Fotografía del archivo particular referente al cambio de aceite a un OPEL
KADETT de la época en el salón industrial de suministros de mi padre Juan
Álvarez Díaz en la calle El Calvario de La Orotava, año 1956, de izquierda a
derecha; Florencio, Carlos, Tito y Efraín.
Aniversario de su fallecimiento. Recuerdo cuando nos conocimos, trabajaba
en los suministros de mi padre Juan Álvarez Díaz en la calle El Calvario de La
Orotava, donde aprendiste a ser hombre de provecho, aprendiste a conducir
vehículos, aprendiste al trabajo, aprendiste la teneduría de libro que aun con
pantalones cortos recibiste del gran maestro don Inocencio Sosa Hernández. En
ese emblemático lugar de la villa a olor de petróleo y aceites de automóviles
te conocí cuando solo tenía 4 años, me traía desde tu barrio El Ramal a
Oscarito ya fallecido para que jugara conmigo en mi casa de la calle El
Calvario número 34, ojalá te encuentre con él en ese lugar desconocido.
Aquel invierno, allá por el año 1958 recuerdo que era un día frio, te
vino a buscar otro excelente industrial de La Orotava don Miguel Herreros
González de Chaves para que te fuera a trabajar a su industria de la
calle La Carrera del Escultor Estévez como chofer de una furgoneta de su
propiedad, recuerdo que era de color azul.
En la industria de mi padre hiciste la mili, que con el reclamo de mi
progenitor, tuviste permisos para estar trabajando en la industria de
suministro y gasolinera.
En ese mismo verano del año 1958, aprovechando tu trabajo de repartidor por
los pueblos del Sur de la isla, nos invítate a un servidor (8 años de edad), a
mi hermana Carmilla y a la tía Consuelo(mi segunda madre) a conocer el entonces
desierto Sur de Tenerife, recuerdo que salimos hacía Icod de los Vinos, pasamos
el antiguo tune natural y subimos a Santiago del Teide a través del Tanque,
bajamos a Guía Isora, continuamos a Adeje, donde visitamos la playa Los Bobos
(actualmente playa de Las Américas), y luego nos bañamos en la Playa de Los
Cristianos, aquello si que era una gran playa, solitaria de aire puro y brisa
marina dulce, fue la primera vez que vi esa magnífica y desierta playa de Arona
Los Cristianos, almorzamos y subimos a Arona, para luego emprender el camino
hacía Granadilla, Güimar, Arafo y de regreso a La Orotava por la carretera vieja.
Tiempo después conociste a tu actual y desconsolada esposa Pili Sálamo que
trabajó muchísimos años en los Tejidos de Antonico, te casaste me invitaste a
la boda, recuerdo que fui con mi hermana Lola y mi cuñado Delfín. Pasaron los
años más extraños y más fascinantes de tu vida en la empresa de los
hermanos Herreros como encargado de la sucursal que tenían en Santa Cruz de
Tenerife y al mismo tiempo te aficionaste a conservar coches antiguos,
participaba todos los años en los Rally de automóviles viejos tanto en el Valle
de La Orotava como en la capital tinerfeña.
En un vaivén eterno de emociones, del enfado a la risa, del odio al amor,
de la tristeza a la exaltación…y es que no eras fácil, nunca lo fuiste. Siempre
tuviste tus propios quehaceres y aficiones, esos que acabarían separándonos,
pero siempre nos saludábamos, recordábamos el pasado y siempre me quería como
un hermano.
Tito, yo recuerdo que cuando trabaja con mi padre, siempre decía que cuando
viniera el comunismo a España, le quitaba los coches a la señora marquesa…, la
democracia vino, el comunismo también pero con otro estilo de tiempos modernos
a los que ahora nos ha tocado vivir.
Ahora te lo cuento porque al igual que tu, no creo en el más allá, y sé que
esto nunca llegará a ti de ninguna forma. Nuestra historia fue en este mundo. Y
en este mundo ha acabado.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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