viernes, 28 de abril de 2017

EL ARTE EFÍMERO OROTAVENSE EN LONDRES, FINAL DE LOS AÑOS SESENTA DEL SIGLO XX



En la fotografía vemos a la Reina Isabel II observando los trabajos de los alfombristas orotavenses, y en primer plano ataviados con nuestro traje típico de la Villa; Juan Pedro Escobar, Domingo Portocarrero y el catedrático de la alfombra de La Villa de la Orotava José González Afonso (Pepe).

Imagen del Archivo Municipal de La Orotava de la exposición de 1966 en Londres, confección de alfombra con arenas de las Cañadas del Teide.
La utilización de tierras volcánicas procedentes de Las Cañadas del Teide no fue un hecho repentino, sino que su introducción se hizo paulatinamente ante la necesidad de cubrir una enorme superficie alfombrada. El proceso de adaptación llevó décadas de incertidumbres y fue con un nieto del pionero Don Felipe Machado, con el arquitecto Don Tomás Machado, con quien se quebró un estilo de hacer alfombras que años más tarde terminaría por consolidarse cuando Don Pedro Hernández Méndez se ocupó del tapiz municipal.
El cambio sustancial que significó para el alfombrísmo orotavense, hacer una alfombra sobre las baldosas de la plaza del Ayuntamiento no sólo afectó a los materiales, por lo que las flores fueron desapareciendo en favor de otros materiales hasta llegar al triunfo de las arenas volcánicas, sino que también trastocó la técnica y los tiempos de ejecución. 
A su vez, la superficie a cubrir se amplió repentinamente haciendo imposible que el ejecutor acometiese en una sola jornada la realización del tapiz. El período de ejecución se ha ido prolongando a medida que se han conquistado etapas del alfombrísmo, y en la actualidad el inicio de la confección, que no de los bocetos que tardan aún mucho más, se plantea con meses de antelación a la celebración del Corpus Christi.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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