El amigo de la Villa de Los
Realejos; JERÓNIMO DAVID ÁLVAREZ GARCÍA. Remitió entonces este interesante trabajo
histórico sobre El Realejo Alto, denominado “APROXIMACIÓN A LA VIDA COTIDIANA
DE REALEJO ALTO HACIA 1887”. Publicado en La Prensa, EL DÍA, el 19 de enero
de 2014: “…La
España de la Restauración consolidó las ideologías políticas nacionales y
nacionalistas, experimentó los primeros procesos electorales modernos y vio
emerger las actividades sindicales. Mientras, se difundía la obra de los
escritores realistas de profunda conciencia social, entre ellos el canario
Benito Pérez Galdós. En Canarias, los empresarios europeos, ávidos de
experiencias y posibilidades de un territorio aún por explotar, consolidaban su
hegemonía económica, lo cual contrastaba con la emigración canario americana.
En tanto, se abrían las
puertas de los primeros establecimientos hoteleros en el Valle de La Orotava
(1). Islas nativas de artistas e intelectuales que marcaron su vida social y
cultural del pasado siglo (2).
Los Realejos (3) recibían
en la década de los ochenta la visita de Adolphe Coquet, quien legó sendos
dibujos de la Casona de Castro y la Hacienda de Los Príncipes, junto a varias
vistas costeras (4). El arquitecto y viajero galo dejó testimonio de su paso
por “el Realejo de Arriba [que] se distingue por su campanario, que
se ve desde lejos y por el hermoso drago que destaca su silueta sobre el fondo
de las montañas.
Es una ciudad pequeña en
donde también las pendientes de las calles desafían las leyes del equilibrio.”
La situación económica
quedaba reflejada en la siguiente sentencia: “El Realejo no ofrece a
nuestros estómagos sino recursos limitados”. Esto no impidió su sorpresa
ante la imagen que percibió en la ascensión al Teide, “pues a nuestros pies,
en el fondo del valle, se distinguen claramente los campos de Los Realejos;
grandes estanques brillan como espejos bajo los rayos del sol; las atarjeas,
parecidas a delgados hilos de plata, distribuyen sus aguas en el campo, surcado
por completo de grandes muros de piedras volcánicas arrancadas del suelo y
dispuestas en montones más o menos anchos con el fin de dejar un espacio
fácilmente cultivable”.
Más idílica sería la
descripción de Castro: “Es una quinta bonita, complemente rodeada de
palmeras y cuyos jardines, regados por las fuentes que manan de los bosques
vecinos, siguen las mil vueltas de las cavidades en las que están de alguna
manera suspendidos”.(5)
El Realejo Alto
decimonónico adquirió identidad propia, definió sus límites jurisdiccionales
dentro del valle y consolidó un sistema socio-político y económico en el que la
aristocracia propietaria y absentista fue desplazada en favor de una burguesía
agraria y originaria. Este proceso comenzó a finales del Antiguo Régimen y propició
una nueva élite dominante (que bebía de ideas liberales), compuesta por medianos
propietarios, comerciantes, eclesiásticos, administradores de bienes, rentistas
y profesionales (médicos, juristas, etc.) (6). Tal estructura social,
políticamente independiente, se enmarcaba en continuas querellas por la nulidad
de comicios irregulares (7), límites de terrenos o la conflictividad por la
posesión y uso de las aguas. En este último caso se aprecia el interés de la
burguesía agraria por el control de las sobras de agua del extinto convento
Agustino de San Juan Bautista (8).
Estos grupos ascendentes
quedan representados por los nombres (9) de don Gaspar Arocha Casanueva, el
bachiller don José Leal y Leal o el maestro de Instrucción Primaria don Domingo
Suárez Álbelo (10). El poder económico era detentado por los electores
censitarios, siendo los “mayores contribuyentes” en
el año indicado, según se desprende de la documentación consultada (11):
don Eliseo González Espínola (12), cuya cuota ascendía a 568,79 pesetas, y don
Cándido Chaves de la Guardia, cuya tributación superaba las 386 pesetas.
La relación la
completaban propietarios y profesionales como don Antonio Acevedo, don Matías
Castro y Guzmán, don Agustín Chaves Álbelo, don Agustín Estrada Fernández, don
Agustín Espinosa y Estrada, don Agustín González Corvo, don Agustín González
Chaves, don Domingo y don Francisco García Oramas, don Tomás de Grijalva (13),
don Agustín y don Gonzalo Luis de la Guardia, don Gabriel de León González, don
Andrés de Mesa Delgado, don Agustín Molina, don Isidro Oramas y Chaves (14),
don Juan Pérez-Valladares González, don Francisco Pérez Morales, don Pedro
Rodríguez de la Sierra, don José Yanes Sanabria(15), don Pedro Yanes Nuño o don
Benito Vasconcelos (16).
La parroquia de Santiago
Apóstol, cuya templo amenazaba ruina (17), se encontraba regentada por don
Ángel Fernando Barreda Hernández (18). Este párroco, al igual que otros
sacerdotes de la diócesis, solicitó formalmente al obispado la solemne
coronación de Ntra. Sra. de Candelaria en nombre propio y en el de sus
feligreses (19). Como contribución a la confección de la corona mariana,
entregaría 10 pesetas, 6 perlas que pesaban ocho granos (20), “una
esmeraldita” y dos topacios (21).
La convulsa vida política
del municipio durante el año en estudio venía precedida por las circunstancias
referidas y por la denuncia presentada en 1886 ante el Gobierno Civil contra
don Isidro Oramas por incompatibilidad.
Este sería denunciado por
desempeñar a un tiempo los cargos de recaudador municipal y alcalde (22). Este
extracto de una publicación satírica recrea la atmósfera de crispación que se
respiraba en la época: “Ha llegado a la colmena el rumor de que el
cuadrilátero leonino de la Comisión Provincial ha acordado, en virtud de
denuncia de un sujeto muy apreciable, (...) la destitución de los concejales
del Ayuntamiento del Realejo-Alto, que son tinerfeños sin mancha de fusionismo.
Así se hace, valiente. Pero lo grave del asunto parece ser que el denunciador
debe unos cuartos al Pósito y además no ha rendido las cuentas municipales
correspondientes a los cinco o seis años en que fue a1calde, por lo cual el
Ayuntamiento legítimo lo tenía apremiado. Pues lo mejor que hizo el hombre. No
faltaba más sino que los fusionistas tuvieran que rendir cuentas como cualquier
mortal. ¿Con qué rendición de cuentas dijiste?, pues toma denuncia por
incapacidad y allá te las hayas (...). Cómo bien obedecen las órdenes del amo y
señor (que a su paso por este mundo se ocupó en recibir firmas para las
carpetas fusionistas). Reciban los concejales destituidos un zumbido de afecto
y simpatía” (23).
Dejando a un lado la
crónica partidista, nos adentramos en la protesta que el consistorio realejero
formula junto a ochenta municipios de Canarias ante la Dirección General de
Rentas Estancadas. El motivo, las frecuentes peticiones de las listas oficiales
de números premiados en los sorteos de la Lotería Nacional que se dirigían a
ese centro por los particulares.
El público carecía de
medios eficientes para la comprobación de los billetes jugados y, aunque en
algunos periódicos se publicaban listas, estas no ofrecían seguridad, haciendo
necesario consultar las listas oficiales.
Por ello se acuerda que
se remita a las municipalidades la relación oficial de números premiados,
estando los alcaldes obligados a exhibirlos en los tableros de edictos de las
Casas Consistoriales (24).
Las autoridades
electorales acuerdan que continúe la jurisdicción dividida en dos colegios para
las próximas elecciones municipales, como lo había sido hasta
ese momento. Con esta norma se impedía la supresión del de la Cruz Santa,
facilitándose a los electores el derecho al voto. Así, se decide no aprobar las
listas electorales recién formuladas, revocando en su consecuencia el acuerdo
tomado recientemente en sesión ordinaria.
Las irregularidades
quedan manifiestas en esta nota de un periódico insular: “Tan bien paradas
quedan la ley y la razón en el documento que acabamos de transcribir, como
maltrecho resulta el Señor Espínola, cuyo prestigio en el pueblo de su vecindad
ha recibido un rudo golpe desde el momento que los mismos concejales que él
designó para formar el Ayuntamiento interino han suscrito y acordado el voto de
censura que entraña la proposición” (25). Mas estas disputas no dan tregua
a la clase política realejera, como se desprende del siguiente texto: “En el
Realejo-Alto, donde como hemos dicho, impera por obra y gracia de Contreras, un
Ayuntamiento interino por no decir intruso, presidido por don Eliseo González
Espínola, tuvo lugar el escrutinio de la elección de Concejales con asistencia
de una pareja de la Guardia Provincial.
La nota más saliente del
acto fue que la mayoría de la Junta de escrutinio, siguiendo las instrucciones
de su jefe D. Eliseo, acordó computar al mismo candidato los votos que obtuvo
en los dos colegios electorales en que se halla dividido el indicado pueblo.
Tenemos, pues, en el Realejo un Concejal por acumulación. Presentadas las
reclamaciones oportunas, veremos si prevalece una elección hecha contra lo dispuesto
en la ley, como detallamos en nuestro número anterior, y veremos también si se
consagra como buena la doctrina de acumulación inventada por Espínola y consortes” (26).
Finalmente, a primero de
julio se constituiría la nueva corporación que representaba al pueblo del
Realejo Alto (27). Regida por el alcalde don Eliseo González Espínola, la integraban
los siguientes ediles: don Eliseo Toste Pérez, don Miguel Chaves y Álbelo, don
Manuel Rodríguez García (caballero síndico personero), don José M.
Morales Pérez, don José González y González, don Juan González Pérez, don
Prudencio García González, don Juan Yanes García, don Felipe Siverio Hernández
y don Felipe González Casanova (28). Según consta en la siguiente acta
municipal, los nuevos concejales formularon solemne protesta de no ser responsables
de los actos u omisiones de los consistorios que les habían precedido en la
administración del municipio. En esa sesión serían nombrados alcaldes pedáneos
(o de barrio) don Santiago García Pacheco, por el pago de Las Rosas(29), don
Agustín Hernández González, por La Cruz Santa, y don Andrés Pérez Hernández,
por La Carrera y Gorvorana, siendo designado depositario del Pósito(30) don
Pedro Rodríguez de la Sierra(31). La Secretaría Municipal la ostentaría don
Domingo Espinosa de los Monteros y Mesa (32), y fue nombrado médico municipal
don Manuel Pestano y Guzmán (33), quien amenazaría con su renuncia si no se
mejoraban las condiciones en su contrato con el pueblo. En la siguiente sesión
plenaria se informa a los ediles de que el ejercicio anterior se había cerrado
con un déficit de 7.618,86 pesetas.
Aportamos un nuevo
ejemplo del ambiente periodístico y político que se respiraba por esas fechas: “Nuestro
apreciable colega lagunense El Reformista, después de copiar el suelto en que
dimos cuenta de que la Comisión Provincial que forman los orientales de don
Juan y los acanariados de estas tierras, aprobó las por muchos conceptos
escandalosas o ilegales elecciones de Ayuntamiento fabricadas por el Sr.
Espínola y consortes en el Realejo- Alto (...)” (34).
Los nombramientos
municipales se suceden; el“25delmismomes, en que se nombró Fiscal municipal
de Realejo-Alto a don Francisco Yanes Pérez, por haberse hecho constar,
su virtud de reclamación, que el electo don José García de Chaves, no reunía
las condiciones legales necesarias, para desempeñar el cargo” (35). En el verano
sería formulado por la Junta Local de Sanidad el reglamento por el que se regiría
el médico del pueblo para la asistencia de enfermos pobres.
La remuneración anual
ascendería a 750 pesetas y el facultativo residiría habitualmente en el casco
del municipio, pudiendo abandonar la localidad
Durante cuatro horas cada
día natural, con autorización preceptiva y dejando sustituto cualificado.
Debería asistir gratuitamente a las familias pobres y su contrato con la
vecindad tendría una duración de cuatro años. Se aconsejaba aplicar una minuta
máxima por consulta de 1,25 pesetas “en atención al estado precario de localidad”.
Unos días más tarde, al
no llegar a un acuerdo con el médico municipal, “don Eliseo González
Espínola, Alcalde Constitucional del Realejo Alto, hago saber que declaro vacante
la plaza facultativo de municipal de medicina y cirugía para la asistencia de
los enfermos pobres de este distrito (36).
Reflejo de la precaria
economía sería la declaración formulada por el consistorio sobre la recaudación
municipal.
Esta había sido inferior
a lo previsto por estar obligado ese cuerpo a socorrer con partidas a vecinos
pobres.
También nos informan las
actas la positiva acogida(37) de la solicitud dirigida al Ministro de Fomento
en la que se solicitaba la ubicación en el Valle de La Orotava de una escuela
de agricultura, en vista de la variedad de microclimas y el jardín de
aclimatación existentes.
Al causar baja don Eliseo
González Espínola recae la alcaldía accidental en don Miguel Chaves y Álbelo
(38).
A su llegada debió
gestionar el oficio remitido por el Ayuntamiento de Realejo Bajo en el que se
formulaba queja por “las inmundicias y materias putrefactas” que
contaminaban el agua de consumo procedentes de la carnicería del pueblo y por
el lavado de la ropa en las atarjeas, exigiendo impedir tal abuso (39).Desde
tiempo atrás, los alcaldes realejeros se habían visto obligados a imponer
multas, “que harán efectivos en el papel de multas municipales en el término
del tercero día”, por adulterar el agua de consumo con elementos externos o
la intrusión de ganado particular en zonas próximas al Barranco de la Lora, por
donde discurría el agua del abasto público (40).
En la sesión ordinaria
celebrada el 16 de octubre de 1887 se desarrolló el proceso por el “descubierto
en contra del ex recaudador don Isidro Oramas y Chávez, consistente en cuarenta
mil trescientas doce pesetas, veinte y nueve céntimos, a juicio de la Comisión
que suscribe”. Don Miguel Chaves Álbelo y don Manuel Rodríguez García,
nombrados para dictaminar sobre las cuentas producidas por el ex recaudador,
presentaron el pliego de censura a ellas. Informada la Corporación del contenido
después de examinar los antecedentes que se citaban, acordó confirmar dicha
reprobación (41).
Los datos estadísticos se
elaboraban a partir de las fuentes parroquiales, siendo don Ángel Barreda el
que oficia al alcalde las cifras que obraban en su poder correspondientes a
1886, de estas se desprende la “relación de matrimonios celebrados en esta
iglesia en el año próximo pasado”(42).
Enero........... 2,
Febrero........ 1, Marzo .......... 3, Abril............ 1, Mayo
........... 2, Junio .......... 4, Julio ............ 3, Agosto
........ 1, Septiembre .. 5, Octubre .......0, Noviembre ... 9, Diciembre
... 2.
El total de matrimonios
religiosos ascendió ese año a treinta y tres. De esta enumeración cabe destacar
que se unieron dos viudos entre sí y un viudo con una soltera. De la situación
profesional de los cónyuges se desprende que dos eran propietarios, seis
labradores, dos artesanos, dos comerciantes y el resto jornaleros, mientras que
la edad de matrimonio osciló entre los 17 y los 49 años, contabilizando los
mayores de 30 años más del 57% de los contrayentes(43). El censo de población
de 1880 estimaba para el Realejo Alto 3.673 vecinos; cinco años después la
cifra se ralentizaba a 3.738 habitantes (44).
La emigración americana
contribuyó al aminoramiento del crecimiento poblacional, bien por motivos
económicos o por otras causas, como las fugas de los hombres jóvenes citados
para el reclutamiento. Este supuesto queda patente en el siguiente llamamiento
oficial: “Don Miguel Chávez y Álbelo, Alcalde accidental del pueblo del
Realejo-alto, partido judicial de la Orotava. Por el presente hago saber que no
habiéndose presentado al oportuno llamamiento los mozos del reemplazo ausentes
en la Isla de Cuba, según parte oficial del Excmo. Sr. Gobernador General de la
misma, el Ayuntamiento de mi Presidencia en cumplimiento de orden del Sr. Gobernador
Civil de esta provincia ha acordado proceder a instruir los correspondientes
expedientes de prófugos que a continuación se relacionan (...) citando, llamándolos
y emplazándolos, para que comparezcan ante esta alcaldía dentro del término improrrogable
de tres meses”(45).
La conclusión de este
capítulo obliga a retomar la idea expuesta al comienzo: la burguesía agraria
del Realejo Alto inició a finales del siglo XVIII un proceso de consolidación
social, política y económica, desplazando a la aristocracia foránea, el cual se
afianzó durante el siglo hoy analizado.
Nuestra gratitud a todos
por su estimable ayuda, especialmente a don Álvaro Hernández Díaz.
(1) En 1885 se registró
la primera empresa turística canaria, “La Compañía de Hoteles y Sanatorium del
Valle de la Orotava”, propietaria del Orotava Grand Hotel (hotel Martiánez). En
los siguientes años surgieron la Casa Zamora, hotel Buenavista, Marquesa y
hotel Taoro (1890).González Lemus, Nicolás, Del Hotel Martiánez al Hotel Taoro.
(2) Brito, Oswaldo, La
encrucijada internacional y Paz Sánchez y Quintero Sánchez La Historia de
Canarias pp 89-104
(3) Para una introducción
a la evolución económica y socio-política del municipio véase Los Realejos, una
síntesis histórica.
(4) Coquet, Adolphe, Una
excursión a las Islas Canarias, pp 44-49.
(5) Íbidem, 45 y 48.
(6) Desarróllese esta
idea en Arbelo García, Adolfo, La burguesía agraria del Valle de La Orotava
(1750-1823), también remitimos a este volumen para consultar algunas de las
genealogías aportadas.
(7) La Constitución de
1869 decretó el sufragio universal masculino, pero la Restauración rectificó
este principio con fórmulas de sufragio restringido a varones en función de la
renta y el nivel cultural. Las leyes electorales de 1890 y 1908 restituyeron y
ratificaron respectivamente, el primitivo derecho con mínimas restricciones.
(8) Esta conflictividad
se producía desde tiempos del Convento, con la Desamortización las aguas
dejaron de pertenecer al clero, siendo adquiridas a principios de siglo por
capitales privados. Arbelo García, Adolfo, Op. Cit, pp. 184-199.
(9) Boletín Oficial
Provincia de Canarias. “Listas definitivas de electores para diputados a Cortes
de 1887”. Comisión I. del Censo Electoral de distrito de Sta Cruz Tfe. Archivo
Histórico Municipal de Los Realejos en adelante A.H.M.R
(10) En el Padrón de
Habitantes de 1889 consta como Secretario Municipal, mientras don Temístocles
Díaz Fernández, vecino de la Calle del Sol, nº 5 es inscrito como Maestro de
Instrucción Primaria.
(11) Negociado de
elecciones. Ayuntamiento del Realejo Alto, año 1880. Lista de electores para
compromisarios que han de elegir los Senadores. A.H.M.R.
(12) Hijo de don Pedro
González Regalado y doña Rosa Espínola de Abreu. Su tío-abuelo don Gregorio
Pedro Espínola, alcalde de Realejo Alto a comienzo de siglo, sufragó la función
y procesión del Señor de la Columna el Miércoles Santo desde finales del s.
XVIII hasta 1812. Don Elíseo fue un emblemático representante de la burguesía
agraria, casó con doña Candelaria Zárate Morales, residiendo en la calle La
Alhóndiga junto a sus tres hijos y su servidumbre.
(13) Hijo de don Miguel
Grijalva (alcalde de Realejo Alto a comienzos de siglo) y de doña Tomasa de
Brito Gordejuela y Mesa. Su esposa “doña Victoria Ventoso y Cúllen de Pérez,
solicita un solar en el cementerio de este pueblo (antiguo cementerio de la
plaza) para construir un sepulcro donde depositar los restos de su esposo”,
según consta en el expediente homónimo, custodiado en el A.H.M.R.
(14) Propietario y
miembro de la burguesía agraria realejera, vecino de la Calle del Medio, nº 14.
Su actividad en la política municipal se desarrolló durante más de cuatro
décadas. (15) Nombrado Síndico Personero en el mandato de 1877. Este cargo era,
según la época, designado por la corporación y/o vecinos para salvaguardar los
intereses municipales.
(16) Secretario del
Juzgado Municipal y vecino de la Calle del Medio.
(17) Para contrastar esta
idea léase el interesante relato de Olivia Stone en “El planeta Tenerife” p.
333.
(18) D. Ángel Fdo.
Barrera Hernández (1850-1918) fue párroco de Santiago de Realejo Alto
(1878-1918) su regencia ha sido la más prolongada de la parroquia en los
últimos 250 años. Propietario de terrenos agrícolas en el Patronato residía en
la casa parroquial, sita en la plaza, con su doméstica doña María Carballo
Luis. El Padrón de Habitantes de 1889 también aporta la identidad de otro
sacerdote, D. Gregorio González Bencomo vecino de la C/ del Medio, 22
(19) Boletín Oficial del
Obispado de Tenerife, núm 62 de 12.10.1886
(20) En las piedras
preciosas, cuarta parte de un quilate. RAE.
(21) Boletín Oficial del
Obispado... núm 64 de 28.12.1886
(22) Expediente instruido
para informar de una solicitud de don Elíseo González... Expedientes varios1837-1900
A.H.M.R
(23) El Abejón,
19.02.1887.
(24) Boletín Oficial de
Canarias, 23.03.1887
(25) La Opinión, p 1.
26.04.1887
(26) La Opinión, p 2.
15.05.1887
(27) Libro de Actas del
Ayuntamiento del Realejo Alto.13/1.A 1.1.3. (01.07.1887-28.06.1888) A.H.M.R.
(28) Los concejales que
no sabían firmar, rubricaban con una cruz bajo su nombre, previamente escrito
por el Secretario.
(29) La jurisdicción de
este pago abarcaba las zonas altas y de medianía del municipio (Desde los
límites con La Orotava incluía Palo Blanco, Las Llanadas, etc...)
(30) Instituto de
carácter municipal y de muy antiguo origen, destinado a mantener acopio de
granos y prestarlos en condiciones módicas a los campesinos y vecinos durante
los meses de menos abundancia.
(31) Miembro de la burguesía
local, residía en la Calle del Medio, 21 con su hijo don Agustín Rodríguez de
la Sierra y su sirvienta doña Juliana Estévez.
(32)Destacado personaje
de la burguesía que consta en el censo como administrador de bienes y
agricultor. Casado con doña Eloisa Romero y Castro residían en la Calle San Benito
nº 3, junto a su hija y su sirvienta.
(33) Su hija doña María
Pestano Olivera, camarera de Ntra. Sra. de los Remedios y vecina de la plaza,
falleció el 02.08.1949. Su cargo lo asumió su doncella doña Lola,
posteriormente doña Rosario Padrón González, sucediéndola su sobrina doña Carmela
Barroso Padrón y actualmente doña María de la Rosa Sánchez, a quien agradecemos
junto a don José Gregorio Hernández González la información necesaria para
redactar este punto.
(34) La Opinión, p, 3.
15.07.1887
(35) Boletín Oficial de
Canarias, 22.07.1887
(36) Boletín Oficial de
Canarias, 17.08.1887
(37) Libro de Actas del
Ayuntamiento de Realejo Alto.13/1.A 1.1.3(01.07.1887-28.06.1888) A.H.M.R. Acta
de 23.10.1887
(38) Propietario y vecino
de la Calle del Medio, casó con Dña Cosmelina Pérez-Zamora. Asumió la alcaldía
el 06.11.1887
(39) Este tipo de actos y
quejas fueron comunes desde tiempos pretéritos entre propietarios del agua,
autoridades y vecinos de los dos Realejos, lo cual ha reportado una extensa
documentación. Para desarrollar los conflictos del agua en Los Realejos, véase
Arbelo García, Adolfo en La Laguna, 500 años de Historia, pp. 207-238.
(40)De esta zona manaba
y/o transitaba el agua para abasto público de ambos Realejos.
(41) La Opinión, p. 4.
15.11.1887
(42) Este expediente de
10.12.1887 firmado por el párroco y remitido al alcalde se halla clasificado en
Documentación Histórica sin clasificar. A.H.M.R
(43) La demografía
histórica desvela como diversos factores, entre ellos el retraso en la edad del
matrimonio, el celibato definitivo y/o temporal, el ratio de masculinidad, la
emigración principalmente masculina o los rudimentarios métodos anticonceptivos,
conllevaron a la reducción paulatina de los nacimientos en Europa, desde
finales del s. XVIII al tiempo que se estabilizaba la mortalidad. Livi-Bacci,
Massimo, Historia Mínima de la Población Mundial.
(44) Padrón Municipal del
Realejo Alto.1881-1885. A.H.M.R.
(45) Boletín Oficial de
Canarias, 12.12.1887…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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