Histórica fotografía que remitió el amigo de la infancia de la
Villa de La Orotava; ISIDRO DE LEÓN
DOMÍNGUEZ, correspondiente a
El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ.
Graduado en Historia por la Universidad de la Laguna, remitió entonces
(21/8/15) estas notas que tituló; “EL AZÚCAR Y LA OROTAVA”.
Publicadas en la "La Opinión de
Tenerife" el jueves 20 de agosto de 2015: “…Afirmaba
el investigador don Guillermo Camacho Pérez Galdós (1898-1995) en su artículo “El
cultivo de la caña de azúcar y la industria azucarera en Gran Canaria
(1510-1535)” que la llegada a Canarias del azúcar se produjo a partir de la
iniciativa del conquistador Pedro de Vera cuando éste se encontraba en Gran
Canaria, siendo traída desde Madeira, extendiéndose su cultivo por otros
lugares de las islas de Tenerife y La Palma. La caña se fue cultivando en
aquellos lugares que disponían de una abundante cantidad de agua, siendo un
cultivo común tras el posterior reparto de datas de tierra y agua, tras la
finalización de la conquista. El azúcar sería tratado en los ingenios, espacios
donde se procedía a triturar la caña y obtener el azúcar, utilizando,
generalmente como mano de obra, esclavos, mientras que el control de la
producción de caña de azúcar sería supervisada a través de los diversos especialistas
portugueses que llegaron hasta el Archipiélago, siendo de notable importancia
la obra del mercader inglés Thomas Nichols, en la que se puede observar una
descripción sobre los ingenios en el siglo XVI. Una información que podemos
consultar a partir de la investigación publicada por el investigador Alejandro
Cioranescu bajo el título “Thomas Nichols, mercader de azúcar, hispanista y
hereje”.
En ese sentido, la localidad
tinerfeña de La Orotava tuvo un papel importante en torno a ese dulce producto,
pues se construyeron tres ingenios azucareros: el de Lope Fernández de la
Guerra, vendido luego al duque de Medinasidonia; el de Tomás Justiniani, así como
el de Bartolomé Benítez de Lugo, destacando éste último por tratarse del primer
ingenio levantado en la isla, tal y como apunta la profesora de Historia
Medieval de la ULPGC Benedicta Rivero Suárez en su obra “El azúcar en Tenerife:
1496-1550”, señalando la investigadora que el propio Bartolomé se asoció a Lope
Fernández, quien fuera un destacado personaje de la conquista de Tenerife,
pasando luego el ingenio al mercader genovés Doménigo Riço por un periodo de
arrendamiento de seis años, tras el cual la hacienda de Bartolomé Benítez es
dividida por los herederos, siendo transmitida a sus hijos.
Expone también la profesora
universitaria que en 1506 Lope Fernández lograría obtener un ingenio a través
de una transacción realizada con Bartolomé Benítez de Lugo, y, durante ese
mismo año, Tomás Justiniani lograría el otro ingenio a partir de las tierras
entregadas al mismo tras el reparto posterior a la conquista.
El investigador orotavense Antonio
Luque Hernández resalta en su obra “La Orotava, Corazón de Tenerife”, la
importancia que la exportación del azúcar llegaría a alcanzar en el Valle de la
Orotava, pues se trataba de un producto que era exportado a diversos mercados
europeos “en torno a un cultivo para el cual se habían destinado grandes
extensiones de tierras útiles” de la localidad, y cuyas dificultades relacionadas con el
transporte y la competencia de otros lugares daría fin a ese ciclo económico y
obligaría a buscar un nuevo cultivo de exportación: la vid…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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