miércoles, 19 de julio de 2017

LA PLAZA DEL CHARCO DEL PUERTO DE LA CRUZ



Fotografía referente a dos panorámicas del principio de la década de los años cincuenta del siglo XX, donde vemos un centenario árbol laurel de india encima de la pila central de la plaza, a consecuencia del temporal del 15 de enero del año 1953, en la otra un pequeño muchacho sentado en la mencionada pila, fotografiado con la belleza que caracterizó la histórica plaza portuense.

El amigo del Puerto de la Cruz; JOSÉ MELCHOR HERNÁNDEZ CASTILLA, remitió entonces (20/10/2013) estas notas que tituló; “LA PLAZA DEL CHARCO DEL PUERTO DE LA CRUZ”.
Publicadas el domingo día 20 de octubre de 2013, en el suplemento “LA PRENSA”, matutino EL DÍA:: “…El militar Próspero Casola, fue uno de los primeros en nombrar al “Charco de los Camarones” (Plaza del Charco), 1634-35, que tenía al oeste dos charcos más pequeños (1).  El alcalde del Puerto de la Cruz, Pedro José de Mesa Benítez de Lugo, proponía, en 1722, que se hiciese una pila en la Plaza del Charco, algo que no se realizó en ese tiempo (2). “El Charco de los Camarones” se comunicaba con el mar. En 1746, se mencionaba que el charco menguaba y crecía con la mar (3).
En 1775, La Casa Blanco (actual edificio Olympia) tenía una empresa dedicada a la fabricación de aguardientes, que vertía sus aguas a través de un conducto abierto hasta el charco que se formaba en el costado oeste de la plaza. La Casa Blanco había construido dos muros, en forma de rectángulo, como si fuera la esquina norte-oeste de la actual Plaza del Charco, para evitar que el agua acumulada llegase hasta la actual calle de San Felipe (4).
En 1821, “la noche del cinco al seis de noviembre desfogó un aluvión que entulló la Plaza del Charco, entrando el agua en sus casas del poniente a la altura de tres cuartas” (5). Un año después, en 1822, “a la Plaza del Charco se nombró ahora Plaza Constitucional” (6), también llamada Plaza Real.
“En los comienzos del año 1835 y por iniciativa del señor Alcalde Real don Francisco Gervasio Ventoso, el pleno del Ayuntamiento acordó el arreglo de la Plaza Real. Lo primero fue levantar el piso en una longitud de unos 94 metros de largo, que luego se amplió en 10 más –cuyos diseños se debían al primer Diputado don José Agustín Álvarez Rixo-, embaldosados y escaleras para el acceso a la misma, todo de cantería del país” (7).
Se recomponía uno de los paseos de la Plaza del Charco en 1860 (8). En 1862, hubo música, fuegos artificiales e iluminación en dicha Plaza (9).
En 1863, domingo 31 de mayo, “se hizo función en la parroquia en acción de gracia por la Divina providencia de habernos librado de la fiebre amarilla que tanto se temió llegase aquí. Hubo majestad manifiesta y procesión que dio vueltas conforme a algunas de Semana Santa: es decir, bajó por la calle Quintana hasta la Plaza del Charco, subiendo por la de Las Cabezas, dando vuelta por la de Venus, la de San Juan y La Soledad, hasta restituirse a la iglesia… Septiembre.- se habían encargado a Francia los faroles para alumbrar la Plaza Constitucional y algunas calles; llegaron en este mes y se dio al alumbrado, situándose en la plaza y otros pocos en algunas de las calles principales” (10). 
Se mejoró el Paseo del Poniente de la Plaza del Charco, poniéndole piso de hormigón en lugar de baldosas en 1868 (11).
En 1869, siendo Alcalde Popular don Wesceslao Luis Delgado, día 6 de julio, domingo, “a las doce del día salió de las Casas Consistoriales el señor Alcalde, dos Regidores y el Secretario en comisión, el Gobernador Militar, cuatro artilleros, los empleados de hacienda y maestros de escuela, todos los cuales se constituyeron en la Plaza Constitucional; el Secretario leyó la nueva Constitución, se dieron las vivas oficiales, retirándose enseguida con orden” (12).
Se estableció, en 1873, se construyera en el extremo inferior de la Plaza del Charco una arquilla de hierro, y que se mejorase la calle por esa parte, quitándole los hoyos y empedrándola (13). Se decidió arreglar la parte baja de la Plaza y plantar árboles en ella en 1878 (14).
Debido a las grandes lluvias acontecidas en el año de 1880, se resolvió componer el piso de los paseos de la Plaza del Charco (15). “En el mes de mayo de 1880 se pavimentó el paseo (costado oeste) y se comenzó a profundizar en el centro para hacer la pila con un juego de aguas, a cuya obra, junto con el Municipio, contribuyeron varias personas amantes del embellecimiento del pueblo” (16).
En sesión de 20 de marzo de 1881, “se acordó poner un aparato de metal, para la salida de la agua de la fuente pública de la Plaza de la Constitución, a fin de que esté colocada para las fiestas de las próximas pascuas” (17). Se manifestó, en sesión de 28 de agosto de 1881, componer el piso de los paseos de la Plaza de la Constitución, colocando en ellos la tosquilla necesaria para hacer desaparecer los hoyos que hoy tienen pasándoles luego cilindro a fin de regularizar el suelo” (18). “Se colocó un aparato de metal para la salida de las aguas de la fuente pública, y en ese mismo año por iniciativa de varios vecinos se reunieron fondos para hermosear la plaza, plantando nuevo árboles y trayendo tierra” (19).
La escritora británica Olivia Stone, que se alojó en el hotel Turnbull (actual casa Tita Bazo), cerca de la plaza, describía la Plaza del Charco en 1883, en su libro “Tenerife y sus seis satélites” (20). Esta es su descripción: “sábado 27 de octubre. Después del desayuno esta mañana fuimos a pasear por la ciudad y sus alrededores. Dirigiéndonos hacia el mar, entramos en la plaza, que tiene abundantes plataneras, eucaliptos, tamariscos, palmeras, naranjos, acacias y enebros. Una zanja en la tierra, de tres o cuatro pulgadas de profundidad y ancho, rodea la plaza cerca de los árboles, y la utilizan para regarlos; en el centro hay una fuente llena de grandes carpas doradas” (21).
El británico A. Burton Ellis, entre 1881 y 1884, en su libro “Islas de África Occidental (Gran Canaria y Tenerife)”, nos relataba sus impresiones sobre la Plaza del Charco: “como Santa Cruz, el Puerto de La Orotava también tiene una Plaza de la Constitución, a veces conocida por el nombre menos aristocrático de los Camarones. Es un lugar bastante agradable que tiene la forma de un rectángulo, del que tres lados están rodeados por casas bien construidas y pintorescas, y el cuarto se encuentra abierto al mar; el paseo está sombreado por árboles y provisto de numerosos asientos de piedra para el uso de los holgazanes. Retirándose hacia el paseo marítimo, donde un oleaje rompe fuertemente debajo de una vieja batería con un cañón oxidado, a ambos lados se ve una pequeña bahía con una playa de brillante arena negra. Estos son los fondeaderos del puerto y están tan expuestos a las tormentas repentinas, que no es probable que el curioso y pequeño fuerte que protege uno, ni el baluarte de infantería que defiende el otro, entren en acción para rechazar un armamento enemigo. En los días de fiesta y de los santos, esta plaza se halla atestada por los campesinos de los alrededores, quienes después de misa exhiben en ella sus pobres vestidos a sus vecinos y a los ciudadanos. En estas ocasiones se montan casetas en la plaza, en la que se venden comestibles, bebidas, santos de hojalata y tonterías parecidas” (22).
Se hicieron varias actuaciones en la Plaza del Charco en 1884. El 4 de mayo, “acordóse comprar dos bancos de madera y hierro para colocarlos en la Plaza de la Constitución”; el 19 de octubre, “se presentó una cuenta de gastos hecha en la reparación de los paseos de la Plaza de la Constitución y arreglo de su arbolado, que asciende a veintidós pesetas noventa y cuatro céntimos”; el 14 de diciembre, acordóse seguidamente se verifiquen plantaciones de arbustos y otros matos en la Plaza de la Constitución a fin de darle mayor embellecimiento” (23).
Se decidía, en sesión de 15 de junio de 1890, “reparar los paseos de la Plaza de la Constitución poniéndoles una capa degranzón de piedra de cal” (24). Se acordaba, en sesión de 11 de enero de 1891, que se pagara “al peón que está al cuidado y conservación de los jardines de la Plaza de la Constitución, se sufraguen los gastos de abonos, reparaciones de acueductos, arreglo de paseos y jornales que sean necesarios” (25). El Concejal señor Andrés Torrénts y Solá, en sesión de 13 de enero de 1900, “hizo presente la necesidad de practicar una poda general en el arbolado y plantas de la Plaza de la Constitución” (26).
El Concejal don Domingo Aguilar y Quesada, en sesión de 3 de febrero de 1900, “manifestó que creía sumamente perjudicial a la salud pública los depósitos existentes en los cuatro ángulos de la Plaza de la Constitución, proponiendo… que el riego de los árboles y arbustos de la misma Plaza se verifiquen por medio de tubería de hierro con manguera; y la municipalidad acordó verificar sin demora la reforma propuesta” (27).
En sesión de 23 de abril de 1900, “se acordó formular su más enérgica protesta por el hecho vandálico ocurrido en la Plaza de la Constitución en la noche del 22 al 23 de abril actual en la que fueron cortadas siete de las palmeras recientemente plantadas en aquel sitio” (28).
En sesión de 30 de agosto de 1902, “viéronse las facturas de las maderas y pinturas invertidas en el Kiosco de la Plaza de la Constitución; y que el Cabildo acordó que del importe de las mismas tan solo se pague la cantidad de doscientas cincuentas pesetas que para estos gastos figuren en el presupuesto adicional” (29). El ayuntamiento determinó, en sesión de 26 de septiembre de 1903, “satisfacer a don Gustavo Wildpret la cantidad de trescientas cuarentinueve pesetas cincuenta seis céntimos, importe de las maderas y tela impermeable invertidos en el kiosko de la Plaza de la Constitución” (30).
En sesión de 23 de agosto de 1904, por mandato del mismo señor Alcalde, “se dio cuenta de plano y presupuesto formador para la reforma y embellecimiento de la Plaza de la Constitución; y la Municipalidad acordó quedar interesada y que ya se resolverá lo que crea más oportuno sobre el asunto” (31).
A propuesta del Concejal señor Vicente Cartaya Cairós, en sesión de 1 de mayo de 1907, se resolvió “repasar el Kiosko que se halla situado en la Plaza de la Constitución, dándose las correspondientes manos de pintura” (32).
En sesión de 23 de febrero de 1910, “en lo referente a reformas y embellecimiento de las plazas del pueblo; y el Cabildo acordó que dicho asunto pasara a la Comisión nombrada para formular el plan de obra”. Las obras municipales eran responsabilidad de los señores concejales: Pedro Cruzat y Espinosa, Antonio Perera y González, Marcos Baeza y Carrillo” (33).
Se calculó, en sesión de 18 de enero de 1911, que las reformas de La Plaza del Charco “sujetándose al plano de don Marcos Baeza y Carrillo” se elevarían a   6.000 pesetas” (34). En sesión de 5 de abril de 1911, “deliberóse ampliamente respecto a la instalación en la Plaza de la Constitución de la tubería de hierro para el riego de jardines y arbolado; y la Municipalidad acordó que los gastos que importe la expresada tubería se abonen con cargo a la cantidad que para obras y reformas en dicha Plaza, se halla consignado en el vigente presupuesto” (35). Se estableció, en sesión de 7 de junio de 1911, “que los cincuenta barriles de cemento postham adquiridos últimamente para el hormigón de los paseos Norte, Este y Sur de la Plaza de la Constitución… la cantidad de novecientos noventa y nueves pesetas para el pago de reformas y mejoras que se está verificando en la misma (36).
Se dictaminó, en sesión de 14 de junio de 1911, que “cada una de las personas que deseen enchufar la tubería para el abasto de agua en el acueducto que conduce las del común vecindario por la calle Blanco; el que solicitase dichas personas, habría de satisfacer la cantidad de treinta pesetas por cada uno de los enchufes que le conceda, siendo de su cuenta todos los demás gastos que para la instalación se les ocasionen…, y por el momento tan sólo tendrán derecho las casas que den sus frontis a las calles Blanco, Plaza de la Constitución y Marina” (37).
Se solicitó crédito para la Plaza del Charco, en sesión de 5 de julio de 1911, con el objeto de poner “adoquinado de la parte del Naciente de la Plaza de la Constitución. También acordó el Ayuntamiento votar los siguientes créditos, uno de novecientas noventa y nueve pesetas para atender los gastos de reformas de la Plaza de la Constitución” (38).
En 1911, se aprobó la poda de los árboles y del aprovechamiento de la madera de los  mismos de la Plaza del Charco (39).
En sesión de 12 de febrero de 1912, “fue acordado por unanimidad, construir una nueva valla para evitar daños que pudieran causarse a los cuarteles sembrados de césped en la Plaza de la Constitución… Se acordó unánimemente autorizar a la Presidencia para que gestione la adquisición de veinticinco bancos para colocarlos en la citada Plaza de la Constitución” (40).
Se presentó, en sesión de 20 de noviembre de 1912, “una cuenta de cuarenta y siete pesetas noventa céntimos suscrita por el Sr. Comisario de Policía, por un importe de gastos ocasionados en la reparación de los desperfectos causados en la Pila de la Plaza de la Constitución por el árbol que derribó el viento” (41). Se ratificaba, en sesión de 15 de enero de 1913, “de dejar reformados, con jardines, parte de los cuarteles de césped de la Plaza de la Constitución” (42). Se decidió, en sesión de 24 de septiembre de 1913, “comisionar al Sr. Alcalde Marcos Baeza Carrillo y al propio Luis Rodríguez Figueroa para que estudien y propongan las reformas y mejoras que deben realizarse en la aludida Plaza de la Constitución” (43).
Se proponía, en sesión de 3 de enero de 1917, por parte de la presidencia “a la consideración del Concejo la urgente necesidad y conveniencia de podar Los Laureles de los grandes que existen en la Plaza de la Constitución, que por su altura y mucho ramaje fueron amenazados de caerse en el último temporal de viento” (44).
Desde el año 1944, y de forma ininterrumpida hasta 1961, se ha organizado una exposición de maquetas de barcos en la Pila de la Plaza del Charco (45).
La Pila de La Plaza del Charco presenta en su centro una Ñamera (Colocasia), posiblemente de principios del siglo XX. La afamada escritora canaria, María Rosa Alonso (Tacoronte, 1909- Puerto de la Cruz, 2011) Premio Canarias de Literatura, escribía sobre la misma en el programa de las fiestas de julio de 1951:
“Frondosa y verde emerge esa bombonera redonda que es la Ñamera de la Plaza del Charco. Anchas y rotundas sus hojas suplen una ausencia de flores que no tiene ni necesita. No precisa siquiera de una voz poética que le cante, como la palmera, su esbelta delgadez, o, como el drago, su milenaria tradición de catedral vegetal. La Ñamera de la Plaza del Charco se basta a sí misma en su verdura esférica, y a veces me he preguntado por las manos gigantes que le han dado su forma de búcaro artificial.
Ella se ha fabricado su redondez solitaria y su ancho corazón nos sonríe en cada hoja a todos los que amamos la honda y fresca delicia de su sencillez. La Ñamera nos mira en línea recta y nos invita a la renuncia de la vertical y a huir de las estrellas y de la estremecida tensión de las alturas.
Ancha, redonda, verde y satisfecha es envidiable su felicidad jugosa de mujer feliz, su renuncia a lo alto, y su baja sonrisa, humilde, casi a flor de tierra. Lección de suavidad serena la suya, de rotundidad de lo mínimo y sencillo. Si tienes, caminante el alma seca porque el dolor te haya bebido los jugos de su fragancia, aprende lo que Ñamera de la Plaza del Charco te muestra en su vida simple, uniforme, sin pretensiones; pero sí no quieres o no puedes renunciar a las estrellas, sólo te dará envidia y agonía advertir que, mientras te quemas en la paramera de tus verticales inalcanzables, ella te sonríe tranquila en su menudo y jocundo verdor de horizontales sin riesgos ni ambiciones” (46).
BIBLIOGRAFÍA:
1.            Galindo Brito (2000). “La plaza del Charco de Los Camarones (1)”. La Opinión de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. 21 de abril 2000.
2.            Álvarez Rixo, José Agustín (1994). Anales del Puerto de la Cruz de La Orotava (1701-1782). Ayuntamiento Puerto de la Cruz. Páginas 35, 36.
3.            Galindo Brito, Antonio (2000). “La plaza del Charco de Los Camarones (1)”. La Opinión de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. 21 de abril de 2000.
4.            Ibídem.
5.            Álvarez Rixo, José Agustín (1994). Anales del Puerto de la Cruz de La Orotava (1701-1782). Ayuntamiento Puerto de la Cruz. Páginas 277, 278.
6.            Ídem. Páginas 279, 280.
7.            Ruiz Álvarez, Antonio (1949). “Estampas históricas del Puerto de la Cruz, “La Plaza del Charco”. Diario La Tarde. Santa Cruz de Tenerife.
8.            Álvarez Rixo, José Agustín (1994). Anales del Puerto de la Cruz de La Orotava (1701-1782). Ayuntamiento Puerto de la Cruz. Páginas 428-433.
9.            Ídem. Páginas 452, 453.
10.         Ídem. Páginas 457-461.
11.         Ídem. Páginas 477-478.
12.         Ídem. Páginas 484-446.
13.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1873).
14.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1878).
15.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1880).
16.         Ruiz Álvarez, Antonio (1949). “Estampas históricas del Puerto de la Cruz, “La Plaza del Charco”. Diario La Tarde. Santa Cruz de Tenerife.
17.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1881).
18.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1881).
19.         Galindo Brito (2000). “La plaza del Charco de Los Camarones (10)”. La Opinión de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife.
20.         Íbidem.
21.         Stone, Olivia (1887; 1995). Tenerife and its six satellites (Tenerife y sus seis satélites). Ediciones Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria. Página 479.
22.         Ellis, A. Burton (1885; 1993). West African Islands (Islas de África Occidental -Gran Canaria y Tenerife-). Edita: J.A.D.L. La Orotava. Páginas 91-92.
23.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1884).
24.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1890).
25.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1891).
26.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1900).
27.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1900).
28.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1900).
29.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1903).
30.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1903).
31.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1903-1905).
32.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1906-1907).
33.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1909-1910).
34.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1910-1911).
35.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1910-1911).
36.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1910-1911).
37.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1910-1911).
38.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1910-1911).
39.         Informe sobre la Poda de Árboles y su aprovechamiento. Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, 1911.
40.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1911-1912).
41.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1912-1913).
42.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1912-1913).
43.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1912-1913).
44.         Libro de Actas del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz (1916-1917).
45.         González, Agustín (2002). “Vecinos de La Ranilla recaudan fondos para comprar un lanchón a la Virgen”. Diario de Avisos. Santa Cruz de Tenerife. 5 de mayo de 2002.
46.         König, Hans (2002). Puerto de la Cruz. Historia y Anécdotas. Puerto de la Cruz. Páginas 27, 28 …”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario