El amigo desde la
infancia en la Calle El Calvario de La Villa de La Orotava; NAZARIO HERNÁNDEZ
GARCÍA (CHILE), remitió entonces (2012) estas notas que tituló; “CUANDO LOS RECUERDOS
INVADEN NUESTRAS MENTES”: “…El
lugar preferido, para descansar físicamente, respirar naturaleza y gozar de la
conversación envuelta en el sonido dulce, lleno de melancolía con que nos
deleitan esos vecinos voladores que habitan en un entorno y marco, que nos
sobrecoge, a veces me pregunto, si esas charlas entre ellos son declaraciones
de amor aprovechando la soledad del lugar, es el Parque Casa de Doña Chana.
Pero, hace unos días los nietos, esos seres cariñosos que se apoderan de
nuestras voluntades y nos llevan a cambiar los planes diseñados y estudiados
pulcramente, nos obligan a cambiar de ruta, desviándonos a otros lugares hasta
esos momentos impensados,
Y así
fue como acompañado de Pablo, y Eva,
me encontré en el Parque de las Ocas, no, de aquellas que invitan a tirar
porque les tocan, sino, a las que se encuentran en la zona de columpios, en la
Plaza de Franchi Alfaro y claro, en
lo, que ellos subían y bajaban en las escaleras de soga como si fueran
auténticos apaga fuegos, mis pensamientos y antiguas vivencias se adueñaron de mi mente, y a recordar se ha dicho,
En el siglo XIX, La Orotava podríamos
decir, que empezaba o, terminaba en lo, que se conocía como, los Llanos de San Sebastián,
donde una pequeña ermita compartía su soledad con las ilusiones y esperanzas de
un futuro, más halagüeño, junto, a los muros de un hospital que respondía al
nombre de Hospital de San Sebastián que años después fue trasladado, al que se
conocía como Hospital de San Francisco" con instalaciones mas amplias y
mas cómodas.
Los terrenos eran propiedad de un
familiar de Don Francisco, Franchi y fueron adquiridos más tarde por Don Luis
Fumagallo y Don Miguel Rodríguez para convertirlos en una plaza, dotada de
amplia arboleda y que sirviera como
lugar de reunión y paseo de los vecinos.
Fueron realizadas varias obras que sirvieran
como mejora del lugar, dirigidas por Don Aaron Luz de Otazzo, que conocía tales
menesteres convirtiéndola así, en lugar ajardinado y amurallada y que más tarde
fue convertida en zona que sirvió incluso para los ejercicios del batallón de
instrucción militar.
A partir de 1889 fue denominada como
Plaza de Franchi Alfaro y Lugo, persona natural de La Villa que obtuvo en
Madrid el año 1648 el título de Villa Exenta para La Orotava.
La entrada principal al recinto se
hacia por un terraplén que existía al comienzo de la calle García Beltrán,
sustituida por una amplia escalera que la comunica con la calle Calvario.
Se han celebrado en ella actos
festivos como elección de reinas de las fiestas patronales, pero el acto
festivo de mayor relieve que actualmente se realiza, es el célebre concierto de
los Sabandeños. Que tiene lugar el lunes de la semana de fiestas, que
justamente se hacia en esa escalera que da acceso a la plaza desde la calle
Calvario. De ahí el nombre de "Concierto de la escalera".
y fue así como encontré a un montón de amigos casi todos de la misma
edad, saber y gobierno. Uno de los que
más yo apreciaba, no se porque razón era Alberto Quintero Santos, que ayudaba a
su padre en las labores " herradoras”... el decía que su padre era el que
ponía las herraduras a los caballos y a algún que otro burro, según hiciese
falta.
En sus ratos de descanso era un
soñador, me contaba su ilusión de caminar un día por las calles de Buenos Aires
y oír en directo los tangos que en sus películas, nos ofrecían, primero Carlos
Gardel y mas tarde Hugo del Carril. Al parecer esa idea la llevaba muy adentro
y se fue a Venezuela y allí se afincó, Pero antes de partir, su
ilusión le llevó a comprar en el comercio que tenia Don Adolfo Herreros en la
calle de La Hoya un vetusto toca discos, que cansado ya de dar vueltas, se lo
vendieron por dos duros, cantidad que se logró reunir por colecta comunitaria
entre los que íbamos a gozar de su sonido. Y allí sentados en el piso de tierra
de la plaza, expectantes con el oído avizor y la ayuda del bueno de Andrés
Dorta, que contribuía con su esfuerzo a que el disco "caminara",
todos veíamos la cara de decepción de Alberto porque aquello no funcionaba, De
pronto ante la expectación y el silencio, se oyó un suave, dulce y lejano
silbido, que traído y envuelto en el rumor nos enviaba Andrés Dorta en su
intento vano por salvar el momento. Alberto recogió todo el tinglado y juntos
fuimos a visitar al vendedor y a exigirle las pesetas que le habíamos
entregado.
Otro asiduo asistente a las reuniones
en la plaza era Fernando Morales conocido futbolísticamente por el
"Monago" dotado de unas singulares condiciones para el futbol llegó a
ser titular en aquel equipo de La Orotava, al que se conoció como "copos
de nieve". Pero a la abundancia de clase y facultades para triunfar en
este deporte, le faltaba ambición y deseos de triunfo, lo que le producía una
merma total de sus posibilidades. En una visita a esta zona norte, que hizo el
Victoria de Las Palmas, sus dirigentes le invitaron a realizar unas pruebas en
la isla hermana, quedaron admirados y satisfechos de sus posibilidades, pero
decepcionados por su nulo espíritu de sacrificio y deseos de triunfo.
El antídoto de Fernando, fue Jesús
Gutiérrez, al que más tarde se le conoció por el sobre nombre de "Borbolla",
"pedido prestado" a aquel primer jugador extranjero, que desde
México, llegó al Real Madrid. Jesús fue para mi el mejor exponente de que
cuando las ganas superan a la abulia, todo se puede conseguir. Su caso fue muy
curioso,
pues destacaba como un excelente
guardameta, dotado de especiales condiciones físicas, como saber tratar el
balón y veloz carrera, se inclino por jugar de delantero, consiguiéndose, eso sí,
un eficaz delantero en detrimento de un excelente guardameta. También fue "copo de nieve" y aprovechó
aquellos vientos favorables que, como tantos jugadores canarios, arribaron,
llenos de ilusiones y rebosantes deseos de triunfo, a tierras gallegas. Y así como tantas reuniones siguieron
realizándose, pues tantas historias nos quedan por contar, lo que haremos en
sucesivos trabajos…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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