jueves, 27 de abril de 2017

DOÑA EUSEBIA EXPÓSITO GARCÍA EN EL RECUERDO DE LOS OROTAVENSES



Una venta que fue en el tiempo y en la memoria de los orotavenses, un lugar de tertulia y del pernoctar, siempre que había una acto en la parroquia de Nuestra Señora de La Concepción, o cualquier obstinación que sucediera como el ir al correo telégrafo o a la casa de socorro o al centro médico.
Doña Eusebia Expósito García era muy querida por los orotavenses, su famosa venta ubicada en la plaza del cantero Patricio García, era el centro neurálgico de la Semana Santa y de las Fiestas Mayores de la Villa de La Orotava. En la Semana Santa era famosa por sus platos de arvejas con huevos duros y en las fiestas mayores, su pescado salado, el mojo picón y los buenos vasos de vino.
Su marido maestro Francisco Luis, era zapatero y músico de la banda municipal de La Orotava, recuerdo ver aquella casita en la plaza mencionada, en la ventana de arriba estaba Maestro Francisco con su trajinar de la zapatería y en la puerta de la derecha, siempre detrás del mostrador doña Eusebia.
Se vendía de todo, era una venta de las de antes, una venta que tenemos en nuestros corazones, en nuestra niñez. Doña Eusebia era una mujer de corazón de oro, una madre ejemplar, atendía tanto a sus hijos como a sus sobrinos, como a sus nietos, como a su marido y a todos los que se les ofrecían. Era una mujer abierta a la humanidad, siempre intentaba matar el hambre de aquellos tiempos idos, ayudar al prójimo, a quien sea. Desde arriba le venía el retumbo  de los repiques de las campanas de la torre del templo parroquial de nuestra Señora de la Concepción y desde abajo casi siempre el murmullo de las sirenas de ambulancias que traían a los accidentados a la casa de socorro.
Un matrimonio ejemplar querido y respetado por todos, tuvo que criar a muchos hijos, nietos y sobrinos. De ellos tengo recuerdos especiales; Paco “El de Carrito”, Tomás “El Cojo”, Policarpo, Argelia, Juana, Domingo, Teté, Hucho que al final montó una tasca en el lugar, su sobrino Antonio que lo crió como un hijo y muchos más….
Así pues, sirva esta extraordinaria fotografía que me remitió el amigo de la infancia en la calle El Calvario Carmelito Santos Villar, para recordar aquellos tiempos de gloria y del buen querer, la presencia detrás de aquel clásico mostrador de doña Eusebia la de maestro Francisco.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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