Fotografía tipo tarjeta postal del principio del siglo XX, coloreada del
histórico Hotel Marquesa del Puerto de la Cruz.
Antigua mansión de los Cólogan, donde pernoctó la noche de San Juan el
varón naturalista alemán A. Humboldt.
El
amigo del Puerto de la Cruz; AGUSTÍN ARMAS HERNÁNDEZ remitió entonces (6/8/13)
estas notas que tituló; “AQUELLAS FIESTAS DE JULIO EN EL PUERTO DE LA CRUZ
DISTINTAS Y DISTANTES (VI)”: “…Mucho se ha escrito acerca del Puerto
de la Cruz, de su historia y de sus hijos más ilustres. Se han homenajeado a
los más distinguidos y muchas de las calles portuenses llevan sus nombres, para
perpetuarlos. Mas no están todos los que debieran estar para que fuera
completa la lista de estos insignes personajes de nuestro querido terruño ni se
les ha otorgado homenaje alguno.
Veamos lo que dejo escrito un querido y apreciado
portuense, incansable investigador y escudriñador de la historia de nuestro
pueblo. Su titulo:<< El Puerto de la Cruz en 1804>>. Su autor: D.
Antonio Ruiz Álvarez: <<Hace ya algún tiempo, encontrándome en la
Biblioteca Municipal de nuestra Capital copiando unos documentos, encontré un
cuadernillo manuscrito y sin foliar fechado en 11 de febrero de 1804 cuyo
título era <<Descripción del Puerto de la Orotava>>.
De dicho cuadernillo se desprendía el importantísimo
papel que nuestro Puerto desempeño en el pasado tinerfeño, por su categoría comercial,
por su situación estratégica, por la riqueza de su zona –a pesar de ser
entonces muy reducida-, por su ventajosa situación climática y por su excelente
producción vinícola que le hacía figurar en el extranjero como el pueblo más
floreciente y próspero del Archipiélago. Así lo hace constar el anónimo autor
del citado cuadernillo al <<Excmo. Sr. >> a quien lo dirige, al
decir que el <<Puerto de la Orotava es el segundo de las Islas Canarias,
no precisamente por su población>> -aunque ya el Puerto, por esta fecha,
tenia 4.000 habitantes y unas 800 casas, <<sino por el grande comercio
que hacen lo vecinos con los vinos de la circunferencia. Todos los años se
acopian en el Puerto de cinco a seis mil pipas de vino, con cuyo fruto se
logran de Inglaterra muchos artículos de primera necesidad, de convivencia, y
de placer. Estos vinos puestos en pipas que tengan igual medida que las de la
isla de Madera, los ingleses los beben como si fueran de aquella isla, pues
también los disfrazan para lograr buena venta>>.
Yo me imagino al entonces floreciente y prospero
<<Muelle Viejo>>, abarrotado de toneles de exquisito mosto,
mezclado con la guinda del país y el agua ardiente de Francia y de Borgoña,
suavizado con otros ingredientes para hacerlos más generosos y me imagino,
también, la hermosa bahía del <<Limpio>> llena de bergantines, de
goletas, de grandes naves de recortada belleza y de diferentes nacionalidades
ó, quizás, aquellas que servían para hacer los viajes a lejanos países y que
eran propiedad del naviero portuense don Matías Domínguez. Sí; me las imagino
arribando a puerto para transportar la preciada carga, los vinos de Malvasía y
del Malpaís; los vinos tinerfeños, los vinos de Orotava, embarcados por su
Puerto.
Pero sigamos a nuestro anónimo escritor en su
interesante descripción: <<No hay un pueblo en las Islas de Canaria,
donde se fomente el Comercio, donde los Almacenes estén provistos, y donde las
casas comerciales sean más ricas y más sólidas>>.
<<Los vecinos son por lo general tan
dedicados al comercio, que en las mujeres cargan encima de la cabeza unas
canastas de ropas, y efectos extranjeros, y caminan 5 ó 6 leguas por sierras y
barrancos a los lugares más infelices a vender sus efectos y así vive un número
de personas que de otro modo sufriría muchas privaciones>>.
<<Es lugar pedáneo sujeto a la jurisdicción de
la Villa de la Orotava y esta calidad hace poco honor al pueblo que merecía por
descontado tener la consideración de Villa exenta de jurisdicción con su
Alcalde Ordinario>>.
<<No se conoce en él fábricas, pero si son
muchos los adelantos que ha hecho en preparar los vinos para que tengan mejor
despacho en el Norte>>. Por este tiempo escaseaba demasiado el agua y
varias calles estaban aún sin empedrar: sin embargo veamos como todo esto era
fácil de solucionar, pues el documento nos dice: << Si S.M. se dignarse
hacerle la merced de Villa con jurisdicción exenta, entonces tomarían los
alcaldes otro interés en su fomento; pues hasta por el medio de subscripción
emprenderían obras útiles según me han asegurado algunos
pudientes>>. En este año de 1804 se empedró la calle de Quintana y
se llevaron a cabo algunas reformas en la pendiente Calzada de Martianez, el
rico genovés don Luis Lavaggi edificó su casa de la calle Blanco que antes había
sido propiedad de don Manuel Álvarez y en la cual nació, en el año 1796,
nuestro eximio historiador don José Agustín Álvarez Rixo.
El Ayuntamiento lo componían los siguientes señores:
Alcalde Real, don Bernardo Cologan Fallón; diputado de Abastos, don Antonio
Negrín Sarmiento y personero sindico, don Tomás Cullen.
En este mismo año de 1804 se registraron dos hechos
importantes: el fallecimiento, el día veinte de julio, del célebre escribano
don Nicolás de Curras y Abreu, que fue enterrado en la capilla de los Lindos o
de Animas (hoy de la Virgen del Carmen – Parroquia Matriz), a quien sustituyó
su pariente don José Álvarez de Ledesma, y la visita pastoral que en diciembre
nos hizo el obispo Verdugo, quien se alojo en la casa que en la calle de la
Oposición poseía don Dionisio O´Daly (hoy Agustín de Bethencourt).
Dejemos estos datos y sigamos la lectura del
interesante documento: <<También cuenta el Puerto de la Orotava con
algunos labradores que han roturado, y están roturando tierras de la
jurisdicción que estaban abandonadas, y por las que paga un canon perpetuo al
Ayuntamiento de La Laguna, que servirá de obstáculos a la mejora de las tierras
mismas, si no se adopta el plan que se propondrá al tratar de los propios de La
Laguna>>.
OTRAS CURIOSIDADES DEL PUERTO DE LA CRUZ DE AQUELLOS
AÑOS: Un teatro y un cine existían en el Puerto de la Cruz en los años 50:
<<El teatro Tophan>> y el <<Cinema Olimpia>>, ambos
pasaron a mejor vida. El primero destruido para hacer un hotel, y el segundo
para edificar un centro comercial. ¿Quién no los recuerda? Por el
escenario de Tophan pasaron las mejores compañías de zarzuelas de España, y en
su sala se efectuaban aquellos magníficos y elegantes bailes de blanco y negro,
que se programaban en las fiestas de julio.
En El Olimpia, además de proyectarse los mejores
films, se llevaban a cabo los bailes llamados popularmente de <<baños
turcos>>. Hoy esta forma táctica no se estila, puesto que han cambiado
los tiempos. Una sola piscina había en el Puerto de la Cruz, que ubicada en la
playa Martínez, ostentaba su mismo nombre. En sus instalaciones se podía,
además de zambullirse en el refrescante líquido, disfrutar de un selecto bar
restaurante donde se servían las mejores comidas y bebidas, tanto nacionales
como extranjeras; saciar el apetito y la sed no era problema en la popular e
inolvidable piscina de Martiánez. En sus amplias terrazas también se
organizaban grandes y divertidos bailes de tarde- noche, amenizados por
la estupenda, y también recordada, orquesta Manigua.
Dos eran los restaurantes más famosos y distinguidos
del Puerto de la Cruz de aquella década ambos de grato recuerdo: << El
Rancho Grande>> y el <<Miramar>>. Estaban muy cerca el uno
del otro, a poco más de cincuenta metros, en el paseo San Telmo, aunque el
Miramar tenía la entrada principal por la calle Corales, ¿lo recuerdan? En el
popular Rancho Grande, también se hacían fiestas bailables, muy amenas y
divertidas. Este restaurante ha sido reconstruido y lo rigen en la actualidad
unos alemanes. En cuanto a Miramar, desapareció del mapa, y en su lugar surgió
un edificio de apartamentos. ¡Qué pena que se perdiera aquel y otros
pintorescos riñones del antiguo Puerto de la Cruz!
Tres farmacias cubrían las necesidades de la población
portuense de aquellos años de mis amores. A saber: la de D. Luis Espinosa
(<<Estrada>>), ubicada en la calle Esquivel número de teléfono 120.
La de doña Asunción Curvelo, en la calle de San Juan. Y la de San Felipe, cuyo
número de teléfono era el 64. A esta última farmacia, mencionada,
le tocó hacer la guardia en las fiestas de julio del año 1954.
Los centros culturales que existían en la misma época,
en la cuidad turística, eran los siguientes: Colegio de Formación
Profesional, ubicado en la calle Pérez Zamora, hoy restaurada y convertida en
“Casa de la Juventud”. Museo de Arqueología Canaria y Arte Contemporáneo, en la
calle Quintana número 12, y el Instituto de Estudios Hispánicos, en la misma
calle e igual edificio.
En este cultural Instituto, de todos conocidos, además
de exposiciones de pintura y escultura, etc., se siguen impartiendo los famosos
cursos de invierno para extranjeros, que en combinación con la Universidad de
La Laguna, han cosechado muchos éxitos. También en la sala de este importante
centro cultural se siguen ofreciendo conferencias, sin y seguidas de coloquios,
donde el conferenciante, después de exponer el tema, pasa a la disertación y al
coloquio con los asistente. Ejemplo de ello eran, <<La tertulia de los
Iriarte>>. Hoy, no sé por qué razón, no se imparten.
No quiero dejar pasar este articulito y la oportunidad
que me ofrece este distinguido rotativo EL DIA, para felicitar y agradecer al
presidente y directiva del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, (I E H
C) por el magnífico ciclo de conferencias que nos ofrecieron hace algún tiempo
, titulado: <<El legado cultural de España al siglo XXI>>. En dicho
evento intervinieron la flor y nata de la intelectualidad española.
Veamos sus nombres y temas tratados por cada uno de ellos: Dr. José Luis Pinillos
(profesor emérito de Psicología), << El legado cultural de España en un
mundo postmoderno>>. Dr. José María Jover Zamora (profesor emérito de
Historia Moderna de España y de Historia Universal Contemporánea), << La
civilización como objeto de conocimiento histórico>>. Dr. Fernando Chueca
Gaitia (arquitecto y académico de la Real de Bellas Artes de San
Fernando), <<La arquitectura: del historicismo al racionalismo. Dr.
José Manuel Pita Andrade (profesor emérito de Arte Moderno y
Contemporáneo), >> La pintura luminista>>. Dr. José Manuel Alvar
López (profesor emérito de Lengua Española), << La poesía de Luis
Rosales>>. Dr. Domingo García-Sabell Rivas (presidente de la Real
Academia Gallega), << La aportación literaria de Galicia>>.
Para todos ellos: conferenciantes y organizadores, mis
más sinceras felicitaciones.
Posdata: espero que a estos conferenciantes, por sus
mentes lúcidas e inteligentes y una facilidad de palabra impresionante,
vuelvan a deleitarnos con nuevas conferencias…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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