Expresión oral
de Francisco González Casanova y Jesús Gutiérrez Delgado “Borbolla”. Datos
biográficos extraídos del nobiliario de Canarias; tomos I y IV.
Parentescos de don Fernando de Castilla, Regidor de La Palma (S. XVI), de
la familia de los marqueses de Florida. Sus padres: Don Luis Segundo Julián
Nicolás Benítez de Lugo y Benítez de Lugo, nacido en La Orotava el 27 de
febrero y bautizado el 7 de marzo del año 1846. Abogado de los Tribunales de la
Nación, que falleció el 6 de agosto de 1908. Y María del Carmen Velarde y
Francis nacida en la ciudad de Cádiz el 3 de junio del año 1849, y muerta en la
Villa de La Orotava el 21 de Diciembre de 1892, hija de Don Cosme Velarde y
Menéndez – Valdés, contralmirante de la Real Armada, y de doña Ifigenia Francis
u Delgado – Trinidad que se casaron en el año 1848 en San Fernando,
Cádiz. Su padre contrajo un segundo matrimonio en la Orotava, en el
año 1894, con doña María Ana Pereira de Ocampo y Armas, no tuvo descendientes.
Don Luis Benítez de Lugo y Velarde. Nació en la Villa de la Orotava el 5 de
enero del año 1882. Casó en el templo parroquial de Nuestra Señora de la
Concepción de la Villa de La Orotava el día ocho de Diciembre día de la
Inmaculada con la dama orotavense Doña María de la Purísima Concepción Luisa
Bernarda de Zárate y Méndez de Lugo Monteverde y León Huerta Figueredo
Xuárez de la Guardia León, nacida en la Villa el día veinte de agosto y
bautizada el 2 de septiembre del año 1897, que falleció en la Villa orotavense
el 23 de noviembre del año 1922. Fruto del matrimonio son sus dos hijas: María
del Carmen Benítez de Lugo y Zárate, nacida en la Villa de La Orotava el 14 de
septiembre de 1917 y casada en la misma Villa, el 19 de febrero del año 1941,
con don Antonio Suarez García. Y María Candelaria Benítez de Lugo y
Zárate nacida el 4 de septiembre del año 1920, también en La Orotava, donde
casó el día 30 de julio de 1941, con don Jaime Martínez de Azágra y Agreda,
Licenciado en Derecho, teniente de Infantería, que nació en Almazán, Soria, el
30 de marzo de 1919. Don hijos suyos: don Jaime, don Luis y doña María Luisa
Martínez de Azagra y Benítez de Lugo.
El amigo desde
la infancia de la Villa de La Orotava; FRANCISCO GONZÁLEZ CASANOVA, remitió entonces
estas notas oralmente, que le sucedió a su padre don Manuel González Pérez
ultimo alcalde republicano de La Villa de La Orotava, en Madrid los días
previos al alzamiento militar que produjo la guerra incivil española: “… Mi padre estando en Madrid le cogió
el Alzamiento Militar, cuando ya había solucionado los problemas que llevaba en
proyecto. La noche del 16 de julio de aquel triste año 1936, al salir del
Teatro de la Zarzuela (Madrid), en unión de don Luís Benítez de Lugo y don
Domingo Regalado (entonces presidente y gerente de la Cooperativa Agrícola
Norte de Tenerife FAST), sintió que le llamaban, era el caricaturista “Mesita”,
el cual le comunica que las Tropas de Marruecos se habían sublevado. Como buen
demócrata, viendo que sus compañeros don Luís y don Domingo deseaban regresar a
sus casas, les gestionó toda la documentación para que salieran para Tenerife…”
Perteneció al Consejo Nacional de la Mutualidad de futbolistas españoles,
miembro de la junta directiva del CD. Tenerife. En el mes de junio del año
1948, fundó conjuntamente con los señores orotavenses, don Fernando Méndez y
Ponte y don Sebastián Fernández Perdigón el CF Norte de Tenerife, un club
futbolero que agrupó a los mejores jugadores del norte de Tenerife, que tenía
su sede social y su estadio oficial en el Peñón del Puerto de la Cruz. Hecho
que se produjo para reforzar y participar en la entonces máxima categoría del
fútbol canario con los grandes club de la capital tinerfeña, la Laguna y Las
Palmas de Gran Canarias.
En el año
1949, don Luis Benítez de Lugo, le ofrece trabajar de auxiliar administrativo
en el Banco Exterior de España de La Orotava, a tres integrantes del CD. Norte
procedente del Orotava; Manolo Quintero, Fernando Morales “Monago” y Jesús
Gutiérrez Delgado “Borbolla”. Manolo Quintero se queda a trabajar en la
entidad, Fernando Morales le contestó que su oficio era el de ebanista, y Jesús
Gutiérrez Delgado quería irse a la
península en busca de nuevos horizontes futbolísticos.
Por lo que le
apoya para que fiche en el Real Club Celta de Vigo entonces de la primera
división nacional del fútbol español, que en aquel tiempo había sido habita de
muchos jugadores isleños.
Don Luis
Benítez de Lugo y Velarde falleció en su domicilio veraniego de la Caleta de
Interián – Garachico el día 10 de febrero del año 1957. La prensa tinerfeña
hizo eco de su fallecimiento: “… En la Caleta de Interián ha dejado de existir el respetable señor don
Luis Benítez de Lugo y Velarde, persona perteneciente a distinguida familia de
arraigo en la Villa de La Orotava. El finado, persona de trato afable y
carácter sencillo, de espíritu caballeroso, así como un gran admirador de las
bellezas isleñas, siempre propugnó por el engrandecimiento del país,
interviniendo en campañas periodísticas en relación con el cultivo del plátano,
demostrando en todo momento su gran competencia y dotes de inteligencia. El
fallecimiento del distinguido señor ha sido muy sentido en la sociedad
orotavense, donde el finado contaba con la general estimación y consideración,
lo que se puso de manifiesto en el acto del sepelio de sus restos mortales,
figurando en la comitiva una numerosa concurrencia…”
Otro artículo entonces en la prensa de Tenerife sobre la muerte de
don Luis Benítez de Lugo y Velarde, que remitió entonces su nieta; MARÍA LUISA
MARTÍNEZ DE ASÁGRA Y BENÍTEZ DE LUGO, que firma un seudónimo “UN
TINERFEÑO”: “… Murió el hombre más valiente, murió la firmeza
pura, murió, por su desventura, pero murió firme siempre. (Copla Popular). Eso
fue don Luis. Un hombre de una insuperada valentía moral; de una firmeza de
convicciones inmutable; un caballero. En todos los actos de su vida lo demostró
cumplidamente. Su actives se distinguió de la del vanidoso. Del que quiere y no
puede. Fue un señor que, con innata y noble bondad, supo hermanar, mejor dicho,
fundir, el trato aristocrático de su cuna con el de menestral. Siempre en
contacto con el pueblo, acentuadamente en sus últimos años, que residió en su
casa de Inferían, donde falleció, sus actividades agrícolas las conjugaba con
sus deportes favoritos: la caza y la pesca. Con devota admiración
cariñosa de respeto, los más humildes hijos del pueblo compartían y practicaban
con él tales deportes. Don Luis con sus perros de caza de conejos, hurón
escopeta y redes de carácter cinegético, cañas y demás trebejos del arte de la
pesca, embutido en el automóvil con tales efectos, apenas dejaba espacio para
su persona y algún que otro de sus fieles deportistas que le acompañaba en sus
andanzas deportivas. Le velamos, como en arca de Noé, pasar en ruta hacia el
mar o la cumbre. Fue, además, un caballero deportista, entusiasta del fútbol,
al que en la zona Baja de las islas imprimió notable resurgimiento, sin más
aspiración y meta que la noble tarea de formar una juventud sana y viril
que se apartara de la viciosa costumbre de perder el tiempo entregada a juegos
de azar, tal el del envite, en locales cerrados, donde el aire enrarecido del
tabaco y el olor a “vinazo” destruyen en germen toda liberación de mejoramiento
intelectual y social. En todo asunto en que don Luis Benítez de Lugo
interviniera, el impuso creador de su actividad era evidente. Nada de
subterráneas t sinuosas posturas. El no conocía ese procedimiento. Marcho
siempre en línea recta. Esta, tal vez, fue la causa de que no prosperaran
redentoras iniciativas por él llevadas a la arena pública, tendentes
al mejoramiento económico de nuestra agricultura, que la emanciparan de
la ruinosa tutela en que viene sumida desde hace años. Su noble y
desinteresado empeño, frustrado fue por la inercia de la clase agrícola, en lo
que acaso tuvieron influencia decisiva los más allegado y obligados a él. Y
ello nos hace pensar si en su voluntario retiro en su casa y hacienda de Caleta
de Interián influyó la incomprensiva actitud de quienes, al combatirle,
hicieron inconscientemente el juego a combinaciones de Intereses creados.
Consiguientemente, la creación de la flota mercante canaria, por la que tan
fervientemente propugnó en artículos periodísticos, folletos y en batalladoras
reuniones públicas, quedó en el olvido. Hoy después de tantos años de aquella
campaña, se ha considerado crearla como posible solución para que nuestra
agricultura deje de ser ruinosa y aleatoria. Este fue el hombre de visión
constructiva y patriótica, Y como vivió, murió; silenciosamente, austeramente.
Su enhiesta figura física, como su fortaleza moral, no se doblegó nunca. Y si
no se nos permite el símil, abandonó su vida terrena como los pinos de nuestra
cumbres que, ni para morir, se doblan al soplo del vendaval…”
Durante
muchísimos años fue presidente de la Cooperativa Agrícola Norte de Tenerife
FAST.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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