En mis
archivos aparece esta extraordinaria fotografía tomada en Costa de Marfil (África),
del recordado alcalde de La Villa de La Orotava; don Juan Antonio Jiménez
González.
Sentado
en el despacho de su casa hace bastante tiempo, me explicó cómo se trasladó a
Costa de Marfil a trabajar en las plantaciones en su condición de Agrónomo, tal
como lo vemos en la foto.
Contexto
que publiqué en unos seis capítulos en el Suplemento La Prensa del matutino tinerfeño El Día: “…Un Sr., Mallorquín amigo intimo de su
padre conocido por Don Miguel Caparó Busquets, colono en la Villa de la
Orotava, en la casa Los Montijos conocida por la caseta de la Pradera, de nacionalidad española,
posterior francesa, añejo propietario del Hotel Marquesa del Puerto de la Cruz,
vivió en Burdeos y en las islas Martinica. Tenía dos hijos, Antonio con
nacionalidad francesa, por ello participó en la segunda guerra Europea, en la
que falleció, y Miguel con nacionalidad española, cuando empezó la contienda de
Europa se vino a España con su esposa Ivette Cousin, al Valle de La Orotava, naciendo su primera hija
Miguelina en la recordada clínica villera ubicada calle de San Juan propiedad del Doctor palmero-orotavense
Don Máximo Martín y Martín. La adhesión con los Señores Caparó, es debida a que
Enrique, el hermano mayor de Don Juan Antonio Jiménez, lo enviara su padre a
Francia, para que bajo el amparo del mencionado Señor, actuara como receptor de
la fruta que su progenitor le enviaba desde
Canaria. Su hijo Miguel Caparó Campet, se desplaza de Francia a la Laguna,
hospedándose en el Hotel Aguere, para contratar a Don Juan Antonio, para que se
ocupara de unas plantaciones en Costa de Marfil en su Compañía denominada
S.E.B.(Societ‚, Explotatión, Bananera),
en Francia se llamaba Fabre-Caparó-Le.Cozic (Compagnie Fruitiére), por
lo tanto el compromiso se realiza antes de terminar la carrera. Don Juan
Antonio, sirvió voluntario en el ejército de aire, en Gando, pasando luego a
los Rodeos para poder terminar sus estudios. Terminada la carrera de Agrónomo
en Junio de 1955, en Septiembre se va a Marsella, estuvo un mes aprendiendo francés,
observar el quehacer del plátano y la llegada de buques a la escollera, - en
aquel entonces la fruta se recibía como aquí en papel y paja, o la pinocha en
Canarias -. En Noviembre del mismo año sale de Francia en un barco
"General Mangin", hacía Palma Mallorca (Islas Baleares), empezaba el
turismo (año 1955), siguió la travesía hacía Argelia país que se encontraba con
problemas (Independencia), daba pánico meterse allí. Más tardes hicieron escala en Casablanca
(Marruecos) y Daca una ciudad puerto-mar de Senegal. Terminado el recorrido en
su destino concluyente, llega a Abidjen capital de Costa de Marfil, un estado
de África comprendido de dos regiones distintas orográficamente: una llanura
costera cubierta de bosques que se prolonga y asciende suavemente hacía el
norte, y una meseta interior, con unos 300 metros de altura media. Que en 1.958
se transformó en estado autónomo dentro de la comunidad francesa y en 1.960
alcanzó la total independencia. La travesía duró doce días, en ella perfeccionó
el Francés, acostumbrándose a la mentalidad francesa, sobre todo a sus
costumbres. En Costa de Marfil conoció a un mecánico autodidacta en la
expendeduría del plátano, llamado Gabriel Mathys, socio gerente del S.E.B.,
trabajaron juntos, tanto es así, que en vez de talar en bosque para plantar el
plátano, como se hacía bárbaramente plantaron el plátano en el mismísimo
boscaje. La superficie de la plantación equivalía al Valle de La Orotava.
Revolucionaron el embalaje cambiando la variedad del plátano, pasándose a la
caja, todo esto lo hicieron en menos de cincos años.
Las revuelta acaecidas en el Congo Belga,
como predicción a lo que estaba sucediendo, empezaron a repatriar capitales y
residentes en Costa Marfil. La S.E.B. le traslada a Francia, llega por un mes
de octubre, estudia la condición agrícola en varios lugares del sur,
decidiéndose por montar una finca de 100 hectáreas en la localidad de Mouries,
para plantarla de árboles frutales; manzanas, melocotón, e invernaderos para
hortalizas (tomates y melones). Pasó por Canarias, para trabajar en el plátano,
su compañía deseaba adquirir la finca de Yeoward en el Puerto de la Cruz, pero
no le era rentable, porque no se podía
exportar a Francia, debido a que la CREP que era el organismo distribuidor,
colocaba la fruta en varios puertos de la península, no en un puerto concreto,
para cedérsela directamente a Fabre-Caparó - Le.Cozic en Francia. Decidiendo
regresar allí para abarloar la elaboración de la finca de Mouries…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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