Fotografía extraída de
una film realizado con una cámara súper 8, que se rodó en el entonces ambiente
del Puerto de la Cruz de los años sesenta del siglo XX. Margarita Rodríguez
Espinosa, hizo de protagonista principal en el citado corto en color.
El amigo del Puerto de
la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (05/07/2016), estas notas que
tituló; “EN AQUELLA CASA DEL MIRADOR”: “…A Margarita
Rodríguez Espinosa le gusta muy poco prodigarse en público pero hace unos
trabajos redondos sobre los valores históricos y literarios del Puerto de la
Cruz. Lo volvió a acreditar en el salón de plenos con su conferencia titulada
“La casa del mirador de la calle Venus” (hoy Iriarte), donde vivió Agustín
Espinosa García-Estrada, el escritor, una figura clave y decisiva en el desarrollo
de la vanguardia literaria en las islas y en la implicación de Canarias con
respecto al movimiento surrealista internacional.
Flanqueado por el profesor José Javier Hernández
García y por Agustín Espinosa Boissier, hijo del escritor -ambos leyeron algunos
fragmentos de sus textos-, la conferenciante nos acercó a la dimensión de
Agustín Espinosa, pormenorizando su biografía y su trayectoria literaria. Tan
ameno fue el relato, ilustrado con fotos, textos y reproducciones, que terminó
sabiendo a poco, pero lo suficiente para volver a admirar la obra de un autor
que incursionó y brilló en todos los géneros.
Margarita Rodríguez Espinosa, consciente de que
Agustín cita pasajes y escenarios de infancia y adolescencia en distintas
obras, prefirió arrancar allí, en aquella casa: «Aquí en el Puerto de la Cruz, nací yo, en una casa cuyo mirador estoy
viendo mientras te escribo, tan alto casi como la torre de la iglesia. Aquí,
por estas calles, callejones y callejas, he correteado y he palanquineado hasta
los doce años, como lo hace ahora mi hijo. Es un pueblo que tuvo, como yo, su
historia. Que vive, como yo, también de recuerdos. El mar le canta y arrulla
diariamente como una madre a un niño inválido, y de noche le cuenta, con voz de
trueno, cuentos de brujas, trasgos y cosas de Tócame Roque que hacen más
silencioso y duro el sueño.»
Hay algunas frases de este fragmento muy válidas para
entender sentimientos actuales de los portuenses. Son muchos, en efecto, los
que viven de recuerdos. El caso es que Agustín Espinosa García-Estrada, el
autor de Crimen, La rosa de los vientos, Lancelot 28ª 7º y Media hora jugando a
los dados, tiene un lugar destacado en la pequeña gran historia del municipio.
Pero debería ser más conocido. Probablemente, en otro sitio, se hubiera ensalzado
más su estatura literaria, su figura, tan decisiva como dijimos, en el fenómeno
surrealista que tuvo en Canarias, en los años treinta del pasado siglo, una
destacada plataforma.
Por eso, se agradecen aportaciones como la de
Margarita Rodríguez Espinosa, no solo válida para acercarnos a su figura y a su
obra, para redescubrirlas, sino para impulsar alguna iniciativa que deje
constancia, más allá de una placa recordatoria en el exterior del edificio de
viviendas que ocupa su casa en la calle Venus, hoy Iriarte, de la inmensidad
del escritor, como bien se han encargado de perpetuar en otras latitudes. Ya el
propio autor, fiel a su estilo, parecía anticipar lo que sucede: «La ISLA aísla mucho más de lo que en
realidad parece. Y tanta agua azul, honda y áspera por medio. Luego yo no sigo
mejor. Cada vez tengo menos humor y menos fuerza. Me fatigo por todo y hasta
hablar me cansa. Soy una isla más dentro de la isla. Una isla en régimen de
ulceroso y hambre de bienestar y noches durmiendo.»…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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