Una imagen sorprendente, bella y conmovedora que se conserva en el
artístico santuario franciscano de la Orotava, una imagen que se salvó de
las llamas acaecidas en el año 1801, del teólogo y filosófico ex-convento de
San Lorenzo Mártir de La Orotava, deflagración acaecida al principio del
siglo XIX en la abadía villera llamada por Viera "El San Lorenzo de los
conventos de las Canarias y el Escorial de sus padres más dignos..." , un
convento que se fundó en el año 1519, poseedor de esta imagen con distintivos
auténticamente portentoso, evidentemente como indica el desaparecido semanario
"Canarias" del día uno de Septiembre de 1956, en el que se narra un
inconfundible acontecimiento, ocurrido a una hija de la Caridad, afincada
por entonces en el Hospital anexo a la iglesia de San Francisco. Al
enterarse de la triste realidad en que se hallaba una de sus hermanas carnales
y también Hija de la Caridad residente en Bilbao, de perder por
completo la vista a causa de la tímida retinitis, aparecida después de la
operación de cataras, por padecer una avanzada diabetes; y habiéndole
certificado el oculista que la operó que no veía más por aquel ojo, la invitó a
encomendarse a esta venerada Virgen a cuyo efecto le envió varias fotos de la
imagen y un frasquito de aceite de su lámpara, para que se lo aplicarse al
dicho ojo; rogando y haciendo rogar para obtener la recuperación de la vista;
hecho lo cual, y volviendo al cabo de un mes a ser reconocida por el Oculista,
éste lanzó una exclamación diciendo: ¡Hermana que ha hecho Vd.¡, ¡Esto es
prodigioso¡ no solo tiene vista si no que de tres Dioptría que tenía y que debían
haber disminuido tiene Vd. 5 Dioptría. Pues gracias a la Santísima
Virgen ve perfectamente de cerca y de lejos y pasaron varios meses y
seguía igual. Mucha admiración causó esta extraordinaria gracia por aquella
región hoy estado vasco, y parece que con frecuencia pedían el aceite
milagroso. Y además pedían por entonces, que fuera por todo bendecido y
glorificada tan dulce y bendita Madre...
El padre Fraile Juan Míreles escribió el libro de los milagros de tan
devota imagen, una imagen que motivó antiguamente la afluencia de numerosos
peregrinos de todas las islas, una devoción muy arcaica que tuvo un gran
esplendor en La Orotava, a la que el historiador realejero Viera y
Clavijo, dijo que la Virgen de la Caridad “atraía la devoción
de los vecindarios”. Juan Mireles, era un lector jubilado,
examinador sinodal y padre inmediato de esta Provincia de San Diego
de Canarias, dedicándose al señor Don Diego Benítez de Lugo Xuárez Viña de
Vergara, según reza en la portada de su libro titulado: “De los milagros de la
Prodigiosa Imagen de Nuestra Señora de La Caridad que se Venera
en el Convento del Señor San Lorenzo de La Villa de La Orotava,
impreso en Cádiz por Jerónimo de Peralta en el año 1.737. Numerosos milagros se
relatan a partir de aquellos primeros acaecidos según proceso de 5 Mayo de
1635, que Mireles cita en su carta de solicitud de aprobación del libro, que
dirige al Licenciado Juez de Milagros, Rector en la parroquia de Nuestra Señora
de la Concepción de esta Villa, Don Martín BUCAYLLE Manrique de Lara,
nacido en La Orotava y muerto el diez de Agosto de 1736, de resulta
-según Viera y Clavijo - de unos sorbos de caldo que le habían llevado de unas
monjas, efecto quizá de algún vaso de cobre mal cuidado. Decía Mireles: Pasé
por la vista los procesos; y en el primero hallé el admirable prodigio de
encenderse repentinamente la luz de una lámpara, que colgaba apagada ante el
altar de esta Sacratísima Imagen, rebosando en su vacío vidrio los óleos. Miré
también a este proceso que esta portentosa imagen, dentro de la concha de su
nicho, movió toda la talla de su sagrado cuerpo, y Divinas manos, manifestando
a la fe de los hombres, con esta admirable demostración, que se depositaba en
su nobilísimo corazón un amor liberal para repartir con sus palmas con los hombres
el inagotable piélago de sus gracias y dones”.
La Virgen se halla expuesta en un retablo de la izquierda del templo y
está enjoyada con anillos, brazaletes, cadenas de oro y un magnifico broche de
perlas, tesoro de gran valor, ofrenda de quienes en otras épocas acudían en
cumplimiento de sus promesas al santuario del antiguo convento destruido como
hemos dicho por un voraz incendio. El profesor Alfonso Trujillo Rodríguez,
expresa, que mucha fue la riqueza que poseyeron las imágenes del convento, según
se desprende del Libro de los Milagros de la Virgen de la
Caridad de Mireles: “Doña Constanza de Molina, mujer del Capitán Juan
Francisco de Aponte, vecina de La Orotava, el día 5 de Abril del año 1632,
enfermó... á este tiempo llegó un Religioso de N.S.P. San Francisco con un poco
de aceite de nuestra Señora de la Caridad, y dios a voces: Señores, séanme
testigo cómo en nombre de la Señora Doña Constanza de Molina, ofrezco
una Lámpara de plata a nuestra Señora de la Caridad... La dama sanó y
regaló dicha lámpara de plata”. “El Licenciado Pascual Pérez, que el año
1637...ciego...prometiéndole llevarle unos ojos de plata”. Se puede indagar,
que de estas joyas de la Virgen de la Caridad, y otros exvotos,
sólo se conserva, “antiguo”, el maravilloso broche, de oro y esmeraldas, que se
hallan en la cintura de la Virgen. Según el catedrático orotavense
Don Jesús Hernández Perera: Otras joyas desaparecieron del Convento,
reedificado, “al repartirse las alhajas del convento franciscano de San
Lorenzo, en 26 de marzo de 1836”, un año después de la exclaustración.
Pasó la época en que el Escorial de los Conventos de Canarias, congregaba a
los fieles devotos de la Virgen de la Caridad, pero
aún arde la lámpara donde el aceite, -remedio de tantos males-, se unge con el
portento de lo milagroso, acudiendo a su solicitud muchísima gentes. El
ex-cronista de la Villa Benjamín Afonso Padrón escribía en el “Canarias”
de la Orotava un articulo que le dedicaba al devoto Fernando González
Trujillo: La Virgen de la Caridad del antiguo ex-convento
de San Lorenzo, es ahora la Rosa Mística, la esperanza de la
Salud de los Enfermos de esta casa del amor, refugio de la pobreza en sus
dolores; de este Hospital que a semejanza de los demás, produce su vista la
admiración que raya en lo sublimen, porque en él hallase bálsamo de todos los
infortunios de la carne y del espíritu donado generosamente por las manos y el
corazón de estas Hermanitas que son las flores espirituales más bellas en este
mundo.
Viera afirmaba, que el renombre de “Escorial de Canarias” al ex-convento de
San Lorenzo, era por la devoción del vecindario a la
Virgen de la Caridad. Alfonso Trujillo Rodríguez especifica en
su libro la llegada de Virgen de La Caridad a la Orotava: El año
en que fue venida a la afortunada Villa esta peregrina Imagen, no se sabe con
segura certeza, porque el primero proceso de los milagros, que se principió en
5 de Mayo del año 1632, solo refiere en la primera petición, que se dio al
Señor Ordinario para la averiguación de los prodigios, que a solicitud del
Padre Fr. Francisco Luís, Comisario de los Santos Lugares de Jerusalén en
esta Santa Provincia de San Diego de Canaria, y por encomienda, que
hizo a la Ciudad de Sevilla al Padre Fraile Juan de la Cruz,
Comisario también de Jerusalén en la Santa provincia de
Andalucía, logró la feliz Villa la belleza de su Reliquia, dejándolos
cómputos de la antigüedad a la suposición del tiempo en que existían los
solícitos devotos Padres, que la agenciaron, de la cual existencia no puede
afirmar puntual verdad la conjetura; colocada, pues, en el nicho de su
altar la Sacratísima Imagen, con la posible decencia; que no sería
muy rica(porque quiso su Majestad su hospicio en la Casa de los hijos
de la pobreza) como su belleza, y hermosura era, y es un Divino encanto, y
embeleso de los espíritus, tuvo luego aficionados devotos.... Este texto aclara
que en 1632 ya estaba la imagen en el ex-convento, ya que en esta fecha cuando
ocurre el primer “milagro” a que hace alusión el piadoso relato, y parece que
la virgen procede de Sevilla. Si pensamos que una nueva imagen que se entroniza
en una iglesia no arrastra desde el primer momento la devoción de los fieles,
sino pasado cierto tiempo durante el cual el pueblo experimente lo que
considera efectos de sus oraciones, Alfonso Trujillo Rodríguez deducía
que la Virgen de la Caridad podía haber arribado a la
Villa en los primeros años del siglo XVII. Había que tener presente que la
“escuela más floreciente, en Andalucía, durante la primera mitad del Siglo XVII
es la sevillana, y que a finales del anterior y principios de éste tienen
implantada su jefatura en los talleres de la ciudad del Betis,
primero Núñez Delgado, Andrés de Ocampo y otros, y luego Martínez
Montañés, de cuyas obras se dice que “participan de una gracia muy parecida a
la que constituye el mérito de no pocas Vírgenes sevillanas del Siglo XVI”.
Alfonso Rodríguez Trujillo nos dice: Que queda margen para pensar cuál podría
ser - a falta de documentos que se los testifique- el taller de procedencia de
esta maravillosa obra. Sin embargo esta imagen del convento de San Lorenzo
muestra esa gracia de que nos habla Don Diego Angulo Iñiguez, lo mismo que esta
“actitud contemplativa” y ese “sentimiento de tristeza” que se dan como
características de la imaginería de Montañés.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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