La redacción de “La Asociación”, manifestaba, que había llegado
a La Orotava, el cirujano dentista Don Antonio Tomás Vella, que se hallaba en
la capital tinerfeña, y había hecho algunas curas importantes que acreditaban
su inteligencia y pericia en su profesión, de la que se había ocupado varios
periódicos extranjeros. Se le recomendaba al Señor Vella a todas las personas
que padecieran de escorbuto y otros males de la boca, que aunque estuviesen
reputados de crónicos, encontrarían en el Sr. Vella pronta y eficaz curación.
Con los trescientos veinte reales vellón, ofrecidos por los Sres. Don Antonio
Lugo y García y Don Ignacio F. Llarena para la composición del piso de uno de
los paseos del centro de la Plaza de la Alameda se pensó emprender dicho
trabajo, también con el auxilio del carro ofrecido por Don Sixto Regalado para
la conducción de arena.
En la plaza de San Francisco se colocó la fuente para surtir de
agua limpia al vecindario que la prefiera a la de la acequia pública. A
propósito de ello, la comisión de camino del Ayuntamiento orotavense sorprendió
a dos mujeres lavando en dicha acequia ropa sucia antes de la hora de las
nueve. Pues se le multó con arreglo al bando de policía. Siendo de interés
publico el conocer los términos en que el Gobierno civil de esta provincia ha
oficiado a la Alcaldía de la Villa, en resolución a la consulta hecha acerca de
la circulación de la moneda agujerada, inmediatamente se le comunica, que; la antiquísima
circulación en estas islas de la moneda agujereada, y su corriente admisión en
las oficinas públicas, la hacen sin duda alguna de uso obligatorio o forzoso, y
por consiguiente se podía obligar al recibo de dicha moneda, con abono en la de
oro de la falta de granos en los términos que están prevenidos, exceptuando la
de plata que se encuentre en el caso indicado por esa alcaldía, esto
significaba que tuviera el agujero demasiado grande. Únicamente en la moneda
nueva de oro y plata, que estuviese o no agujerada, del cuño de 1.848 en
adelante, se atendría a lo dispuesto en el Decreto del 15 de Abril de 1.848,
inserto en el número 59 del Boletín Oficial del 17 de Mayo del mismo año, en
cuyo decreto se determina el permiso de admitir o rehusar legalmente esta
moneda según la falta o exceso de su respectivo peso. La sección local de
noticias finalizaba con una lista de los Sres. que contribuyeron en donar
reales de Vellón, a la prolongación del muelle del Puerto de la Cruz, en el año
1.868: Juan Suarez 230, Bernardino Coradini 50, José María Nardony 40,
Belarmino Aguilar 20, Vicente Díaz y Fuentes 20, Isidoro María La Luz 60,
Domingo López Soto 20, Lorenzo Cáceres 100, Francisco Aguilar Guadarrama 50,
José María de Arroyo 50, Miguel Fernández Montañés 60, José Hernández Barrio
40, Augusto Gachon 100, Francisco Trujillo Ferraz 40, Juan Nieves y Ascanio
100, Víctor Pérez 260, y José Gobea 20. Una etapa, que en España fue
revolucionaria, que en 1.868 un grupo de generales ponían fin a la monarquía de
Isabel II, formándose un gobierno provisional, que nombra gobernador civil de
Canarias a Don Camilo Benítez, quien reprimió duramente al partido republicano
de las Islas. Al proclamarse la república en 1.873, este gobernador es cesado,
y despedido de Santa Cruz de Tenerife con una descomunal silba. Durante la I
República ocupan; el gobierno civil Don Miguel Villalba Hervás y el subgobierno
de Las Palmas Don José María Pulido. Los diputados a cortes se comprometieron
bajo la tutela del canario Don Nicolás Estévanez, ministro de la Guerra, crear
dos Sub - Estado o cantones en Canarias, proyecto que no llegó a cuajar. Con la
restauración de la dinastía borbónica en la persona de Alfonso XII, la
gobernación de las islas pasa a ser ocupada por el tinerfeño Don Vicente
Clavijo que prohibió toda la manifestación política cultural. Es la época en
que ocupa la comandancia el general WEYLER, artífice de los palacios militares
de ambas islas. Durante su mando las islas se unieron a la Península por cable
telegráfico. En este último tercio de siglo, destacaba la personalidad política
de Don Fernando León y Castillo que ocupó la cartera de Ultramar con el Duque
de la Torre como presidente del gobierno.
El sábado 18 de Octubre del año 1913, se estrenó en el teatro de
Orotava la función cinematográfica “La Peña del mal consejo”, una creación
sublime y trágica, escenificada en la moderna cinematografía, integrada por
3.000 metros de celuloide y divida en 4 partes, integrada por un inspiradísimo
argumento, tratado sobre la joven Nina, bella pastora semisalvaje que vive
contenta y feliz sin más preocupaciones que las que proporciona su peque o
rebaño. Y Toto un joven gentil, valeroso y audaz que con valor temerario
ahuyenta y pone en fuga a unos ladrones que intentan robar la cabaña en que
habita. Ambos se enamoran locamente, pero el amo, dueño del cortijo en que los
dos habitan, es un gran dueño de la ciudad, hombre viciosos dominado por el
juego y la bebida. Un día Nina sufre un accidente desgraciado y corre un
gravísimo peligro, del que le salva Toto valerosamente, quedando la joven muy
agradecida. El amo que se entera del percance ocurrido a Nina y de la acción de
Toto felicita a este elogiando mucho su conducta. Toto y su pastora están cada
vez más enamorados el uno del otro y un día que se encuentran los dos al borde
de un principio en un sitio conocido por “La Peña del mal consejo”, Toto en un
arranque apasionado le dice a la Nina: “Jura que serás mía durante mi vida y
después de mi muerte”, juramento que hace Nina solemnemente. El amo invita un
día a unos amigos a cazar y un cazador torpe hiere gravemente a Nina. Con gran
pesar de Toto el amo se la lleva a la Ciudad para que se cure. Pasados dos
meses queda Nina completamente restablecida habiéndole parecido a la joven la
casa del amo, el país de las hadas. La rústica belleza de Nina ha impresionado
también al amo, que ha perdido la tranquilidad. Le propone a Nina quedarse con él en la Ciudad; pero ella que desea
volver al campo no accede. Sin embargo a la vista de la joya que le ofrece
siente una atracción irresistible, que no puede dominar, terminando por
rendirse a las caricias del amo, y por acceder a ser su esposa, convirtiéndose
de pastora humilde en gran señora y olvidando el sagrado juramento hecho al
pobre Toto, que allá en la montaña sueña con el amor de su Nina y cuenta uno a
uno los minutos que faltan para que vuelva su zagala. Desesperado Toto por la
tardanza de Nina envolver al cortijo, se decide a bajar a la Ciudad en busca de
noticias. Llega a la casa de su amo y allí dice a los criados: “Avisen a Nina
que aquí está su novio”. Los criados se burlan de él y avisan al amo de lo que
pasa. Este lo hace llegar hasta su presencia y después de escuchar sus
lamentaciones por la tardanza de Nina en volver al cortijo, le dice; “Pues mira
Toto, desde hoy Nina es tu ama”. Dos
años después nadie se acuerda de Toto, pero él ha cumplido su condena y vuelve
a la tierra en que nació con el firme propósito de vengarse de la autora de su
desventura. La ocasión no tarda en presentársele. Nina y su esposo han ido de
paseo al cortijo y Toto que está al acecho los ve y aprovecha una ocasión en
que el amo se aleja solo por el campo, para tirarle un certero lazo y apoderase
de él. Fuertemente atado y amordazado le lleva hasta la “Peña del mal consejo”
y allí le obliga a escribir un papel para su esposa que dice así: “Nina, te
espero en la cima de la roca del mal consejo; ven sola, te espero”. Roberto.
Este papel es entregado a Nina, la que sin sospechar lo que ocurre, monta a
caballo y se dirige al sitio que su marido le indica. Allí se encuentra con
Toto quien le muestra su marido amarrado a un árbol. Entonces Toto la coge por
la cintura y se arroja con ella por la terrible pendiente, en presencia del
marido, que ve horrorizado aquella trágica escena sin poder moverse ni hacer
nada para evitar tan tremenda desgracia. Toto se ha vengado, obligando a Nina a
cumplir parte de su juramento. Ya que no quiso ser suya durante su vida, lo
será después de la muerte. Todo un comentario de una cinta gramática,
comentario de la pluma del ilustre villero - palmero Don Antonio Lugo Massieu,
comentario magistral que pusieron en escena notables artistas, con vistas
panorámicas de sorprendente hermosura, soberbia fotografía, de una cinta que
tuvo sublime éxito en La Orotava.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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