Fotografía en color referente al Mausoleo del Marqués de la Quinta Roja don
Diego Ponte del Castillo.
Realizada en grafica 3D con las nuevas tecnologías por el amigo desde la
infancia de la Villa de La Orotava; LUÍS GARCÍA MESA.
Este mausoleo símbolo de la intolerancia del siglo XIX fue diseñado por el
arquitecto masón Francés; Adolfo Cosquet.
Encargo de la marquesa de la Quinta Roja Madre doña Sebastiana del Catillo
y Manrique de Lara para enterrar a su hijo.
Es el libro de mis amigos villeros; José M. Rodríguez Maza y Nicolás
González Lemus. Magnífico prólogo del Catedrático de Historia de América
de la Universidad de La Laguna Manuel de Paz Sánchez,
desarrollado sobre los acontecimientos producidos en el Valle de La
Orotava, durante las décadas de 1870 y 1880, especialmente entre mediados de la
primera y principios de la siguiente, un interesante desarrollo, de la
masonería, gracias a la poderosa influencia que, desde Santa Cruz de Tenerife,
ejerció la logia Teide Nº 53 y sus organismos capitulares y filosóficos. El
libro está centralizado en la figura del orotavense, don Diego Ponte del
Castillo cuya biografía describen los autores, perteneció a la masonería
canaria y orotavense durante su primera época, la "prodigiosa", hasta
que su enfermedad le obligó a dejar la Veneratura de Taoro, Nº 90 al
terminar el año 1877. La muerte del marqués en su" finca de Garachico, el
4 de abril de 1880 según su expediente eclesiástico, dio lugar a la polémica
que Nicolás González Lemus y José M. Rodríguez Maza describen también en este
libro. Una polémica que, casi sin quererlo, inclina la pluma del historiador,
'como suele suceder, hacia la causa débil, y que dibuja un panorama general
caracterizado por los enfrentamientos entre la masonería y la iglesia católica
en unos momentos muy difíciles para ésta, a causa de la perdida de su poder
temporal, dibujando los autores, el pensamiento natural que la marquesa madre,
doña Sebastiana del Castillo, profundamente conmovida por la temprana muerte de
su amado hijo actuara como actuó y que, con la oposición de los responsables
del, cementerio católico, ordenase al maestro villero don Nicolás Álvarez
Olivera colocar en la tumba de su hijo el texto reproducido por Nicolás
González Lemus y José M. Rodríguez Maza, que expresa un dolor sin límites.
El libro de mis dos investigadores convecinos de la Villa descubre
temas importantes, como por ejemplo la conexión epistolar entre el médico de la
familia, el palmero don Víctor Pérez González y el arquitecto francés Adolphe
Coquet, artística y técnica también aparece documentada con nueva y valiosa
información, así el inédito proyecto de construir junto al mausoleo una
escuela para los hijos de los masones necesitados, proyecto que nunca se
ejecutó. Y el magnífico diseño del jardín que se dirige obligatoriamente hacia
el eje central desde donde aparece como un espacio ordenado y simétrico,
coronado en lo alto por el mausoleo. Una escalera central alargada y ancha,
pero pavimentada con peldaños bien proporcionados y flaqueados de jarrones,
conduce directamente a la cueva colocada debajo del mausoleo. La misma
atraviesa los parterres, espacios horizontales y caminos, dada la orografía
del terreno. El pavimento de guijarros del estrecho camino en el extremo
oriental está diseñado con mucho arte, en ocasiones de color con formas y
tamaños uniformes y en círculos concéntricos de textura fina, a pesar de que
caminar sobre ellos es incómodo. Todo el conjunto del jardín está conectado por
un entramado de caminos y paseos que conducen a la escalera central que lleva
al mausoleo. Por sus características, dispuesto. A lo largo de un eje que corre
entre la casa y el panteón (escalera central), con gruta de agua al fondo, dos
grandiosas escalinatas y parterres a los lados. Jardín probablemente de estilo
italiano.
La casita suiza, como la llamaba la prensa local, constituía un acento
sereno del jardín, un sublimen rincón donde se ponía de manifiesto el amor por
lo anglosajón. La triste y desaparecida actualmente casita suiza estaba
construida a base de madera con todos los elementos del estilo neogótico;
planta cuadrada, cubiertas con gran inclinación dé teja inglesa y riostra
proyectada a fachada de alto voladizo de madera, también pronunciado; sostenido
un listón dentado. Detalles todos del más puro estilo neogótico anglosajón.
Además, mandaría construir una casita más pequeña, también de fantasía neogótica,
en un extremo del estanque para refugio de los patos, los cuales convivían con
los bellos cisnes blancos que mandó traer de Marsella.
El libro aporta otros datos valiosos en la persona viuda del Marqués, doña
María de las Nieves Manrique de Lara, una mujer devota que trató de encontrar
en la iglesia bajo el patrocinio del diocesano canariense alivio a su dolor, lo
contrario del sucedido en Tenerife, también aporta datos referentes al último
testamento de la marquesa, en el que nombra heredero universal a Víctor
Pérez Ventoso. Así pues, felicidades a mi convecinos villeros orotavenses e
invito a los lectores a disfrutar de esta magnífica ilustración con referencia
documental muy valiosa e interesante, muchas totalmente inéditas para los
estudiosos. Sobre todo el interés acerca de la intransigencia y la intolerancia
a partir de un caso cuyo conjunto monumental ha merecido, acertadamente, la
declaración de bien de interés cultural.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario