jueves, 6 de julio de 2017

MELECIO Y LA ESENCIA PORTUENSE



El amigo del Puerto de la Cruz; JOSÉ MELCHOR HERNÁNDEZ CASTILLA, remitió entonces (3/1/2016) estas notas que tituló; “MELECIO Y LA ESENCIA PORTUENSE”
Publicadas en el matutino “El Día”, suplemento “La Prensa” del día tres de enero del 2016, en las páginas 3 y 4: “…Melecio Hernández Pérez recibe la mejor educación que se pueda tener después de la Guerra Civil, pues entre sus maestros más destacados figuran María Pérez Trujillo, José Curbelo y Luis Gálvez, entre otros, y sobre todo el profesor Inocencio Sosa Hernández, amigo de su padre, y que tendría una gran influencia sobre su formación profesional y su amor por los libros y la poesía.
Melecio es un lector empedernido desde la infancia y pese a que la biblioteca de su padre se ve mermada por la confiscación de libros por parte del régimen político del momento, él se las ingenia para ir comprando libros en la librería de Vicente Cartaya, del Puerto de la Cruz, y así satisfacer su afán de lectura. La situación económica familiar le impide acometer estudios universitarios; no obstante, se prepara concienzudamente para la contabilidad empresarial, no sólo con distintos profesores sino también con su padre, tenedor de libros.
Alrededor de 1945, su padre, que había trabajado como contable y viajante en varias firmas comerciales como la Elder Dempster Limited de Tenerife, o la empresa Antonio Topham, del Puerto de la Cruz, entre otras, es llamado para trabajar como gestor empresarial por una empresa de Los Barros, en Los Realejos, regentada por Nicolás Hernández Siverio, familia conocida con el sobrenombre de “Los Linares”. En 1949, Melecio, hijo, entra a trabajar como auxiliar de contabilidad en la misma empresa de su padre, donde también lo hacían sus hermanos Dora y Fernando, este último como hábil viajante.
Dicha empresa, “Los Linares”, por esas fechas se convierte en mayorista de importación y exportación de víveres y artículos en general, momento en que ya es regentada por el hijo del dueño, Nicolás Hernández – Siverio Pérez.
Las dependencias del negocio se ubican en una enorme casona, los bajos son los almacenes y en un gran solar abierto se depositan los envases. A principios de los años 60 del siglo XX es uno de los negocios mayoristas más importantes de Tenerife, y Nicolás, hijo, apodera y más tarde delega la gerencia en Melecio Hernández Pérez.
El padre de Melecio fallece en 1964, a la edad de 73 años. En 1966, Melecio se casa con María Luisa Castro García, hermana del que fuera alcalde del Puerto de la Cruz entre 1974 y 1976, Antonio Castro García, y del matrimonio nacen dos hijos, Mele y Mavi.
En 1981, fallece Nicolás Hernández – Siverio Pérez, en su mesa de despacho, mientras conversa con Melecio.
Después esta pérdida, tras una larga negociación de las partes hereditarias y resuelta la situación, Melecio, tras 33 años de trabajo, decide retirarse de la empresa para empezar en su propio y pequeño negocio librero.
El cronista del Puerto de la Cruz Melecio comienza a escribir públicamente en 1952, y lo hace en revistas y periódicos como “Aguere”, “El Día”, “La Tarde”, “La Voz de La Isla”, “La Voz de la Ciudad”..., aunque, sus primeros escritos proceden de temas deportivos en la publicación “Aire Libre” y en otras, firmando con su nombre propio y distintos seudónimos. Su mayor número de publicaciones se suceden en “El Día”, y particularmente en su suplemento La Prensa, en el que sigue colaborando.
En 1986, Melecio abre su propia librería, en la casa de sus padres del Botánico, en el Puerto de la Cruz, lo cual supone la culminación a una vida llena de interés por los de libros. Se jubila en 1999 y cierra la librería, no así su vida de escritor. Ahora sigue disfrutando de su vida familiar, de los libros y de la escritura…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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