El amigo y compañero de docencia de la Villa de La Orotava; MIGUEL
HERNÁNDEZ GONZÁLEZ remitió entonces (25/12/2013) estas notas que tituló; “UNA
APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DEL CINE CLUB OROTAVA”: “…LA PRIMERA ETAPA.
La Orotava, en el periodo en que el Cineclub vio la luz, 1964, ofrecía pocas
posibilidades de ampliar horizontes a unos jóvenes, educados en su mayoría en
el Colegio Salesiano. La educación recibida, huelga decido, obedecía al patrón
del nacional catolicismo de la época: disciplina, represión, temor a las
disolventes ideas liberales, etc. y en este Colegio- cuya importancia en la
articulación de la vida social, cultural y política de este Municipio
requeriría un estudio a fondo -- todas estas características del nacional
catolicismo se llevaban hasta sus últimas consecuencias: las lecturas estaban
fuertemente controladas y no se potenciaban, los espectáculos - y en concreto
el cine eran considerados como fuente de peligros (la calificación moral de las
películas "del 1 , del 2, del 3 y del 3R y del 4", actuaba como
referente, marcaba los límites para cada edad), el pecado gravitaba,
omnipresente, sobre todas las actividades cotidianas.
Al mismo tiempo, aunque de modo soterrado, aún eran
perceptibles las huellas dejadas por una contienda incivil que acarreó muertes
no sólo como producto de una batalla sino, lo que era más sórdido, como
consecuencia de una represión que para algunos sería mortal. Una pesada losa
de silencios y de odios, a duras penas contenidos, impregnaba - pese a que no
fuera sencillo percibido - el aparentemente apacible discurrir cotidiano. Poco
a poco, sin embargo, íbamos situando a ciertos personajes.
En los bares, en los centros de reunión como la
Acción Católica o el Liceo, fue haciéndose posible el encuentro entre dos
generaciones de jóvenes -los nacidos durante o un poco antes de la Guerra
Civil y los nacidos después - que, con distintos niveles de compromiso,
compartieron experiencias de todo tipo. A algunos les resultaba interesante
Monseñor Fulton Sheen y a otros les inquietaba Dostoyeski.
El papel que el cine jugó en la infancia y la
adolescencia de muchos de nosotros aparece poéticamente sugerido en la
turbadora película de Víctor Erice El espíritu de la colmena: los ojos de la
pequeña Ana Torrent fascinada por las imágenes del Frankestein de James Whale
son la ventana abierta a otros mundos, a otra realidad distinta de aquella -
hecha de silencios - de la que hay que escapar y de la que tan difícilmente
puede escaparse. El cine impidió, sin duda, en gran medida que se nos helara el
alma y ayudó, en múltiples ocasiones y sobre todo en las últimas filas de la
sala, a que se nos calentara el cuerpo (¡qué joven de nuestra generación - y de
tantas otras - no inició sus escarceos amorosos y el descubrimiento del otro
sexo en la oscuridad de las sesiones de tarde del Atlante o del Cine Orotava!).
No es extraño que en él buscáramos una vía de escape: sumergirte en sus
historias era borrar nuestra historia próxima.
Pese al ambiente opresivo y opresor, que antes hemos
sugerido, la anulación de la personalidad de algunos individuos no fue
completa y, a través de ciertos libros - entre los que destacaría el
catolicismo social y "comprometido" de Maxence van der Mersch
(Cuerpos y almas, Una esclavitud de nuestro tiempo), las heterodoxias de
Giovanni Papini (Gag, El libro negro, Palabras y sangre) o las preocupaciones
existenciales de Unamuno (La agonía del cristianismo, El sentimiento trágico de
la vida) -, de algunos viajes al territorio peninsular y de quien sabe por qué
otras vías, fue calando un cierto cristianismo de nuevo cuño, más abierto,
crítico y solidario y gestándose más de una disidencia. Se crearon secciones de
Acción Católica que tenían extraños nombres - JIC, lEC Y lOC - y fue
desplegándose así un cierto pensamiento heterodoxo y contestatario.
En este clima de impregnación eclesiástica no es
extraño que la crisis religiosa, la liberación del corsé católico, fuera la
muestra más significativa de un cierto deshielo ideológico. El descubrimiento
de otros autores como Camus, Sartre, Bemanos, Henry Miller, etc. y de libros
como La Peste o El extranjero, Los caminos de la libertad o La
náusea, El diario de un cura rural o, más tarde, Los cementerios bajo la luna,
Los trópicos, etc. - en circuitos paralelos y clandestinos - fue permitiendo
la emergencia de un pensamiento más libre que conduciría a la puesta en
cuestión de un sistema, religioso, familiar y político, mentiroso y falso. La
rebeldía juvenil encontró, en nuestro caso, su causa. Existía un mundo, mucho
más rico y estimulante, diferente de aquél que nuestros educadores o nuestros
padres nos presentaban como único mundo posible. ¡Podíamos pensar de otro modo!
Poco a poco fue haciéndese palpable la falsificación de un pasado, hasta
entonces de blancos y negros, no tan lejano y que había quedado aplastado por
una guerra que comenzaríamos a observar con nuevos ojos. Los viejos
republicanos, volverían a encontrar, en unos jóvenes nacidos después de esa
contienda fratricida, oídos receptivos a unas ideas que durante mucho tiempo
habían tenido que sofocar; la búsqueda de testimonios de los vencidos pasó a
ser una obsesión. Sender, Arturo Barea, MaxAub, Malraux, Miguel Hernández,
Lorca, Neruda, etc., comenzarían así a ser parte de nuestra educación sentimental.
Incluso las borracheras ayudaban a desinhibimos y más de una vez acababan por
de saltarnos la lengua para acabar gritando vivas a la República.
En el proceso de descubrimiento de la literatura
jugaría un papel importante la labor desarrollada por la Biblioteca Pública,
y más en concreto por el que sería, durante la mayor parte de este periodo que
ahora historiamos, su bibliotecario Eulogio Domingo Méndez -. Desde el
periódico AHORA, en Septiembre de 1965, se saludaba la apertura de este modo:
Esperábamos desde hace mucho tiempo que la Biblioteca, instalada en la
planta baja del Palacio Municipal e inaugurada oficialmente desde hace un par
de años, quedase abierta al público. Pues bien, desde hace varias semanas se
encuentra en funciones todos los días hábiles de 6 a 9 de la tarde.
Dicha Biblioteca es bastante notable y se piensa perfeccionarla con el tiempo.
Solo tiene el pequeño defecto de los ruidos que ocasionan
los ensayos de la Agrupación Musical Orotava y las molestias que
producen algunos niños al lector. No obstante estos defectos, que fácilmente
se pueden subsanar, no podemos silenciar la enorme alegría que nos produce el
tener a nuestro alcance una buena Biblioteca.
La Biblioteca pasaría rápidamente a convertirse
en un polo de atracción cultural y por su sede pasaría gran parte de la
juventud inquieta de la Orotava. Los buenos oficios del bibliotecario
no solo se tradujeron en el incremento y la diversificación de los libros y
revistas que poblaban los anaqueles sino que ayudaron a muchos de esos jóvenes
a descubrir el placer de la lectura y el compromiso democrático. En las
impresiones personales que acompañan a este breve apunte histórico se refleja
pálidamente el papel que jugó este enclave. Desde él se establecería un puente
entre la generación que animó el Cineclub desde sus inicios y aquella otra que
iba a hacerse cargo de él durante la que sería su última temporada, la 1971 -
1972.
Cualquier manifestación que se saliera de la
cotidianeidad, por inocua que fuera, era vivida corno un acontecimiento
importante y algunas figuras pasaron a convertirse en iconos míticos. El Ché,
Fidel, Lumumba, Ha Chi Mihn y, más tarde, Allende, encarnaban, al mismo
tiempo, los afanes revolucionarios de unos pueblos que nos parecían heroicos
y nuestros propios deseos de liberación personal; lo mejor de nosotros mismos
- ¡al menos eso sentíamos entonces! - se proyectaba en ellos. El control, la
sensación de estar transgrediendo lo permitido, fue empujando a algunos a
refugiarse en una actividad clandestina, inofensiva en la mayor parte de los
casos durante este periodo. Forzados por un sistema político que no soportaba
manifestación alguna de crítica y de libertad y que, corno todos los totalitarismos,
tenía sus confidentes, sus soplones, fuimos estableciendo lazos con algunos
«notorios» activistas. Nos convertimos así en presa, en motivo de ocupación
para esos confidentes que remoloneaban alrededor de los grupos, asistían
asiduamente a las sesiones de Cineclub, visitaban bares y tabernas y elaboraban
informes...
Ganar espacios de libertad, esa era nuestra
aspiración máxima, expresar nuestra personalidad sofocada. Así fueron
construyéndose diversas plataformas - los periódicos, el Cineclub, las
asociaciones, etc. - que, por pura necesidad, crecieron el amparo de
instituciones religiosas -las únicas que gozaban entonces de cierta autonomía
al margen (¿ o al Iado ?) de las que oficialmente estaban adscritas al Régimen
-.
El Cineclub Orotava quedó aprobado e inscrito en el
Registro Oficial de Cine Club con el número 74 - Sección B; su domicilio social
lo tenía en el Colegio S. Isidro Labrador regentado por la Congregación
Salesiana en la calle de Nicandro González y Borges. La fecha de inscripción
fue el 23 de Marzo de 1965. La Junta Directiva estaba formada por las
siguientes personas: Presidente: Justo Díaz Expósito. Vicepresidente: Melchor
García Hernández, Secretaria: María Luz Luís Illada, Tesorero: Eulogio Domingo
Méndez García, Vocales: Juan Felipe Hernández González, Antonio Santos Cruz,
Carlos Tomás Pérez Méndez (sustituido en Octubre por José Antonio Delgado
Luís).
Con anterioridad a esta fecha, bajo el nombre de Cine
- Forum estudio 3, se proyectaron en los Colegios de los PP. Agustinos del
Puerto de la Cruz y de los PP. Salesianos de la Orotava, en
sesiones de prueba, películas de varias nacionalidades con el fin de ir
interesando y enterando a la afición orotavense de nuestro propósito: elevar el
nivel cultural cinematográfico Las películas fueron: La silla vacía, Margarita
de la noche, Aventuras de Arsenio Lupin, La evasión, Maigret en el caso de la
condesa, El rebelde orgulloso, El último perro y El eclipse. La chica con la
maleta de Valerio Zurlini sería la primera cinta proyectada bajo el nombre de
Cineclub Orotava aún sin legalizar. La Memoria de la primera
temporada hace un recuento de los films y de las actividades realizadas: Se
comenzaron las proyecciones con la película «La chica de la maleta»,
continuando a lo largo de la temporada con Retrato en negro de Michael Gordon;
Todos a casa de Luigi Comencini; El empleo, de Ermanno Olmi; El árbol del
ahorcado, de Delmer Daves; Adiós a las armas de Charles Vidor; el listado de 35
películas finaliza con La colina de los diablos de acero de Anthony Mann. Se
reseña también lo que iba a ser marca de la actividad del Cineclub, la presentación
y el coloquio: Desde el comienzo de nuestras proyecciones y antes de empezar
las mismas, uno de los componentes de la Directiva hacía la presentación
de la película, iniciándose al final de ésta un interesante coloquio entre los
asistentes, exponiendo todos y cada uno, sus opiniones sobre la película
proyectada, haciendo resaltar a lo largo de éste, los valores artísticos y
cinematográficos de cada película. La temporada se cerraría en el Teatro Topham
del Puerto de la Cruz con una Semana Internacional a la que
precedería un ciclo de tres charlas: El cine como arte (Elfidio Alonso); La
problemática de Igmar Bergman (Eduardo Espinosa de los Monteros y Moas) y El
nuevo cine español (Justo Díaz Expósito). Las cintas exhibidas: Fresas
salvajes, Romeo, Julieta y las tinieblas, Jazz on a Summer´s day, Sueños, Cleo
de 5 a 7 y El verdugo.
El Cineclub se vio así vinculado, en su primera época,
~ instituciones religiosas - en los programas aparece el título Integrado en
el Colegio Salesiano y en sus Juntas Directivas aparece la figura del Consejero
religioso (quien tendrá los mismo derechos y obligaciones que cualquier otro
miembro del equipo directivo-. Desde él se ofreció, sin embargo, por medio de
las presentaciones y coloquios la posibilidad de articular un cierto debate
cultural que acabaría, inevitablemente y por las limitaciones de una
institución enormemente conservadora, generando roces y fricciones que harían
necesaria la emancipación.
Dos anécdotas, y el hecho significativo de la
desaparición en Diciembre de 1965 del título Integrado en el Colegio
Salesiano, en los dípticos con los que se informaba de la película, pueden
servir de marco de referencia.
Diciembre de 1965. La elección de la película La gata
sobre el tejado de zinc de Richard Brooks, basada en una obra de Tenesse
Willians (¡hay que ver lo de moda que se puso este autor en esos tiempos!) no
había estado exenta de discusiones; parecía una apuesta arriesgada porque lo
escabroso del tema: la homosexualidad y los de seos sexuales (¡deseos
antinaturales! como escribe Juan Cobos en Film Idea!) le habían merecido ser
calificada como "del 4”. Alguna representante del gremio de las
"beatas", miembro además de la aristocracia de la villa y poseedora
de título nobiliario, había expresado su reprobación. El asesor religioso del
Cineclub objetó, además, que el encargado de la proyección, José Acosta, era
menor de edad y no podía actuar como tal. El ambiente se fue cargando y
enrareciendo pero, finalmente y utilizando los servicios de otro
proyeccionista, la película fue programada y exhibida. La batalla dejaría
heridas.
Enero de 1966. La proyección de la película Los chicos
de Marco Ferreri llevó a la sesión al entonces alcalde de la Villa, D.
Juan Cúllen; la película, cruda, realista, mostraba una España bastante
alejada de la que nos vendía la propaganda oficial y en el coloquio algunos de
los que intervenían lo pusieron de manifiesto. La autoridad municipal se vio
obligada a puntualizar que esas manifestaciones, fuera de lugar, eran producto
de nuestro desconocimiento de las excelencias del Movimiento del 18 de Julio.
Más de un brazo en alto pidiendo la palabra, desde luego sin intención alguna de
hacer saludo fascista, pusieron a prueba la habilidad del moderador que, no
obstante, no pudo silenciar el comentario que daría fin, entre un considerable
revuelo, al coloquio: "i Ya estamos hartos de tanto 18 de Julio! ".
Resulta ocioso añadir que el alcalde se interesaría posteriormente por saber
quien había sido el jovencito autor de la frase de marras.
La situación de vino insostenible y el Cineclub
decidió volar solo, abandonando paulatinamente el recinto del Colegio pero sin
conseguir, durante largo tiempo, librarse de la asesoría religiosa que, no
obstante, acabó cambiando de titular (el beligerante sacerdote Ángel Martín
dejó su puesto al más conciliador Manuel Porlán). La segunda temporada 1965 -
1966, de la que no se conserva Memoria Final de Actividades, fue de transición.
Desde los incidentes de La gata y Los chicos, las relaciones con la
Comunidad Salesiana se hicieron más tirantes y comenzaron a
alternarse las proyecciones, en el lugar habitual - el Colegio S. Isidro - y
las salas comerciales de la Villa ( se tomó el acuerdo de elevar
a la Superioridad la necesidad de que las proyecciones se lleven a efecto
en los locales, Cine Orotava y Teatro Atlante, de esta Villa, dado el defecto
de aforo del que hasta ahora se ha venido utilizando); también en el seno
de la Directiva se reflejó esta tensión que, simplificando, podríamos
etiquetar como batalla entre continuistas y rupturitas.
Los films exhibidos a lo largo de este período se
inician con Electra, de Michael Cacoyanis el 24 de Octubre de 1965. Le seguirían:
Gaudí, Crónica familiar. Vencedores y vencidos, Con la muerte en los talones,
La gata sobre el tejado de zinc, Noche de circo, Un gánster para un milagro,
Los chicos, Noche de verano, El hombre de Alcatraz, El milagro de Ana Sullivan.
Desde el 30 de Mayo al 14 de Junio se celebran, en el
Cine Orotava, los Actos de Clausura de la 2ª Temporada. Las películas: El
ingenuo salvaje (Elfidio Alonso), Suspense (Presentación: Melchor Dorta,
coloquio M Porlán), Calle Mayor (Alfonso Trujillo), La corrupción (Ángel Martín),
La isla desnuda (Justo Díaz) y El evangelio según S. Mateo (Leandro Medina). En
Agosto, colaborando con la Sección de Estudiantes del Instituto de
estudios Hispánicos, tiene lugar una Semana de Cine Hispano - argentino
proyectándose El Jefe (Nicomedes Gómez Pimentel), El espontáneo (Alfonso
Trujillo), El delantero centro murió al amanecer (Justo Díaz), Los tarantos
(Juan Gómez Luís-Ravelo), El hombre de la esquina rosada (Eduardo Espinosa de
los Monteros y Moas), La tía Tula (José M. Martínez de la Peña).
Al mismo tiempo, durante este periodo, se publicaba un
periódico Hogar - Club (nombre de resonancias cristianas), nacido al amparo de
grupos de inspiración católica, en el que con mayor o menor timidez - y una
dosis enorme de retórica - expresábamos nuestras opiniones. La presentación del
periódico en Octubre de 1964 deja claros sus objetivos: Quisiera exponerles
claramente lo que es, o lo que será el Hogar Club...El motivo de su fundación
se debe, en gran parte, al contar desde un principio con el ofrecimiento
estimulante de un local apropiado, donde encontramos una base sólida en la que
materializar nuestra idea, que consiste en conseguir el acercamiento de los
jóvenes de la Orotava. Es de mencionar que esta idea no partió
exclusivamente de los jóvenes sino también de algunas personas mayores que, con
su consejo y apoyo, han contribuido a que ésta sea una próxima realidad... Es
fin del Club conseguir que los jóvenes de la Orotava puedan ampliar
su formación, en toda la acepción de la palabra; desea también difundir en uno
solo a todos los grupos en que, desgraciadamente, está dividida la juventud de
esta Villa.
Tutela bienintencionada, aspiraciones interclasistas -
El albañil, el carpintero, el estudiante, el comerciante, el oficinista... y
todos los que componen esta comunidad, pueden ser miembros activos del Hogar y
colaboradores de nuestro periódico. Nuestra misión seria unir a toda esta
juventud en un afán común: más alegre y mejor formada -, amparo de las instituciones
eclesiásticas, juventud sana.
Cuatro números (desde Octubre de 1964 hasta Enero -
Febrero de 1995) recogen parte de una experiencia interesante y dan cuenta de
momentos de lo que ha sido parte de la pequeña historia de nuestro pueblo - por
ejemplo, en el número de Diciembre y con el título Sucedió hace ocho meses se
da cuenta de la fundación, meses antes, de La Peña del Casco - .
También en él- como en el Cine club - se producirían
fricciones con una autoridad religiosa patemalista y tolerante, pero sólo hasta
cierto punto. Chela y el párroco de aquel momento D. Leandro Medina
protagonizarían uno de estos choques. Para un grupo más radical, animador
también del Cineclub, la tutela acabó resultando intolerable. También aquí
había que intentar volar solos. Un nuevo periódico, con el título AHORA, saldría
a la calle en Septiembre de 1965.
LA SEGUNDA ETAPA. La pugna en el seno del Cineclub, a
la que hicimos mención más arriba, se saldaría con la «victoria» de las tesis
rupturitas; se impondría, pues, una reorganización de la Junta
Directiva que queda constituida, en noviembre de 1966, por las siguientes
personas: Presidente: Justo Díaz Expósito, Vicepresidente: Melchor García
Hernández, Secretario: Juan Felipe Hernández González
Vicesecretario: José Isidro Linares Bercedo, Tesorero:
Domingo Abreu Rodríguez, Vicetesorero: Melchor Dorta Hernández Vocales:
Eulogio D. Méndez, Alfonso Trujillo Rodríguez, Manuel Rodríguez Mesa, Francisco
García Hernández. Consejero religioso: Manuel PorIán.
Estos cambios en la dirección y los nuevos objetivos,
que habían ido madurando a lo largo de la temporada anterior, son presentados
así en la Memoria de la temporada 1966 - 67: La reorganización
de la Junta Directiva y el propósito de exhibir films de riguroso
estreno, constituyeron los dos agentes provocadores que determinaron el nuevo
giro de nuestro Cineclub. Se trataba de la adhesión de un sector más amplio de
público: el adulto. El círculo, estrecho en sí, en que nos desenvolvíamos no
era propicio. Resultaba anacrónico e insuficiente: los films eran de reestreno
ya veces las cintas se hallaban en muy mal estado. El ambiente tampoco lo era.
Las garantías que podíamos ofrecer de una buenas sesiones a ese público eran
poco menos que bastardas en interés, ya que no en calidad. No obstante, ese
mismo público que pretendíamos ganar, y que considerábamos acreedor de «garantías»
era demasiado irregular. ¿Respondería? La narración, que refleja las aficiones
literarias y cinéfilas de su autor, graduaba los tiempos e introducía elementos
de suspense. El balance final resultaría, no obstante, claramente optimista y
así concluía la Memoria: Queda así cerrada una nueva etapa muy
significativa y que se caracterizó por su singular ambición y la consecución de
lo propuesto. Se abría un nuevo periodo que duraría 6 años y se clausuraba otro
que merecía el siguiente, y quizás muy duro, juicio: Un año éste muy importante
para nuestro Cineclub. Viene a significar algo así como "un reconocimiento
oficial" de su mayoría de edad. Acabó con una serie de limitaciones, a
todas luces perjudiciales para la continuidad del mismo. Limitaciones estas que
marcaron, con un sello bien definido, las dos primeras etapas que, si bien
podemos considerarlas como experimentales, una tercera en idénticas condiciones
hubiera supuesto una estocada mortal para el mismo. El salto, revolucionario en
sí, implicaba una serie de riesgos en los que campeaba, claro está, el
económico. Sin embargo, el anquilosamiento de nuestro Cineclub había llegado a
un punto en que se hacía necesaria la ruptura radical y absoluta de unos
supuestos asfixiantes. Esta ruptura fue decisiva y se produjo sin muchas
dificultades, aunque sí con pequeñas incidencias.
En la Memoria se apunta también la
posibilidad de una muy pronta federación, máximo objetivo, hasta la fecha,
inalcanzado. Los films proyectados durante la temporada fueron: La piel suave,
París, bajos fondos, La mosca, Los honores de la guerra, El crepúsculo de los
dioses, El maquinista de la General, Judex, La mano en la trampa, Llueve
sobre nuestro amor, El escándalo Rosemarie, Tiempo de amor. La tradicional
Semana de cierre contó con los siguientes títulos: El momento de la verdad, La
clave del enigma, Lemmy contra Alphaville, Relato íntimo, Mayor Dundee y Teresa
Raquin.
Ya estaba claro que la cultura no era inocente y que
su posesión liberaba (¡al menos eso creíamos entonces!). Había, pues, que
importar, desde donde fuera posible, nuevo material, conseguir películas a las
que no se tenía acceso en los circuitos comerciales. Asociarse a la
Federación Nacional de Cineclub) se convirtió en un objetivo que, por problemas
económicos, tuvo que posponerse una y otra vez. La política explícita -la
implícita siempre había estado presente - formaba ya parte de nuestras
preocupaciones y el espectro ideológico de los que trabajaban en el Cineclub,
dentro y fuera de la Directiva, era amplio - desde liberales tibios hasta
filo comunistas -, lo suficientemente amplio como para que se midieran los
pasos y unos atemperaran mientras otros empujaban para ir más lejos (resulta
curioso constatar que, más tarde, cuando se intentó montar aquella utopía de
gabinetes municipales en la sombra, auspiciados por la Junta Democrática,
volviéramos a encontramos - ¡esta vez sí! - como conspiradores, muchos de los
que entonces preparábamos las sesiones del Cineclub o escribíamos en el nuevo
periódico que con el nombre de AHORA acompañaba a nuestra actividad cinéfila).
Por aquel entonces ya habíamos comenzado a leer a Marx, a Engels y a otros
popes y epígonos; el marxismo había irrumpido en nuestras vidas y los textos de
El manifiesto comunista o de Los orígenes de la familia la propiedad privada y
el estado, entre otros muchos, nos habían procurado todo un nuevo conjunto de
verdades evidentes que ejercerían una influencia marcada en las opciones
vitales de algunos de nosotros.
Los inicios de la temporada 1967 - 68 ven, tras un
largo forcejeo, la dimisión de su primer Presidente Justo Díaz Expósito. En su
carta de despedida señala: Justo Díaz Expósito, tiene el honor de comunicar a
la actual Directiva del Cine Club Orotava que a partir del día de la fecha - 26
de noviembre de 1967 -, dimite como directivo de dicha Asociación Cultural, de
la que desde el primer momento fue su Presidente y sin cuya iniciativa personal
los aficionados al Cine no contarían hoy con ESTE Cine Club. Se hace cargo
de la Presidencia él entonces Vicepresidente Eulogio Domingo Méndez -
sin duda el principal animador de esta entidad hasta el año de su clausura en
1972 - Y se reorganiza la Junta que, en 1968, queda compuesta por:
Presidente: Eulogio D. Méndez, Vicepresidente: Francisco Miranda, Secretario:
Juan Antonio Pérez Méndez, Vicesecretaria: Milagros Sánchez, Tesorero: Domingo
Abreu, Vicetesorero: Melchor Dorta, Vocales: José Hilario Fernández, Quirina
Miranda, Alfonso Trujillo, Francisco García Consejero Religioso: Manuel Porlán.
El Cineclub Orotava viviría, con altibajos, una etapa
de gran actividad cultural y política - ¡hasta donde era posible! - acentuando
su carácter de foro de discusión y debate al que se desplazaban y en el que
intervenían gentes de toda la isla.
No se conserva la Memoria de la temporada
1967 - 68, pero sí es posible reseñar la mayor parte de los títulos que se
proyectaron. El infierno del odio de Akira Kurosaw la inicia y a este film le
siguen: Campanadas a media noche, El buen amor, Los olvidados, La niña de luto,
Amador, Ciudadano Kane, El espontáneo, La noche, Sibila, El barón fantástico,
¡Qué noche la de aquél día, Help. Clausura la temporada la 4ª Semana con las
películas Eva (José H Chela), Fahrenheit 452 (Alberto Omar), Nueve cartas a
Berta (Fernando H Guzmán), En el umbral de la vida (Julio S. Pellicer), Romeo y
Julieta (Enrique Romeu Palazue), Una historia de amor (Tomás E. Quintero).
Los problemas económicos, sin embargo, amenazan con
asfixiar a la entidad y el gran objetivo que se apuntaba a finales de la
temporada 66 - 67 - la federación - debe posponerse otra vez. Conviene aquí
detenerse un momento para dar cuenta de algunas de las dificultades que tenían
que encarar los sufridos directivos y colaboradores del Cineclub: a) la
elección del material, b) las trabas burocráticas que acompañaban a cualquier
proyección y c) los problemas de financiación.
Debido al reciente desacuerdo con uno de nuestros empresarios
cuyas condiciones resultaban rabiosamente explotadoras, y la consiguiente pérdida
de una serie de films interesantes (los films, para que interesen aquí han de
ser de «riguroso» estreno, y de ahí que no tengamos más remedio que negociar
con nuestros empresarios: ellos nos ceden ciertas y determinadas películas, nosotros
nos comprometemos a pagárselas a sus distribuidores ya alquilarles el local;
ej. «Ocho y medio» = 3.500 ptas. Alquiler Local = 1.500 ptas.) ...
Justo es señalar, sin embargo, que el apoyo y la
tolerancia de uno de los copropietarios del Cine Orotava, D. César García, fue
fundamental para la supervivencia del Cineclub.
El arto 7 del reglamento de/echa 4 de Julio de
1963, establece que los Cine club deberán elevar a la Dirección General de
Cinematografía y Teatro al iniciarse cada curso, un avance de las actividades
previstas, así como ejemplares de sus programas y publicaciones, todo lo cual
habrá de realizara través de la Delegación Provincial de Información y
Turismo. El control y las dificultades, corno puede deducirse, eran enormes y
así había que enviar a comienzo de temporada un listado de las películas que se
iban a proyectar y, además, antes de cada proyección había que dar cuenta del
film programado.
El Delegado recordaba, de vez en cuando, la necesidad
de disponer de las solicitudes con mayor antelación y así, el 8 de abril de
1967, remarcaba: Recibido el escrito de fecha 5 de los corrientes, por el que
pide autorización para la proyección del film «TIEMPO DE AMOR», el día 9, y sin
que haya tiempo para conceder la oportuna autorización que se solicita, debe,
para casos firme, tener en cuenta lo siguiente.' Las solicitudes de este
género, teniendo en cuenta demoras lógicas de comunicaciones, 'deben formularse
con mayor antelación, ya que ésta, fechada en 5 de abril, ha tenido entrada en
este registro el día 8, es decir sin tiempo material para conocerla,
contestarla y comunicar la contestación, Los programas o folletos anunciadores
han de presentarse en número de 6 ejemplares personalmente. Ya que el
presentador ha de firmar en los mismos el sello correspondiente con la hora de
presentación. Le ruego tome nota de ello para lo sucesivo. Como se ve la maraña
burocrática era impresionante y todo este cúmulo de permisos, notificaciones,
etc., acabaría utilizándose por la Administración para dificultar el
trabajo de un grupo que desarrollaba una actividad políticamente incómoda. c)
Financiación: A las dificultades anteriores se añadían las derivadas de los
problemas de financiación que aquejaron al Cineclub desde sus comienzos -
problemas que también acabarían dando al traste con las actividades
periodísticas ya reseñadas: el Hogar - Club y el Ahora -.
Los ingresos del Cineclub provenían de las cuotas que
los socios regularmente, o mejor irregularmente, abonaban. La cuantía de cada
cuota - que daba derecho a dos sesiones - era de 30 pesetas hasta la temporada
1968 - 69 Y de 40 pesetas a partir de la siguiente. Las semanas de cine,
encuadradas dentro de las actividades programadas en las Fiestas Patronales,
tenían la cobertura del Ayuntamiento de la Orotava y alguna de las
programadas en el Puerto de la Cruz, la del Instituto de Estudios
Hispánicos - resulta curioso constatar que estas semanas organizadas en el Puerto
pretendían atraer no sólo a los vecinos autóctonos sino también a los
extranjeros y a los turistas - . En cierta forma constituirían un precedente de
lo que luego pasarían a ser, mucho más tarde, los Festivales de Cine
Internacional, luego convertidos en Ecológicos.
En un escrito de Octubre de 1969 en el que se solicita
ayuda económica al Ayuntamiento puede leerse: con motivo de hallarse próxima
la reapertura de la temporada 1969 - 70, este Cineclub ha venido realizando
últimamente una serie de gestiones encaminadas todas ellas a la consecución de
unos fines, cuya importancia apreciaríamos en su justo valor si lo
relacionáramos con la supervivencia misma de la entidad, en peligro ya desde
la temporada pasada, como consecuencia de la crisis económica que siempre padeció
este cineclub año tras año, hasta constituirse en crónica, y que se acentuó de
forma alarmante desde el momento en que las circunstancias que rodearon el
ejercicio de la temporada 1968 - 69 crearon una situación, en grado sumo,
critica, estando a punto de arruinar toda una labor que por sus características
mereciera calificarse de titánica. Que dichas gestiones dieron como resultado
la agravación de la situación ya indicada en el párrafo anterior, como se verá
en el recuadro que a continuación adelantamos, con el fin de dar una visión
exacta de la serie de condicionamientos y limitaciones que cercan a este Cine
club coaccionando sus infinitas posibilidades.
Estando obligados a proyectar dos sesiones mensuales,
los gastos ascenderían a 10.000 a los que habría que añadir los
derivados de la propaganda y otros varios por valor de 500 que hacen un TOTAL
de 10.500. De todo ello resulta un déficit mensual de 4.500 ptas. Resulta
llamativo constatar la habilidad con que se practicaba una especie de centrismo
en las actividades que auspiciaba el propio Sistema y se solicitaba ser subvencionado
por el propio organismo al que se intentaba combatir.
Esta situación no se sostendría y ya en la temporada
1969 - 70, con ese lenguaje ambiguo al que nos tiene acostumbrados el cronista
del Cineclub, se dice: Solo nos queda dejar constancia de las frustradas
gestiones realizadas con objeto de celebrar un ciclo de cine internacional,
como remate y cierre de temporada. Una serie de obstáculos impidieron llevar a
buen fin dichas gestiones. Esperemos que puedan ser salvados la próxima
temporada.
Estas semanas de cierre de temporada quedarían
definitivamente canceladas pese a los reiterados intentos de las Juntas
Directivas. A las reticencias del Ayuntamiento se sumaban las objeciones que,
desde el punto de vista de la rentabilidad económica, planteaban los
propietarios de la sala de exhibición.
Durante la temporada 1968 – 69 el Cineclub aparece
estancado y ello se refleja a en la Memoria del año: Muy poco puede
decirse de esta temporada que nada supuso para el progreso y desarrollo de la
entidad, y sí un lamentable retroceso, todo ello debido a la serie de
dificultades Y obstáculos que surgen como consecuencia de la existencia de
problemas de tipo económico, mal que caracterizara ya desde el principio de
temporada a la organización y que hizo posible que ésta marchara a trompicones
en todo momento, llegando a su final poco menos que sin resuello.
La programación regular incluyó: El criminal, La
historia que nunca ocurrió, Proceso en Venecia, La ladrona y Las aventuras de
Max Linder. El cronista no duda en señalar que la temporada ha estado llena de
incidencias, de excelentes ideas de tipo experimental abortadas, de una
frialdad sobrecogedora por parte del socio, de irregulares sesiones, y todo
ello envuelto con el ropaje del grave problema económico...
Las tantas veces pospuesto objetivo de conseguir la
incorporación en la Federación Nacional de Cineclub, apuntado aquí al
final de esta Memoria, acabaría alcanzándose, al fin, en Noviembre de 1969. El
entonces Presidente, Eulogio Méndez, escribe en carta remitida a la Federación
el día 3 de ese mes: Siendo el deseo de este Cineclub inscribirse en esa
Federación, adjunto documentación requerida para tal fin. Este Cine club se compromete
al cumplimiento de todas aquellas condiciones necesarias para su inscripción en
esa Federación. Se inicia la temporada 1969 - 70 con la película de Bergman Un
verano con Mónica y a ella siguen Fieras humanas, Harakiri, Faraón, Al final de
la escapada, - que generaría una polémica muy viva -, Cumbite y Ciclón – que
serían las primeras cintas suministradas por la Federación y cuya
proyección se vio acompañada de un extraordinario éxito -, Belarmino, Las
estaciones de nuestro amor, El poder del oro, Tres cuentos colombianos, El
hombre no es un pájaro y Eroika.
El balance no resultó excesivamente satisfactorio
desde el punto de vista económico porque con fecha 1 de Junio de 1970 se remite
carta a la Federación en estos términos: Terminada la temporada 1969
- 70, este Cineclub se ve en la necesidad, a causa de un cierre extremadamente
deficitario, de solicitar de la Federación Nacional de Cine club la
BAJA TEMPORAL del mismo.
Una vez abonadas todas nuestras deudas para con Vds.
(gastos Agencia de Aduanas), y en vísperas de la reapertura de temporada
70 - 71, se solicitará de Vds. el ALTA de este Cine club, cuya existencia,
tan precaria, se halla limitada por una serie de condicionamientos en justa
relación con el carácter particular de nuestra población cine clubista.
La importación de películas desde la Federación
de Cine club atrajo a las sesiones a gran cantidad de jóvenes universitarios
de La Laguna y Santa Cruz. Sin embargo, el ahora denominado coste
insular resultaría muy gravoso para las finanzas de una entidad que sobrevivía
gracias al entusiasmo y tesón de un grupo reducido de personas, al que una
complicada maraña administrativa y dificultades de todo tipo acababan
desesperando.
La temporada 1970 - 71 es vivida agónicamente por los
que hasta entonces habían conseguido mantener viva, pese a las dificultades, la
actividad cine clubista. El círculo se va estrechando y, con la perspectiva que
procura el escribir conociendo lo sucedido, podemos situar en su auténtico
contexto la información que solicita el entonces titular de la Delegación
Provincial de Información y Turismo, Manuel Delgado Aranda. E18 de Febrero
de 1971 escribe: La reitero el contenido del oficio Nº 95 de fecha 11 de Enero,
por el que se le solicitaba, a la mayor brevedad posible, y con el fin de
actualizar datos, lo siguiente: 1º Nombres de la actual Junta Directiva del
Cineclub 2º Número de socios inscritos 3º Cuota a satisfacer por parte de los
mismos 4º Cuantos datos considere interesante destacar.
El Presidente, Eulogio Méndez, en respuesta a dicho
escrito, remite los datos solicitados y presenta la situación del Cineclub de
modo descarnado: 1º JUNTA DIRECTIVA. Presidente: Eulogio D. Méndez García,
Vicepresidente: Francisco Miranda Oliva. Secretario: Olegario Negrín Fajardo,
Vicesecretaria: Emma Rosa Hernández Díaz. Tesorero: Domingo Abreu
Rodríguez (sustituido por Isidro Álvarez Correa), Vicetesorera: María
Gloria González Delgado, Vocales: José H Fernández Pérez, Juan A. Pérez
Díaz. Isabel Oliva Cruz, Ángel Díaz García.
Cabe destacar lo siguiente: posible obtención de
UNA SUBVENCIÓN ANUAL FIJA de
algún organismo? Este Cineclub que sólo de sus socios (un número fluctuante)
vive, ha estado a punto de desaparecer en más de una ocasión. En estos momentos
la situación es poco menos que desesperada. Sin local de proyección tenemos que
alquilar uno. Esto en unión al acarreo y unas pólizas de Aduana por cada
película contratada ala Federación Nacional de Cineclub, encarece
notablemente las sesiones.
El resultado de este intercambio no es otro que el
progresivo endurecimiento de las trabas administrativas para la exhibición de
películas.
19 de Febrero de 1971: En relación con las sesiones de
proyección de películas que se vienen proyectando por ese Cineclub, le recuerdo
la necesidad de que dichas solicitudes de permiso de exhibición, cuando se
trata de películas que no han sido proyectadas por ningún local cinematográfico
de esta Provincia, deberán venir acompañadas de la correspondiente hoja de
exhibición
13 de Marzo de 1971: En relación con su escrito de
fecha 10 de Marzo, esta Delegación no ve inconveniente alguno en conceder a
ese Cineclub permiso para exhibir la película que menciona: siempre y cuando
dicha película posea autorización genérica de exhibición a que alude el art. 40
de la Orden de 11 de Marzo de 1957 y no esté caducada la licencia de
exhibición para la misma cuando se trate de películas extranjeras.
Por tanto, junto con la solicitud de permiso de
exhibición de la película a proyectar deberán acompañar declaración jurada de
que dicho film posee la autorización genérica antes mencionada, así como de que
la licencia de exhibición está en vigor, ya que cuando se trata de películas
extranjeras caduca a los seis años, salvo prórroga expresa.
Sin lo expresado, no será otorgado el permiso de
exhibición que incumbe a esta Delegación conceder. A la vista de las circulares
que dicho Cineclub emite, se echa de menos el pie de imprenta a que alude el
art. 11 de la vigente Ley de Prensa e Imprenta. Efectivamente es reglamentario
que se presente con antelación suficiente a la Delegación
Provincial de Información y Turismo la Licencia de cada
película. Sin embargo, dadas las características de las sesiones de los
cineclubes, habitualmente los Delegados transigen, según determinadas
condiciones. Hay soluciones para todos los gustos. Por ejemplo, unos solicitan
se les presente la Licencia en cuanto la recibe el Cineclub con la
película o al día siguiente, con lo que les autoriza «sub conditione»; otros se
conforman con una declaración jurada; otros piden la presentación de fotocopia
de las Licencias.
El Cineclub consigue sortear estas dificultades y la
actividad continúa, pero la suerte está echada.
La Memoria de 1970 - 71, a diferencia
de las anteriores, parece reflejar el cansancio de nuestro cronista que, en una
escueta exposición, da cuenta de la actividad desarrollada: Gestiones llevadas
a cabo en esta temporada con objeto de contribuir al progresivo desarrollo de
la entidad, lo constituyeron sin duda alguna las solicitudes formuladas a dos
organismos bien definidos. La primera de ellas dirigida a la Federación,
con el objeto de reanudar un contacto perdido como consecuencia de la BAJA
TEMPORAL forzosamente solicitada con anterioridad. La segunda, a la
Dirección General de Cultura y Espectáculos, con el fin de que este
organismo resolviese la crisis económica que abatiera a esta entidad próxima al
cierre de sus actividades. La reseña de las películas proyectadas - Senso,
Pierrot el loco - cuya aceptación muy entusiasta provocaría un animado coloquio
- , Edipo Rey, Ascensor para el cadalso, Stress es tres, tres, El barco de los
locos, Iluminación íntima, Viva la República -la propaganda de esta
cinta generó algunos problemas con la autoridad gubernativa porque se hizo en
dos fases: en la primera se utilizó profusamente un cartel en el que solo
aparecía el título (¡la Orotava se llenó así de vivas a la
República!) y en la segunda se añadió la información que dejaba claro que solo
se trataba de una película - , Dante no es únicamente severo, Acteón, Cuatro de
la madrugada, Cortos cubanos - termina con la expresión de un deseo: Como en la
anterior temporada, fracasaron las gestiones realizadas con vistas a la
organización de un ciclo de cine. Solo nos queda esperar que en la próxima
temporada 1971 - 72, como cierre de la misma, haya más suerte y podamos, igual
que años atrás, rematarla con unos actos que contribuyan a interesar, a una
mayoría más amplia, en nuestras manifestaciones culturales.
La documentación disponible muestra que a lo largo de
la temporada se intentó importar desde la Federación un paquete de
películas que incluía: El ángel azul, el muchacho del pelo verde, El joven
Tdrless, Dios y el diablo en la tierra del sol, Un pugni in tasca, Sábado noche
domingo mañana, Hiroshima mon amour, Kanal, etc., o conseguir a través de los
distribuidores films como: Mamma Roma, Ocho y medio, Accidente, La busca, etc.,
sin que, por diversas razones fuera factible conseguirlo.
También a lo largo de la temporada se introdujo como
novedad el encuestar a los socios después de cada sesión a fin de pulsar el
grado de aceptación de la película y, como recoge un artículo de José H. Chela
publicado el Jueves 8 de abril de 1971 en LA TARDE, la encuesta es un
intento de que el socio dé su parecer al menos por escrito, ya que no lo hace
en el coloquio. Los resultados de esta exploración se publicaban en las
Circulares que, editadas a multicopista por falta de recursos económicos,
informaban sobre el contexto y las características de película a visionar y
permitían, además, reflexionar sobre la marcha del Cineclub. A lo largo de
ellas es perceptible, tanto el uso del film comentado como medio para
suministrar información política, como la creciente preocupación del equipo que
anima el Cineclub por la falta de dinamismo de los coloquios que no consiguen
generalizarse: El asunto de esta editorial es bien espinoso. Abordar el punto
más vulnerable y, a un tiempo, el más importante de nuestro tinglado cine
clubista, es exponerse a servir de blanco a las iras no sólo de sus detractores
sino también de sus partidarios. No obstante, valga la pena el riesgo.
Se trata del COLOQUIO. Lo que diferencia nuestras
sesiones y le da un carácter bien definido respecto a otras sesiones de este
mismo tipo (Cineclub Náutico) o comerciales, es precisamente el tener la
posibilidad, al final de las mismas, de analizar e intentar aprehender, dentro
del margen que nos pueda conceder la inmediatez de unas imágenes todavía
calientes y que apenas han cesado de agredirnos, la problemática propuesta por
el autor del film proyectado, a través "del DIALOGO, en el que puede
participar cualquiera de los asistentes. Sostener un coloquio en el que
intentemos clarificar, en la medida de lo posible, el contenido del film
propuesto, es labor que creemos compromete a todos.
Las apelaciones a la participación no parecen haber
surtido efecto porque en el ya citado artículo de Chela se lee: Desde la
primera sesión, hasta hoy, cada película ha sido precedida de una presentación
y seguida de un coloquio. Coloquio que, todo hay que decirlo, se transforma,
la mayoría de las veces, en un nuevo monólogo del presentador, ya que,
incomprensiblemente, los socios se abstienen de opinar y quedan satisfechos
permaneciendo absolutamente mudos.
Finalmente, en Septiembre de 1971, el Secretario Juan
Antonio Pérez Méndez certifica: Que obra en su poder escritos de fecha 31 de
Mayo, 14 de Junio y 31 de Junio de 1971, en los que los Sres. que
integran la Junta Directiva de esta Asociación Cultural presentan su
dimisión alegando cada cual incompatibilidades bien de tipo profesional, bien
de tipo estudiantil (ausencias).
Por tal motivo se acordó convocar Junta Extraordinaria,
a fin de reestructurar dicha Directiva. Se produce así a la renovación
de la Directiva del Cineclub que pasa a manos de una generación más
joven y más politizada - algunos de cuyos miembros ya habían estado colaborando
con la Directiva saliente-. Su composición es más homogénea y su
actitud más abiertamente militante. Presidente: Antonio Delgado Arbelo
Vicepresidente: Domingo Domínguez Luís Secretaria: Emma Rosa Hernández,
Vicesecretaria: Carmen Ortiz Martín, Tesorero: Jesús Escobar (por su
incorporación al servicio militar ejercería sus funciones José Delgado
Albelo), Vicetesorero: Nicolás González Lemus Vocales: Abel Jesús Hernández
Belza, Francisco J. Rodríguez - Franco, Jesús Oliva Cruz, Modesto Linares
Núñez.
La primera circular que editan recoge sus propósitos:
Este año estrenamos directiva. Esperemos que pueda funcionar tal como durante
largos años la cesante y servimos, como aquella, lo mejor de la cinematografía
mundial. Aplaudimos su labor callada, casi en el anonimato y le agradecemos
este cineclub que hoy se renueva en manos más jóvenes e impetuosas, empeñadas
en vencer toda la serie de problemas que entraña la puesta en marcha de cada
una de las sesiones.
La nueva directiva INVITA a cada uno de sus socios a
participar en el seno de la misma, con el propósito de hacerles partícipes de
sus problemas y de su interés por el buen cine. Considera labor de todos y cada
uno hacemos auto propaganda con el fin de incrementar el número de socios y
abolir así el binomio cineclub - minorías, al tiempo que aumentamos
la recaudación económica que tan indispensable nos resulta. INVITA a participar
en los coloquios para darle a esta asociación su verdadero cariz. El anuncio de
programación para la temporada 1971 - 72 recoge parte del material que no
había sido posible proyectar la temporada anterior y respeta el esquema
tradicional de funcionamiento del Cineclub.
Así se lee en el Programa de Actividades que envía su
Presidente a la Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos:
Se tiene el propósito de proyectar dos films por mes de los que a continuación
se expresarán, organizándose al final de la temporada, como ha venido siendo
tradicional, y como clausura de la misma, un ciclo de cine bajo el patrocinio
del Exmo. Ayuntamiento de esta Villa y como número cultural de sus fiestas
patronales. Films a proyectar: El chico del pelo verde, Kanal, Los
comulgantes, Los amores de una rubia - publicitada utilizando como señuelo la
imagen ligera de ropas de su protagonista-, Dios y el diablo en la tierra del
sol, Dos vidas, Hiroshima mon amour - que por problemas de aduana no llegaría a
proyectarse -, Los mártires del amor, Una muchacha sin historia, La vuelta del
hijo pródigo, Sobre la fiesta y los invitados, La soledad del corredor de
fondo.
La nueva Junta emprende una decidida política de
captación de socios y de ampliación del radio de acción de influencia del
Cineclub, apoyándose en un avance de programación que resulta sugestiva y
sugerente. A lo largo de la temporada, sin embargo, se produce más de un
desencuentro con la Federación Nacional de Cineclubs: El primero de ellos
tiene como argumento la pretensión del Cineclub Náutico de proyectar la
película - ciertamente apetecible desde todo punto de vista y en particular del
recaudatorio - Los amores de una rubia. El presidente del Cineclub Orotava,
ante la carta recibida de la Federación y redactada en estos
términos: Hemos recibido escrito del Cineclub Náutico de Tenerife, quejándose
de la falta de colaboración de ese Cine club con ocasión de una proyectada
sesión con la película Los amores de una rubia, que Uds. Tenían ya contratada.
Lamentamos tener que dar la razón al referido cineclub, por cuanto la
proyección de la película unos días antes, en nada les perjudicaba a Uds., se
ve obligado a aclarar, con el asesoramiento evidente del anterior presidente,
lo que sigue: Este cineclub desconvoca la posibilidad legal de que otro
cineclub situado en un radio de acción relativamente pequeño, pudiera proyectar
las mismas películas contratadas por aquél. Caso de haberlo sabido nosotros
hubiésemos aprovechado dicha posibilidad legal en temporadas pasadas, cuando
el cineclub Náutico aún funcionaba regularmente y cineclub Orotava solicitó su
colaboración: colaboración que nos fue negada aduciendo que federarnos
supondría una serie de complicaciones, cosa que atrasó nuestra idea de una
rápida federación. Nuestro propósito, por aquel entonces- y con tal motivo nos
desplazamos en diversas ocasiones para mantener diversas entrevistas con
directivos del cineclub de Santa Cruz - era programar ambas sociedades los
mismos films, con e/fin de que el acarreo y otros gastos nos resultaran menos
onerosos. Las gestiones, como arriba indicamos, supusieron un fracaso.
Este cineclub, haciendo caso omiso de las advertencias
del Náutico, se federó y ha venido desarrollando una labor que se ha traducido
en una captación masiva de socios procedentes de La Laguna (ciudad
universitaria) y Santa Cruz. Esta captación ha sido posible debido no solo a la
programación de films de interés, sino, sobre todo y ante todo, de la
importancia que se le concede a la presentación y al coloquio, actividad esta
Última de la que siempre careció cineclub Náutico y que cineclub Orotava ha
sabido convertir en una fuente de sugerencias, de participación viva y
comunicación entre los socios.
Al recibir la carta del cineclub Náutico no pudimos
menos que sentir una profunda extrañeza ante el hecho, bastante insólito, de
que un cineclub que lleva dos temporadas aproximadamente sin realizar sesiones,
mostrase un súbito interés por una determinada película. Por este motivo
enviamos carta a su directiva con el fin de averiguar si la sesión de "Los
amores de una rubia" iba a significar el comienzo de una nueva etapa de
labor continuada por su parte, y la posibilidad de una colaboración estrecha en
lo sucesivo entre ambos cine clubs, como ya pretendimos una vez.
Dicha nuestra carta no fue contestada y, en su lugar,
recibimos la suya que nos ha llenado de asombro, ya que no creemos pueda
acusársenos de falta de colaboración sino, más bien, todo lo contrario. El
escrito concluía: En lo referente a una colaboración futura entre cineclub
Náutico y Orotava, si efectivamente aquel cineclub tiene intenciones de
reanudar normalmente sus actividades, no hay objeción por nuestra parte ni
nunca la ha habido, siempre y cuando se trate de una labor que tienda a hacer
realidad los propósitos propios de un cine club y no de caprichos esporádicos
La Federación contesta agradeciendo las
explicaciones y reconociendo que queda patente una buena disposición por parte
de ustedes a fin de lograr una colaboración y se despide aceptando que si tal
colaboración no se consigue, pese a sus buenos oficios, trataríamos de respetar
un margen de 10 días que es recomendable entre una y otra proyección.
El segundo tiene que ver, por un lado con problemas
derivados del estado en que es devuelta a la Federación la película
Dios y el diablo en la tierra del Sol y por otro los que surgen de la
imposibilidad de proyectar la película Hiroshima mon amour por dificultades
con la Aduana de Barajas. El tercero, y probablemente el que más pesaría
en el ánimo de los directivos del Cineclub Orotava, se produce como
consecuencia de la orden de cierre del Cineclub.
El día 11 de Marzo de 1972 la Delegación
Provincial notifica: Visto su escrito de fecha 8 de Marzo, presentado en esta
Delegación el 10 del actual, por el que comunica que el próximo día 12 de los
corrientes ese Cineclub desea proyectar en el Cine Orotava el film de E.
Schorm LA VUELTA DEL HIJO PRÓDIGO esta Delegación Provincial no
autoriza la proyección del citado film por no cumplir ese cine club con los
trámites legales previstos en la Orden de 11 de marzo de 1957.
Llevaba a la práctica lo que le ordenaban desde
instancias superiores: En cumplimiento de lo dispuesto por la
Superioridad, comunícale haberse recibido en esta Delegación Provincial escrito
Nº 187, de 21 de marzo Último, de la Subdirección de Cinematografía
de la Dirección General de Cultura Popular y espectáculos, en el que
con relación a las actuaciones practicadas y diligencias instruidas
gubernativamente para comprobar actividades ilegales de carácter político de
diversos miembros de la Junta Directiva del Cineclub del Valle de la
Orotava, se dice lo siguiente: .. Visto el expediente citado, teniendo en
cuenta que las actividades de los señores Antonio Delgado Arbelo, Francisco J
Rodríguez Franco. Nicolás González Lemus. Emma Rosa Hernández, Carmen Ortiz,
Juan Manuel Pérez Hernández, constituye una vulneración de las disposiciones
legales que regulan el Orden público en España.
Constituyendo, por otra parte, la actividad de este
Cineclub un quebrantamiento del Reglamento que rige las actividades de estas
Entidades Culturales ya que queda demostrado que funcionaba en régimen de
taquilla abierta en lugar de limitarse a la recaudación de las cuotas de sus
socios: Esta Dirección General ha dispuesto la cancelación de la inscripción
del Cineclub del Valle de la Orotava en el Registro Oficial de Cineclubs.
Esta decisión supone la clausura inmediata del Cine club y la prohibición
definitiva de todas sus actividades.
La represión policíaca - cuya responsabilidad última
no quedó suficientemente aclarada - generó una psicosis de persecución que a
los mayores pareció retrotraerlos a otra época de infausto recuerdo y a
algunos jóvenes llevó a comisaría. Siniestros personajes, miembros de la
social, dejaban sentir su presencia en el pueblo, parejas de la Guardia
Civil pasaban a realizar visitas aparentemente "inocentes". Se
hablaba en voz más baja de lo habitual, se evitaba hacer llamadas telefónicas
o se utilizaba un lenguaje críptico y numerosos papeles y libros - a veces
inocuos - acabaron siendo pasto de las llamas. Con un extraño celo, individuos
que probablemente no habían sentido ninguna atracción por los libros
comenzaron a mostrar un interés inusitado por los ejemplares que podían
encontrarse en la Biblioteca Municipal de la que, poco después,
sería expulsado su bibliotecario.
El sistema represor mostraba, ahora de un modo más
explícito, su verdadera faz y golpeaba al sentirse amenazado.
La Directiva del Cineclub, no obstante, decide
presentar batalla y en sesión celebrada el 15 de abril de 1972 considera que la
resolución dictada por la Subdirección de Cinematografía, de la
Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos, no se ajusta a las
normas legales de aplicación, por lo que por unanimidad, acordó interponer
los recursos legales correspondientes. En el escrito de recurso recuerda a la
autoridad ministerial las causas legales, establecidas en la
Orden del 4 de julio de 1963, por las que se podía abrir expediente
sancionador a un Cineclub: a) no haber cumplido los fines legales para los que
fueron autorizados; b) permanecer inactivos, sin causas justificadas, durante
un curso; c). No poseer el número de socios prescrito en el apartado primero del
artículo segundo del Reglamento, salvo dispensas de la Dirección General;
d) haber incumplido reiteradamente lo dispuesto sobre la edad de los socios,
inscripción y cotización de los mismos; e) haber incumplido reiteradamente los
compromisos contraídos con la Filmoteca Nacional o con los organismos
oficiales, personas o entidades particulares que les suministren material.
En segundo lugar, recurre el expediente sancionador
por estar viciado de falta de competencia en la medida en que el Ministerio de
Información y Turismo sólo podía aplicar la clausura del cineclub por seis
meses pero de ningún modo la clausura definitiva, según se recoge en el artículo
primero de la Ley 46/1967 de 22 de julio.
En tercer lugar se rechazaba el argumento de las
supuestas actividades subversivas de varios miembros de la Junta
Directiva por entender que aquellos, aunque habían sido «molestados» por
las Fuerzas del Orden Público, no habían sido procesados por Orden Judicial e,
incluso, alguno de los imputados ni siquiera pertenecía a la Junta
Directiva del cineclub.
El 6 de agosto del mismo año, el Ministerio de
Información y Turismo atiende las alegaciones y resuelve: Estimar el recuso de
alzada interpuesto por D. Antonio Delgado Arbelo contra resolución de la
Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos de fecha 17 de marzo
de 1972, la cual se anula por la presente, ordenando la retroacción de
actuaciones al momento procesal inmediato a la recepción de la denuncia del
Exmo. Sr. Gobernador Civil de Tenerife.
Esta victoria ante los Tribunales, pese a su
importancia, resulta sin embargo pírrica, porque las Autoridades Gubernativas
Insulares están decididas a acabar con el Cineclub y exigen, para permitir su
reapertura, la dimisión de la directiva y la elección de una nueva en la que
no figure ninguno de los implicados.
El 13 de enero de 1973 en Junta General Extraordinaria
se elige un nuevo equipo del que forman parte: Presidente: Isabelino Martín
Pérez. Vicepresidente: Jaime Hernández González. Secretaria: Milagros Sánchez
García. Vicesecretario: Fernando Estévez González. Tesorero: Ignacio Rodríguez
Marrero. Vicetesorera: Rosario García Torrens. Vocales: Juana Huget Chamorro,
Milagrosa García Torrens, Julio Sánchez Pellicer, Matilde Pérez García.
El 28 de ese mismo mes se reanuda la actividad del
Cineclub Orotava con la proyección de la película Freud de John Huston. Nada
volvería, sin embargo, a ser igual. Las condiciones de supervivencia serían
escasas y el 2 de enero de 1974 el Cine club Orotava comunica a sus socios y
a la Federación Nacional de Cineclub el cierre de su actividad…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABREU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario