El amigo del Puerto de
la Cruz; JOSÉ MELCHOR HERNÁNDEZ CASTILLA, remitió entonces (3/1/2016) estas
notas que tituló; “MELECIO Y LA ESENCIA PORTUENSE”
Publicadas en el
matutino “El Día”, suplemento “La Prensa” del día tres de enero del
2016, en las páginas 3 y 4: “…Melecio
Hernández Pérez recibe la mejor educación que se pueda tener después de la
Guerra Civil, pues entre sus maestros más destacados figuran María Pérez
Trujillo, José Curbelo y Luis Gálvez, entre otros, y sobre todo el profesor
Inocencio Sosa Hernández, amigo de su padre, y que tendría una gran influencia
sobre su formación profesional y su amor por los libros y la poesía.
Melecio
es un lector empedernido desde la infancia y pese a que la biblioteca de su
padre se ve mermada por la confiscación de libros por parte del régimen
político del momento, él se las ingenia para ir comprando libros en la librería
de Vicente Cartaya, del Puerto de la Cruz, y así satisfacer su afán de lectura.
La situación económica familiar le impide acometer estudios universitarios; no
obstante, se prepara concienzudamente para la contabilidad empresarial, no sólo
con distintos profesores sino también con su padre, tenedor de libros.
Alrededor
de 1945, su padre, que había trabajado como contable y viajante en varias
firmas comerciales como la Elder Dempster Limited de Tenerife, o la empresa
Antonio Topham, del Puerto de la Cruz, entre otras, es llamado para trabajar
como gestor empresarial por una empresa de Los Barros, en Los Realejos, regentada
por Nicolás Hernández Siverio, familia conocida con el sobrenombre de “Los
Linares”. En 1949, Melecio, hijo, entra a trabajar como auxiliar de contabilidad
en la misma empresa de su padre, donde también lo hacían sus hermanos Dora y
Fernando, este último como hábil viajante.
Dicha
empresa, “Los Linares”, por esas fechas se convierte en mayorista de
importación y exportación de víveres y artículos en general, momento en que ya
es regentada por el hijo del dueño, Nicolás Hernández – Siverio Pérez.
Las
dependencias del negocio se ubican en una enorme casona, los bajos son los
almacenes y en un gran solar abierto se depositan los envases. A principios de los
años 60 del siglo XX es uno de los negocios mayoristas más importantes de
Tenerife, y Nicolás, hijo, apodera y más tarde delega la gerencia en Melecio
Hernández Pérez.
El
padre de Melecio fallece en 1964, a la edad de 73 años. En 1966, Melecio se
casa con María Luisa Castro García, hermana del que fuera alcalde del Puerto de
la Cruz entre 1974 y 1976, Antonio Castro García, y del matrimonio nacen dos
hijos, Mele y Mavi.
En
1981, fallece Nicolás Hernández – Siverio Pérez, en su mesa de despacho, mientras
conversa con Melecio.
Después
esta pérdida, tras una larga negociación de las partes hereditarias y resuelta
la situación, Melecio, tras 33 años de trabajo, decide retirarse de la empresa
para empezar en su propio y pequeño negocio librero.
El cronista del Puerto de la Cruz Melecio
comienza a escribir públicamente en 1952, y lo hace en revistas y periódicos
como “Aguere”, “El Día”, “La Tarde”, “La Voz de La Isla”, “La Voz de la
Ciudad”..., aunque, sus primeros escritos proceden de temas deportivos en la publicación
“Aire Libre” y en otras, firmando con su nombre propio y distintos seudónimos.
Su mayor número de publicaciones se suceden en “El Día”, y particularmente en
su suplemento La Prensa, en el que sigue colaborando.
En
1986, Melecio abre su propia librería, en la casa de sus padres del Botánico, en
el Puerto de la Cruz, lo cual supone la culminación a una vida llena de interés
por los de libros. Se jubila en 1999 y cierra la librería, no así su vida de
escritor. Ahora sigue disfrutando de su vida familiar, de los libros y de la
escritura…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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