Fotografías: Izquierda correspondiente
a un grabado creo que en óleo, recuerdo verlo en casa de mi madre en la calle
El Calvario de La Orotava donde nací, cuando aún era un niño, como cabecera de
un almanaque benéfico que adquirió en la Basílica de Candelaria.
Derecha Antonio Cabrera actualmente en
su despacho tinerfeño de odontólogo.
“…En el
año 1956, tiene lugar un prodigio debido a Martín. Un muchacho de poco más de
cuatro años de edad, de Tenerife, recibe un golpe en el pie producido por un
bloque de cemento de treinta kilos de peso. Prácticamente el pie queda deshecho
y el estado de herido es de cuidado. Aparece la gangrena y no la pueden detener
los médicos que asisten a Antonio Cabrera Pérez, que así se llama el muchacho.
La amputación se hace necesaria a juicio de cuatro facultativos a quienes se
consulta el caso. Pero he aquí que la familia vuelve los ojos a Martín, aplican
al pie deshecho una imagen del Santo y el 1 de Setiembre en la noche,
desaparece la gangrena y la cicatrización se inicia normalmente. Todos quedan
estupefactos y el milagro parece patente…”
Antonio, le conocí cuando estudiábamos
bachillerato en el colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava, él como
alumno interno, por el curso 1963 – 1964, recuerdo que se sentaba delante de mi
pupitre, casi siempre se estaba chupando el dedo gordo de la mano derecha,
tanto es así que el profesor de matemática el entonces sacerdote salesiano don Diego Yergo López, le puso el seudónimo
“chupa - dedo”.
Curiosamente
era muy aficionado a la tauromaquia (toros), casi siempre en las clases de
dibujo con don Francisco Dávila (fotógrafo de Tacoronte) se ponía a dibujar las
faenas de los toreros en la plaza de Toros. Por otro lado recuerdo que con
palillos de dientes hacia de banderillero sobre la espalda del compañero
interno de La Palmas de Gran Canarias de apellidos Betancourt y Bravo de Laguna,
por lo que casi termina por romperle la chaquetilla.
Un día
me contó que un ermitaño dominico de color procedente de Lima (Perú), patrón universal de la paz. Conocido también como "el Santo de La Escoba" por ser representado con una “ESCOBA”
en la mano como símbolo de su humildad. Le había salvado la perdida de una
de sus piernas que se dañó gravemente en un accidente que había tenido en
Garachico jugando de niño, y que su madre doña Berta Pérez Camacho procedente
de Santa Cruz de La Palma (amiga de mi tía Eladia Espejo, ambas vecinas de la
zona El Puente), fue señora esposa - viuda del entonces fallecido orotavense
don Inocencio García Bartlet (hijo del industrial chasnero Don Casiano García
Feo).
Ojeando
la hemeroteca del matutino de Tenerife “EL
DÍA”, en su edición del día 28 de Abril de 1962 sobre la Canonización el
fraile Martín de Porres: “…El acontecimiento católico – de entonces
próxima celebración en Roma – la canonización del Beato Fray Martín de Porres. Actualiza
un suceso registrado en la capital tinerfeña hace entonces unos años, del cual
obtenemos noticias valiosas, que insertamos en todo lo que tienen de interés,
sin que, por nuestra parte, le quitemos o añadamos ni un ápice al material
informativo que llegó a nuestro poder. El protagonista de la presente
información es un niño: Antonio Cabrera Pérez Camacho.
Por lo que se deduce de los datos que nos
han sido suministrados por los doctores de Medicina que lo atendieron a
consecuencia de un accidente que sufrió el menor en cuestión, algo imposible de
esclarecer por la ciencia suscita ahora – a causa de estar los hechos de que se
trata en estrecha relación con el beato Fraile Martín de Porres…”
En el
verano del 2017, debido a una cruel enfermedad, el amigo y compañero de pupitre
en el Colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava; Antonio Cabrera Pérez
Camacho, nos dijo adió definitivamente.
Probablemente
la leyenda de su niñez, esta vez se hizo realidad, quizá el ermitaño dominico
de color procedente de Lima (Perú), patrón universal de la paz.
Conocido también como "el Santo de La Escoba" por ser representado con una “ESCOBA”
en la mano como símbolo de su humildad, se lo llevó a la gloria eterna.
Hasta pronto amigo y compañero.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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