La verdad que es sorprendente, observar
estas fotografías que entonces remitió el amigo del Puerto de la Cruz; Bernardo
Cabo Ramón, arreglos de mi compañero del IES La Orotava Manuel González Pérez;
Domingo González Hernández.
Increíble pero cierto, El Charco de
Los Piojos del Puerto de la Cruz que estaba ubicado en la trasera de la plaza y
ermita de San Telmo, desmontado con
escrúpulo para levantar en ese lugar El Lido y La Piscina de San Telmo. Y la
barranquera que continuaba paralela a los grandes bajíos de Martiánez donde se
ubicó la Piscina de los Alisios y llegar al Lago de Martiánez del artista lanzaroteño Cesar Manrique.
Como es posible que en los finales de
los años cincuenta del siglo XX, hasta el
final de la década de los setenta.
Ubicar piscinas en playas, barranqueras, bajíos, Charcos naturales.
Todo un producto de pura naturaleza, si
en la década de los años cuarenta del mismo siglo se construye con el mando
económico la recordada piscina de Martiánez, fuera de ese entorno, pero sí
frente al mar. Con anterioridad en las primeras décadas del siglo XX, en el
mismo lugar se construye el inolvidable Termal Palace, de estilo colonial
ingles y de madera. Al ver esta
panorámica, se me revuelve el
pensamiento, y me pregunto que lastima, que se haga eso así, por qué, no lo
entiendo. Quizá lo ideal pudo haber sido: Playa, callados, Charcos y Bajíos,
previsto de paseos peatonales, y luego en los llanos; avenida, piscinas y lago
y por últimos los grandes hoteles.
Es tarde y estas ideas que
naturalmente expongo, probablemente haga pensar a muchos portuenses de aquellos
tiempos y de los actuales. Pero lo que se hizo, se forjó y así nos quedamos.
Qué correctivo del magnífico litoral del Puerto de la Cruz desde la Punta el
Viento hasta los acantilados de Martiánez, en su tiempo una metrópoli de
nuestros antepasados guanches.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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