme cerca, se supone echándome un vasito de
vino del país en La Orotava con algunos amigos de Agustín El Gigante,
deleitándonos con su mágico timple y aquellas folias que emocionaban oírlas
cantar por él; y al momento era el rey de la reunión. Un hombre educado y muy
respetuoso. Yo diría más, era prudente, sobre todo con las personas con las que
no haya tenido mucho trato, aunque cuando se le subían los vapores báquicos
para él todos éramos iguales.
Aquellas tardes de inviernos requerían acercarse algún
mostrador que tuviera encendida la cafetera y era en esos altares donde surgían
las más calientes tertulias parranderas disputando a la vez temas de futbol, de
boxeo y sobre todo del precio del vino…
Tengo muy buenos recuerdos de aquellos ratitos vividos
por aquellos lares, antes de coger la última guagua para el Puerto de la Cruz,
el taxis de don Celso o caminando si se nos acababa el dinero que llevábamos. A
veces, si nos encontramos, acá, en la calle, alguno de aquellos viejos amigos,
recordamos la vivencias aquellas en la Villa. Por ejemplo, en la Ciudad de los
muchachos, en El Tapia, Bar Parada, etc. Entonces, mutuamente nos respetábamos
y de esa manera no había motivos para broncas, cada cual en su sitio y aquí
paz… Nos alegraba verle entrar con su timple bajo el brazo y su cálida sonrisa
saludando a la concurrencia, como quien dice: ¡Aquí estoy yo! Y, ¡échele vino
compadre!.. Otras veces, salíamos cantando por la calle en dirección algún
lugar determinado o despidiéndonos alternativamente, cada cual por su lado. Así
pues, nos quedaba la grata sensación de haber completado una tarde inolvidable.
Hoy quedan pocos de aquellos muchachos que después de cumplir sus principales
obligaciones, sin proponérselo hallaban un ratito para compartirlo con los
amigos y sin molestar a nadie.
Como no voy a recordar aquellos momentos vividos
después de haber leído el escrito de Ángel García dedicado al mencionado
Agustín el Gigante, homenajeándole por sus grandes dotes personales, su arte
musical y demás dotes positivas y a la vez solidarias.
Es grato, frecuentemente, repasar las hemerotecas de
los viejos periódicos y descubrir en sus espacios informativos o de opinión,
escritos relacionados con los pueblos y nuestras gentes.
Así pues, ruego al autor del siguiente trabajo, don
Ángel García, me permita tomarme la libertad de transcribir tan elocuente
escrito, en el que hace un fidedigno despliegue de aptitudes racionales del
aludido amigo Agustín El Gigante, que en la Paz del Señor esté…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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