domingo, 27 de agosto de 2017

CINE CLUB OROTAVA, UNA ACLARACIÓN INNECESARIA (II)



Expongo los cincos capítulos que mi recordado profesor de filosofía de sexto de bachiller en el Colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava; JUSTO DÍAZ EXPÓSITO remitió entonces (05/09/2011) hasta su prematuro fallecimiento en tierra valenciana: “…En mi anterior entrega, el lector se habrá dado cuenta que utilizo indistintamente el nombre Eulogio Domingo y Domingo Eulogio. La causa del equívoco se debe a la publicación del Excmo. Ayuntamiento de La Orotava que, en su homenaje al Cine Club Orotava: “Una mirada a su historia”, agradece a “Eulogio Domingo Méndez García por haber guardado celosamente el archivo del cine-club sin el cual, no hubiésemos podido contar esta historia”. (Pg.2). Miguel Hernández González en su valioso ensayo “Una aproximación a la Historia del Cine Club en La Orotava” emplea el nombre de Eulogio Domingo en las páginas. 15, 17, 21 23, 28 y 30.
En cambio, mi buen amigo Bruno Juan Álvarez en la dedicatoria que nos brinda del trabajo Cine Club Orotava el 3 de enero de 2009 en la Sección Esencias Villeras habla de Domingo Eulogio. Juan Cruz en su Rincón Villero Portuense el 5 de enero de 2009: “La muerte de una librería” nos dice:…”hablaba de otra librería, por llamarla así, la librería de Domingo Eulogio…” Por último, mi hermana Laura me confirma que, en casa, toda la vida, hemos hablado de Domingo Eulogio, y no al revés.
REFLEXIONES Y ANÉCDOTAS PARA LA INTRAHISTORIA: La primera película, “La silla vacía” de Lewis Gilbert, se había proyectado. Todos estábamos contentos. Habíamos comenzado la andadura. José Luis Sánchez Perera nos habla de grupo de “jóvenes que han mostrado interés, en esta primera sesión, acercándose a la Plaza de Franchy Alfaro”. “Había, dice, un ambiente de expectación ante el inicio” de esta nueva actividad cultural en La Orotava. Yañade: “En la primera sesión, un presentador cuartillas en mano, comenta las finalidades del nuevo Cine-Club: cultura cinematográfica, centro de comunicación, diálogo y debate. Forum”. Y no fue solo en la primera sino después en otras muchas, me tocaría hacer la presentación y dirigir el coloquio. Poco a poco, los asistentes, amantes del buen cine, se irían animando a participar, hasta llegar a ser ellos quienes presentaban la película de turno y dirigían el coloquio.
Como artífice de la idea, mi deber era exponer desde el comienzo los objetivos que nos habíamos propuesto al organizar estas sesiones de cine. Y no eran otros que poner de manifiesto que el cine es un arte, el séptimo arte. Y que detrás de una película, hay un mundo que piensa. Y que en cada filme, aunque no lo haga a propósito, que sí lo hace, se lanza junto a los metros de celuloides toda una filosofía de la vida. Queríamos que los asistentes a una proyección cinematográfica estuvieran convencidos de que detrás de una imagen, de una serie de imágenes encadenadas en un movimiento de realidad, hay siempre una idea, que convertida en valores y sentimientos, llega, se introduce, penetra en el espectador. Y es que, tras mi paso por los cine-clubs universitarios de Salamanca y Madrid, estaba convencido de que conocer el arte de impresionar la imaginación de las masas es poseer la clave para gobernarlas. Pío XII lo había dicho ya: “El cine llegará a ser el mayor y más eficaz medio de influencia ideológica”. Lenin lo había dicho ya: “Si queréis cambiar la manera de pensar del mundo, debéis hacerlo por medio del teatro y, sobre todo, del cine”.
Se puso un  nombre provisional: Cine-Forum Estudio 3. Tal vez recordando aquel Cine-Forum Estudio 1, de Salamanca al que asistía la tarde de los domingos acompañado de Mary Ángeles, entonces mi novia Bajo esta denominación seguimos las proyecciones en el Colegio San Isidro de La Orotava y en el Colegio de los PP. Agustinos del Puerto de la Cruz. Elegimos películas de varias nacionalidades: norteamericanas, “La muchacha del trapecio rojo” de R. Fleischer,  “El árbol del ahorcado” de Delmer Daves, “El rebelde orgulloso” de M. Curtiz; francesas, “Margarita de la noche” de Claude Autant-Lara, “Aventuras de Arsenio Lupin” y “La Evasión” ambas de Jacques Becker, “Maigret en el caso de la condesa” de Jean Delannoy; cintas italianas, “El eclipse” de Antonioni, “Rocco y sus hermanos” de Visconti. Desde el primer momento tuvimos especial interés por dar a conocer el nuevo cine argentino y sus  realizadores, Torres Nilson, Fernando Ayala, René Mugica, De ahí la proyección de “El último perro” de Lucas Demare.
Ante la preocupación de que nuestra ilusionante actividad no pudiera continuar, por las amenazas e incomprensión del dueño del Teatro Atlante, Domingo Eulogio y yo decidimos dar los pasos para legalizar nuestra situación. En mi poder estaban los requisitos necesarios para llevarla a cabo. Recuerdo que acudimos a la Delegación Provincial de Información y Turismo en Santa Cruz para comentar  nuestras pretensiones. Y desde el primer momento fuimos muy bien atendidos por el veterano periodista Antonio Martí que trabajaba en la Delegación. Volveríamos, varias veces más, hasta llegar a presentar la documentación. Fue entonces cuando decidimos, al escribir los estatutos, el  nombre de CINE-CLUB OROTAVA y como tenía que depender de alguna entidad reconocida, no dudamos de poner “integrado en el Colegio Salesiano”. Y así lo hacíamos constar en los programas que repartíamos en cada sesión y de cuyo contenido se ocupaba Domingo Eulogio de redactar o seleccionar.
La primera película que se proyectó con esta denominación fue “La chica con maleta” de V. Zurlini. La temporada continuó con “El Empleo” de E. Olmi, “Todos a casa” de L. Comencini, “Retrato en negro” de Michael Gordon, ”Adiós a las armas” de Charles Vidor, “El rostro” de I. Bergman, “El diario de Ana Frank” de George Stevens, “M, el vampiro de Düsseldorf” de Fritz Lang, “La colina de los diablos de acero” de Anthony Mann…
Y mientras tanto esperábamos. Hasta que a primeros de abril de 1965 escribí una carta abierta a nuestros socios y amigos. En ella decía: “Unas letras hoy justificadas, a todos aquellos que han seguido de cerca el comienzo de nuestra Asociación Cultural. Y a los amantes del buen cine del Norte de la Isla, muy en especial del Valle de La Orotava. El Ministerio de Información y Turismo nos comunica como, a propuesta de la Sección de Fomento del Cine, del Servicio de Cinematografía, y por haberse dado cumplimiento a cuanto dispone la Orden de 4 de Julio de 1963 por la que se aprueba el Reglamento de Cine Club, previsto en la Orden de 11 de Marzo de 1957, la Dirección General de Cinematografía y Teatro RESUELVE con fecha 23 de Marzo  de 1965 verificar la Inscripción en el Registro Oficial de Cine-Clubs con el número 74 Sección B (para mayores de 18 años) al CINE CLUB OROTAVA que tiene su domicilio social en el Colegio S. Isidro Labrador. Y firma el Director General”.
Y concluía la carta: “Hoy, al ser una realidad el Cine Club OROTAVA, queremos agradecer sobre todo el aliento que siempre nos dio la Congregación Salesiana que regenta el Colegio; y a la Comunidad de Padres Agustinos del Puerto de la Cruz. La valiosísima colaboración de Don Matías Hernández García. Y nuestro agradecimiento a las Casas Distribuidoras: CEA, FILMS FORTUNA, RADIO FILMS, HISPAMEX,  BENGALA… A la Delegación Provincial de INFORMACIÓN Y TURISMO que tramitó la documentación. Al aliento de los buenos. Y a la incomprensión de aquellos que olvidan la existencia del Cine como arte. El Séptimo Arte. Capaz de llevar al hombre de hoy toda la problemática del momento y toda la trascendencia de los más altos valores del espíritu. Gracias a los jóvenes universitarios y a toda la juventud anónima que no se desmoralizó ante las dificultades y que prestó desde siempre su juventud al servicio de sus ilusiones”. Firmaba: Justo Díaz Expósito, El Presidente.
La Junta Directiva la componían además un Vicepresidente, Melchor García Hernández; una Secretaria, Mª. Luz Luís Illada; un  Tesorero, Domingo Eulogio Méndez García. Y como Vocales, Juan Felipe Hernández González, Antonio Santos Cruz, y Carlos Tomás Pérez que sería sustituido en octubre por José Antonio Delgado Luís. Al estar integrado en el Colegio, se nos asignó en la directiva como consejero religioso, al salesiano Ángel Martín, a quien Miguel Hernández González en el valioso trabajo “Una aproximación a la Historia del Cine Club Orotava”, de manera generosa y, tal vez, por caridad cristiana, le califica como “el beligerante sacerdote Ángel Martín”. Así, además de hacernos un gran favor, evita que empleemos hoy, con la perspectiva del tiempo pasado, otros adjetivos.
Antes de finalizar la primera temporada del Cine Club Orotava con una “Semana Internacional de Cine”, en el Puerto de la Cruz, y con la Sección de Estudiantes del Instituto de Estudios Hispánicos organizamos un ciclo de proyección de documentales, cedidos por los consulados, que  tuvo lugar en el Colegio de los PP. Agustinos. Para la clausura fue el Consulado de Francia en Santa Cruz, quién  nos facilitó los documentales y nos atrevimos a invitar al Sr. Cónsul a que presidiera la última sesión. Aceptó muy complacido y lo tuvimos departiendo con nosotros en el Puerto de la Cruz. La copa de vino español, que preparamos en su honor, la sirvió el Bar Club Dinámico de la Plaza del Charco. En estas gestiones llevaba la voz cantante el entonces alumno Andrés Chaves, junto con Imeldo Bello, Ana Mary y otros.
Y llegó el final de la Primera Temporada. La Semana Internacional de Cine fue precedida por tres charlas. La primera estuvo a cargo de Elfidio Alonso: “El Cine como arte”; la segunda:”La problemática de Ingmar Bergman” por Eduardo Espinosa de los Monteros. Del motivo de esta colaboración con el Cine Club “Centro Icodense” hablaremos más adelante. Y la tercera me tocó exponer un tema del que, hasta hoy, me sigue entusiasmando darlo a conocer: “El nuevo cine español”. Gracias a las gestiones de Andrés Chaves con el dueño del teatro Topham pudimos disponer de él para nuestra solemne clausura. Las cintas exhibidas fueron: “Fresas Salvajes” de Bergman, (Suecia), “Romeo, Julieta y las tinieblas de Jiri Weiss (Checoslovaquia) Jazz on a Summer´s day” de Bert Stern,(Norteamérica), Cléo de 5 a 7 de Agnés Varda, (Francia) y El Verdugo” de Berlanga, (España).
El escenario del Teatro Topham aparecía adornado con las banderas de las nacionalidades de las películas a presentar, cedidas por el Instituto de Estudios Hispánicos.
La verdad es que la selección de las películas anunciadas, nada tenía que envidiar a cualquier cine-club que se precie. Empezamos la Semana con una de las mejores películas de Ingmar Bergman: “Fresas Salvajes”, premiada en los Festivales de Berlín y Venecia. El anciano doctor que va a ser promovido académico, de camino a Lund, lugar donde se celebrará el acto, reconocerá que el egoísmo ha informado toda su vida. Y que ha sido siempre un hombre que ignoraba, por propia voluntad, por propia comodidad, los problemas y dificultades del prójimo. “Romeo, Julieta y las tinieblas” había ganado la “Concha de Oro” del Festival de San Sebastián 1960. Jiri Weiss nos trae el tema de la guerra de liberación, comenzando a florecer con él un neorrealismo checo. La proyección de “Jazz en un día de verano” de Bert Stern fue una apuesta personal de Domingo Eulogio, gran amante de la música de jazz. Sabía que con esta película teníamos una ocasión única de disfrutar de los cincuenta mejores instrumentistas y vocalistas del mundo. Un día y una noche en el Festival de Newport, y los maravillosos músicos que lo han hecho tan famoso, son el argumento y las estrellas de este excepcional filme. La película se inicia con el trío de Jimmy Giuffre pasando, después de detenerse con la Thelonius Monk, a captar la belleza y el color de la regata del Yacht Club. Con la música de otras orquestas, la cámara se recrea con otros aspectos de Newport para regresar a las pistas donde finaliza la tarde con la canción ·”Sweet Gerogia Brown” cantada por Anita O´Day. Antes que principie la función de la noche la cámara recorre la ciudad con sus pintorescas calles, playas y edificios. Al anochecer, inicia la función con el Quinteto de George Shearing y siguen otras dos orquestas en un ritmo creciente, en la que destaca la interpretada por Chuck Berry. Termina con las inimitables interpretaciones de Louis Armstrong y Mahalia Jackson.
La película se presentó en versión original y sin subtítulos. En la sesión de la tarde algunos espectadores abandonaron la sala antes de finalizar la película y por la noche no fue numerosa la asistencia de público. Se nos había olvidado anunciar que la película estaba dedicada exclusivamente a los amantes del Jazz. Nosotros, eso sí, disfrutamos de dos sesiones extraordinarias, que no olvidarían los jazzófilos.
La Nouvelle Vague estuvo representada con un nombre importante en su primera etapa Agnés Varda. “Cléo de 5 a7” es un interesante ensayo sobre sensaciones de una mujer transmitidas en tiempo real. Y finalizamos con gran éxito de público y crítica, con la mejor obra de Berlanga y quizás la mejor película del cine español: “El  Verdugo”, obra maestra de humor negro galardonada en Venecia. Crítica feroz de la pena de muerte, así como a su relativización en una sociedad que ha perdido la noción de los valores humanos.
Al finalizar esta segunda entrega quisiera tener un afectuoso recuerdo para quien desde el comienzo, asistiendo a todas las sesiones, contribuyó a la marcha del nuevo Cine Club, Pepe Calzadilla. Siempre lo tuvimos a nuestra disposición y su imprenta “Tipografía Calzadilla-La Orotava” nos confeccionó todos los programas que repartíamos a los asistentes a nuestras sesiones La ficha técnica y la crítica que se acompañaba servían de introducción y recuerdo de la película que se iba a ver. Ya hemos dicho que del contenido se ocupaba, como siempre de manera magistral, Domingo Eulogio Méndez García.
Habíamos finalizado la Primera Temporada. El éxito había sido innegable. Y comenzamos a respirar tranquilos, pero no por mucho tiempo, porque los enemigos que teníamos fuera de casa, surgirían, a partir de ahora, dentro de ella. CONTINUARÁ…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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