El amigo de la Cuesta - Puerto de la Cruz, actualmente residente en el Bajo Ampurdán - Cataluña; ZOILO LÓPEZ BONILLA, remitió entonces (19/02/2018), a través de su blog ZOILOLOBO – RETRODEZCAN, estas notas y fotografía, que tituló; “ANTONIO PLASENCIA, ALIAS “EL PIRULÍN”: “…A Antonio Plasencia, el primero por la derecha en la foto, se le conocía por el alias de el Pirulíny vivió en el callejón de La Pirulina, en la calle Mequínez.
Fue figura clave durante
años en las fiestas patronales del Puerto de la Cruz como organizador y
animador de los concursos infantiles de pesca. Estuvo durante casi toda su vida
vinculado también al futbol infantil. Según algunos testigos, hoy ya mayores,
Antonio se dedicó en su día a la compra de chatarra, razón por la cual muchos
niños de entonces acudían a él para venderle algunos metales, musgo seco y
botellas vacías a cambio de algún dinero que ellos agradecían profundamente.
Se consideraba un gran
devoto de la Virgen del Carmen y de ello dan testimonio hoy su mujer, Manola y sus
hijos Pedro, Toño, Meli y Cándido.
Mario “el Ruso”, a quién aprecio en particular, me ha referido una vieja anécdota que merece la pena contarla aunque sólo sea por la popularidad manifiesta de sus personajes:
Mario “el Ruso”, a quién aprecio en particular, me ha referido una vieja anécdota que merece la pena contarla aunque sólo sea por la popularidad manifiesta de sus personajes:
“En un tiempo en que el popular, adinerado y, sin embargo,
tacaño Piqui Fernández jugaba de lateral
derecho en el Puerto Cruz, el Pirulín era por entonces el encargado,
entre otras muchas cosas, de limpiar y repararle las botas, de hacerle una
infusión de té con limón y mucha azúcar antes de los partidos, etcétera.
Cierto día, el mentado Piqui necesitó, al parecer, un especial
favor de el Pirulín, a cambio de un saco de papas traído por el millonario
desde su finca.
Antonio cumplió sin dudar su compromiso pero el saco de patatas prometido nunca apareció.
Antonio cumplió sin dudar su compromiso pero el saco de patatas prometido nunca apareció.
A partir de aquel momento, siempre que Piqui Fernández le pedía
un nuevo favor, El Pirulín, desconfiado, respondía muy serio: “Cuando me
traigas el saco de papas te lo hago”…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario