miércoles, 6 de diciembre de 2017

“EL TELEFERICO” DE RAFAEL CEDRÉS JORGE.



Desde antiguo, el Teide ha servido como un verdadero referente para todos los tinerfeños. Su figura majestuosa representa una seña de identidad que despierta la admiración de los foráneos y el orgullo de quienes hemos tenido el privilegio de nacer a su sombra. Ascender a su cumbre es también un reto con cuya superación se hace posible ahondar ese sentimiento de unión con la propia tierra, con el ser isleño. Y, ciertamente, esa prueba puede suponer un arduo desafío que, por desgracia, no está al alcance de cualquiera.
Precisamente, reparar esa situación fue una de las razones principales que llevaron a Andrés de Arroyo a proponer en su momento la construcción de un sistema que permitiera tal ascensión por medios mecánicos y, con ello, de una forma cómoda y rápida. Por ese motivo su figura como impulsor y defensor de lo que hoy conocemos como el Teleférico del Teide queda debidamente glosada en esta publicación, en la que se recoge la larga andadura que durante décadas ha seguido esa instalación.
Así, su autor efectúa un detallado recorrido por los avatares que se han sucedido desde que la iniciativa se conformó como una idea que después se convirtió en real hasta llegar a nuestros días con una gran vitalidad. De una forma minuciosa y pormenorizada lleva a cabo un relato de todo el proceso y una semblanza de las personas que tomaron parte en su plasmación. Y para ello recurre a abundante documentación gráfica y documental que ilustra de una manera muy adecuada el esfuerzo que fue preciso empeñar para acometer el proyecto.
Siguiendo las páginas del libro el lector tendrá la oportunidad de conocer detalles de la construcción y de las peculiaridades que rodean a una instalación realmente única en Canarias. Asimismo, también podrá conocer las numerosas referencias que han surgido a lo largo del tiempo alrededor del teleférico, que constituye un atractivo singular para todos aquellos que acuden a nuestra Isla y se maravillan ante la posibilidad de contemplar un paisaje inusitado desde la cumbre de un volcán emblemático que, además, es patrimonio de la Humanidad.
Estamos ante un trabajo muy bien hecho por el que debemos felicitar y reconocer a su autor, a quien también agradecemos su dedicación y entrega.
RICARDO MELCHIOR NAVARRO, EL TELEFÉRICO DEL TEIDE: “…Es para mí una enorme satisfacción acercar al lector esta primera aproximación a la historia del Teleférico del Pico del Teide, una empresa que representa uno de los hitos más significativos en la historia del turismo en nuestra isla.
En 1929, don Andrés de Arroyo y González de Chaves tuvo la audacia de plantear la instalación de un teleférico para facilitar el acceso a nuestro monumento natural más querido, el Pico del Teide. Éste habría de posibilitar a la mayor parte de los tinerfeños, al margen de su edad o sus capacidades físicas, el disfrute de la experiencia del ascenso y del espectáculo de una visión que sobrecoge a los isleños y admira a los visitantes. Este hombre creativo y visionario supo, igualmente, vislumbrar lo que esta instalación iba a significar para ayudar a convertir a la isla, décadas más tarde, en uno de los destinos turísticos más importantes del mundo.
La tarea no fue sencilla, pero su tenacidad y perseverancia y el apoyo decidido de las instituciones insulares, con nuestro Cabildo al frente, se vio recompensada treinta años más tarde, cuando el 15 de octubre de 1959 se constituye la Sociedad Teleférico del Pico de Teide SA, para promover la construcción y explotación del funicular aéreo . La iniciativa encontró rápidamente apoyo en la sociedad isleña, en sus instituciones y en sus empresas. En un tiempo de grandes carencias económicas, miles de familias se apresuraron a apoyar, de manera entusiasta, el proyecto adquiriendo pequeñas participaciones en la nueva sociedad. La iniciativa cobraba el carácter de gesta en una isla que había hecho suyo el proyecto.
La construcción, a lo largo de la década de los sesenta, constituyó un enorme reto para la ingeniería de la época. A las dificultades propias de una obra que se desarrollaba entre los 2.300 y los 3.500 metros de altura, se sumaba un régimen de vientos que en algún caso alcanzaban los 200 kilómetros por hora y las bajas temperaturas de hasta 20 grados bajo cero.
El transporte a brazo de los elementos metálicos y de centenares de toneladas de peso en materiales, o la inserción de los anclajes a la roca de los cimientos de las torres, mediante la introducción de un abanico de barras de 50 metros de longitud, enterradas en un terreno congelado que previamente debía descongelarse mediante la inyección de vapor de agua a alta temperatura, dan una idea de las dificultades de esta obra única.
Participaron durante la obra trabajadores de varias empresas europeas, que no siempre soportaron las condiciones de trabajo del Teide. Por ello, hubieron de ser sustituidos por un número de entre 25 a 30 trabajadores provenientes, principalmente de Vilaflor, que en gran parte, terminadas las obras, se integraron como trabajadores de la Sociedad, jubilándose recientemente el último de ellos.
Me gustaría, en este punto, agradecer a todas las personas que participaron en su construcción y las sucesivas reformas, desde los ingenieros don Miguel Pintor y don Francisco Trujillo hasta las decenas de trabajadores y empresas implicadas por su alto nivel cualificación, responsabilidad y entrega.
Los Presidentes que me precedieron, desde 1961, hasta 1998, don Lorenzo Machado Méndez Fernández de Lugo, don Aureliano Yanes Rodríguez, don Andrés de Arroyo Perdigón y don Cándido Luis García Sanjuán, fueron audaces impulsores y diligentes gestores de la Sociedad. A ellos se debe lo que es hoy Teleférico.
Quiero rendir, desde estas líneas, nuestro reconocimiento y subrayar la deuda de gratitud que la Sociedad tiene para con ellos.
Entre los años 1998 y 2000 se procedió a una total renovación de la instalación, con una importante inversión, a fin de modernizarla superando los más exigentes requerimientos europeos, incorporando, además, las más innovadoras tecnologías existentes. La cultura de la excelencia, la innovación y la actualización permanente, ha sido y continúa siendo una seña de identidad de la Empresa. Nuestro teleférico es hoy una instalación de referencia, estando considerado como una de las tres más importantes y avanzadas del mundo.
Es justo resaltar el esfuerzo de don Rafael Cedrés, joven y brillante autor de este libro, por su notable esfuerzo investigador y la minuciosa recopilación documental y gráfica de carácter histórico que completan esta obra.
Teleférico del Teide es una de las atracciones más demandadas y mejor valoradas por nuestros turistas, convirtiéndose en visita obligada para los visitantes de la isla, que viven la experiencia irrepetible de disfrutar de un espacio espectacular y mágico. La reciente declaración del Teide como Patrimonio de la Humanidad por parte de Unesco, ha llenado de orgullo a todos los tinerfeños, y nos obliga a ser aún más conscientes de nuestra enorme responsabilidad y compromiso en promover su conocimiento y defender sus valores. Por ello, Teleférico seguirá esforzándose, aún con más tesón si cabe, en conseguir que sus visitantes se acerquen a él desde el respeto y disfruten de una experiencia única e irrepetible.
Ese es nuestro compromiso…”
JOSÉ SABATÉ FORNS, PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD TELEFÉRICO DEL PICO DE TEIDE SA. A MODO DE PRÓLOGO: “…El teleférico al pico del Teide es una instalación ferroviaria del tipo funicular aéreo que facilita el ascenso al pico más alto de España a los visitantes que desean hacer uso de él. Está en funcionamiento desde 1971, año en el que fue inaugurado, tras 9 años de obras y 42 años después de que su promotor el señor Andrés de Arroyo concibiera la idea de su construcción.
En esta publicación se acerca al lector la historia de la instalación desde que fue concebida allá por el año 1929, pasando por todas sus etapas hasta la actualidad. La construcción de la instalación no estuvo exenta de grandes dificultades debido a la altitud en la que se tenía que trabajar, a las inclemencias del tiempo y a los cambios continuos de temperatura y humedad.
El teleférico desde sus orígenes se planteó con fines turísticos. Incluso hubo una época en la que se pensó que podría servir para explotar un negocio de baños de vapor en el cono. Lo cierto es que supone un atractivo para los que visitan la isla por las vistas panorámicas que proporciona el Teide desde su pico o simplemente desde la estación final.
Al encontrarse ubicado dentro de un Parque Nacional, a lo largo de su historia ha tenido defensores y detractores. En la actualidad el teleférico opera en un espacio natural declarado Patrimonio de la Humanidad.
En la elaboración de esta publicación se ha contado con la inestimable colaboración de la Sociedad Teleférico del Pico de Teide S.A. que ha facilitado tanto el acceso a las instalaciones como información técnica que permitirá al lector conocer más en profundidad los detalles que conforman el funicular.
Cabe destacar la especial colaboración de los ingenieros Miguel Pintor y Luis Pintor.
La presente publicación sirva como homenaje a su promotor, Don Andrés de Arroyo, al ingeniero que diseñó el proyecto de construcción original, el Señor Ochoa Benjumea y a todos los trabajadores que lo hicieron realidad trabajando en tan duras condiciones.
Finalmente agradecer a mi familia la comprensión y el apoyo en la elaboración de este libro…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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