domingo, 13 de agosto de 2017

“LA TÍA MARÍA LUZ”



Aniversario de su fallecimiento. El amigo de la infancia de la calle el Calvario de la Villa de La Orotava; ISIDORO SÁNCHEZ GARCÍA (su sobrino), remitió entonces (13/08/2016) estas notas que tituló “LA TÍA MARÍA LUZ”: “…María Luz era hermana de mi madre. La conocí en 1948 cuando nos llevaba al colegio de la Milagrosa de La Orotava. Con mi otra tía, Toya, quien a pesar de ser más joven que María Luz, se marchó para los cielos de la Villa antes que su hermana. Aún mantengo el recuerdo del día de su boda con Juan José, el hijo de doña Matilde Bethencourt, la de la Venta Nueva, cuya familia hizo historia con las excursiones guiadas a las Cañadas del Teide en la época de los mulos. Inolvidable el día que Juan José y María Luz se casaron, creo que en la capilla vieja del colegio de la Milagrosa con Toya y Angelita Méndez de portadoras. Me dejaron en la casa familiar con la abuela Herminia mientas celebraban el banquete nupcial en el restaurante del aeropuerto de Los Rodeos. Después comenzaron a venir al mundo de la Villa el primo Chicho, la prima Tilde, que se marchó dormida a territorio celestial a principios de los año 80 para esperar a sus padres con el paso de los años, y las primas  Luci y Miriam. Vivíamos juntos en las casas de la calle Calvario, números 1 y 3, después que la familia palmera de don Pedro Afonso se marchara a la calle orotavense de la Carrera pero solo con zapatos y sombreros, ya que el tabaco se lo llevó otro palmero, Clemente, pariente de Timoteo que trabajó en el Museo del tabaco en Breña Alta.
María Luz era feliz hasta que se marchó su hija Tilde pero encontró el apoyo familiar de Juan José y de Chicho, Lucy y Miriam.  También de Maricela y Jorge y de sus familiares más próximos. De su etapa madura la recuerdo viajando con el grupo de la Villa a Cuba y a Venezuela. Había que verla exhibiendo un enorme sentido del humor, sobre todo cuando íbamos de excursión con su amiga Coral Hernández. En San Antonio de los Baños conoció a sus primos, alguno de los cuales  marcharon a Miami y Canarias. De su última etapa me viene a la cabeza los comentarios que me hacía cada vez que me acercaba a saludarla cuando iba de visita a la Villa. Evocaba los recuerdos que tenía de cuando era niña y vivía cerca de los molinos de agua en la calle Castaño, hoy del Dr. Domingo González. Llevaba la muñeca a lavarla debajo del canal de tea que transportaba el agua que iba del chaboco del molino de Obdulia al de Josefina y se desparramaba sobre la calle de adoquines. A lo mejor por eso tiene en su casa un cuadro de su amigo Isidro Cruz que le recuerda su infancia. Los latidos de la tía María Luz se acabaron en este planeta. Ahora a disfrutarlos arriba con su familia…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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