viernes, 28 de julio de 2017

AÍDA LUQUE HERNÁNDEZ



En el verano del 2012, sentado en lado sur de la Plaza de Franchi Alfaro de la Villa de La Orotava, a la sombra de los Plátanos de Líbano  charlando con mi amigo de infancia; Ñete Polo Regalado. De repente sin darme cuenta me reencuentro después de muchos años con la amiga de la Villa de La Orotava; Aída Luque Hernández.
Una orotavense miembro de la Casa de Canarias de Madrid desde el año 2003.
Me remitió entonces (11/08/2012) las actividades que ejercen los canarios en la sociedad madrileña, hablamos de la inactividad que sufre la vida comercial y mercantil en nuestro pueblo de La Orotava, debido a la crisis que padecemos todos los españoles.
Para conocerla mejor he tenido que dar a luz una entrevista suya que guardaba en mis archivos, que me remitió su hermano y amigo, desde la infancia en la Villa. Investigador y heraldista; Antonio Luque Hernández, entrevista que le realizó la periodista canaria; Cristina González para el rotativo “Canarias 7”, correspondiente al sábado 24 de enero del 2009.
Intento exponer sus declaraciones, como fue a Madrid, y como llegó a ser presidenta de la Casa de Canarias. Además la foto en la que la amiga “Aída” está junto al busto de don Benito Pérez Galdós en la Casa de Canarias de Madrid en la calle Jovellanos, es propiedad de su autor; Megui Hernández, que al igual que la entrevista se publicó en el mismo periódico de “Canarias 7” de la Provincia de Las Palmas de Gran Canarias.
Aída Luque ostentó la presidenta de la Casa de Canarias de Madrid desde el año 2003. Desde su cargo luchó, pese a la falta de presupuestos, para llevar un tro­cito de la cultura de las Islas hasta la capital de España.
Se fue de su ciudad na­tal, La Orotava, en el año 1977 para estudiar en Madrid como muchos otros canarios. Cursó COU y después Ciencias Políticas en la Universidad Com­plutense.
Comenzó a vivir en un colegio mayor; pero no estaba sola porque tenía ya dos hermanas casadas en la ciudad. Ase­gura que ese momento fue la salida del cascarón: “… ¿Fue muy duro al principio cuando llegó a Madrid? Bueno, a todos los estudiantes nos pa­sa siempre lo mismo. El primer trimes­tre que llegas a Madrid se te hace largísimo y cada vez más corto, más corto y enseguida te adaptas. Los canarios tenemos eso, que nos adaptamos a todo en­seguida. ¿Qué es lo que más se extraña? No sé, quizás al principio los amigos, vi­vir en casa. El mar lo echas de menos en verano, porque en zonas de Tenerife, co­mo La Orotava o La Laguna, el invierno es invierno y no vas a la playa. ¿Y la comida? Un poquito sí. Pero en Madrid se co­me bien. Quizás con el tiempo echas más de menos esas cosas que cuando llegas porque lo que quieres ver son cosas nue­vas y conocer los alrededores. Es más fá­cil moverte. A mí por ejemplo, me encan­ta el tren. Yo creo que como a casi todos los canarios. ¿Cómo conoció la Casa de Canarias? Al poco tiempo de llegar a Madrid. En la capital se realiza desde hace muchos años una ofrenda floral en el busto de Pérez Galdós, antes se hacía en enero y ahora en mayo. Yo estaba en un colegio mayor de las Dominicas, que se llamaba Nuestra Señora del Pino, y estaba muy vinculado con Canarias. En aquella época llamaron al colegio y solicitaron chicas que fueran vestidas con el traje típico pa­ra hacer una ofrenda floral por cada Isla. Esa fue la primera toma de contacto aisla­da. Normalmente cuando los estudiantes llegamos a Madrid no nos metemos mu­cho en este tema porque parece que es­tamos a otra historia. Posteriormente em­pecé a trabajar en Caja Canarias y comencé a tener contacto con la Casa de Canarias. Cuando realmente me intere­sé fue cuando quise tomar clases para aprender a tocar el timple a finales de los noventa. ¿Qué le pareció lo que ofrecía la Casa de Canarias? En ese momento el local era otro en la calle Fuencarral donde estuvo situada muchos años. La Casa de Canarias esta­ba pasando entonces por una mala época. Es más poco después se cerró. Estaba en un local amplio sin vecinos pero un poco antiguo. Tenía un alquiler que ven­cía el 31 de diciembre de 1999. Ahí hubo una crisis porque se quedaba sin sede. El que era presidente en ese momento tu­vo negociaciones con el Gobierno ca­nario para ver si se podía comprar un lo­cal. Pero hubo muchas promesas que lue­go no se cumplían. Que si sí, que si no. Y no llegó a nada. El presidente dimitió y hu­bo una crisis importante y entró en ese momento otro presidente que fue Ángel Hernández, que ya lo había sido con ante­rioridad y él fue el que cogió de manera provisional la Casa de Canarias. Él se mo­vió y consiguió que se comprara en el 2000 lo que es la sede actual en la calle Jovellanos. Ya con Ángel Hernández y en la nueva sede volvió un poco a tomar vida. ¿Cuál es la función de la Casa de Ca­narias ahora? Es fundamentalmente un centro de fo­mento de la cultura canaria. Se promue­ven las artes plásticas hacemos expo­siciones de pintura. De fotos y también de esculturas. Realizamos presentaciones de libros conferencias viajes etcétera. Hay además un grupo folclórico y un pe­queño restaurante. Es un lugar donde se fomenta la gastronomía un lugar de en­cuentro también para canarios. Se hacen muchas cosas. ¿Se implican los canarios en este tipo de iniciativas? Regular. Al canario le cuesta implicar­se. La directiva de la Casa de Canarias se vuelca mucho y trabaja, pero muchas ve­ces la gente no valora el esfuerzo que se hace porque luego les cuesta asistir a las convocatorias. Incluso hacemos otro tipo de cosas, ya que he conseguido que nos hagan un precio especial para dos funcio­nes de teatro para ir en grupo y muchas veces tienes que estar llamando y dicién­dole: apúntate. Luego cuando la gente va sale encantada. Siempre digo que si vas a la mitad de las cosas que hacemos estás al día Y al corriente de todo lo que pa­sa en Canarias y con un buen nivel.  El es­píritu cultural te lo llena. ¿No acuden porque no se enteran? Supongo que hasta habrá muchos canarios que ni siquiera saben que existe la Casa. Claro que hay gente que no la conoce. Nosotros tenemos alrededor de 4000 socios y sabemos de antemano que cada acto va dirigido a un perfil de persona. Pri­mero el ritmo de vida en Madrid es muy duro y cuando los actos se hacen entre se­mana la gente no tiene tiempo. Los de fi­nes de semana a veces si estás en tu ca­sa y Madrid es grande, te cuesta moverte o llegar y dicen "Ya iré". Nosotros pro­curamos que sea algo entretenido. Pasamos cines tenemos conciertos y hacemos hasta teatro si se adapta al local Esas co­sas que son más lúdicas las podemos ha­cer el fin de semana para que la gente pue­da venir. Estas navidades por ejemplo tuvimos un concierto de villancicos pre­cioso. ¿Acuden también personas que no son canarias? A la gente que más le interesa es la que vive en Madrid Tenemos muchos socios no canarios también. Algunos vienen, les gusta lo que ven y repiten. Otras co­sas que tenemos y que tienen mucho éxi­to son las escapaditas de fin de semana. Estuvimos en el puente de diciembre en la zona de Cazorla, en Almería. Luego hacemos un viaje al año más importante que salimos fuera de España. Hemos ido a Cuba. Hay muy buen ambiente. Son viajes para viajeros. Si surge algo con canarios lo miramos. Un año estuvimos en Rusia si­guiendo la ruta de Agustín de Betancourt. Cuando estuvimos en Jordania lo único que encontramos fue que las cabras que hay en Petra son un regalo de Fuerteven­tura. ¿Cómo se financia la Casa de Canarias? Ese es el tema más problemático. Re­cibimos ayudas del Gobierno de Canarias y también buscamos patrocinios de em­presas la fuente de financiación más importante y más estable son los socios, pero con eso no hacemos mucho. Nos presentamos a todas las ofertas del gobier­no de Canarias e incluso de la Comu­nidad de Madrid, pero son pocas e insuficientes. Este año se presenta negro porque sabemos que los presupuestos del propio Gobierno han caído en un 40% y eso repercute en las ayudas. Pero seguimos luchando. ¿Es posible saber cuántos canarios residen en Madrid? Es difícil saberlo porque la mayoría si­guen empadronados en las Islas por los descuentos. Si fuera posible que nuestros socios tuvieran los mismos descuentos que un residente a lo mejor cambiaba mucho la situación. Pero es muy difícil de contro­lar. Creo que hay muchísimos canarios en Madrid más de 100.000. Además han empezado a cambiar las cosas, porque an­tes la mayoría eran estudiantes univer­sitarios que se quedaban. Ahora ya hay otro tipo de gente que viene aquí como direc­tores, actores, etcétera, que vienen a bus­carse la vida cuando terminan los estudios. Según su experiencia. ¿Al canario le gusta viajar? No sólo le gusta, sino que está acostum­brado. Es un buen viajero porque sabe bus­car los sitios y se interesa por las culturas y las tradiciones. ¿En el restaurante que tiene la Casa se ofrece comida canaria? Tiene un toque canario dentro de lo que se puede aquí por cuestión de suminis­tros y de materia prima. Sí tenemos vi­nos quesos, tapitas, papas arrugadas. La se­ñora que cocina, que es de Las Palmas hace ropa vieja, pata, salmorejo. ¿Qué es lo que suele interesar más de lo que ofrece la Casa? Hay dos cosas que llaman mucho la aten­ción: la gastronomía y el folclore. Se inte­resan por conocer que es una parranda, el baile, el timple. Hacer una reunión al­rededor de una guitarra al canario siempre le gusta. ¿Qué tipo de cursos ofrecen? Música, clases magistrales de canto con María Mérida, de guitarra, de timple... Aho­ra se inicia un curso de escritura, de poesía. También de teatro, filosofía, se dio de protocolo. De todo lo que se te ocurra. Siempre y cuando se pueda adaptar al lo­cal porque no tenemos mucho espa­cio. ¿Qué fiestas son Ias que más éxito tienen? La de Carnaval y la del Día de Canarias son las más importantes. Son los dos mo­mentos puntuales donde más canarios se acercan. La de Carnaval la estamos ya preparando. Llevamos varios años organizándolas, normalmente con una temática. Este año no hemos definido todavía el te­ma. Hemos hecho varios años la fiesta de los indianos como en La Palma. Se premian los disfraces y hacemos bailes. En Madrid intentan celebrar el carnaval pero no le sale (risas). Es febrero y hace un frío horri­ble. La de la calle no termina de arrancar aunque si se hacen fiestas en privado. La del Día de Canarias es una cena y es más formal. Se entregan los premios de la ca­sa, al socio del año y el Gánigo de honor que se da a una persona física o jurídica que se considera que haya hecho algo a favor de Canarias. Lo han recibido, entre otros, Mar­tin Chirino, el Festivalito de la Palma, el Museo Canario de Las Palmas de Gran Ca­naria, Jerónimo Saavedra, Alfredo Kraus en su momento y muchos otros. ¿Los políticos se interesan cuando van a Madrid? Sí. Es que estamos al lado del Congre­so. Nos conocen. Los diputados y sena­dores vienen de vez en cuando. Hemos he­cho encuentros entre canarios, políticos y periodistas. Incluso se presentan los pro­gramas cuando hay elecciones. ¿Qué le gustaría conseguir para la Ca­sa? Me gustaría tener más presupuesto para poder dar más oferta. Hay cosas que son de pago y que me gustaría traer, pero no se puede. Se podrían hacer más cosas. Me gustaría tener un sitio más grande por­que tendríamos más actividad, como cora­les o grupos de baile que se ofrecen a venir y no tenemos donde hacerlo. ¿Cuál sería el número de socios ideal? Lo tengo pensadísimo (risas). Con 1.500 sería feliz y tendríamos el presupuesto equilibrado, aunque estamos un poco ale­jados. Nos gustaría poder tener un edi­ficio para instalar un buen restaurante, don­de podría haber una oficina de turismo y la del Gobierno de Canarias. ¿Qué visión tienen los madrileños de Ca­narias? Que es un sitio de veraneo, de buen cli­ma. Canarias es El Dorado casi, por el cli­ma y la gente amable. El canario aquí es muy bien recibido, no como ahí con el pe­ninsular. Todo lo contrario. Pero nosotros pretendemos que Canarias sea algo más que turismo de sol y playa y de ¡qué gracio­so! y del plátano. Queremos fomentar el turismo de deporte y sobre todo el cultural. Que sepan que el canario es algo más, que hay pensadores, escritores, filósofos, po­líticos. Que Canarias tienen vida más allá del turismo y que tenemos nuestras tradicio­nes que mantener y potenciar. Eso es lo que hay que fomentar…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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