Este tipo de oficio, recuerdo de verlo en la Villa de La
Orotava, cuando era un niño, allá por los años cincuenta del siglo XX, todos
ellos partían desde la pensión El Suizo de la calle García Beltrán (su hogar),
con su carro de una sola rueda, previstos de una correa que movía la piedra de
amolar y sobre todo de un pito tipo flauta que llamaba a las puertas de los
hogares de la Villa para realizar los trabajos correspondientes de afilar,
todos tipos de cuchillo, tijera y demás.
El afilador con el tiempo transportaba su industria en una
bicicleta o motocicleta, cuyos pedales o motor accionaban la rueda de amolar.
Modernamente, a lo largo del siglo XX, los afiladores urbanos
tendieron a establecerse en locales situados dentro del recinto de los mercados
o en la calle. Estos comercios solían tener una doble función, tanto lugar de
trabajo para el afilado de herramientas de corte como punto de venta de las
mismas. En la Villa de La Orotava nunca fueron una obsesión, puesto que las
ferreterías muchas de ellas se convirtieron en este tipo de artesanía, que empezó
en las calles.
El amigo del Barrio de La Vera del Puerto de la Cruz; JOSÉ
PERAZA, remitió entonces (2014) estas notas: “… Oí el sonido del
afilador, y me hizo recordar, aquellos días de mi infancia, en los que un
hombre recorría las calles de mi barrio montado en bicicleta, quien iba tocando
especie de una flauta, quien afilaba cuchillos, tijeras y otros.
Pues
pude hablar con don Antonio Fernández Pereira, persona que nación en la
provincia de Orense, en 1937. Casado con doña Concepción, en el barrio de La
Luz, en la parroquia de Nuestra Señora que lleva el mismo nombre (virgen de La
Luz), del municipio de La Villa de La Orotava, quien recuerda el nombre del
párroco que les dio el sacramento del matrimonio, este fue don José Ponte.
Comenta
que su primer oficio fue el de Afilador de cuchillos, tijeras, tijeras de
podar, machetes y otra serie de utensilios del oficio del campo y de las
viviendas. Empezó en el año 1950. Quien ha recorrido cantidad de kilómetros,
primero a pie, y luego en bicicleta, donde siempre ha estado acompañado de su
pianillo, el que desprense su sonido singular y diferente, los habituales e
inconfundible, el que se oye a lo lejos. De esta manera, los vecinos, esperan
en la puesta de la casa, a la espera que llegue nuestro amigo don Antonio
Fernández. (El Afilador).
Esta
profesión viene desde el siglo XIX. (1800) Me comenta don Antonio, que se han
recorrido todo el valle norte; caminos, laderas, calles, no le faltado recoveco
que no haya visitado, allá donde ha sido llamado.
Me
comenta que su primera bicicleta en el años 1950, era una rueda grande de
madera, la que llevaba dos mangos para conducirla, que llevaba dos patas
trabadas, y cuando tenía que afilar una pieza, las destrababa, para que quedara
sujeta, luego colocaba una polea, donde le daba al pedal, y de esta manera
podía girara la rueda y la piedra, donde consistía en darle al pedal, para que
este diere el recorrido, donde colocaba la pieza sobre la piedras, de igual
manera llevaba una lata con un poco de agua para ayudar a sacar el filo al
objeto.
Luego
según iba pasando el tiempo, se compro una bicicleta, la que él mismo adapto, y
es la que a llevado hasta la fecha de su jubilación. Como pueden ver en esta
imagen.
Son
muchos años de ejercicios, hoy día está retirado, pero coger su vehículo y se
da su vueltita, con el fin de que sus piernas estén activas, gracias a estos
ejercidos me encuentro en forma. Donde me comenta que ya tiene 80 años.
Hoy, se
está perdiendo esta profesión, nuestra juventud, de esto pasa un kilómetro,
para muchos puede ser una bajeza, para mí, ha sido una profesión, donde me
ayudado a sacra a la familia adelante. Hoy no puedo de dejar de hacer algunos
kilómetros, el motivito es que los huesos están acostumbrado a una serie
de ejercicios, el día que no los hago, estoy seguro que se me oxidan.
Le
preguntamos si habido, o hay mucha competencia, dice que no, por lo menos en el
norte, hoy cree él que, queda él solo, y ya está retirado. Le han comentado
que, hay un joven que viene de Taco, pero este trae una motito. Ya quedamos muy
pocos. Ahora como las cosas van evolucionado, y hay más adelantos, pues lo
hacer en moto, también hay personas, que hacen sus cancamitos, donde tiene una
piedras de molar, la que va enganchada a un taladro. Hay muchos inventos, pero
en aquel tiempo todo era a pedal.
Cada
día es más difícil oír y escuchar el sonido de una especie de flauta, el que va
anunciando a los vecinos de la llegada del afilador…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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