Fotografía de don Luis Molowny, en la Finca de Los Altos de La Villa de La
Orotava con su ex discípulo en la UD. Las Palmas el amigo de la infancia en la
calle el Calvario de la Villa de La Orotava; Francisco Sánchez García.
El amigo desde la infancia de la calle el Calvario de la Villa de La
Orotava; FRANCISCO SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (06/04/2012) estas notas
que tituló “DON LUIS MOLOWNY ARBELO,
UN CANARIO SEÑOR Y UNIVERSAL”: “…Nunca me pude
imaginar que aquel jugador del Real Madrid al que llamaban el Mangas, y que por
canario competía en mis preferencias infantiles, con los otros paisanos del
Atlético Madrid, Silva, Hernández, Mujica, Farias…., se fijase en las
cualidades deportivas de mi persona en un encuentro de fútbol de la Liga
Interregional que con el CD Puerto Cruz disputábamos con el Ferreras campeón de
Gran Canaria, al que le ganamos por 0-6 en el Estadio Insular de Las Palmas,
allá por Junio del año 1967. Al término del partido, el amigo Pagés, ex jugador
y ex directivo del Puerto Cruz, ya fallecido, sobresaltado aún por los
comentarios que le había terminado de hacerle Don Luis Molowny sobre mis
maneras futbolísticas, me vino a contar el especial interés que éste le
había mostrado para que me incorporara a su UD Las Palmas 1967/68 en el que
había fichado como entrenador. Sobre todo al enterarse de que jugaba en el CD
Puerto Cruz cedido por el Real Madrid con cuyo club estaba muy bien
relacionado, y con el que meses antes quien suscribe había fichado como
jugador amateur por interés de Don Miguel Malbo, para terminarme de hacer como
jugador para el primer equipo del Real Madrid, en el Rayo Vallecano que en
aquellos momentos ejercía de filial.
Y así ocurrió. Primero el irrepetible Secretario
General de la UD Las Palmas Don Jesús García Panasco se puso en contacto
conmigo para informarme que no había problemas con el Real Madrid para que
jugase la temporada 1967-68 como cedido, dado el interés mostrado por Don
Luis Molowny cuya cesión había resuelto con aquel equipo, por lo que si
estaba conforme me trasladara a Las Palmas para firmar la ficha con la UD Las
Palmas, como así hice.
Entonces, terminadas mis prácticas militares como
Alférez de Complemento en el Regimiento de Infantería 49 Batallón de Maniobras
de Los Rodeos a finales de agosto de 1967, me incorporé al equipo de la UD bajo
la disciplina de Don Luis Molowny. Los primeros partidos de entrenamiento con
mi presencia fueron más que esperanzadores tanto para el míster como para su
directiva. El equipo estaba pendiente del servicio militar de Gilberto I,
Martín II y Niz desconociendo la posibilidad de sus permisos y de sus
buenas formas. Por ello, empezamos en tales partidos preparatorios, formando la
delantera José Juan, Justo Gilberto, Germán, yo y León. Pero a medida que
seguían los entrenamientos y los partidos, me daba cuenta que mi forma
descendía, y la situación de los militares mejoraba en cuanto a permisos y
estado físico. El ojo clínico del míster reajustó de inmediato la delantera,
dado mi bajón físico, pasando José Juan a centro delantero, León a extremo
derecho, Giberto I a extremo izquierdo, Germán a interior izquierda,
manteniendo a Justo Gilberto de interior derecha. El éxito fue total, y con esa
delantera y con Ulacia de portero, Aparicio, Tonono y Martín II de defensas, y
Castellanos y Guedes, con las aportaciones esporádicas del portero Oregui, de
los defensas Martín I y José Luis, del medio Niz y mía en la delantera,
quedamos terceros en la Liga.
Al final de esa temporada 1967-68, nos había
correspondido el Langreo de 2ª División en la competición que se
denominaba Copa del Generalísimo. En el partido de ida, noté una pequeña
movida, como si quisiera el equipo prescindir de mi suplencia que tan normal
había aceptado durante la temporada. Se quería dar descanso a algunos
jugadores, pero para sustituirlos no se quería contar conmigo dado mi carácter
de cedido por el Real Madrid, sino a los otros jugadores pertenecientes en
propiedad al equipo. Lo acepté en Langreo. En el partido de vuelta en Las
Palmas se había dado la convocatoria en la que era normal me citaran como
suplente. Cuando por la mañana del sábado correspondiente me dirijo al Insular
para coger la guagua que nos llevaba al lugar de concentración en Santa
Brígida, me veo a Germán del que era suplente natural y al que habían
convocado como titular, que me dice: “Sánchez, ahora que no puedo jugar por
lesión y te iba a dar la oportunidad, me parece que tampoco va a poder ser,
porque están llamando al que no habían convocado por descanso, para que me
sustituya”. Me dirigí a la caseta del Estadio para confirmar lo que me
había dicho Germán, y un compañero me comentó: “Sánchez a aguantarse tocan”. Yo
de mal criado, le contesté: “aguantarán ustedes, pero yo no necesito el fútbol
y me voy”. Cogí mi maletín de concentración y me marché. Don Jesús García
Panasco y Don Luis Molowny me estuvieron esperando en la guagua más de lo
habitual dando tiempo a que yo llegara. No se esperaban un acto de indisciplina
por mi parte tan grave. Pero no llegué porque vi el partido como otro
espectador más…… hasta el lunes en que me encontré en el restaurant El Timple
con Don Luis al que saludé devolviéndome el saludo. Al poco rato, seguramente
avisado por Don Luis llegó al restaurante Jorge, un querido administrativo del
Club para citarme para el día siguiente a la oficina del Sr. García Panasco.
Fui el martes y el otro día miércoles a hablar horas con Don Jesús. Charlamos
largos y tendidos sobre el expediente que me quería abrir por el portazo tan
fuerte que había dado. Le repliqué sobre los nulos derechos de los jugadores
profesionales conversando sobre otras muchísimas cosas relacionadas con el
fútbol y el derecho de retención que tanto afectaba la dignidad de los
profesionales. Pero lo que más me recalcó fue lo que mi actitud había molestado
a Don Luis Molowny, conociendo que por su interés principalmente me encontraba
en la UD. Me exigió una reparación directa hacia su persona. Yo lo acepté de
manera inmediata lo que no dejó de sorprender a Don Jesús, quien creo estaba
seguro no la iba a aceptar. Tan pronto dejé sus oficinas, llamé a Don Luis por
teléfono para pedirle me recibiera donde quisiera para hablar con él sobre el
tema. Quedamos en su casa al día siguiente por la tarde.
La reunión no pudo resultar más entrañable y en
medio del whisky al que me invitó, pude conocer la tremenda humanidad y
personalidad deportiva de un hombre hecho para prestigiar el fútbol. No sólo le
pedí disculpas sino que quedamos amigos para siempre, lo que pude corroborar hace
un par de años, cuando me aceptó la invitación a mi casa.
Porque fue esa especial personalidad deportiva la que
le inclinó intuitivamente a la mezcla de tinerfeños y canariones con un par de
peninsulares para que obtuviera como resultado la brillantez que se propuso.
Sabía que los genes deportivos canarios eran y son de extraordinaria calidad.
Lo había experimentado él y otros compañeros paisanos en los diversos equipos
profesionales donde participaron. Lo comprobó con la selección de juveniles de
Gran Canaria haciéndola campeona de España. Y cuando lo fichó la UD Las Palmas
sólo tuvo que incorporar sangre chicharrera a la canariona para obtener primero
ese prestigioso tercer puesto, y al año siguiente, el subcampeonato de Liga.
Ese ojo clínico de Don Luis le llevó a triunfar
en el orden más importante de su vida cual es el familiar, sintiéndose muy
orgulloso de su esposa y principalmente de los hijos que aportaron a este
planeta tierra. Si supieron crear una familia modelo, le resultó fácil a Don
Luis acertar con el Real Madrid en sus diferentes fases o etapas. No se trataba
de decirle a sus jugadores: jueguen como saben. En los entrenamientos nos
marcaba con la facilidad que parece que escribe un Premio Nobel de Literatura,
las posiciones y la forma que cada jugador tenía que adoptar para que el equipo
funcionara, marcara y ganara. Y eso no era ni es tan fácil. O sí, tan fácil
como escribió Don Ernest Hemingway, el Viejo y el Mar.
Para alcanzar esa extraordinaria personalidad que a
todos los que le conocimos tanto nos ha encandilado, creo que hubo un factor
que impactó positivamente su vida. Don Luis, especialmente por sus
excepcionales cualidades deportivas, supo perdonar de joven a quienes le
hicieron daño política y socialmente a su padre, y con él a toda su familia. Y
se encontró de joven con personas tan generosas como Don Isidoro Luz Carpenter,
quien lo trajo de Santa Cruz para que jugara en el equipo de fútbol del Vera,
aunque no tuviera edad para ello, manteniéndolo en el barrio, hasta que
vinieron del equipo del Marino de Las Palmas para ficharlo, a lo que Don
Isidoro Luz no puso el menor reparo, dado el monto de la ficha que le ofrecían
muy superior a la del Vera. Me mostró su especial agradecimiento a Don Isidoro
por ese detalle. También me comentó que al incrementarle el Marino al año
siguiente dado su buen rendimiento le permitió llevarse su familia
a Las Palmas, lo que agradecía en sobremanera a sus dirigentes.
Del cariño que le profesaba Don Santiago Bernabeu fui
testigo directo en agosto de 1968, cuando después de la cesión a la UD Las
Palmas, regresé a la disciplina profesional del Real Madrid, y en el acto de la
presentación en la caseta del Estadio Chamartín, Don Santiago me reconoció
delante de todos los compañeros profesionales como licenciado en derecho,
preguntándome por Don Luis y expresando el gran afecto que sentía por él.
La represalia social contra su padre fue un dato
familiar muy poco conocido que la prensa madrileña tuvo la delicadeza de
reservar, dada la discreción que Don Luis siempre ha mantenido con esa etapa de
su vida, cuyo efecto sólo ha mantenido en la mesa y casa familiar, al pedirle
que en ellas nunca se hablara de política, la mejor manera de perdonar a
quienes tanto le hicieron daño.
Como tuve el privilegio de invitarle a mi casa
hace tres o cuatro años en la que tuvimos ocasión de compartir mesa, conejos
salvajes, papas bonitas, vino tinto del Valle y whisky con mis primos y
otros amigos, supimos del amor al fútbol, pero principalmente del cariño y
orgullo por su familia, que le daba suficiente tiempo para relacionarse con una
peña de amigos que le tenía en una perfecta tensión vital, lo que todo en
conjunto, pude observar, le dio una vida serena de deberes muy bien cumplidos
durante sus últimos años.
Gracias a la Organización del Trofeo Teide, Don Luis
tuvo también la satisfacción de recoger personalmente hace seis años la estima
que se le tiene en el Valle y en todo Tenerife, siendo el protagonista
del Trofeo Teide al que asistió como especial invitado. Quedó pendiente de la
visita a La Orotava en la Octava del Corpus y Romería de San Isidro, que ahora
disfrutará y apoyará como espíritu benéfico en el que se ha transformado como
toda persona de bien, para la permanencia de tan extraordinarias
manifestaciones religiosas.
Otra circunstancia que me permitió relacionarme con
Don Luis, como Director deportivo del Real Madrid, fue con motivo de mi
presidencia de la UD Orotava año 1978 al tener que enfrentarnos con el Real
Madrid Amateur en el Campeonato de España de Aficionados. Nos encontramos en la
antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid para dilucidar el partido de vuelta.
Departimos sobre la política de cantera, y me anunció el peligro que le estaba
suponiendo los familiares directos de sus jugadores de base, que se consideraban
todos padres de fenómenos. Se extrañó de que esa marea no hubiera llegado
todavía a La Orotava, pero que me preparase, porque llegaría. Tuve la suerte
que ni me cogió con la UD Orotava ni en los seis años que estuvimos en el
Colegio Salesianos con benjamines, alevines, infantiles y juveniles. Pero tuve
conocimiento de los efectos negativos de esa marea, aunque pienso que lo peor
ya ha pasado. En ese encuentro me confesó lo duro que le significaba entrenar,
principalmente porque nada más terminar el partido del domingo, su mente
empezaba a preocuparse del partido siguiente, lo que le creaba gran tensión,
pero que aceptaba por el amor que le profesaba al fútbol y al Real Madrid.
Nos vimos por última vez en el Hotel Santa
Catalina de Las Palmas el pasado año 2009, cuando el periodista Don Pascual
Calabuig y la empresa patrocinadora VVO nos invitó a los que formamos las
plantillas de la UD Las Palmas Temporadas 1967-1969 al anuncio de su libro
sobre esas campañas tan exitosas. Quedamos en que nos llamaríamos para vernos
en las fiestas de la Villa de la Orotava. Aunque siempre me pedías me acercara
primero por su casa para corresponderme a mi primera invitación.
En cuanto me sea posible, visitaré a su familia en la
calle Pi y Margall de Las Palmas, para felicitarles con un abrazo por haber
gozado tantos años de Don Luis Molowny un personaje canario y universal
por haber dado, con sus excepcionales cualidades humanas y futbolísticas,
prestigio y valor al deporte del fútbol.
Gracias por todo, Don Luis, o mejor, Luis, como
siempre me pedías te tratara. ..”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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