Nos encontramos en pleno centro del conjunto histórico del Realejo Bajo y
siempre es recomendable una visita por sus callejuelas repletas de sorpresas y
encanto. Descubrir las casas de la calle la Acequia o de la calle Toste, o
poder contemplar la casa Parroquial situada en la calle Cantillo de Abajo
valdrá la pena. En el descenso por la calle Guillermo Camacho y Pérez Galdós
aparece la plaza que acoge la Iglesia de la Concepción, la segunda en
importancia del Municipio.
Una vieja ermita dedicada a Nuestra Señora, edificada en el siglo XVI, dio
lugar a la actual iglesia de tres naves. Su última etapa constructiva tuvo
lugar entre 1697 y 1701. Un incendio acaecido en 1978 destruyó todo el
edificio, perdiéndose para siempre sus bellos artesonados de raíz mudéjar,
retablos barrocos y neoclásicos, como el de Nuestra Señora del Rosario,
esculturas de distintas escuelas, como la de Nuestra Señora de la Candelaria,
de Martínez Montañés, o la de Nuestra Señora de los Afligidos, atribuida a
Martín de Andújar, así como los lienzos que recordaban el pincel del pintor
canario Hernández de Quintana (+ 1725), entre los que destacamos el cuadro de
Ánimas, que compartía altar con la talla de San Miguel Arcángel (siglo XVI).
Se pudieron rescatar dos imágenes marianas, la de Nuestra Señora del
Rosario y La Dolorosa. La primera es probable que saliera del taller de
Pereira, escultor madrileño del siglo XVII. La Dolorosa, obra quizás de
Rodríguez de la Oliva (+ 1777), formaba parte de El Calvario situado en la nave
del Evangelio. También son importantes las piezas de orfebrería que pudieron
salvarse del incendio, entre las que destacamos la custodia franciscana de
plata sobredorada, de la segunda mitad del siglo XVIII, y la Cruz procesional,
realizada en 1563 por Francisco de Soto. El referido incendio no afectó de
forma grave a las puertas de cantería, presentando la lateral un frontón
clásico sobre pilastras muy similares a los del manuelino portugués. La puerta
correspondiente a la nave del Evangelio presenta en su parte superior dos
bustos en relieve, dentro de sendos medallones de piedra, que según la
tradición representan a Alonso Fernández de Lugo y al Mencey Bencomo. Es
interesante la pequeña puerta gótica de arco conopial que perteneció a la
antigua sacristía.
La torre, que se alzaba en la fachada principal, fue trasladada al costado
sur del edificio después de su restauración. Se abrió nuevamente al culto en
1993. En la actualidad viene siendo objeto de un programa de reproducción de
imágenes y de retablos.
Las escalinatas situadas en el costado izquierdo de la plaza fueron
construidas en pleno siglo XVI y conducen a los jardines donde se ubican dos
magníficos ejemplares de drago, denominados “Dragos Gemelos” debido a su gran
parecido.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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