A Buenaventura
de la Rosa le conocí en mi infancia cuando coincidíamos con mi padre Juan
Álvarez Díaz en el estadio municipal Los Cuartos de La Orotava, era un buen
ebanista, tenía su taller de carpintería que luego adquirió Adolfo Padrón en la
calle Castaño (actual Doctor Domingo González de Chaves y García), frente a la
calle histórica que en su día se llamó “Tira la Manga” (actual calle de La
Candelaria El Lomo).
Al final de la
década de los años sesenta del siglo XX, trabaja para la firma orotavense de
sucesores de Miguel Herreros en el ramo de la construcción, como encargado del
edificio de cinco plantas para viviendas y salones comerciales con sótanos que
entonces se construyó y fue una novedad en la calle El Calvario esquina con la
calle García Beltrán, donde estaba el hall del inolvidable Hotel El Suizo del
recordado patrón Don Nazario García.
En este último
lugar entablé amena amistad con el recordado Buenaventura de la Rosa “Sénior”,
trabajaba muy cerca de mi residencia habitual y casi siempre me lo tropezaba en
la misma calle El Calvario de La Orotava dirigiendo y organizando el trabajo de
la construcción del edificio mencionado. Un día en el bar El Suizo (muy cerca
de su trabajo), donde cada hora acudía a tomarse un vaso de agua carbónica de
los antiguos sifones, me indicó que en el tiempo en la Orotava solo se conocían
“dos” hombres con el apelativo “Bruno”, su padre Bruno de la Rosa y mi
abuelo materno Bruno Abréu Rodríguez.
El
desaparecido bar El Suizo de Paco Polo (abuelo, y nieto) entonces era el lugar
estratégico y neurálgico del Baloncesto en la Orotava, allí acudían jugadores,
técnicos y directivos del reciente creado club AA. AA. Salesianos, siempre era
secreto del sumario, las técnicas y las jugadas que se iban a realizar los
domingos al medio día en la cancha anexa al local en la Plaza de Franchi
Alfaro. Buenaventura de la Rosa “Sénior” que siempre participó en estas
tertulias deportivas y cestitas indicó que tenía un hijo que se llamaba como él
y que medía dos metro de estatura, trabajaba en los almacenes de la firma
comercial de los Herederos de don Miguel Herreros y que jugaba al fútbol de
portero en el Iberia. Se le propuso que lo trajera a jugar al Baloncesto, como
escaseaban hombres de altura para el CB. AA. AA. Salesianos, era evidente su
incorporación.
Buenaventura
de la Rosa Hernández “Junior”, se incorporó inmediatamente a los entrenamientos
del CB. AA. AA. Salesianos (actual CB. San Isidro), a la orden de Vicente Vivas
(primer entrenador nacional de La Orotava), empezó aprender el juego de la
canasta, desde cero, pero un día se presenta en la Cancha orotavense en el
trofeo de María Auxiliadora el Junior del CB. Real Club Náutico de Tenerife
dirigido entonces por el fallecido y recordado Pepe Cabrera, al verlo, solo se
fijo en la estatura, ofreciéndole irse con ellos para formar parte de la
plantilla del CB. Real Club Náutico Junior. Eran los tiempo del que el CB. Real
Club Náutico jugaba en la primera división del baloncesto Español (actual ACB),
la cancha de la Avenida Anaga de Santa Cruz de Tenerife era entonces una
quimera donde se le ganó al potente CB Juventud de Badalona (de Nino Bucató,
Alfonso Martínez, Enrique Margall..) por un punto de diferencia en un día de
Reyes, tras una excelente canasta en el último minuto del lagunero Yusi.
Venturita
“Junior” triunfó en el baloncesto capitalino con los colores del Real Club
Náutico de Tenerife, fue internacional absoluto en la categoría Junior,
finalmente defendió los colores del Canarias Caja Rural de La Laguna también en
la división de Honor.
En el deporte Buenaventura de la Rosa “Sénior” también fue un referente
tanto como aficionado en su momento, como delegado primero del desaparecido
Club de Lucha Echeyde de la Orotava, y posteriormente del Club Baloncesto AA.
AA. Salesianos, siempre amante de la cantera y del deporte base con un
magnífico trabajo como hombre social, amable, abierto al dialogo, sincero con
su propia persona y atento con su jugadores en los terrenos donde actuaba bajo
su responsabilidad de su equipo de reseña, siempre predicó la necesidad del
trabajo, sacrificio, esfuerzo, acompañado de los más variados buenos consejos.
Solo tengo una anécdota del fallecido Buenaventura de la Rosa “Sénior” (que
según el amigo Antonio Santos Cruz entonces presidente del club, viajó por
primera vez en su vida a la isla de la Palma, con el CB. AA. AA. Salesianos),
sucedió en un partido de baloncesto amistoso o de campeonato de María
Auxiliadora en la Cancha de Franchi Alfaro de la Orotava, en un enfrentamiento
entre el CB. AA. AA Salesiano (actual San Isidro) y el Real Club Náutico de
Tenerife, donde como siempre estaba sentado en la silla de rigor como delegado
del equipo de la Villa. Fuera de la cancha, como espectador, detrás de las
rejas del parque infantil, estaba nuestro amigo y convecino José Luis García
conocido por el Barbero (nos pelaba a pelos largos como la época, a petición de
hora previa), al cual se le ocurrió meterse con Venturita “Junior” que entonces
defendía los colores del Real Club Náutico de Tenerife. Su padre Buenaventura
de la Rosa “Sénior” en varias ocasiones desde el banquillo del equipo local le
llamó la atención, que se callara, como no lo hizo, se personó cerca del amigo
José Luis, y le dio dos tortazos, la verdad que esto se quedo en una simple
anécdota, pues la honradez y la amistad siguió como siempre se le caracterizó
en su persona.
Buenaventura de la Rosa, nació en La Orotava en el año 1926, hijo de Bruno
y Juana naturales de la Villa de La Orotava, casó con la también dama
orotavense Concepción Hernández Delgado, tuvo seis hijos; Buenaventura,
Concepción, Juani, Carmita, Candelaria y Esther, falleció prematuramente siendo
aún joven con 48 años de edad (1974), víctima de una cruel enfermedad. No hacía
mucho que había abandonado su delegación de su querido club AA. AA. Salesianos
(actual CB. San Isidro, a pena conoció a su club con la nueva
denominación), sus cincos hijos fueron unos auténticos baluartes en el deporte
del cesto: Venturita en la división de honor (actual ACB), y Concepción, Juani,
Carmita y Candelaria primero en el CB. Femenino AA. AA. Salesianos (exento
Candelaria), y posteriormente (las cuatros) en el recordado CB. Medina Orotava
que realizó una gran campaña en la década de los años setenta del siglo XX. La
menor Esther, no jugó con posterioridad al baloncesto femenino, pero si fue una
acérrima aficionada del CB San Isidro, e incluso lo sigue siendo en la
actualidad.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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