Fotografía
tomada en el Baile de Mago del año 1959, en el Liceo de Taoro (anterior sede
social en la calle de San Agustín) de La Villa de La Orotava. Referente;
Graciano Hernández Sánchez y Evaristo Fuentes Melían “Espectador”.
El
amigo desde la infancia de La Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN
“ESPECTADOR”, remitió entonces (03/07/2017), estas notas que tituló; “GRACIANO
H. SÁNCHEZ”: “…Graciano me lleva tres quintas, y
empezamos a tratarnos amistosamente cuando yo cumplí los 18 y don Antonio
Santos (sénior), entonces en la directiva, me hizo socio del viejo Liceo de la
orotavense calle de San Agustín. Algunos recuerdos invernales de aquel Liceo
suele describirlos a la perfección mi amigo S.L., casi con lágrimas en los
ojos. No había llegado la dichosa tele e íbamos al cine al menos tres veces por
semana, dieran la película que dieran. Las tardes noches de invierno a veces se
ponían lluviosas, la plaza del Kiosco se oscurecía y se ponía triste, a pesar
de la sin par alegría de Anita en su tiendita, como un ser viviente formando
parte de la plaza. Oscurecía, caía la lluvia o la llovizna, las losetas
formaban charquitos, cuando a las siete y cuarto de la noche nos íbamos al
cine, primero uno, luego dos cines, este último a las siete en punto. Y ahí,
más de una vez, aparecía Graciano para decirme “vamos”.
Y cuento dos anécdotas: 1ª.- Una vez, en
martes santo, al encontrarme con Graciano en la puerta del Liceo, acera de los
sillones de mimbre, me dijo “vamos”. Y fuimos a la obligada procesión del
martes santo, en la parroquia Matriz de la Concepción, a ver al Señor Preso
acompañado por San Pedro el de las famosas lágrimas.
2ª.- Otra vez, en el comienzo del verano,
en el inolvidable baile vespertino del Jueves de las Alfombras en el Liceo
viejo (aún con el patio sin techo), probablemente con la magnífica orquesta
Casablanca de Los Realejos, Graciano y yo sacamos a bailar a dos chicas que no
eran de La Villa, que habían venido invitadas por alguna familia del casco principal; recuerdo
con alegría que al final del bailoteo, las acompañamos a la vivienda donde se
hospedaban; pero no recuerdo (¡mi senectud ya presagia olvidos mayores¡) dónde
estaba ubicada, creo recordar que por los alrededores del edificio
Ayuntamiento. Fue un buen rato, con el aditivo de una copa de vino o cuba
libre, sin la cual yo, con mi timidez innata, era incapaz de sacar a una chica
a bailar.
Graciano siempre estuvo metido en el
entretenido mundo del futbol regional, y tuvo como aficionado momentos de
gloria, como aquel del año 1961, cuando el Iberia y la UD Orotava quedaron campeones de Tenerife en sus respectivas
categorías. O, más recientemente, en el
año 2000, en partido nocturno, diciembre
con luna llena, cuando fuimos eliminados de la Copa del Rey en nuestra cancha
por el Rayo Vallecano, con muy mala suerte en la tanda de penaltis.
Siempre veía a Graciano en los encuentros
domingueros del estadio Los Cuartos. Y
una vez al menos fuimos al Sur, en la guagua ‘calducha’ alquilada. No había
autopistas, fuimos por la vieja carretera, incluida la sinuosa candelariega
Cuesta de Las Tablas, a ver a nuestro equipo UD Orotava enfrentarse al Güímar
en su campo de Tasagaya. Varias veces más fuimos al Heliodoro santacrucero, en
coche pirata alquilado, con la obligada parada
para la perra de vino y la tapa de carne con papas, en más de un bar o
casa de comida del trayecto.
En fin, qué tiempos. Así fuimos por este mundo. Luego llegó la
madurez. Y Graciano ha llegado a su fin. Yo le seguiré impepinablemente por ley de vida. Y de
muerte. ¡Descansa en paz, amigo Graciano!...”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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