Fotografía
en color que remitió entonces (2015) el amigo desde la infancia de La Villa de
La Orotava; JOSÉ DELGADO ÁLBELO, referente a una visita que realizó a la Octava
Isla (Venezuela) en la década de los setenta del siglo XX, fotografiándose con
un querido matrimonio natural de La Villa de La Orotava; Alberto Quintero
Santos y Andrea Ribero.
Esta
panorámica es la única que tengo del recordado e inolvidable Alberto Quintero,
que conocí desde mi infancia en el Llano de San Sebastián de la Villa de La
Orotava, donde trabajaba de herrero conjuntamente con su padre Toribio Quintero
Hernández, y regentaban un surtidor de gasolina.
Entonces
era curioso coordinar la venta de la gasolina con un herrería, no recuerdo
accidente de mucha cota, pero es verdad, que en un mes de Agosto del final de
los años cincuenta del siglo XX, cuando regresábamos de la playa de Martiánez
del Puerto de la Cruz, al llegar en la Guagua a la altura de la Avenida de José
Antonio (actual Canarias), observamos a un gentío de almas humanas que se
desplazaba calle abajo por la del Calvario, anunciando que un surtidor se había
prendido fuego. En principio pensé en la estación de mi padre Juan Álvarez Díaz
que estaba en el lado opuesto a la de don Toribio Quintero Hernández, pero
cuando llegamos a casa vimos que era la del mencionado. El surtido ardía por su
parte superior, mientras que los voluntarios intentaban sofocarlo con los pocos
medios existentes en aquella época.
A pesar
que conocí a Alberto Quintero Santos siendo niño, antes de zarpar para
Venezuela, me han contado muchísimas anécdotas de él, puesto que se
caracterizaba de un hombre, alegre, jovial, con mucho humor y mucha anécdota.
Parece con todo mis respetos que no era hermano de sus hermanos, ni hijo de su
padre por la forma de ser y de vivir.
Me
cuentan, que un día se acercó por la gasolinera Agapito Regalado Cairós (hombre
campechano y callejero), le gastó una broma colgándole un ratón en su espalda.
Al lado de la herrería vivió con su familia en un cuartito (como se vivía en
aquellos años) el portuense Pedro Cruz que conocíamos por “Pedro El Chatarra”,
puesto que se dedicaba a recoger y vender chatarras de entonces, tenía un
Burro, un día que lo apaleaba por fuera de la herrería, Alberto le dio agua con
sal de fruta, el pobre animal se fue de disentería. Ese mismo animal en otra ocasión lo llevó al
dormitorio de un vecino de la calle Verde (actual Nicandro González Borges), que
dormía la siesta en su casa, despertándose apresuradamente. Otro día cuando
venían de Santa Cruz en el coche del taxista pirata orotavense “Polegre”,
hicieron estación en la Victoria de Acentejo, le regalaron un cochino, que
trajeron en el mismo automóvil para La Orotava, pero al Pasar por la caseta del
Fielato, vistió al cochino con un sombrero y una americana. Con tanta suerte
que al pasar la inspección uno de los verificadores de turno le digo a su compañero, te fijaste, la cara
de cochino que llevaba aquel. Y así
tantas, que disfrutaban todos los amigos que coincidían con sus vivencias.
Como le
vemos en la foto, casó con la orotavense Andrea Ribero hija de un buen músico
de la Banda Municipal de La Orotava, que vivían en el ex convento dominico de
San Benito, que fue premiado por el general Franco por tener una gran familia
numerosa. Ambos fallecieron en Venezuela.
Alberto
Quintero Santos falleció en Venezuela el día 23 de Agosto del año 2008.
Sirvan
estas palabras de recuerdo a un hombre que en su juventud, hacía revivir a
todos sus amigos, y a muchos orotavenses de todo corazón y que en Venezuela
siguió con su humor de siempre.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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