domingo, 23 de julio de 2017

“APROXIMACIÓN A LA VIDA COTIDIANA DE REALEJO ALTO HACIA 1887”



El amigo de la Villa de Los Realejos; JERÓNIMO DAVID ÁLVAREZ GARCÍA.  Remitió entonces este interesante trabajo histórico sobre El Realejo Alto, denominado “APROXIMACIÓN A LA VIDA COTIDIANA DE REALEJO ALTO HACIA 1887”. Publicado en La Prensa, EL DÍA, el 19 de enero de 2014: “…La España de la Restauración consolidó las ideologías políticas nacionales y nacionalistas, experimentó los primeros procesos electorales modernos y vio emerger las actividades sindicales. Mientras, se difundía la obra de los escritores realistas de profunda conciencia social, entre ellos el canario Benito Pérez Galdós. En Canarias, los empresarios europeos, ávidos de experiencias y posibilidades de un territorio aún por explotar, consolidaban su hegemonía económica, lo cual contrastaba con la emigración canario americana.
En tanto, se abrían las puertas de los primeros establecimientos hoteleros en el Valle de La Orotava (1). Islas nativas de artistas e intelectuales que marcaron su vida social y cultural del pasado siglo (2).
Los Realejos (3) recibían en la década de los ochenta la visita de Adolphe Coquet, quien legó sendos dibujos de la Casona de Castro y la Hacienda de Los Príncipes, junto a varias vistas costeras (4). El arquitecto y viajero galo dejó testimonio de su paso por “el Realejo de Arriba [que] se distingue por su campanario, que se ve desde lejos y por el hermoso drago que destaca su silueta sobre el fondo de las montañas.
Es una ciudad pequeña en donde también las pendientes de las calles desafían las leyes del equilibrio.”
La situación económica quedaba reflejada en la siguiente sentencia: “El Realejo no ofrece a nuestros estómagos sino recursos limitados”. Esto no impidió su sorpresa ante la imagen que percibió en la ascensión al Teide, “pues a nuestros pies, en el fondo del valle, se distinguen claramente los campos de Los Realejos; grandes estanques brillan como espejos bajo los rayos del sol; las atarjeas, parecidas a delgados hilos de plata, distribuyen sus aguas en el campo, surcado por completo de grandes muros de piedras volcánicas arrancadas del suelo y dispuestas en montones más o menos anchos con el fin de dejar un espacio fácilmente cultivable”.
Más idílica sería la descripción de Castro: “Es una quinta bonita, complemente rodeada de palmeras y cuyos jardines, regados por las fuentes que manan de los bosques vecinos, siguen las mil vueltas de las cavidades  en las que están de alguna manera suspendidos”.(5)
El Realejo Alto decimonónico adquirió identidad propia, definió sus límites jurisdiccionales dentro del valle y consolidó un sistema socio-político y económico en el que la aristocracia propietaria y absentista fue desplazada en favor de una burguesía agraria y originaria. Este proceso comenzó a finales del Antiguo Régimen y propició una nueva élite dominante (que bebía de ideas liberales), compuesta por medianos propietarios, comerciantes, eclesiásticos, administradores de bienes, rentistas y profesionales (médicos, juristas, etc.) (6). Tal estructura social, políticamente independiente, se enmarcaba en continuas querellas por la nulidad de comicios irregulares (7), límites de terrenos o la conflictividad por la posesión y uso de las aguas. En este último caso se aprecia el interés de la burguesía agraria por el control de las sobras de agua del extinto convento Agustino de San Juan Bautista (8).
Estos grupos ascendentes quedan representados por los nombres (9) de don Gaspar Arocha Casanueva, el bachiller don José Leal y Leal o el maestro de Instrucción Primaria don Domingo Suárez Álbelo (10). El poder económico era detentado por los electores censitarios, siendo los     “mayores contribuyentes” en el año indicado, según se desprende de la documentación consultada (11): don Eliseo González Espínola (12), cuya cuota ascendía a 568,79 pesetas, y don Cándido Chaves de la Guardia, cuya tributación superaba las 386 pesetas.
La relación la completaban propietarios y profesionales como don Antonio Acevedo, don Matías Castro y Guzmán, don Agustín Chaves Álbelo, don Agustín Estrada Fernández, don Agustín Espinosa y Estrada, don Agustín González Corvo, don Agustín González Chaves, don Domingo y don Francisco García Oramas, don Tomás de Grijalva (13), don Agustín y don Gonzalo Luis de la Guardia, don Gabriel de León González, don Andrés de Mesa Delgado, don Agustín Molina, don Isidro Oramas y Chaves (14), don Juan Pérez-Valladares González, don Francisco Pérez Morales, don Pedro Rodríguez de la Sierra, don José Yanes Sanabria(15), don Pedro Yanes Nuño o don Benito Vasconcelos (16).
La parroquia de Santiago Apóstol, cuya templo amenazaba ruina (17), se encontraba regentada por don Ángel Fernando Barreda Hernández (18). Este párroco, al igual que otros sacerdotes de la diócesis, solicitó formalmente al obispado la solemne coronación de Ntra. Sra. de Candelaria en nombre propio y en el de sus feligreses (19). Como contribución a la confección de la corona mariana, entregaría 10 pesetas, 6 perlas que pesaban ocho granos (20), “una esmeraldita” y dos topacios (21).
La convulsa vida política del municipio durante el año en estudio venía precedida por las circunstancias referidas y por la denuncia presentada en 1886 ante el Gobierno Civil contra don Isidro Oramas por incompatibilidad.
Este sería denunciado por desempeñar a un tiempo los cargos de recaudador municipal y alcalde (22). Este extracto de una publicación satírica recrea la atmósfera de crispación que se respiraba en la época: “Ha llegado a la colmena el rumor de que el cuadrilátero leonino de la Comisión Provincial ha acordado, en virtud de denuncia de un sujeto muy apreciable, (...) la destitución de los concejales del Ayuntamiento del Realejo-Alto, que son tinerfeños sin mancha de fusionismo. Así se hace, valiente. Pero lo grave del asunto parece ser que el denunciador debe unos cuartos al Pósito y además no ha rendido las cuentas municipales correspondientes a los cinco o seis años en que fue a1calde, por lo cual el Ayuntamiento legítimo lo tenía apremiado. Pues lo mejor que hizo el hombre. No faltaba más sino que los fusionistas tuvieran que rendir cuentas como cualquier mortal. ¿Con qué rendición de cuentas dijiste?, pues toma denuncia por incapacidad y allá te las hayas (...). Cómo bien obedecen las órdenes del amo y señor (que a su paso por este mundo se ocupó en recibir firmas para las carpetas fusionistas). Reciban los concejales destituidos un zumbido de afecto y simpatía” (23).
Dejando a un lado la crónica partidista, nos adentramos en la protesta que el consistorio realejero formula junto a ochenta municipios de Canarias ante la Dirección General de Rentas Estancadas. El motivo, las frecuentes peticiones de las listas oficiales de números premiados en los sorteos de la Lotería Nacional que se dirigían a ese centro por los particulares.
El público carecía de medios eficientes para la comprobación de los billetes jugados y, aunque en algunos periódicos se publicaban listas, estas no ofrecían seguridad, haciendo necesario consultar las listas oficiales.
Por ello se acuerda que se remita a las municipalidades la relación oficial de números premiados, estando los alcaldes obligados a exhibirlos en los tableros de edictos de las Casas Consistoriales (24).
Las autoridades electorales acuerdan que continúe la jurisdicción dividida en dos colegios para las próximas elecciones municipales, como lo    había sido hasta ese momento. Con esta norma se impedía la supresión del de la Cruz Santa, facilitándose a los electores el derecho al voto. Así, se decide no aprobar las listas electorales recién formuladas, revocando en su consecuencia el acuerdo tomado recientemente en sesión ordinaria.
Las irregularidades quedan manifiestas en esta nota de un periódico insular: “Tan bien paradas quedan la ley y la razón en el documento que acabamos de transcribir, como maltrecho resulta el Señor Espínola, cuyo prestigio en el pueblo de su vecindad ha recibido un rudo golpe desde el momento que los mismos concejales que él designó para formar el Ayuntamiento interino han suscrito y acordado el voto de censura que entraña la proposición” (25). Mas estas disputas no dan tregua a la clase política realejera, como se desprende del siguiente texto: “En el Realejo-Alto, donde como hemos dicho, impera por obra y gracia de Contreras, un Ayuntamiento interino por no decir intruso, presidido por don Eliseo González Espínola, tuvo lugar el escrutinio de la elección de Concejales con asistencia de una pareja de la Guardia Provincial.
La nota más saliente del acto fue que la mayoría de la Junta de escrutinio, siguiendo las instrucciones de su jefe D. Eliseo, acordó computar al mismo candidato los votos que obtuvo en los dos colegios electorales en que se halla dividido el indicado pueblo. Tenemos, pues, en el Realejo un Concejal por acumulación. Presentadas las reclamaciones oportunas, veremos si prevalece una elección hecha contra lo dispuesto en la ley, como detallamos en nuestro número anterior, y veremos también si se consagra como buena la doctrina de acumulación inventada por Espínola y consortes” (26).
Finalmente, a primero de julio se constituiría la nueva corporación que representaba al pueblo del Realejo Alto (27). Regida por el alcalde don Eliseo González Espínola, la integraban los siguientes ediles: don Eliseo Toste Pérez, don Miguel Chaves y Álbelo, don Manuel Rodríguez García (caballero síndico personero), don José M. Morales Pérez, don José González y González, don Juan González  Pérez, don Prudencio García González, don Juan Yanes García, don Felipe Siverio Hernández y don Felipe González Casanova (28). Según consta en la siguiente acta municipal, los nuevos concejales formularon solemne protesta de no ser responsables de los actos u omisiones de los consistorios que les habían precedido en la administración del municipio. En esa sesión serían nombrados alcaldes pedáneos (o de barrio) don Santiago García Pacheco, por el pago de Las Rosas(29), don Agustín Hernández González, por La Cruz Santa, y don Andrés Pérez Hernández, por La Carrera y Gorvorana, siendo designado depositario del Pósito(30) don Pedro Rodríguez de la Sierra(31). La Secretaría Municipal la ostentaría don Domingo Espinosa de los Monteros y Mesa (32), y fue nombrado médico municipal don Manuel Pestano y Guzmán (33), quien amenazaría con su renuncia si no se mejoraban las condiciones en su contrato con el pueblo. En la siguiente sesión plenaria se informa a los ediles de que el ejercicio anterior se había cerrado con un déficit de 7.618,86 pesetas.
Aportamos un nuevo ejemplo del ambiente periodístico y político que se respiraba por esas fechas: “Nuestro apreciable colega lagunense El Reformista, después de copiar el suelto en que dimos cuenta de que la Comisión Provincial que forman los orientales de don Juan y los acanariados de estas tierras, aprobó las por muchos conceptos escandalosas o ilegales elecciones de Ayuntamiento fabricadas por el Sr. Espínola y consortes en el Realejo- Alto (...)” (34).
Los nombramientos municipales se suceden; el“25delmismomes, en que se nombró Fiscal municipal de Realejo-Alto a don Francisco Yanes Pérez,  por haberse hecho constar, su virtud de reclamación, que el electo don José García de Chaves, no reunía las condiciones legales necesarias, para desempeñar el cargo” (35). En el verano sería formulado por la Junta Local de Sanidad el reglamento por el que se regiría el médico del pueblo para la asistencia de enfermos pobres.
La remuneración anual ascendería a 750 pesetas y el facultativo residiría habitualmente en el casco del municipio, pudiendo abandonar la localidad
Durante cuatro horas cada día natural, con autorización preceptiva y dejando sustituto cualificado. Debería asistir gratuitamente a las familias pobres y su contrato con la vecindad tendría una duración de cuatro años. Se aconsejaba aplicar una minuta máxima por consulta de 1,25 pesetas “en atención al estado precario de localidad”.
Unos días más tarde, al no llegar a un acuerdo con el médico municipal, “don Eliseo González Espínola, Alcalde Constitucional del Realejo Alto, hago saber que declaro vacante la plaza facultativo de municipal de medicina y cirugía para la asistencia de los enfermos pobres de este distrito (36).
Reflejo de la precaria economía sería la declaración formulada por el consistorio sobre la recaudación municipal.
Esta había sido inferior a lo previsto por estar obligado ese cuerpo a socorrer con partidas a vecinos pobres.
También nos informan las actas la positiva acogida(37) de la solicitud dirigida al Ministro de Fomento en la que se solicitaba la ubicación en el Valle de La Orotava de una escuela de agricultura, en vista de la variedad de microclimas y el jardín de aclimatación existentes.
Al causar baja don Eliseo González Espínola recae la alcaldía accidental en don Miguel Chaves y Álbelo (38).
A su llegada debió gestionar el oficio remitido por el Ayuntamiento de Realejo Bajo en el que se formulaba queja por “las inmundicias  y materias putrefactas” que contaminaban el agua de consumo procedentes de la carnicería del pueblo y por el lavado de la ropa en las atarjeas, exigiendo impedir tal abuso (39).Desde tiempo atrás, los alcaldes realejeros se habían visto obligados a imponer multas, “que harán efectivos en el papel de multas municipales en el término del tercero día”, por adulterar el agua de consumo con elementos externos o la intrusión de ganado particular en zonas próximas al Barranco de la Lora, por donde discurría el agua del abasto público (40).
En la sesión ordinaria celebrada el 16 de octubre de 1887 se desarrolló el proceso por el “descubierto en contra del ex recaudador don Isidro Oramas y Chávez, consistente en cuarenta mil trescientas doce pesetas, veinte y nueve céntimos, a juicio de la Comisión que suscribe”. Don Miguel Chaves Álbelo y don Manuel Rodríguez García, nombrados para dictaminar sobre las cuentas producidas por el ex recaudador, presentaron el pliego de censura a ellas. Informada  la Corporación del contenido después de examinar los antecedentes que se citaban, acordó confirmar dicha reprobación (41).
Los datos estadísticos se elaboraban a partir de las fuentes parroquiales, siendo don Ángel Barreda el que oficia al alcalde las cifras que obraban en su poder correspondientes a 1886, de estas se desprende la “relación de matrimonios celebrados en esta iglesia en el año próximo pasado”(42).
Enero........... 2, Febrero........ 1, Marzo .......... 3,  Abril............ 1, Mayo ........... 2,  Junio .......... 4, Julio ............ 3,  Agosto ........ 1, Septiembre .. 5, Octubre .......0, Noviembre ... 9,  Diciembre ... 2.
El total de matrimonios religiosos ascendió ese año a treinta y tres. De esta enumeración cabe destacar que se unieron dos viudos entre sí y un viudo con una soltera. De la situación profesional de los cónyuges se desprende que dos eran propietarios, seis labradores, dos artesanos, dos comerciantes y el resto jornaleros, mientras que la edad de matrimonio osciló entre los 17 y los 49 años, contabilizando los mayores de 30 años más del 57% de los contrayentes(43). El censo de población de 1880 estimaba para el Realejo Alto 3.673 vecinos; cinco años después la cifra se ralentizaba a 3.738 habitantes (44).
La emigración americana contribuyó al aminoramiento del crecimiento poblacional, bien por motivos económicos o por otras causas, como las fugas de los hombres jóvenes citados para el reclutamiento. Este supuesto queda patente en el siguiente llamamiento oficial: “Don Miguel Chávez y Álbelo, Alcalde accidental del pueblo del Realejo-alto, partido judicial de la Orotava. Por el presente hago saber que no habiéndose presentado al oportuno llamamiento los mozos del reemplazo ausentes en la Isla de Cuba, según parte oficial del Excmo. Sr. Gobernador General de la misma, el Ayuntamiento de mi Presidencia en cumplimiento de orden del Sr. Gobernador Civil de esta provincia ha acordado proceder a instruir los correspondientes expedientes de prófugos que a continuación se relacionan (...) citando, llamándolos y emplazándolos, para que comparezcan ante esta alcaldía dentro del término improrrogable de tres meses”(45).
La conclusión de este capítulo obliga a retomar la idea expuesta al comienzo: la burguesía agraria del Realejo Alto inició a finales del siglo XVIII un proceso de consolidación social, política y económica, desplazando a la aristocracia foránea, el cual se afianzó durante el siglo hoy analizado.
Nuestra gratitud a todos por su estimable ayuda, especialmente a don Álvaro Hernández Díaz.
(1) En 1885 se registró la primera empresa turística canaria, “La Compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de la Orotava”, propietaria del Orotava Grand Hotel (hotel Martiánez). En los siguientes años surgieron la Casa Zamora, hotel Buenavista, Marquesa y hotel Taoro (1890).González Lemus, Nicolás, Del Hotel Martiánez al Hotel Taoro.
(2) Brito, Oswaldo, La encrucijada internacional y Paz Sánchez y Quintero Sánchez La Historia de Canarias pp 89-104
(3) Para una introducción a la evolución económica y socio-política del municipio véase Los Realejos, una síntesis histórica.
(4) Coquet, Adolphe, Una excursión a las Islas Canarias, pp 44-49.
(5) Íbidem, 45 y 48.
(6) Desarróllese esta idea en Arbelo García, Adolfo, La burguesía agraria del Valle de La Orotava (1750-1823), también remitimos a este volumen para consultar algunas de las genealogías aportadas.
(7) La Constitución de 1869 decretó el sufragio universal masculino, pero la Restauración rectificó este principio con fórmulas de sufragio restringido a varones en función de la renta y el nivel cultural. Las leyes electorales de 1890 y 1908 restituyeron y ratificaron respectivamente, el primitivo derecho con mínimas restricciones.
(8) Esta conflictividad se producía desde tiempos del Convento, con la Desamortización las aguas dejaron de pertenecer al clero, siendo adquiridas a principios de siglo por capitales privados. Arbelo García, Adolfo, Op. Cit, pp. 184-199.
(9) Boletín Oficial Provincia de Canarias. “Listas definitivas de electores para diputados a Cortes de 1887”. Comisión I. del Censo Electoral de distrito de Sta Cruz Tfe. Archivo Histórico Municipal de Los Realejos en adelante A.H.M.R
(10) En el Padrón de Habitantes de 1889 consta como Secretario Municipal, mientras don Temístocles Díaz Fernández, vecino de la Calle del Sol, nº 5 es inscrito como Maestro de Instrucción Primaria.
(11) Negociado de elecciones. Ayuntamiento del Realejo Alto, año 1880. Lista de electores para compromisarios que han de elegir los Senadores. A.H.M.R.
(12) Hijo de don Pedro González Regalado y doña Rosa Espínola de Abreu. Su tío-abuelo don Gregorio Pedro Espínola, alcalde de Realejo Alto a comienzo de siglo, sufragó la función y procesión del Señor de la Columna el Miércoles Santo desde finales del s. XVIII hasta 1812. Don Elíseo fue un emblemático representante de la burguesía agraria, casó con doña Candelaria Zárate Morales, residiendo en la calle La Alhóndiga junto a sus tres hijos y su servidumbre.
(13) Hijo de don Miguel Grijalva (alcalde de Realejo Alto a comienzos de siglo) y de doña Tomasa de Brito Gordejuela y Mesa. Su esposa “doña Victoria Ventoso y Cúllen de Pérez, solicita un solar en el cementerio de este pueblo (antiguo cementerio de la plaza) para construir un sepulcro donde depositar los restos de su esposo”, según consta en el expediente homónimo, custodiado en el A.H.M.R.
(14) Propietario y miembro de la burguesía agraria realejera, vecino de la Calle del Medio, nº 14. Su actividad en la política municipal se desarrolló durante más de cuatro décadas. (15) Nombrado Síndico Personero en el mandato de 1877. Este cargo era, según la época, designado por la corporación y/o vecinos para salvaguardar los intereses municipales.
(16) Secretario del Juzgado Municipal y vecino de la Calle del Medio.
(17) Para contrastar esta idea léase el interesante relato de Olivia Stone en “El planeta Tenerife” p. 333.
(18) D. Ángel Fdo. Barrera Hernández (1850-1918) fue párroco de Santiago de Realejo Alto (1878-1918) su regencia ha sido la más prolongada de la parroquia en los últimos 250 años. Propietario de terrenos agrícolas en el Patronato residía en la casa parroquial, sita en la plaza, con su doméstica doña María Carballo Luis. El Padrón de Habitantes de 1889 también aporta la identidad de otro sacerdote, D. Gregorio González Bencomo vecino de la C/ del Medio, 22
(19) Boletín Oficial del Obispado de Tenerife, núm 62 de 12.10.1886
(20) En las piedras preciosas, cuarta parte de un quilate. RAE.
(21) Boletín Oficial del Obispado... núm 64 de 28.12.1886
(22) Expediente instruido para informar de una solicitud de don Elíseo González... Expedientes varios1837-1900 A.H.M.R
(23) El Abejón, 19.02.1887.
(24) Boletín Oficial de Canarias, 23.03.1887
(25) La Opinión, p 1. 26.04.1887
(26) La Opinión, p 2. 15.05.1887
(27) Libro de Actas del Ayuntamiento del Realejo Alto.13/1.A 1.1.3. (01.07.1887-28.06.1888) A.H.M.R.
(28) Los concejales que no sabían firmar, rubricaban con una cruz bajo su nombre, previamente escrito por el Secretario.
(29) La jurisdicción de este pago abarcaba las zonas altas y de medianía del municipio (Desde los límites con La Orotava incluía Palo Blanco, Las Llanadas, etc...)
(30) Instituto de carácter municipal y de muy antiguo origen, destinado a mantener acopio de granos y prestarlos en condiciones módicas a los campesinos y vecinos durante los meses de menos abundancia.
(31) Miembro de la burguesía local, residía en la Calle del Medio, 21 con su hijo don Agustín Rodríguez de la Sierra y su sirvienta doña Juliana Estévez.
(32)Destacado personaje de la burguesía que consta en el censo como administrador de bienes y agricultor. Casado con doña Eloisa Romero y Castro residían en la Calle San Benito nº 3, junto a su hija y su sirvienta.
(33) Su hija doña María Pestano Olivera, camarera de Ntra. Sra. de los Remedios y vecina de la plaza, falleció el 02.08.1949. Su cargo lo asumió su doncella doña Lola, posteriormente doña Rosario Padrón González, sucediéndola su sobrina doña Carmela Barroso Padrón y actualmente doña María de la Rosa Sánchez, a quien agradecemos junto a don José Gregorio Hernández González la información necesaria para redactar este punto.
(34) La Opinión, p, 3. 15.07.1887
(35) Boletín Oficial de Canarias, 22.07.1887
(36) Boletín Oficial de Canarias, 17.08.1887
(37) Libro de Actas del Ayuntamiento de Realejo Alto.13/1.A 1.1.3(01.07.1887-28.06.1888) A.H.M.R. Acta de 23.10.1887
(38) Propietario y vecino de la Calle del Medio, casó con Dña Cosmelina Pérez-Zamora. Asumió la alcaldía el 06.11.1887
(39) Este tipo de actos y quejas fueron comunes desde tiempos pretéritos entre propietarios del agua, autoridades y vecinos de los dos Realejos, lo cual ha reportado una extensa documentación. Para desarrollar los conflictos del agua en Los Realejos, véase Arbelo García, Adolfo en La Laguna, 500 años de Historia, pp. 207-238.
(40)De esta zona manaba y/o transitaba el agua para abasto público de ambos Realejos.
(41) La Opinión, p. 4. 15.11.1887
(42) Este expediente de 10.12.1887 firmado por el párroco y remitido al alcalde se halla clasificado en Documentación Histórica sin clasificar. A.H.M.R
(43) La demografía histórica desvela como diversos factores, entre ellos el retraso en la edad del matrimonio, el celibato definitivo y/o temporal, el ratio de masculinidad, la emigración principalmente masculina o los rudimentarios métodos anticonceptivos, conllevaron a la reducción paulatina de los nacimientos en Europa, desde finales del s. XVIII al tiempo que se estabilizaba la mortalidad. Livi-Bacci, Massimo, Historia Mínima de la Población Mundial.
(44) Padrón Municipal del Realejo Alto.1881-1885. A.H.M.R.
(45) Boletín Oficial de Canarias, 12.12.1887…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario