sábado, 5 de agosto de 2017

NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DE SAN FRANCISCO Y LA LEYENDA DE SUS MILAGROS



Una imagen sorprendente, bella y conmovedora que se conserva en el artístico santuario franciscano de la Orotava, una imagen que se salvó de las llamas acaecidas en el año 1801, del teólogo y filosófico ex-convento de San Lorenzo Mártir de La Orotava, deflagración acaecida al principio del siglo XIX en la abadía villera llamada por Viera "El San Lorenzo de los conventos de las Canarias y el Escorial de sus padres más dignos..." , un convento que se fundó en el año 1519, poseedor de esta imagen con distintivos auténticamente portentoso, evidentemente como indica el desaparecido semanario "Canarias" del día uno de Septiembre de 1956, en el que se narra un inconfundible acontecimiento, ocurrido a una hija de la Caridad, afincada por entonces  en el Hospital anexo a la iglesia de San Francisco. Al enterarse de la triste realidad en que se hallaba una de sus hermanas carnales y también Hija de la Caridad residente en Bilbao, de perder por completo la vista a causa de la tímida retinitis, aparecida después de la operación de cataras, por padecer una avanzada diabetes; y habiéndole certificado el oculista que la operó que no veía más por aquel ojo, la invitó a encomendarse a esta venerada Virgen a cuyo efecto le envió varias fotos de la imagen y un frasquito de aceite de su lámpara, para que se lo aplicarse al dicho ojo; rogando y haciendo rogar para obtener la recuperación de la vista; hecho lo cual, y volviendo al cabo de un mes a ser reconocida por el Oculista, éste lanzó una exclamación diciendo: ¡Hermana que ha hecho Vd.¡, ¡Esto es prodigioso¡ no solo tiene vista si no que de tres Dioptría que tenía y que debían haber disminuido tiene Vd. 5 Dioptría. Pues gracias a la Santísima Virgen ve perfectamente de cerca y de lejos y pasaron varios meses y seguía igual. Mucha admiración causó esta extraordinaria gracia por aquella región hoy estado vasco, y parece que con frecuencia pedían el aceite milagroso. Y además pedían por entonces, que fuera por todo bendecido y glorificada tan dulce y bendita Madre...
El padre Fraile Juan Míreles escribió el libro de los milagros de tan devota imagen, una imagen que motivó antiguamente la afluencia de numerosos peregrinos de todas las islas, una devoción muy arcaica que tuvo un gran esplendor en La Orotava, a la que el historiador realejero Viera y Clavijo, dijo que la Virgen de la Caridad “atraía la devoción de los vecindarios”. Juan Mireles, era un lector jubilado, examinador  sinodal y padre inmediato de esta Provincia de San Diego de Canarias, dedicándose al señor Don Diego Benítez de Lugo Xuárez Viña de Vergara, según reza en la portada de su libro titulado: “De los milagros de la Prodigiosa Imagen de Nuestra Señora de La Caridad que se Venera en el Convento del Señor San Lorenzo de La Villa de La Orotava, impreso en Cádiz por Jerónimo de Peralta en el año 1.737. Numerosos milagros se relatan a partir de aquellos primeros acaecidos según proceso de 5 Mayo de 1635, que Mireles cita en su carta de solicitud de aprobación del libro, que dirige al Licenciado Juez de Milagros, Rector en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de esta Villa, Don Martín BUCAYLLE Manrique de Lara, nacido en La Orotava y muerto el diez de Agosto de 1736, de resulta -según Viera y Clavijo - de unos sorbos de caldo que le habían llevado de unas monjas, efecto quizá de algún vaso de cobre mal cuidado. Decía Mireles: Pasé por la vista los procesos; y en el primero hallé el admirable prodigio de encenderse repentinamente la luz de una lámpara, que colgaba apagada ante el altar de esta Sacratísima Imagen, rebosando en su vacío vidrio los óleos. Miré también a este proceso que esta portentosa imagen, dentro de la concha de su nicho, movió toda la talla de su sagrado cuerpo, y Divinas manos, manifestando a la fe de los hombres, con esta admirable demostración, que se depositaba en su nobilísimo corazón un amor liberal para repartir con sus palmas con los hombres el inagotable piélago de sus gracias y dones”.
La Virgen se halla expuesta en un retablo de la izquierda del templo y está enjoyada con anillos, brazaletes, cadenas de oro y un magnifico broche de perlas, tesoro de gran valor, ofrenda de quienes en otras épocas acudían en cumplimiento de sus promesas al santuario del antiguo convento destruido como hemos dicho por un voraz incendio. El profesor Alfonso Trujillo Rodríguez, expresa, que mucha fue la riqueza que poseyeron las imágenes del convento, según se desprende del Libro de los Milagros de la Virgen de la Caridad de Mireles: “Doña Constanza de Molina, mujer del Capitán Juan Francisco de Aponte, vecina de La Orotava, el día 5 de Abril del año 1632, enfermó... á este tiempo llegó un Religioso de N.S.P. San Francisco con un poco de aceite de nuestra Señora de la Caridad, y dios a voces: Señores, séanme testigo cómo en nombre de la Señora Doña Constanza de Molina, ofrezco una Lámpara de plata a nuestra Señora de la Caridad... La dama sanó y regaló dicha lámpara de plata”. “El Licenciado Pascual Pérez, que el año 1637...ciego...prometiéndole llevarle unos ojos de plata”. Se puede indagar, que de estas joyas de la Virgen de la Caridad, y otros exvotos, sólo se conserva, “antiguo”, el maravilloso broche, de oro y esmeraldas, que se hallan en la cintura de la Virgen. Según el catedrático orotavense Don Jesús Hernández Perera: Otras joyas desaparecieron del Convento, reedificado, “al repartirse las alhajas del convento franciscano de San Lorenzo, en 26 de marzo de 1836”, un año después de la exclaustración.
Pasó la época en que el Escorial de los Conventos de Canarias, congregaba a los fieles devotos de la Virgen de la Caridad,  pero aún arde la lámpara donde el aceite, -remedio de tantos males-, se unge con el portento de lo milagroso, acudiendo a su solicitud muchísima gentes. El ex-cronista de la Villa Benjamín Afonso Padrón escribía en el “Canarias” de la Orotava un articulo que le dedicaba al devoto Fernando González Trujillo: La Virgen de la Caridad del antiguo ex-convento de San Lorenzo, es ahora la Rosa Mística, la esperanza de la Salud de los Enfermos de esta casa del amor, refugio de la pobreza en sus dolores; de este Hospital que a semejanza de los demás, produce su vista la admiración que raya en lo sublimen, porque en él hallase bálsamo de todos los infortunios de la carne y del espíritu donado generosamente por las manos y el corazón de estas Hermanitas que son las flores espirituales más bellas en este mundo.
Viera afirmaba, que el renombre de “Escorial de Canarias” al ex-convento de San Lorenzo, era por la devoción del vecindario a la Virgen de la Caridad. Alfonso Trujillo Rodríguez especifica en su libro la llegada de Virgen de La Caridad a la Orotava: El año en que fue venida a la afortunada Villa esta peregrina Imagen, no se sabe con segura certeza, porque el primero proceso de los milagros, que se principió en 5 de Mayo del año 1632, solo refiere en la primera petición, que se dio al Señor Ordinario para la averiguación de los prodigios, que a solicitud del Padre Fr. Francisco Luís, Comisario de los Santos Lugares de Jerusalén en esta  Santa Provincia de San Diego de Canaria, y por encomienda, que hizo a la Ciudad de Sevilla al Padre Fraile Juan de la Cruz, Comisario también de Jerusalén en la Santa provincia de Andalucía, logró la feliz Villa la belleza de su Reliquia, dejándolos cómputos de la antigüedad a la suposición del tiempo en que existían los solícitos devotos Padres, que la agenciaron, de la cual existencia no puede afirmar puntual verdad la conjetura; colocada, pues, en el nicho de su altar la Sacratísima Imagen, con la posible decencia; que no sería muy rica(porque quiso su Majestad su hospicio en la Casa de los hijos de la pobreza) como su belleza, y hermosura era, y es un Divino encanto, y embeleso de los espíritus, tuvo luego aficionados devotos.... Este texto aclara que en 1632 ya estaba la imagen en el ex-convento, ya que en esta fecha cuando ocurre el primer “milagro” a que hace alusión el piadoso relato, y parece que la virgen procede de Sevilla. Si pensamos que una nueva imagen que se entroniza en una iglesia no arrastra desde el primer momento la devoción de los fieles, sino pasado cierto tiempo durante el cual el pueblo experimente lo que considera efectos de sus oraciones, Alfonso Trujillo Rodríguez deducía que la Virgen de la Caridad podía haber arribado a la Villa en los primeros años del siglo XVII. Había que tener presente que la “escuela más floreciente, en Andalucía, durante la primera mitad del Siglo XVII es la sevillana, y que a finales del anterior y principios de éste tienen implantada su jefatura en los talleres de la ciudad del Betis, primero Núñez Delgado, Andrés de Ocampo y otros, y luego Martínez Montañés, de cuyas obras se dice que “participan de una gracia muy parecida a la que constituye el mérito de no pocas Vírgenes sevillanas del Siglo XVI”. Alfonso Rodríguez Trujillo nos dice: Que queda margen para pensar cuál podría ser - a falta de documentos que se los testifique- el taller de procedencia de esta maravillosa obra. Sin embargo esta imagen del convento de San Lorenzo muestra esa gracia de que nos habla Don Diego Angulo Iñiguez, lo mismo que esta “actitud contemplativa” y ese “sentimiento de tristeza” que se dan como características de la imaginería de Montañés.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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