viernes, 7 de julio de 2017

LOS PESCADORES DEL PUERTO DE LA CRUZ. APUNTES SOBRE UN PROCESO HISTÓRICO

Fotografía propiedad del amigo de la Cuesta (La Laguna) – Puerto de la Cruz, actualmente residiendo en Cataluña; ZOILO LÓPEZ BONILLA. Correspondiente a los viejos lobos de la mar del PUERTO DE LA CRUZ, portuenses y ranilleros de pro.

El amigo de la villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió entonces (2015) estas notas que tituló; “LOS PESCADORES DEL PUERTO DE LA CRUZ. APUNTES SOBRE UN PROCESO HISTÓRICO”.
Publicadas el día 30 de diciembre de 2015 en "El Diario de Tenerife": “…En las islas, el mar es un elemento que marca y define las relaciones de los seres humanos con su medio. El archipiélago canario no escapa a esa realidad, y muchos rincones o núcleos costeros se han desarrollado en una simbiosis con el océano que envuelve, marca y define nuestras costas y la población de su entorno. El pescado siempre ha estado presente en la alimentación del canario desde la época prehispánica, tal y como se refleja en diversos registros arqueológicos y fuentes documentales que resaltan su consumo. El núcleo tinerfeño de Puerto de la Cruz no escapa a esa realidad. Se trata de un lugar en el que los pescadores han tenido una participación destacada desde el inicio de su entidad histórica como pueblo. A través del cronista y alcalde portuense José Agustín Álvarez Rixo (1796-1883), podemos advertir innumerables acontecimientos desarrollados durante los siglos XVIII y XIX en la localidad. De esa forma, respecto al mar, señala la presencia de pescados de grandes dimensiones que fueron capturados por pescadores de la localidad; anota accidentes que, en  muchas ocasiones, acabarían terminando con desastres en el mar e incluye, asimismo, diversos sucesos relacionados con el mar y la distribución de los pescados en diferentes puntos del pueblo. También, es posible obtener una visión sobre tal proceso a través de las diferentes crónicas de viajeros que arribaron a las Islas. De esa forma, podemos advertir la presencia e incidencia del pescado en la localidad a través de sus descripciones, exponiendo en muchas ocasiones la importancia que para el núcleo había significado el muelle. Interesante sería la descripción ofrecida por la viajera Frances Latimer durante su recorrido por el Puerto de la Cruz a finales del siglo XIX. Para analizar su relato sobre la localidad hemos consultado la obra  Murray, North, Stone, Latimer, D'Este y Du Cane: ladies en el Puerto: viajeras inglesas de los siglos XIX y XX en el Puerto de la Cruz, con estudio de la documentación, prólogo y reseñas biográficas de Juan Enrique Jiménez Fuentes, publicado en ediciones Idea. En ese sentido, la dama británica aporta toda una serie de datos sobre los pescadores de la ciudad, describiendo la existencia próxima al muelle de “un pequeño mercado de pescado que funciona durante el día como un club para los pescadores más que un almacén para sus capturas”. Ante sus ojos distingue y resalta el maravillo espectáculo ofrecido al “observar desde la distancia las luces de doce o más barcos que consiguen atrapar una gran cantidad de peces parecidos a arenques que son atraídos por la luz como si fueran mariposas nocturnas”.
Desde aquellos momentos hasta la actualidad la vida del pescador nunca ha sido sencilla. El tiempo atmosférico y las estaciones del año establecen las condiciones adecuadas para poder embarcar. Se trata de una actividad en la que tradicionalmente participaba tanto el hombre, como la mujer y los niños. Respecto a la mujer, el Puerto de la Cruz rinde tributo a su papel a través de una escultura situada en el muelle de la localidad, recordando la importancia desempeñada por tantas mujeres en la venta y distribución del pescado a través de diversas localidades, recurriendo, en diversas ocasiones al truque para poder completar la alimentación del hogar. Muchas historias y nombres que aún resuenan en el núcleo portuense. En la obra de Carmen Rosa Hernández García y Elsa Armas Carrillo Trabajadoras portuenses: el amor por la obra bien hecha; aparecen diferentes relatos e imágenes sobre mujeres portuenses, que, ante un contexto complejo, lograron salir adelante gracias a su intenso trabajo…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


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