El, Club Deportivo Puerto Cruz se organizó en el año 1957, en una función
entre los dos club juveniles entonces en competición; CD. Onces Piratas y Unión
Portuense. Participa por primera vez en una competición oficial, allá por la
temporada 1957-58. No hay duda de que es una fecha significativa que no puede
pasarse por alto, superficialmente, en la trayectoria de la entidad.
Esta es la apresurada síntesis, con testimonios, gráficas, reproducciones;
títulos y resultados. Está hecha con el cariño de quienes han seguido la
trayectoria de un club señor, rico en exquisiteces balompédicas, en hombres
capaces, en gestas inolvidables. Con cariño y con ilusión de contribuir al
éxito de tan importante celebración. Por lo que respecta a su estancia en
Segunda categoría, hay que consignar que fue Subcampeón de la Copa"
Federación" en la temporada 1957-58. En la siguiente, fue subcampeón del
grupo norte y campeón nuevamente de la Copa" Federación",
disputada conjuntamente por los clubes de Primera y Segunda, Finalmente, en
1959-60 fue campeón absoluto tras superar al de la zona
"Capital-Laguna" y lograr el ascenso el 17 de Abril de 1960.
Una de la importante competición en la que ha participado es el Campeonato
de España de Aficionados. No con muy buena fortuna, precisamente, pues en la
primera oportunidad, temporada 1969-70, caería eliminado ante el San Antonio,
de Las Palmas por el doble valor del gol en campo contrario (2-0 y 4-2,
respectivamente). En la segunda, en el ejercicio siguiente, hubo de vérselas
con el potente Real Madrid,antes el que hubo de inclinarse. Y por último, ya en
1978-79, después de superar y desquitarse ante el equipo grancanario del San
Antonio en fa eliminatoria previa, cedió ante la UD. Puzol de
Valencia.
Llegamos a los años 70, en los que .hay una sensible baja que lamentar: la
del jugador Agustín, cuyo fallecimiento fue muy sentido en todos los círculos
futbolísticos de la provincia. Fueron unos años de muchos altibajos: junto a
acontecimientos francamente gratos, se registraron otros verdaderamente
desdichados.
Habría que hablar de una marcada irregularidad en los campeonatos de Liga,
ya de categoría Preferente, por una reestructuración. Sin embargo, hay más
Fortuna en la última de las ligas Interregionales disputadas, ganadas
brillantemente y en la conquista de varias competiciones coperas.
Se produce asimismo un resurgimiento de la cantera después de varios años
de marginación y olvido; en tanto que algunos jugadores pertenecientes al club
son solicitados por otros de categoría superior, principalmente el Tenerife.
La retirada de Del Pino -toda una institución en el fútbol regional-, la
disputa de algunos encuentros internacionales y la misma presencia en el
veraniego "Trofeo Teide" son otros hechos destacados en la
ejecutoria de la entidad que alcanza su máxima cota deportiva al meterse en el
pelotón de equipos ascensores a la Tercera División.
Entre esos acontecimientos, parece obligado referirse a la pujanza
recobrada por el fútbol de base en esta localidad. Lástima que las
circunstancias hayan impedido una continuidad de esa línea. Los" canteristas",
en efecto, se lamentarán de que volviera a perderse la brújula que tan
claramente orientó el camino en 1973, como lo prueba el éxito en la
Liga interregional. Salvador Gorda escribía en "la Tarde"
(8.1V.1973): "...Aquellas inclusión aisladas -en las que muy pocos
confiaron, pero que ahora no tienen más remedio que reconocer su
insustituibilidad- fueron preludio de esta plena confianza que ahora se
deposita en los juveniles portuenses, los cuales dan el salto al primer equipo
con la facilidad que podrían practicar, digamos, el de longitud... " .
Pero, como se ha dicho, no hubo continuidad, si bien es cierto que en los
años posteriores la presencia de jugadores nacidos .en la localidad ha sido
como una constante que se pudo aprovechar mejor, no nos engañemos, de haber
contado con la debida planificación y de haber tenido la necesaria comprensión/
por parte de todos. Hacia quienes llegaron al primer equipo.
En esas coordenadas, Puerto Cruz ha seguido siendo un equipo respetado, un
equipo que ha procurado batirse en todo los frentes con el decoro y la
superación que marcan su propio historial. La prueba está en que ha ganado,
además de la "liguilla" citada, dos copas de Canarias, una
"Rodríguez López" y hasta un "Trofeo Teide”.
Hasta llegar a nuestros días, en los que permanece en el grupo canario
de la Tercera división española, dentro del que espera llegar lejos,
reivindicando aspiraciones, manteniendo el interés de socios y simpatizantes
y representando a la ciudad con el prestigio que ella se merece.
El autor subrayaba a continuación las dificultades con que el club iba a
encontrarse, principalmente de tipo económico, al tener que afrontar los
gastos de desplazamiento a la zona Capital-Laguna. En consecuencia, pedía
comprensión al máximo organismo futbolístico, en aras "del
engrandecimiento del fútbol insular y del resurgimiento del maltrecho balompié
norteño".
Lo cierto es que el hándicap económico se superó merced a la desinteresada
ficha de los jugadores, "pues todos se ofrecieron gratis y sin
condiciones para salvar el fútbol portuense, en trance de desaparecer",
según apunta José Hernández Torres en una crónica publicada en abril del 58
en el desaparecido órgano de información turística "la voz de la
isla". El gesto era resaltado en la entusiasta pluma del autor:
"Están escribiendo la mejor lección de fútbol y en la que cada uno da lo
que tiene, sin pedir nada, sin pasar factura”.
El periodista portuense, el amigo Juan Cruz Ruiz, escribía que; Salvador
García era un joven de pantalón corto que se le acercó a los futbolines y le
dijo que él quería escribir de fútbol, deporte del que Juan informaba en
"Aire Libre". Lo llegó a hacer tan bien que pronto parecía un niño
mayor con una pluma en la mano. Ahora es tan famoso por las ondas y por la
escritura que ya posee categoría para mirar atrás sin ira, y se ha vuelto hacía
mi y me ha dicho, a la inversa, la conversación de entonces. Me ha pedido que
escriba de fútbol, y ha querido que yo, que ya tengo más años que él -cuando
somos niños casi todos tenemos la misma edad-, le escriba de fútbol. Su
propuesta de aquellos años era más amplia: él quería, simplemente, escribir de
fútbol. A mí me pide que escriba de aquella época del fútbol. Me pide que hable
del Puerto Cruz. Y o confieso que nunca he sido muy patriota de mi tierra
chica, porque creo que en un deporte que mueve tanto dinero y asegura tantos
manejos, es difícil construir los idealismos que conforman el verbo
patriótico. Pero no niego que para mí el recuerdo del Puerto Cruz, aquel
equipo que en mi infancia y adolescencia arrebata a pares títulos, vestido de
blanco, bien alineado, una especie de empresa bien engrasada que había nacido
para golear al Silense o, por lo menos, para batir al Real Unión y disputarle
la capitalidad futbolística de Canarias al Las Palmas Aficionado, es un
recuerdo imborrable que me trae, sobre todo, olores y sabor de ruido. El ruido
de aquellos balones bombeados sobre "El Peñón", el graderío furtivo
de los portuenses sabios, lanzados por Del Pino, el Di Stéfano que no podía
vivir sin Pagés; o el olor que Antonio administraba, en sustitución de
Venancio, de manera sabia pero profusa. Es también recuerdo del éxito, y es
también sabor de la tertulia que en la plaza del Charco decidía qué ritmo debía
seguir cada equipo, qué fortuna le aguardaba a tal jugador o qué vicios
inconfesables -la afición del Puerto solía ser intolerable en su moral-
padecía tal entrenador. Es, asimismo, noticia de los ruidos: yo. Oí’. Un
partido Puerto Cruz-Silense desde una huerta cercana, y no pude verlo porque
no había entradas. Pero el fútbol siempre ha sido un reflejo de la eficacia de
los sonidos, y se sabía cuándo había despejado Donato o cuándo el disparo
final, el que producía el jolgorio, era de Tito Del Pino. Los cabezazos, secos,
rotundos, solían ser de Pagés. Ahora esos ruidos yesos olores cumplen años. No
puedo negarme a lo que Salvador me pide: escribir de aquel Fútbol Pero para mí,
el fútbol es ruido, furia, sonido: el olor de la distancia amortiguado por la
presencia inmensa del mar.
El asenso en dos tiempos En la temporada 1959-60, el C.D. Puerto Cruz se
proclamó campeón absoluto de Segunda categoría y lograba el ascenso a la
inmediata superior, por aquel entonces la máxima, en el contexto de las
competiciones regionales. Primero lo fue de su zona, enfrentándose luego al
Estrella, primer clasificado de la. 'Capital Laguna", al que venció en
las dos confrontaciones.
Pero hay que ir por partes porque si a algún acontecimiento hay que
referirse de forma obligada en esta sinopsis histórica, es aquel Puerto
Cruz-Silense del último día de febrero de 1960. Un duelo en la cumbre: dos
colosos frente a frente. Los puntos en litigio eran decisivos para la suerte
final del carpeonato. El representante de Los Silos había vencido en el
encuentro de la primera vuelta y para los portuenses, el triunfo era
imprescindible si querían entonar el alirón.
La expectación, cuentan las crónicas, fue desbordante. Hacía muchísimo
tiempo que un partido de fútbol regional no despertaba tamaño interés. Basta
remitirse a los testimonios de la época. Así, por ejemplo, Santiago Rodríguez,
en una crónica publicada en "La Tarde "(25.11.60), escribía:
"...En todo el Valle no se habla de otra cosa, siendo de sentir que el que
asimismo, en su día, será hermoso escenario deportivo del norte de la isla, no
pueda albergar a los aficionados, y hasta a los no aficionados que ese día se
desplazarán a la población tinerfeña turística por excelencia, para disfrutar
de tan emotivo acontecimiento...”.
La prensa de entonces, en efecto, se ocupó generosamente de la decisiva
contienda. Para "Aire Libre", el pronóstico era difícil. .. Aunque
nos inclinamos por un buen resultado del conjunto local, por dos factores a su
haber: campo y afición... El Silense, más combativo; el Puerto Cruz, con más
técnica de juego".
Y "Jornada Deportiva", en entrevistas de Álvaro Castañeda,
recogía opiniones de ambas partes. La de Vicente Hernández Coronado, entrenador
del Silense, llegaría a ser muy comentada: "Espero que en "El
Peñón" no se nos apague la luz que va señalándonos el camino del título”.
Llegó la fecha señalada. Aquel 28 de febrero, domingo, sigue siendo muy
recordado por toda la afición portuense. Fue una jornada gloriosa para el
fútbol local. El ambiente era inenarrable. La prueba está en
las fotografías tomadas antes y durante el encuentro. "El Peñón"
estaba rebosante con notoria antelación a la hora del comienzo. Chicos y
grandes. Mujeres y ancianos. Nadie quería perderse el choque decisivo. Ganó
Puerto Cruz, claro. Se impuso (2-0) en un choque que resultó, por encima de
todo, emocionante. Arbitró Calvo. Y es de justicia recordar a los
protagonistas de aquella inolvidable tarde fútbolística. Jugaron: Puerto Cruz:
Tito; Alberto, Galindo, Elfidio, Berto, Arturo; Germán, Soriano, Pagés, Del
Pino y Vicente. Silense: Manolo; Mederos, Ninín, Moro; Lorenzo, Andrés; Monolito,
Enrique, Juanito, Gilberto y Jacinto.
Álvaro Castañeda, escribió lo crónico de "Aire libre". Consigno
el hecho de que o lo uno de Ia tarde fueron abiertos los puertos del campo poro
mayor comodidad de lo riada humano, unos seis mil personas, según los
cálculos. Ello nos dio idea del ambiente vivido en aquello confrontación que,
según el testimonio del periodista, no fue un dechado de virtudes
futbolísticos yo que, los nervios, lógicamente, hicieron preso en los veintidós
jugadores”.
"El Puerto Cruz, con mayor rapidez y técnico, venció al Silense",
era el título de aquello reseño en lo que se reflejaban los méritos del equipo
local, sin dejar de reconocer que el rival no le había acompañado lo suerte en
varios ocasiones. En lo primero minutos, había marcado Vicente, recogiendo un
rechace de lo defensa tras disparo de Soriano. En el segundo tiempo, cuando
restaban once minutos, el propio Vicente habilitó a Del Pino para que éste
rubricase el tanteo.
"El público prorrumpió en grandes ovaciones -decía lo crónico de
"Aire libre" - y fueron disparados gran cantidad de cohetes que
retumbaron en el ambiente como un eco o esto victoria del Puerto Cruz,
elaborado por un mejor sentido táctico, por uno mayor rapidez y clase en sus
jugadores, y también por lo decisión de sus delanteros en lo hora del
gol".
Por su parte, Labrador, en, 'La Tarde", dedicó un cariñoso comentario
o Roberto Hernández y Santiago. Rodríguez, "con quienes la afición
tinerfeña y los organismos Deportivos contrajeron ayer una deuda". La
importancia de la victoria quedaba resumida así: "...EI triunfo más
completo para un partido en el que se necesitaba espacio para acomodar al
público que en masa ingente anunciaba. Su presencia, en el que había de poner
de relieve la mayoría de edad de un club y en el que precisaban equipo para
anotarse la victoria, supieron. Impregnar a Ramón Mesa, entrenador entusiasta,
para que aquélla no pudiera escaparse...".
Remitiéndonos otra vez a "Aire Libre", un artículo firmado por
Mínguez describe el ambiente antes y después del encuentro, el enorme júbilo
con que se vivió aquella jornada, destacando la impresión que le había causado
el remozado campo de "El Peñón", ampliado y modernizado, con nuevos
graderías y cancha en perfectas condiciones, obra de todo un pueblo, acometida
desde todas las colaboraciones de sus hijos hasta hacer realidad una
instalación que fue orgullo de la ciudad.
El segundo tiempo de este ascenso vendría dado en forma de una
confrontación a doble encuentro con el Estrella, campeón del otro grupo. El
equipo portuense estaba lanzado y se impuso en los dos cotejos.- Primero en la
vieja "Manzanilla", con gol de Cuco (33 minutos), exhibiendo buen
fútbol de conjunto, según apreció Paladín en su cróniea de "Aire
Libre" .
En el partido de vuelta, repitió triunfo esta vez (2-1), con ambiente que
hizo recordar el del encuentro contra el Silense. "Aire Libre"
(18.IV.60), titulaba la crónica del choque de la siguiente manera:"Sigue
de moda: El Puerto Cruz, a la sombra del Peñón, ganó el ascenso a la
Primera Categoría". Iba firmada por José Hernández Torres y de ella
entresacamos estos párrafos: "...Fue un partido muy competido, con
dominio casi constante y sensible del local, salvo en el último cuarto de hora,
en el que el Estrella dio pinceladas de bastante emoción por su acoso que se
tradujo en situaciones de peligro ante el marco del Puerto... Una nota
predominante y que con gusto resaltamos: la gran deportividad que imperó en los
noventa minutos de juego... Al final, los aficionados locales se lanzaron al
campo para alzar en hombros a sus jugadores. Pero antes, los muchachos del
Estrella, en un gesto muy de agradecer, felicitaron cordialmente sus
vencedores, mientras en el aire atronaban los cohetes y las tracas”.
Vicente (4 minutos), rematando un buen pase de Soriano, y Del Pino (10
minutos), culminando una acción de toda la delantera, obtuvieron los goles de
aquella jornada, arbitrada por Severiano Jorge y que tuvo en el Puerto Cruz a
los siguientes protagonistas: Tito; Elfidio, Galindo, Alberto; Arturo, Berto;
Vicente, Del Pino, Pagés, Soriano y Germán.
Es de justicia consignar los nombres de quienes integraron la plantilla de
jugadores que intervinieron en aquella temporada rubricada con el ascenso de
categoría. Eran los siguientes: Saturnino M. Rodríguez Mesa, Gutiliano Álvarez
González, Vicente Álvarez Castro, Alberto Hernández lIIada, Tomás Galindo.
Ríos, Elfidio García Alonso, Adalberto Arbelo González, Arturo Real Lorenzo,
Germán Espinosa Córdoba, Antonio Soriano Rodríguez, Rubéns Cabrera Delgado,
Andrés Pagés Turrumbull, Segismundo Del Pino Real, Felipe Padrón Jordán,
Vicente león Torres, Maximino Bello Maldonado, Andrés Pérez González, José Francisco
Hernández Rodríguez y José Ramón Rodríguez González. Como entrenador, Ramón
Mesa Fariña. Masajista: Venancio Martín Rodríguez.
Se había logrado el ascenso. Se disponía de una moderna instalación. Se
había rescatado a la afición. El fútbol portuense había logrado volver a
colocarse en su justo lugar. El esfuerzo había sido grande y la aportación de
todos resultó decisiva.
Una persona muy querida y recordada, infatigable colaborador de
publicaciones y emisoras, impenitente seguidor del equipo portuense, hablaba,
pasada la euforia de las conquistas sobre la cancha, de misión cumplida. Nos
estamos refiriendo a Santiago Rodríguez que con ese título insertaba en
"Aire libre" (4.VI1.60) un comentario que reproducimos íntegramente
para rubricar este artículo dedicado al ascenso. Deda: Los años dorados, En
la década de los 60, Puerto Cruz conoce sus horas gloriosas. Tres años después
del ascenso, alcanza su primer título en la que por entonces era la máxima
categoría del fútbol regional. El equipo era respetado allí donde iba, siempre
acompañado de una fiel afición que fue baluarte importante en muchas
conquistas. Se había conservado, además, el esqueleto de un conjunto que se
caracterizó por la calidad de fútbol que imprimía en casi todas sus
intervenciones. Claro que el paso de los años determinó la retirada de muchos
de sus jugadores, de manera que mediada la "década, cambió sustancialmente
la filosofía de la entidad que empezó a nutrirse de jugadores de otras
localidades, un poco en competencia con otros clubes que encarecieron un
mercado inusitado con el paso de los años.
Hay que hacer mención de temporadas ciertamente completas, como fue la
1963-64 y la 1966-67, cuando el equipo fue conocido por" el 6 de
copas", al ser éste el número de trofeos ganados; exhibidos, por cierto,
para general admiración, en unos populares almacenes de la localidad.
Lo más importante es que Puerto Cruz no desentonó lo más mínimo con esas
nuevas pautas que, pese a todo, tenían la cruz o et lado amargo del olvido de
la cantera. No sólo no desentonó sino que llegó a reunir las plantillas más completas
de toda su historia, como se reflejaría luego en las canchas, particularmente
durante la segunda mitad de los años sesenta, cuando su poderío fue notorio.
Al que se puso brillante rúbrica, por cierto, con la participación
-primera de un representante tinerfeño- en el Campeonato de España de
Aficionados. Sin suerte, todo hay que decirlo, porque en la primera
oportunidad, temporada 1969-70, cayó ante el San Antonio de Las Palmas por el
doble valor de los goles en campo contrario; y en la segunda, al siguiente
ciclo, hubo de corresponderle en suerte el equipo amateur del Real Madrid. El
encuentro de vuelta ante los madridistas se jugó en el "Santiago
Bernabéu", donde los portuenses se inclinaron (4- 1) después de perder
también en "El Peñón" (1-2).
Prueba clara es el título de campeón provincial de Primera categoría,
acaparado durante tres temporadas consecutivas. Pero también habría que
consignar el éxito de otras competiciones y a todas les otorgamos el mismo
valor, de ahí que no se hagan distingos en cuanto a nombres y protagonistas en
este capítulo. Todos los presidentes, todos los entrenadores, todos los futbolistas,
todos los aficionados pusieron de su parte lo necesario para que el club fuera
admirado y respetado, para que su ejecutoria resultara brillante durante este
período de tiempo.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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