Tras el
fallecimiento de doña Sebastiana del Castillo, en el Hotel Camacho de la
capital tinerfeña en el invierno de 1903. Nuevamente vuelven a suscitarse
nuevos pleitos, pero que esta vez no serian entre Iglesia y Ayuntamiento, sino
que serian entre don Francisco Reyes, su administrador y la familia Pérez
Ventoso, por motivos de la herencia de la VII Marquesa de la Quinta.
Este pleito,
que tardó doce años en resolverse, nació tras incluir la marquesa a don
Francisco Reyes en su testamento. Según ella, para premiarle sus servicios y
dejarle un recuerdo de su gratitud. Para la marquesa, don Francisco fue siempre
un hombre de intachable conducta y lealtad y por ello mandó a sus herederos que
lo mantuviesen de administrador en las mismas fincas que lo había estado con
ella, dejándole además, el uso y derecho de la habitación – casa que, ocupaba y
cinco mil pesetas en metálico.
El problema
surge cuando tanto don Víctor, como don Jorge Pérez Ventoso, ambos herederos de
la marquesa, quieren anular aquel mandato. Para ello, interpusieron un recurso
en el juzgado de 1ª. Instancia, sobre interpretación de esa cláusula
testamentaria. Pero ya desde el primer momento la sentencia le fue favorable a
don Francisco Reyes que contó con la ayuda de los abogados; don Domingo Martín
Navarro, don Cenobio Hernández González, don Nicolás de Ponte y Urtusáustegui,
don Juan Pérez Suárez y don Luis Rodríguez Figueroa.
Aunque la sentencia
les fue desfavorable a los hermanos Pérez Ventoso, no por ello dejaron de
luchar, presentando recursos ante el Tribunal de 2ª. Instancia, y luego ante el
Tribunal Supremo. En segunda Instancia, don Francisco contó con la colaboración
del distinguido letrado de Las Palmas, don Maximiano Ramírez, y en el Supremo
con la de nuestro disputado a cortes y notable abogado, don Félix Benítez de
Lugo, quien con su notorio acierto y competencia puso feliz remate a esta
cuestión.
Como muy bien
decía la prensa orotavense de entonces: “Desde un principio y hasta el final,
los jueces han entendido siempre en este pleito, interpretar fielmente la
voluntad de la Sra. Marquesa de la Quinta Roja”.
Con esta
sentencia del Supremo terminaron doce años de pleito para don Francisco Reyes,
quien por fin vio cumplido así el deseo de doña Sebastiana del Castillo y
Manrique de Lara, de agradecerle sus servicios.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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