Fotografía tarjeta postal coloreada
del Puerto de la Cruz, fondo de fotografías históricas de Canarias FEDAC.
Referente a la desaparecida
casa comercial británica de Yeoward Brothers (impresionante balconadas), en el entonces
muelle pesquero y comercial del Puerto de la Cruz al final del siglo XIX.
El
amigo JAVIER LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por la Universidad de la Laguna
Remitió entonces (14/02/2016) estas notas que tituló; “BRITÁNICOS EN CANARIAS”.
Publicadas
en el periódico "La Opinión de
Tenerife" el día 13 de febrero de 2016: “…La
presencia británica en el archipiélago se remonta a los inicios del siglo XVI,
cuando arribaron los primeros británicos hasta nuestras islas motivados por el
desarrollo de actividades comerciales, adquiriendo una especial importancia a
lo largo del siglo XVII. Fueron víctimas del Santo Oficio, sin embargo, “los
ingleses dieron muy pocas molestias a los inquisidores en su primera época;
entre 1586 y 1596 un buen número de marineros ingleses se buscaron el camino
hacia las celdas secretas. Parece que la mayoría de estos ingleses chocaron, en
primer lugar, con las autoridades civiles
–pues fueron arrestados como piratas-, o después de que el comercio
entre los dos países fuera prohibido, como ingleses que comerciaban disfrazados
de escoceses, irlandeses o incluso franceses”, tal y como aparece en la obra de
L. de Alberto Los mercaderes ingleses y la inquisición española en las islas
canarias, a través del estudio crítico realizado por Manuel Hernández González
y traducción de José A. Delgado Luis.
La presencia de la comunidad fue
adquiriendo una mayor importancia en nuestro archipiélago, derivando tal circunstancia
en la delimitación de un espacio digno en el que ofrecer sepultura a sus
compatriotas desde finales del siglo XVII en el Puerto de la Cruz. A lo largo
de los siglos XVIII y XIX las islas canarias aparecieron en innumerables relatos
de diversos viajeros y viajeras que no dudaron en relatar, criticar o destacar
todos aquellos aspectos que consideraban significativos. Una larga nómina que el
lector interesado en el tema puede profundizar a través del artículo del
historiador, investigador y profesor universitario Nicolás González Lemus bajo
el título “De los viajeros británicos a Canarias a lo largo de la Historia”,
publicado en el Anuario de Estudios Atlánticos del año 2012.
En el tránsito de los siglos XIX y XX, los
británicos fueron estableciendo sus iglesias anglicanas en el Puerto de la
Cruz, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife a partir de las
posibilidades generadas por la libertad de culto establecida en la Constitución
española de 1876. A ese hecho podríamos sumar la creación de diversos espacios
culturales y de ocio destinados por y para cumplir con las necesidades de una
comunidad que reclamaba lugares que pudieran atender a sus intereses.
Además, el capital británico fue esencial
para el desarrollo de cultivos como la cochinilla, el plátano y el tomate,
existiendo toda una serie de compañías extranjeras –principalmente inglesas-
que controlaron las exportaciones fruteras del archipiélago, siendo fiel
reflejo de esa situación las empresas Yeoward Brothers, Miller & Co, Fyffes
& Hudson Co, entre otras. En ese contexto destaca la labor del incansable
empresario inglés David J. Leacock (1890-1980), quien dejó su multimillonaria herencia
a once trabajadores, reflejando múltiples detalles sobre su vida y otros
aspectos sobre los ingleses en Gran Canaria la magistral exposición
desarrollada el año pasado bajo el título “Ingleses en el Norte de Gran
Canaria”.
Por otra parte, durante el siglo XIX
encontramos una participación activa y fundamental de los británicos en el desarrollo
de la incipiente actividad turística. En ese sentido, es importante destacar la
creación de la Compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de La Orotava, con un
significativo capital británico; el hotel Santa Brígida, construido por el
destacado británico Alarico Delmar; o la función del comerciante inglés Henry
Wolfson en la puesta en funcionamiento del Hotel Quisiana.
En definitiva, la presencia británica ha
sido una constante a lo largo de la historia de nuestro archipiélago marcando y
definiendo con su presencia un destacado papel en diversos campos de la
política, sociedad, economía y cultura…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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