El amigo de Los Realejos; JERÓNIMO DAVID ÁLVAREZ GARCÍA, remitió entonces
(12/10/2014) estas notas que tituló; “APROXIMACIÓN A LA VIDA COTIDIANA DE REALEJO ALTO HACIA 1888”.
Publicadas en la Prensa El Día, el domingo 12 de octubre del 2014: “…La convulsa Europa decimonónica superó las periódicas guerras
y las grandes epidemias de épocas precedentes (aunque aún existían conflictos
locales y el cólera), pero se enfrentaba a los retos políticos y sociales que marcarían
el siglo XX. En nuestro país se suceden los regímenes inestables, sólo se logra
cierto equilibrio político con la entronización de Alfonso XII y la Regencia de
María Cristina, bajo lo que se denomina La Restauración; estructura
socioeconómica y política que descansaba en el caciquismo y el bipartidismo;
sistema electoral que alternaría el poder entre liberales y conservadores (1).
Canarias, en plena expansión de inversiones extranjeras,
inaugura la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife. El Valle de La
Orotava, en palabras del responsable del distrito viceconsular británico, es “una zona puramente agrícola, posee un
comercio local insignificante y su puerto lo visitan muy pocos buques
extranjeros; pero debido a lo benigno de su clima, lo invariable de la
temperatura del aire entre el día y la noche y de día a día, la abundancia y
pureza de su agua, y lo pintoresco de sus paisajes en las cercanías del pico
del Teide, (…) es un punto favorito para el turismo, el viajero científico y
para aquellos con poca salud (2).
Mientras, permanece inmerso en sus disputas políticas
y electorales el Realejo Alto (3), patria del insigne polígrafo José de Viera y
Clavijo, quien escribe en el siglo XVIII acerca de su cuna: “Dista un corto paseo de [Realejo Bajo], es lugar también de buen temple, excelentes
aguas, huertas, viñas, frutales y arboledas. Tiene muchas casas arruadas en
calles. Su iglesia de tres naves es de las primeras parroquias de Tenerife.
Está dedicada a Santiago y se erigió en el sitio donde los Conquistadores
tenían un Real, de aquí el nombre que tenía el pueblo. Sirven lados curas
beneficiados, provisión del Rey y algunos sacerdotes. Hay un convento de franciscos
recoletos, como de veinte frailes y cinco ermitas. El vecindario es de 2.441
personas de ellas algunas en los pagos de San Agustín, Cruz Santa, Rosas, el
Mocán, etc.
Ambos
Realejos están dentro del referido Valle de Taoro (4). El Realejo de Arriba se estructuraba como ente
sociológico autónomo. Prueba de ese afianzamiento y los deseos de integración
social de sus vecinos es una disposición de su ayuntamiento en sesión de
noviembre de 1814, donde el alcalde solicita al obispo Manuel Verdugo “que las Misas del Alba de esta Parroquia se
dixesen al romper el día, en disposición que los vecinos no tuviesen reparo de hir
a oírla en la forma que puedan. Se nota que se ha dejado de cumplir con este
sagrado precepto, porque no se hallan decentes para asistir a la hora que se
celebra el Sacrificio que es cuasi media mañana; y para impedir que estas
personas imposibilitadas por su pobreza no dejen de cumplir con la Misa, se
pase Oficio a los Venerables Párrocos para que dispongan se observe lo
decretado por el Sr. Diocesano en su visita, por convenir así al bien general
de este vecindario”. En esta misma sesión se hace constar que los
vecinos trabajan los días festivos, hasta tal punto que “ya no se conoce cuál es el día destinado al Señor”, por lo que
se requiere que el alcalde prohíba esta costumbre bajo la pena que estime
oportuna (5).
A finales de siglo la burguesía agraria se halla
consolidada una vez ha desplazado a la aristocracia absentista (6). La nueva
élite realejera acapara los cargos públicos sustentada en una endogamia
profesional, extiende su influencia con la adquisición de tierras y agua,
emplea la religión como signo de poder y ascenso social y se promociona con el
matrimonio (7).
Se ha profundizado (8) en las conflictivas relaciones
políticas del municipio, pues en febrero de 1887 fueron anuladas las elecciones
municipales y cesados el alcalde (9) Isidro Oramas y Chaves (10) y sus
concejales. Tras el Espínola, (11) la alcaldía recae en Miguel Chaves Álbelo (12),
quien autoriza diferentes actuaciones en la administración local (13) durante
el primer semestre del año en estudio. Sobresale (14) la gratificación con
cincuenta pesetas al practicante José Barbuzano, por suministrar “auxilios medicinales” a varios
enfermos pobres del pueblo durante seis meses. La plaza de médico titular
estaba vacante y el servicio se efectuaba sin retribución alguna, por lo que el
interesado había suplicado su abono previamente.
La presidencia comunica que no procede el recurso de
alzada (15) interpuesto por el ex alcalde Isidro Oramas y Chaves contra un
acuerdo de ese Pleno declarándolo deudor directo como ex recaudador de los
impuestos de consumo y otros arbitrios municipales, por la cantidad de 40.312,29
pesetas. En sesión de febrero se refleja en acta la acusación contra el regidor
arriba citado y su gobierno, por malversación, declarándolos deudores por el
actual Consistorio.
Las evidencias demuestran que varios alcaldes habían
mal administrado la Corporación en los últimos veinte años.
Al siguiente mes, el grupo de gobierno toma las
medidas sanitarias, higiénicas y nutritivas necesarias para paliar los casos de
viruela que se habían producido en la Cruz Santa.
Por ello solicita los servicios del médico Manuel
Pestano, gratificándolo con 750 pesetas anuales, por ser facultativo interino (16).
Por oficio recibido, se solicita financiación para la
Exposición Provincial de Horticultura, que se celebrará en La Orotava en el mes
de mayo. A esta se contribuirá con las plantas y frutos notables que cada localidad
produzca. Al no existir ejemplares dignos de mención que aportar por el
municipio, se contribuye a la financiación con 125 pesetas.
El primero de abril se presenta el Proyecto del
Presupuesto Municipal Ordinario para el año siguiente. Los gastos ascienden a
14.547,90 pesetas
Y los ingresos
a 2.572,17, de lo que resultaba un déficit de 11.975,73 pesetas, “que se cubrirán con los recursos legales
del capítulo noveno de dicho presupuesto”. El “venerable párroco” (17) solicita a la municipalidad la exención
del pago de tributos, de la casa y huerto legada por el Dr. Domingo González de
Chaves (18) a los párrocos del pueblo, como casa habitación y jardín de los
mismos, cuya propiedad venía disfrutando el interesado en concepto de casa
parroquial (19). La corporación remite el asunto al delegado de Hacienda.
Juan González y Pérez presenta su dimisión como
concejal por motivos de salud, pero siendo “los cargos concejiles gratuitos, obligatorios y honoríficos” (20)
y como la exención alegada no se hallaba contemplada en dicha ley, en su
artículo 43, números 1º, 2º y 6º, la Presidencia acuerda declarar improcedente
lo solicitado por el recurrente(21).
Se destinan 200 pesetas para colaborar con la
recuperación de los Asilos Provinciales de Beneficencia de Santa Cruz de
Tenerife, tras el incendio acaecido el 17 de marzo anterior.
A efectos recaudatorios se publica el listado de
vecinos contribuyentes por orden de cuotas (22), cuya relación es la que sigue:
Agustín Chaves Álbelo, Guillermo Álbelo Pérez, José Borges Fregel, Pedro Pérez
González, Miguel Molina Reyes (23), José García de Chávez, Estanislao Fragoso
García (24), Agustín Luis González, Juan Pérez González, José María Pacheco,
Domingo Hernández Febles, Antonio Pérez Chaves (25), Miguel Hernández Álbelo, Agustín
Fernández González, Gabriel de León González, Antonio Llanos Reyes, Agustín
González Pérez, Ceferino Brito y Gorrín, Cándido Barroso, Juan Espinosa y
Espinosa, Nicolás Guillama Rodríguez y Juan Delgado Rodríguez. La Exposición de
Horticultura se definió como un acontecimiento notable en la provincia. La
asistencia del capitán general, acompañado de una banda militar, la presencia
de los alcaldes de Santa Cruz de Tenerife, de la ciudad de La Laguna, Juan de Osuna,
a cuyas gestiones se debió la actuación de la banda de música El Porvenir de
esa ciudad y de los alcaldes de Realejo Alto, Puerto de la Cruz y otros pueblos
merecieron plácemes por contribuir a que ese evento fuera un hecho, según
calificó la prensa insular (26).
El 1 de julio es nombrado alcalde accidental Miguel
Chaves Álbelo. El recurso interpuesto por el párroco, por el cual la casa
parroquial quedaría exenta de tributos, es aceptado (27) y se solicita
casa-habitación para el maestro de escuela de niños Temístocles Díaz y
Fernández.
Previo a la llegada del otoño se procede a la limpieza
de árboles y la composición del camino de San Agustín, gratificándose a los
operarios colaboradores.
Los pesquisas judiciales del gobernador civil designan
a un perito que inspeccionará los libros de contabilidad de las corporaciones
anteriores y del Pósito del municipio. Esta misma autoridad exige en noviembre la
rectificación del padrón municipal por no constar en el mismo 638 vecinos (28).
Finalmente, el ejercicio económico cierra con un déficit de 6.118,43 pesetas.
La crónica social deja constancia del fallecimiento,
debido a una pulmonía (29), “en el
pueblo del Realejo Alto donde se encontraba pasando la temporada de verano, de
la respetable Sra. Doña Mercedes Olivera (30), esposa de nuestro distinguido amigo el del Puerto de la Cruz”(31).
La resolución que revoca el acuerdo de la Comisión
Provincial sobre las elecciones municipales del Realejo Alto se hace efectiva,
por lo que se obliga a la Junta General de Escrutinio a reunirse y fallar el
recurso que contra la validez de la misma presentaron varios electores (32).
El inspector de Primera Enseñanza, informado por la
prensa provincial del abandono en que se halla la escuela pública de Realejo
Alto, practica las gestiones oportunas para que cese la situación anómala en
que se encuentra el establecimiento, por negligencia del profesor regente.
Respecto a la habilitación de maestros de primera
enseñanza, se consigna el pago correspondiente a los docentes del pueblo en
concepto de nómina, material y alquileres del primer trimestre del curso 1888 –
89 (33).
Del informe de la autoridad política superior se
desprenden “las importantes disposiciones”
que condenan y anulan los actos del Gobierno Civil de Canarias; así, se
revoca el acuerdo que destituyó a los concejales y alcalde de Realejo Alto en
febrero de 1887, apercibiéndose al gobernador (34) que lo fue en el periodo a
que se refería el expediente (35). El alcalde ratificado, a la sazón Isidro
Oramas y Chaves, exige al Gobierno Civil que en virtud de la anulación de las
elecciones del Realejo Alto de mayo anterior, se diese posesión a los
concejales legítimos que ilegalmente fueron separados de sus cargos en febrero
del año anterior. Pero la autoridad competente, personificada en el señor Antón,
quien ofreció resolver en justicia, no actúa con celeridad. La oposición política
y la mediática sospecharon que esta tardanza ocultaba el deseo de eludir el
cumplimiento del mandato recayendo en inobediencia a lo dispuesto en R. O. de
20 de noviembre (36). Tras estas disposiciones, se reanudan las investigaciones
conjuntas de Gobierno Civil y Ayuntamiento norteño que concluyen que “desde 1869 en adelante no se llevó
contabilidad municipal alguna, al no rendirse cuentas en todo ese periodo y
faltar ciertos presupuestos y repartimientos municipales”, por lo que se
requiere la justificación de las cuentas a Isidro Oramas y sus concejales.
Los acusados, incapaces de aportar documentación
alguna, son declarados deudores de 55.726,92 pesetas. Sólo al primer edil se le
imputa la cantidad de 40.312,29 pesetas, al hallarse estas cantidades sin
contabilizar.
El procedimiento es remitido al juzgado a falta de
ejecutar la subasta de las fincas de los deudores. Aunque en las actas
municipales del mes anterior se había sugerido la posibilidad de que un inmueble
sito en la calle del Sol y propiedad de Eliseo González Espínola fuese
alquilado como casa del docente municipal por una renta que ascendía a 125
pesetas al año, continúan las gestiones del Maestro actual del Realejo alto que no ha cesado de hacerlas desde
Septiembre último, para que el Ayuntamiento le facilite casa-habitación, como
preceptúa la ley, sin que hasta esta fecha se le haya proporcionado local donde
albergarse. La Alcaldía, por su parte, manifiesta esto mismo a la Junta provincial,
añadiendo que la escasez en aquel pueblo, de edificios que reúnan las
condiciones necesarias, es causa de que aparezca desatendido este servicio (37).
La prensa tinerfeña se congratularía de la restitución
de sus correligionarios en los cargos de alcalde y concejales del Ayuntamiento
de Realejo Alto (38). Así, en acta de sesión de 27 de diciembre, por orden del
Gobierno Civil la corporación presidida por Isidro Oramas y Chaves (39) es
restituida, con el consiguiente cese de Miguel Chaves Álbelo. En este acto
renuncia el secretario Domingo Espinosa de los Monteros (40), sucediéndole
interinamente
Benito Vasconcelos (41).
Se acuerda que los domingos, después de “la misa conventual”, se celebren las
sesiones ordinarias del concejo en las Casas Consistoriales.
Es nombrado “Caballero
Síndico” Guillermo Álbelo Pérez, y Andrés Mesa
Y Delgado (42) “Regidor
contador” (43). El resto de la corporación la integran los concejales
Narciso Luis García, José García Pacheco, Juan García Estévez, Cipriano Álvarez
Moreno y Agustín Díaz. Posteriormente, el síndico expone la necesidad de abrir
expediente contra la corporación precedente, por haber sido ostentada ilegalmente.
Así se evitaran las responsabilidades en que incurriera por su culpa la actual
alcaldía.
El número anterior abarcó la consolidación de la
burguesía agraria en Realejo Alto durante el siglo XIX. Este capítulo confirma
este supuesto y ha profundizado en la biografía de los protagonistas de la vida
política, económica y social (44) del municipio en el año en estudio, pues sus
interrelaciones definirían la sociedad realejera en el comienzo del siglo
siguiente.
NOTA:
(1) Villares, Ramón y Moreno Luzón, Javier, Historia
de España. Restauración y Dictadura, v.7.
(2) Informe del vicecónsul de La Orotava de
16.05.1886, Quintana Navarro, Francisco, Informes Consulares Británicos sobre
Canarias (1856 - 1914), p.327.
(3) Para un estudio socio-económico y político del
municipio véase
Los Realejos, Una Síntesis Histórica
(4) Viera y Clavijo, José de, Historia General de las
Islas Canarias, libro
XV, 89. De la población de Tenerife.
(5)Méndez Hernández, Juan, Los Realejos, dos pueblos y
un solo corazón
(1814 -1955), pp.33-34
(6) La Desamortización, las remesas retornadas de
Indias y la usurpación
y/o reparto desmontes y terrenos baldíos consolidaron
la influencia de la élite local, que acogida a las reformas políticas de Carlos
III definió el panorama político-social de la época. De esa nueva legislación destaca
el auto de 5 de mayo de 1776 de dicho monarca, por el que se crea el cargo municipal
de Diputado del Común; de elección popular, estaba capacitado para intervenir
en los ayuntamientos con la Justicia y regidores en el control de abastos,
precaviendo fraudes y cualesquiera desórdenes cometidos por los capitulares no
elegidos. Tenía voto, asiento y entrada en el Consistorio.
(7) Arbelo García, Adolfo, La burguesía agraria del
Valle de La Orotava (1750-1823).
(8) Álvarez García, Jerónimo David, Aproximación a la
vida cotidiana de Realejo Alto hacia 1887, La Prensa - EL DÍA, 19.01.2014
(9) La Ley Municipal de 2 de octubre de 1877, lo
definía como presidente de la Corporación Municipal, llevando su nombre y
representación en todos sus asuntos, salvo las facultades concedidas a los
Síndicos. Sobre la jurisprudencia municipal de la España decimonónica véase, Ortiz
de Zúñiga, Manuel, El libro de los alcaldes y ayuntamientos.
(10) Vecino de la calle del Medio, hijo de doña
Antonia González Chaves. Falleció en 1916 a los 85 años. Su cuota de
contribución municipal ascendía a 14,73 pesetas. Cabe destacar que varios de
los personajes públicos del pueblo permanecieron célibes durante toda o gran
parte de su existencia. La Demografía Histórica argumenta esta situación
económicamente, para evitar la segregación de los bienes, o por la sexología, como
las relaciones fuera del matrimonio que incluían descendencia legítima e
ilegítima y por razones de condición sexual. Para profundizar en esta
disciplina véase, Jean Pierre Bardet y Jacques Dupaquier, en Historia de las
Poblaciones Europeas, I y II.
(11)De familia propietaria burguesa, era hijo de Pedro
González Regalado
y Rosa Espínola. Residía en la calle de la Alhóndiga y
casó con María Candelaria Bonifacia de Zárate y Morales, (1848-1924) natural de
La Laguna.
Su hermano Elías sufragó la Función Religiosa de Ntra.
Sra. de los Remedios, patrona de Realejo Alto, en 1860 y su tío-abuelo Gregorio
Pedro Espínola fue alcalde en 1823, falleció en 1895 a los 60 años. Su cuota de
contribución municipal ascendió en 1889 a 661,16 pesetas. La prensa tinerfeña
le acusó de no rendir cuentas de las diversas alcaldías que rigió y de tener
contraída una deuda con el pósito municipal, cfr. La Opinión, Sta Cruz de
Tenerife, 10.12.1888. p 1.
(12) Miguel Chaves Álbelo (1829-1917), alcalde de
Realejo Alto (06.11.1887-27.12.1888). En el Padrón vecinal de 1915 consta como
viudo y residente junto a su sirvienta en la calle del Medio.
(13) Las referencias a los acuerdos municipales se han
extraído de Libro de Actas del Ayuntamiento de Realejo Alto (01.07.1887- 28.06.1888)13/1.
A. 1.1.3 y Libro de Actas donde toma sus acuerdos este Ilustre Ayuntamiento,
1888-1889.(01.07.1888-03.02.1889). Archivo Histórico Municipal de Los Realejos,
en adelante A.H.M.R.
(14) Según se desprende de la lectura de las actas municipales
de este año, los principales temas tratados se ceñían a aspectos
administrativos, económicos e impositivos. Esta excesiva temática se justifica
por la situación de quiebra técnica de la finanzas municipales en esos años. La
escasez de los capítulos sociales o culturales obliga a consultar la prensa histórica
de la provincia.
(15) Recurso contra alguna resolución de una autoridad
gubernativa.
(16) Diversos censos, como el Padrón Vecinal de
Realejo Alto de 1885, COD. A. 2.7.1 Sig. 12/10, A.H.M.R, permiten profundizar
en las biografías de todos los realejeros. Cabe mencionar la inscripción de
personas con escasos recursos o asistidas por sus familias que eran calificadas
como “pobre”. Citaremos a José González, viudo de 91 años domiciliado en La
Isleta y a Juana Luis de la Guardia, viuda de 67 años y vecina del Puente
Abajo.
(17) A la sazón Ángel F. Barreda Hernández, quien
ejerció su ministerio de 1878 a 1918, natural de Puerto de la Cruz y
propietario de la finca denominada “Gordejuela” o “Finca de San Agustín”, tenía
una superficie de 4 almudes y se hallaba en la jurisdicción de Realejo Bajo.
Constan en los censos correspondientes sus sucesivas domésticas, se mencionará a
Felipa Toledo, de 46 años, y Agustina Alonso, de 50.
(18) El doctor Domingo González de Chaves (1798-1866),
pedagogo y latinista, fue párroco de Santiago de Realejo Alto (1849-1866) y
sufragó ocasionalmente la Función Religiosa de Ntra. Sra. de los Remedios. Era hijo
de José González de Chaves y Antonia Pérez Bento. La familia Chaves, que derivó
en González de Chaves, es descendiente de Juan Fermandatonández y Margarita
Annes, propietarios en Chaves, Escopes, Portugal.
Su hijoFrancisco Fernández de Chaves testó ante Juan Vizcaíno
en 02.11.1542 y su nieto Marcos Hernández de Chaves, alcalde que fue de Realejo
Alto y mayordomo de la Parroquia de Santiago en el siglo XVI, lo hizo ante Francisco
Gil en 16.01.1591. Este linaje fue un referente de Realejo Alto hasta finales
del siglo XIX. Desarróllese este tema en Luque Hernández, Antonio, “Perfiles
humanos de los primeros asentamientos realejeros tras la Con quista” y “Las
Familias Chaves y Montañés de Tenerife y Fernández Bethencourt, Francisco”,
Nobiliario de Canarias, t 4, pp. 210-222.
(19) Este documento está catalogado en el Archivo
Histórico Provincial de Tenerife, Protocolos 3227, Escribano Agustín Romero
Bethencourt, t. 3, codicilo otorgado en Realejo Alto en 23.09.1866, clausula
3º, redactado en estos términos: “así
que sean fallecidos los mencionados sus herederos vitalicios, servirán de
habitación [las casas] a los venerables párrocos rectores que después de la
muerte de su hermana y sobrino, fueren sucesivamente de la enunciada Iglesia
Parroquial del Apóstol Santiago de ese pueblo; más claro, que el párroco rector
que se halle a la sazón, a tiempo del fallecimiento del último que fallezca de
los herederos vitalicios, entre a poseer y vivir dicha casa con la precisa
condición de que la ha de vivir sin poderla alquilar a ninguna persona (...)”
(20) Art. 63 de la Ley Municipal vigente ese año.
(21) Ley municipal de R.D. de 2 de octubre de 1877.
AA.VV, Enciclopedia Jurídica Española, Francisco Seix. (Ed)
(22) Se infiere de la documentación fiscal del Padrón
Vecinal de 1889 del Ayuntamiento de Realejo Alto. 12/1. A. 2.7.1. A.H.M.R, que
las tres principales fortunas del pueblo tributaron en este orden: Eliseo
González Espínola con 661,16 pesetas, don José Leal y Leal con 595,02 pesetas y
Pedro Rodríguez de la Sierra con 403,35 pesetas.
(23) Vecino de la calle del Sol.
(24) Comerciante y vecino de la Cruz Santa, casó con
Candelaria Armas.
Miembro de varias Corporaciones durante los siguientes
años, llegó a ostentar la alcaldía.
(25) Vecino de la calle del Medio nº 3, casado con
Apolonia Fagundo.
(26) La Opinión, 25/05/1888, p. 2 - Biblioteca de la
Universidad de La
Laguna. B.U.L.L
(27) Consta en acta de 01.07.1888 que la Casa Rectoral
quedó exenta de tasa municipal.
(28) El error u omisión ascendió a un 20% de la
población del municipio.
(29) Según reza su acta de defunción. Junto a la
bibliografía señalada, la biografía de los personajes se completa, con los
volúmenes pertinentes de Defunciones e Índices custodiados en el Juzgado Municipal
de Los Realejos.
(30) Su hija, María Pestano Olivera, fue camarera de
Ntra. Sra. de los Remedios de Realejo Alto y su hijo, José Pestano, párroco de
Ntra. Sra. Concepción de Realejo Bajo (1898-1903), contribuyó con las fuerzas
vivas del municipio, a que la torre de ese templo fuera un hecho. Para ampliar este
tema véase, Álvarez García, Jerónimo David, Hipótesis sobre los atentados contra
el patrimonio histórico: De la espadaña a la torre de la iglesia de Nuestra
Señora de la Concepción, La Prensa-EL DÍA, 22.01.2012
Y Hernández González, Manuel Jesús, A comienzo del
siglo: la construcción de la torre de la parroquia matriz del Realejo Bajo,
Catharum
nº 11.
(31) La Opinión, 10/09/1888, p.3. B.U.L.L.
(32) La Opinión, 15/11/1888, p 2. B.U.L.L
(33) El Auxiliar, 06/12/1888, pp. 5 y 8. B.U.L.L
(34) Para un estudio de la figura de Fernando León y
Castillo, la “Etapa leonina (1880-1900)” y los conflictos políticos regionales
sobre la división provincial, remitimos a Brito, Oswaldo, La Encrucijada
Internacional.
(35) La Opinión, 10/12/1888, p. 1. B.U.L.L.
(36) La Opinión, 15/12/1888, p 2. B.U.L.L
(37) El Auxiliar, 16/12/1888. p. 5. B.U.L.L
(38) La Opinión, 20/12/1888. p.1 .B.U.L.L
(39) Con fecha 27.12.1888 y según R.O. publicada en el
B.O.P. nº 147.
(40) Consta en el listado de hermanos de la Cofradía
de Ntra. Sra. Del Carmen en 1867, Hernández García, José Javier, Los Realejos y
la imagen de Ntra Sra. del Carmen, p.160.
(41) Propietario y vecino de la calle del Medio.
Aunque la distribución de la propiedad estaba en un momento álgido, esto no
sería óbice para que las familias acomodadas fijaran su residencia en las
calles del Medio, la Alhóndiga y la Plaza.
(42) Propietario y vecino de la calle del Sol. Padrón
Vecinal de Realejo Alto...
(43) Este cargo correspondería a los actuales Concejal
de Hacienda y Depositario Municipal.
(44) Para un desarrollo de la idea de reparto del
poder político desde finales del siglo XVIII, véase Guillamón, Javier, Reformas
de la Administración Local durante el Reinado de Carlos III. …”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
Agustin FErnandez era el padre de mi abuelo, José Fernandez
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