Mi amigo portuense Melecio Hernández Pérez remitió entonces su obra
histórica de la vecina ciudad del Puerto de la Cruz. Me la dedica con
mucho cariño. Es una sorpresa mayúscula, pues se trata de uno de los
mejores y más completos trabajos que se le puedan ofrecer al
primer centro turístico de Canarias y de España,
pero que hoy pasa momentos muy difíciles. También quiero
agradecer a Nicolás González Lemus quien conjuntamente con Melecio han
elaborado un libro excepcional destinado a ocupar un puesto referencia en
la historiografía canaria.
El turismo en Canarias comenzó en el Puerto de la Cruz (hasta el principio
del siglo XX se le denominaba Puerto Orotava). Hay que tener en cuenta que hubo
razones históricas que explican por qué fue en este lado de la isla de Tenerife
y no en otra área del archipiélago canario. El valle de La Orotava había sido
desde el comienzo del asentamiento colonial una zona preferente, dada la
fertilidad de su suelo y las riquezas acuíferas. Fue el centro de explotación
agraria de los diferentes monocultivos que marcarían la historia económica de
la isla. Ello favoreció la temprana formación de una colonia extranjera
responsable de la comercialización de los productos agrarios
destinados a ser exportados, cuyo lugar de residencia fue sobre todo
el Puerto de la Cruz.
Gran parte de la historia de la incorporación de las islas a la orbita
científica europea realizadas por naturalistas europeos a lo largo de los siglo
XVIII y XIX, incluso parte del siglo XX, tuvo su centro de operaciones en el
valle de La Orotava y sobre todo en el Puerto de la Cruz. Recordemos que la
mediación exacta del Teide se realizó en la ciudad, Cuando la Academia de
Ciencias de Paris envió a Canarias en 1724 al astrónomo y
Botánico Louis Feuillée (1660 – 1732) para que fijase la longitud
exacta del primer meridiano que se encontraba en El Hierro y realizara una
medición de la altura de Teide, dada su importancia para la Geografía y la
Cartografía de las islas, realizó la triangulación para obtenerla en la playa
de Martianez. Se equivocó en su medida pues según sus cálculos el Teide medía
21.93 toesas (4.313 m.). La Academia volvió a retomar la iniciativa para
obtener una correcta medida y en vía a Tenerife en 1776 a Jean
Charles Bordas (1733 – 1799), matemático unos de los científicos más
reconocidos en la Francia de momento, quien daría por fin con la correcta
medición del Teide. La medición de Borda, la autentica la realiza en La Paz.
Desde este lugar, eligió para su triangulación Monte Miseria (donde hoy se
encuentra el Parque Taoro) y la Montaña de la Horca, también en el Puerto de la
Cruz, los jardines de Franchi en La Orotava, conocidos por encontrarse allí la
palmera de la conquista y el legendario drago, y obtuvo como resultado una
altura de 1905 Toesas (3.712.8 m.).
A lo largo del siglo XIX muchos de los viajeros se convertirían en los
descubridores del potencial turístico de las islas y aclamaron, sobre todo, al
valle de La Orotava por su belleza, idoneidad climática y familiaridad del
lugar - tras la larga presencia de una colonia británica a lo largo
de la historia en su puerto -. A todo ello hay que señalar los cambios que
trajo consigo el establecimiento del Estado Liberal, que aunque con
limitaciones, acabó definitivamente en 1824 con la Inquisición –
prohibía la profesión de hotelero a los extranjeros protestantes-.
Al mediado del siglo XX, concretamente el 21 de julio de 1959, el Gobierno
de la España de entonces aprueba el Decreto Ley de Ordenación Económica, más
conocido como el Plan de estabilidad (PE).
Desde la Perspectivas del turismo, la apertura al exterior trajo consigo la
implicación de los trámites de visado y aduanas para atraer a los visitantes,
porque necesitaban divisas, y todo ello en unos momentos en económica y la
prosperidad de los años cincuenta y sesenta. El artífice de la operación sería
el nuevo ministro de entonces de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne.
Uno de sus amigos sería el impulsor del desarrollo del turismo en el Puerto de
la Cruz: Isidoro Luz Carpenter durante más de diez largo años, para luego
continuar Felipe Machado del Hoyo y Solórzano, Felipe Machado y González de
Chaves y Antonio Castro…
Este magnifico trabajo de mis amigos Melecio y Nicolás que se presenta el
día 7 de junio 2010 en la sala de pleno del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz,
intenta abordar la historia del turismo en el Puerto de la Cruz a través de sus
personajes más destacados. Se sabe lo arriesgado que es esta labor
porque la ciudad cuna del turismo en Canarias, con tantos años de historia, le
debe mucho al trabajo de un buen número de personas – desde empresarios,
profesionales y políticos -, pero mi amigos investigadores creen que
los elegidos pueden ser una representación de los más transcendentales hasta el
momento de la elaboración de este estudio. Ellos piden perdón por la omisión de
algunos que también pudieran haber sido tratados por sus méritos.
Yo les recomiendo esta gran obra científica, investigadora y literaria a
los estudiosos de turismo, de historia, de la intrahistoria en
vuestro archipiélago canario en especial del Puerto de la Cruz de verdad tienen
una gran recompensa por su gran valor, y también agradecer a tres contertulio –
colaboradores de este blog; Isidoro Sánchez García como prologuista, a Juan
Cruz Ruiz como presentador y como editor la Escuela Universitaria de
Turismo Iriarte.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario