Desde antiguo, el Teide ha servido como un verdadero referente para todos
los tinerfeños. Su figura majestuosa representa una seña de identidad que
despierta la admiración de los foráneos y el orgullo de quienes hemos tenido el
privilegio de nacer a su sombra. Ascender a su cumbre es también un reto con
cuya superación se hace posible ahondar ese sentimiento de unión con la propia
tierra, con el ser isleño. Y, ciertamente, esa prueba puede suponer un arduo
desafío que, por desgracia, no está al alcance de cualquiera.
Precisamente, reparar esa situación fue una de las razones principales que
llevaron a Andrés de Arroyo a proponer en su momento la construcción de un
sistema que permitiera tal ascensión por medios mecánicos y, con ello, de una
forma cómoda y rápida. Por ese motivo su figura como impulsor y defensor de lo
que hoy conocemos como el Teleférico del Teide queda debidamente glosada en
esta publicación, en la que se recoge la larga andadura que durante décadas ha
seguido esa instalación.
Así, su autor efectúa un detallado recorrido por los avatares que se han
sucedido desde que la iniciativa se conformó como una idea que después se
convirtió en real hasta llegar a nuestros días con una gran vitalidad. De una
forma minuciosa y pormenorizada lleva a cabo un relato de todo el proceso y una
semblanza de las personas que tomaron parte en su plasmación. Y para ello recurre
a abundante documentación gráfica y documental que ilustra de una manera muy
adecuada el esfuerzo que fue preciso empeñar para acometer el proyecto.
Siguiendo las páginas del libro el lector tendrá la oportunidad de conocer
detalles de la construcción y de las peculiaridades que rodean a una
instalación realmente única en Canarias. Asimismo, también podrá conocer las
numerosas referencias que han surgido a lo largo del tiempo alrededor del
teleférico, que constituye un atractivo singular para todos aquellos que acuden
a nuestra Isla y se maravillan ante la posibilidad de contemplar un paisaje
inusitado desde la cumbre de un volcán emblemático que, además, es patrimonio
de la Humanidad.
Estamos ante un trabajo muy bien hecho por el que debemos felicitar y reconocer
a su autor, a quien también agradecemos su dedicación y entrega.
RICARDO MELCHIOR NAVARRO, EL TELEFÉRICO DEL TEIDE: “…Es para mí una
enorme satisfacción acercar al lector esta primera aproximación a la historia
del Teleférico del Pico del Teide, una empresa que representa uno de los hitos
más significativos en la historia del turismo en nuestra isla.
En 1929, don Andrés de Arroyo y González de Chaves
tuvo la audacia de plantear la instalación de un teleférico para facilitar el
acceso a nuestro monumento natural más querido, el Pico del Teide. Éste habría
de posibilitar a la mayor parte de los tinerfeños, al margen de su edad o sus
capacidades físicas, el disfrute de la experiencia del ascenso y del
espectáculo de una visión que sobrecoge a los isleños y admira a los
visitantes. Este hombre creativo y visionario supo, igualmente, vislumbrar lo
que esta instalación iba a significar para ayudar a convertir a la isla,
décadas más tarde, en uno de los destinos turísticos más importantes del mundo.
La tarea no fue sencilla, pero su tenacidad y
perseverancia y el apoyo decidido de las instituciones insulares, con nuestro
Cabildo al frente, se vio recompensada treinta años más tarde, cuando el 15 de
octubre de 1959 se constituye la Sociedad Teleférico del Pico de Teide SA, para
promover la construcción y explotación del funicular aéreo . La iniciativa
encontró rápidamente apoyo en la sociedad isleña, en sus instituciones y en sus
empresas. En un tiempo de grandes carencias económicas, miles de familias se
apresuraron a apoyar, de manera entusiasta, el proyecto adquiriendo pequeñas
participaciones en la nueva sociedad. La iniciativa cobraba el carácter de
gesta en una isla que había hecho suyo el proyecto.
La construcción, a lo largo de la década de los
sesenta, constituyó un enorme reto para la ingeniería de la época. A las
dificultades propias de una obra que se desarrollaba entre los 2.300 y los
3.500 metros de altura, se sumaba un régimen de vientos que en algún caso
alcanzaban los 200 kilómetros por hora y las bajas temperaturas de hasta 20
grados bajo cero.
El transporte a brazo de los elementos metálicos y de
centenares de toneladas de peso en materiales, o la inserción de los anclajes a
la roca de los cimientos de las torres, mediante la introducción de un abanico
de barras de 50 metros de longitud, enterradas en un terreno congelado que
previamente debía descongelarse mediante la inyección de vapor de agua a alta
temperatura, dan una idea de las dificultades de esta obra única.
Participaron durante la obra trabajadores de varias
empresas europeas, que no siempre soportaron las condiciones de trabajo del
Teide. Por ello, hubieron de ser sustituidos por un número de entre 25 a 30
trabajadores provenientes, principalmente de Vilaflor, que en gran parte, terminadas
las obras, se integraron como trabajadores de la Sociedad, jubilándose
recientemente el último de ellos.
Me gustaría, en este punto, agradecer a todas las
personas que participaron en su construcción y las sucesivas reformas, desde
los ingenieros don Miguel Pintor y don Francisco Trujillo hasta las decenas de
trabajadores y empresas implicadas por su alto nivel cualificación,
responsabilidad y entrega.
Los Presidentes que me precedieron, desde 1961, hasta
1998, don Lorenzo Machado Méndez Fernández de Lugo, don Aureliano Yanes
Rodríguez, don Andrés de Arroyo Perdigón y don Cándido Luis García Sanjuán,
fueron audaces impulsores y diligentes gestores de la Sociedad. A ellos se debe
lo que es hoy Teleférico.
Quiero rendir, desde estas líneas, nuestro reconocimiento
y subrayar la deuda de gratitud que la Sociedad tiene para con ellos.
Entre los años 1998 y 2000 se procedió a una total
renovación de la instalación, con una importante inversión, a fin de
modernizarla superando los más exigentes requerimientos europeos, incorporando,
además, las más innovadoras tecnologías existentes. La cultura de la
excelencia, la innovación y la actualización permanente, ha sido y continúa
siendo una seña de identidad de la Empresa. Nuestro teleférico es hoy una
instalación de referencia, estando considerado como una de las tres más
importantes y avanzadas del mundo.
Es justo resaltar el esfuerzo de don Rafael Cedrés,
joven y brillante autor de este libro, por su notable esfuerzo investigador y
la minuciosa recopilación documental y gráfica de carácter histórico que
completan esta obra.
Teleférico del Teide es una de las atracciones más
demandadas y mejor valoradas por nuestros turistas, convirtiéndose en visita
obligada para los visitantes de la isla, que viven la experiencia irrepetible
de disfrutar de un espacio espectacular y mágico. La reciente declaración del
Teide como Patrimonio de la Humanidad por parte de Unesco, ha llenado de
orgullo a todos los tinerfeños, y nos obliga a ser aún más conscientes de
nuestra enorme responsabilidad y compromiso en promover su conocimiento y
defender sus valores. Por ello, Teleférico seguirá esforzándose, aún con más
tesón si cabe, en conseguir que sus visitantes se acerquen a él desde el
respeto y disfruten de una experiencia única e irrepetible.
Ese es nuestro compromiso…”
JOSÉ SABATÉ FORNS, PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD TELEFÉRICO DEL PICO DE TEIDE
SA. A MODO DE PRÓLOGO: “…El teleférico al pico del Teide es una
instalación ferroviaria del tipo funicular aéreo que facilita el ascenso al
pico más alto de España a los visitantes que desean hacer uso de él. Está en
funcionamiento desde 1971, año en el que fue inaugurado, tras 9 años de obras y
42 años después de que su promotor el señor Andrés de Arroyo concibiera la idea
de su construcción.
En esta publicación se acerca al lector la historia de
la instalación desde que fue concebida allá por el año 1929, pasando por todas
sus etapas hasta la actualidad. La construcción de la instalación no estuvo
exenta de grandes dificultades debido a la altitud en la que se tenía que
trabajar, a las inclemencias del tiempo y a los cambios continuos de
temperatura y humedad.
El teleférico desde sus orígenes se planteó con fines
turísticos. Incluso hubo una época en la que se pensó que podría servir para
explotar un negocio de baños de vapor en el cono. Lo cierto es que supone un
atractivo para los que visitan la isla por las vistas panorámicas que
proporciona el Teide desde su pico o simplemente desde la estación final.
Al encontrarse ubicado dentro de un Parque Nacional, a
lo largo de su historia ha tenido defensores y detractores. En la actualidad el
teleférico opera en un espacio natural declarado Patrimonio de la Humanidad.
En la elaboración de esta publicación se ha contado
con la inestimable colaboración de la Sociedad Teleférico del Pico de Teide
S.A. que ha facilitado tanto el acceso a las instalaciones como información
técnica que permitirá al lector conocer más en profundidad los detalles que
conforman el funicular.
Cabe destacar la especial colaboración de los
ingenieros Miguel Pintor y Luis Pintor.
La presente publicación sirva como homenaje a su
promotor, Don Andrés de Arroyo, al ingeniero que diseñó el proyecto de
construcción original, el Señor Ochoa Benjumea y a todos los trabajadores que
lo hicieron realidad trabajando en tan duras condiciones.
Finalmente agradecer a mi familia la comprensión y el
apoyo en la elaboración de este libro…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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